02
—Ya deja ese libro — Jimin vio a la dueña de esa voz, su madre, quien mantenía su ceño fruncido con reproche —. Y ve a divertirte.
—Me estoy divirtiendo.
—A la playa, hijo. Ve a la playa.
El cuento infantil que yacía sobre sus manos fue arrebatado, mismo que reemplazó al libro del abuelo de Tae a punto de terminarlo, le faltaban unas hojas para conocer el nombre de la criatura que acecha la costa, pero decidió dejarlo por el inesperado miedo que le dio seguir leyendo. Por alguna razón, ya no se sentía tan cómodo leyendo acerca del tritón.
—En la tarde nos adentraremos más en los puestos comerciales, creí haber visto unos lindos recuerdos para llevarles a tus tíos y primos — el menor asiente, sin despegar la vista de la pared. Se encuentran en la sala, donde una hamaca sostiene su peso —. Y en la noche volveremos al restaurante Kim.
—Ya no quiero comer pescado — se queja. Si bien el hijo de dicha familia le agrada, ya se hartó de ingerir alimentos marinos en los pocos días que llevaban ahí en el local que tenían —. Mejor cenemos carne.
—También hay pulpo, calamar y camarones. No seas llorón.
Y, así como su madre lo dijo, pasó todo el día ocupado.
No se quejaba yendo de un lugar a otro, sabe que el motivo de aquel viaje fue distraerse de la ciudad y centrarse las múltiples actividades que el turismo en la isla Jeju les ofrecía, pero ahora no estaba interesado en eso y aquella mano grisácea que vio en el mar no le deja dormir tranquilo.
Ni siquiera se lo ha dicho al castaño, principalmente porque aún necesita digerir lo que vio y convencerse que se ha tratado del tritón. Quiere ir al muelle por si llega a toparse con la criatura de nuevo, pero el miedo se volvió más grande, aunque su curiosidad le seguía ganando.
De cierto modo, se siente culpable de ocultarle a Taehyung su avistamiento de la criatura, pero debía de ser un poco egoísta, todo aquello era nuevo para él e incluso quiso convencerse que no se trataba del ser de la leyenda, sino de cualquier otro tipo de animal, aunque en el fondo sabía que eso no era posible.
La familia de su nuevo amigo era dueña de un restaurante que, si bien la comida era exquisita, estaba cansada de probarla. Además de sentirse asfixiado con la presencia del contrario; no podía quejarse, él mismo es quien se hace tanto drama por no abrir la boca.
Ya no sabía si era un maldito metiche por meterse donde no le llaman o sólo un explorador aventurero en busca de nuevas experiencias.
La tarde pasó con rapidez, por suerte, y gracias a que no prestaba tanta atención a lo que sucedía a su alrededor. Se quemó con la pistola de silicón al ponerle un par de adornos a una roca, en la pequeña clase de surf que les brindaron casi se ahoga y terminó mareado cuando los llevaron a pescar. Sus padres se preocuparon por el estado de su hijo, lo cual no llegó a mucho después de que éste les haya dicho que está bien.
Ahora se encuentra en el muelle con el sol casi escondiéndose, espera con paciencia ser llamado para ir a cenar. Mientras tanto, no puede evitar ver las cristalinas aguas desde el barandal por si algo extraño se le atraviesa, cosa que no pasa porque lo único que logra verse son muy pequeños peces y flora marina.
Muerde su labio con frustración y frunce su ceño cuando la espuma de las olas le salpica agua.
—Deja de verla así o se enojará contigo.
Sin saber muy bien quién le habla, voltea sus ojos y dirige su mirada al dueño de la voz, quien se sitúa a su lado sin decir nada más. Su aspecto y vestimenta le dan a entender que es un nativo de allí, una vez más juntos, puede notar que sus pieles contrastan.
Por parte del nuevo desconocido, la suya parece más quemada por el sol. Los gruesos guantes que porta le dan a entender que es un pescador, le pusieron los mismos hace unas horas para sostener con fuerza las redes que lanzaban al mar. Y, aunque tal vez suene irrespetuoso, le fastidia un poco el fuerte olor a pescado.
—Solo es agua.
—El agua tiene vida y es celosa.. — Duelve a hablar mientras se saca un sombrero café que posaba en su cabeza, dejándole ver sus cabellos negros y largos, le llegan a cubrir sus orejas.
Aun si su rostro tiene un poco de suciedad, no puede evitar encontrarlo lindo, era un chico muy apuesto, tal vez casi de su misma edad o tan sólo unos cuantos años más que él, aunque él tampoco sea tan adulto. Si bien ya había cumplido diecinueve, su cuerpo y rostro aún parecían ser los de un adolescente.
—¿Cómo lo sabes? — pregunta en tono bajo, queriendo parecer algo incrédulo para ganar la atención del recién llegado.
Sí, quería que él le mirara.
Su orientación sexual es algo que, afortunada o desgraciadamente, ha tenido muy en claro desde el inicio de su adolescencia, dando inicio a todas sus dudas de que si le gustan los hombres o mujeres después de besarse con un amigo suyo por un tonto reto en un juego de niños.
Llegando a la conclusión que sí, le gustan ambos.
Es algo que tiene muy guardado dentro de sí por el miedo a la reacción de sus padres, el rechazo y discriminación. Esto no le afectaba tanto, es verdad que a veces llora hasta quedarse dormido por imaginar a su madre llamándole enfermo y sinfín de apodos denigrantes más, pero intentaba no darle mucha importancia.
Viviría escondiendo aquello y todos serían felices.
—Eso no se pregunta, sólo créelo — Jimin bufa y el contrario se ríe —. Son creencias de aquí, no esperes una explicación tan detallada o científica. Con suerte tenemos un doctor en la zona, que parece más un curandero porque, ante cualquier dolor, te receta un té de hierbas.
—Nadie me da muchas explicaciones aquí.
El rubio mira el horizonte con el ceño fruncido, el sol cada vez se está escondiendo más y se plantea la idea de volver allí en un par de horas.
Tiene la pequeña esperanza de volver a verlo, aunque sigue sin saber qué hará con la información de la existencia de una criatura mitológica en aguas tranquilas. No es como si su travesía y nuevos propósitos pospuestos recién llegados tengan grandes razones de ello, tampoco ha pensado en documentar su encuentro o algo por el estilo, algo que sería genial, con la cámara de vídeo que su padre trajo y la que casi le cuesta un ojo de la cara.
—Soy Jeon Jungkook, por cierto — regresa su vista al dueño de la voz, viendo también cómo su mano está extendida hacia él, la cual acepta para estrecharla y decirle su nombre —. Bien, Park. Espero disfrutes tu estadía, cualquier duda o problema puedes consultarlo conmigo, aunque no me ven mucho por aquí. Si estoy en la playa es para dormir, en las madrugadas voy a pescar.
—¿No estudias? — pregunta e inmediatamente se muerde la lengua. Sí, es un metiche.
—Ya terminé el intento de instituto que hay más lejos de la costa hace unos años, no hay mucho que decir sobre eso.
—P–Pensé que ya estabas en la universidad... — admite, esos los músculos que adornan su cuerpo, y los que ni en sus mejores sueños tendrá, le hacen aparentar más edad.
—La verdad es que sí quisiera ir, pero no cuento con el dinero suficiente para hacerlo, por más que trabaje. Las becas no son una opción para mí porque soy demasiado tonto para eso. Ya sabes, la educación que brindan no es tan sofisticada como lo hacen en la ciudad — por alguna razón se sonrojó debido a una inesperada vergüenza —. Así que sólo acepté que debo de pescar por el resto de mi vida si no quiero morir de hambre.
—Entiendo — murmuró —. Maldito sistema.
Nuevamente, la risa del recién llegado volvió a escucharse.
—En contra del sistema, eh — Jimin asiente —. Me agrada. Por un momento pensé que eras algún tipo de burgués que no le gusta en lo más mínimo estar aquí y por eso veías con odio al mar.
—Ugh, no. No soy uno de esos. Y sí, estaba molesto, pero no con el agua, sólo estoy pensando mucho sobre algo.
—Soy todo oídos, adelante. — Dicho esto, Jeon Jungkook se sienta a sus pies, dejando que sus piernas puedan mojarse si una gran ola viene, pero parece no importarle.
—¿No vas a dormir? — después de que el contrario haya negado, copia su acción y posición para hablar más cómodamente — Uhm, de acuerdo. No sé cómo comenzar esto.
—Si no es nada ilegal, dime con confianza.
—Yo... — murmuró y tragó grueso — Yo c–creo que vi al tritón de la isla Jeju — el pelinegro frunció su ceño y negó con la cabeza, sin creerle —. ¡Estoy diciendo la verdad! Hace dos noches, aquí mismo.
—No puedes haber visto al tritón porque dicha cosa no existe.
—P–Pero Taehyung...
—¿Taehyung? ¿Te juntas con Kim Taehyung? — Park asiente, sin saber muy bien de dónde viene el tono despectivo con el que pregunta — Ese niño está loco al igual que toda su familia.
—¿Disculpa?
—Sí, lo conozco desde que éramos niños. Siempre fue extraño y me perseguía para preguntarme sobre algún avistamiento de la cosa esa mientras voy de pesca, aunque le haya dicho incontables veces que no. Es insoportable, idiota e ingenuo, solo tolero su presencia porque nuestras madres comparten un club de lectura y, además...
El hombre detiene su hablar cuando una mano pequeña se posa en su boca.
—Estás hablando de mi amigo, maldito pescador de pacotilla.
Jimin empuja al odioso chico con el objetivo de irse, dándose cuenta que la marea ha subido y una ventisca gélida acaricia su piel.
—Mi nombre es Jungkook.
—Me interesa una mierda tu nombre.
No puede creer que incluso hasta lo encontró lindo, bien ha dicho su madre que las apariencias engañan.
Definitivamente volvería esa noche y con la compañía de Kim Taehyung.
(...)
—¡Aún no puedo creerlo! ¡¿Tocó mi mano?! ¡¿Cómo era?! ¡¿Viste su rostro?! ¡¿Escuchaste su voz?
—Taehyung, por milésima vez... ¡No vi más que su mano!
Jimin ya le había contado al castaño lo acontecido hace algunos días y, a petición de él, se encontraban nuevamente en el muelle.
—¡No sé cómo estás tan indiferente con esto! ¡Yo siento que se me va a salir un pulmón del miedo y entusiasmo que siento!
El rubio volteó los ojos y se apoyó en la baranda. Seguía sintiendo curiosidad por la criatura, pero no tanto miedo como parecería.
—¿Cómo lo atraeremos?
—¿Y si te colgamos del muelle para que venga a tu rescate? — Taehyung hizo una mueca ante la pésima idea —. Hablo en serio, tu abuelo escribió que suele venir a ayudar a quienes más lo necesitan.
—Ah, ya leíste todo el libro. ¿Qué te pareció?
—Dejé el final para más tarde, no quiero saber su nombre.
—¿Por qué? ¿Te da miedo? — Jimin bufó, aunque era verdad. Le daba un poco de temor —. ¡Já, tienes miedo!
Ignorándolo, Park volvió su vista al horizonte, donde las rocas puntiagudas se ven a la lejanía. Lugar donde debería estar el tritón escondido y no supo decir si se estaba volviendo loco cuando sintió que debía ir allí como una necesidad insaciable.
—No temas, tranquilo. Al final no dice su nombre, cuenta que el tritón le pide que no lo divulgue.
—Me arruinaste el final, gracias.
Taehyung rio y se colocó a su lado, las barandas de madera eran de troncos firmes y sus faroles eran lo suficientemente fuertes para poder ver sus rostros y parte del piso del muelle. También ve el agua, la marea estaba alta, así que quería tener un poco de esperanza en ver a aquel ser mitológico que siempre ha deseado observar.
—¿Y si uno de nosotros se ahoga y esperemos que nos salve?
El par de amigos – que no sabían que lo eran – se vio como si el otro tuviese una cabeza adicional.
—No suena mala idea... — respondió Jimin —. ¿Quién se va a tirar?
—¿Jugamos piedra, papel o tijera?
—Me parece justo. Dos de tres.
Dos de tres y Jimin estaba listo para tirarse al agua. Perdió.
Y de todas maneras iría él porque el castaño no sabe nadar.
—El agua me va a congelar.
—Lo más seguro es que sí — respondió Taehyung, en la comodidad de su grueso abrigo y feliz de haber salido victorioso —. No te ahogues mucho y nada a la orilla si crees que vas a morir.
Jimin detuvo sus movimientos y quiso realmente poder expresar su desconcierto con solo su mirada, a lo cual su amigo optó por reír.
—¿Estamos siendo muy idiotas al hacer esto solo por ver al tritón?
—No, estamos haciendo lo necesario — el rubio asintió, de acuerdo y se colocó frente al otro y de espalda al agua —. ¿Listo? Te voy a empujar, pensé en gritar que te odio o algo así, pero mi abuelo también escribió que el tritón no escucha si está dentro del agua.
—Bien... Déjame respirar un poco.
—Voy a contar hasta tres, pero te empujaré en el dos.
—De acuer... ¿Qué?
—Uno...
—¡Espera!
—Dos...
—¡Taehyung!
Cuando Jimin cayó al agua, él contó hasta tres.
¿Cómo describir el impacto? Como un sueño. Parecía irreal.
Quiso golpearse la cabeza por tal actitud impulsiva porque el agua estaba helada y realmente pensó que se ahogaría, abrió sus ojos y de inmediato ardieron por las sales. Se asustó por la espesa oscuridad que le rodeaba y perdió la noción del tiempo en el que parecía batallar por subir a la superficie, su cuerpo se cansó y mandó todo al diablo para intentar nada a la orilla.
Y realmente tembló de miedo cuando un brazo lo agarró de su cintura y no hizo más que alejarlo de la superficie.
Oh, mierda.
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