Capítulo Uno.
YoonGi despertaba como todos los días en su cómoda cama, pero no una cama humana, una cama para perros. Estiró sus patas y dio vueltas alrededor de su cómoda y ya caliente cama para después sacudirse. Un nuevo día lo espera.
Se sacudió y buscó sus prendas humanas, pues tendría que bañarse. Corrió hasta la puerta del baño y la abrió. Ya dentro, este se transformó en su forma humana.
Un bello chico con piel pálida, bellos ojos negros y cabello azabache. Se acercó a la bañera y abrió las llaves del agua, para poder regularla. Se deshizo de su ropa interior (Que era lo único que traía) y se sumergió en la tibia agua.
Después de su relajante baño, este se vistió con la ropa que había elegido momentos antes y se la colocó después de secarse.
Su atuendo consistía en algo no tan casual pero tampoco tan extravagante, pues ese día su dueño tenía una junta importante.
Había pensado en eso antes de convertirse nuevamente en lobo; nunca había entendido el trabajo de su dueño, era como un juez de algo importante, pero nunca lo comprendió.
Después de su pequeña crisis existencial decidió dejar salir a su lobo. Un bello canino de pelaje blanco y manchas negras, con bellos ojos azules, grandes y expresivos.
Bajó salvajemente las escaleras hasta toparse con su dueña, quien lo esperaba con una sonrisa.
—Vamos, YoonGi. El trabajo espera.
El nombrado movió la cola con emoción. Esto era lo que más amaba de ir con su dueña.
Dueña y lobo caminaban entre los verdes pastizales de su barrio, dejando periódicos y avisando que el señor Kim tendría una junta especial y todos estaban invitados.
Todo el barrio amaba a YoonGi. Era muy educado en su forma humana, y muy obediente en su forma lobuna. Todos lo reconocían por ser el lobo del juez más amado de Daegu. Era como el perro más fiel de todos.
Ambos saludaban mientras pasaban, dejando periódicos en las entradas de las casas y a personas que se encontraban sentados en las calles.
Al llegar a casa, su dueña, Jisoo, le pidió ir a despertar a sus hijas, a lo que YoonGi, muy emocionado, no se negó y fue corriendo.
El lobo era naturalmente muy grande y muy fuerte, por lo que, al entrar a la casa, todos se asustaron y fueron corriendo a levantar los adornos y esconder la comida. El lobo entró de una a la habitación de las gemelas, saltando en cada una de ellas, sacándole quejidos y risas a las betas.
Después, el lobo procedió a ir a revisar todo lo que los demás estaba haciendo, claramente a su manera.
Todos corrieron a esconderse al ver al lobo entrar por los pasillos en los que ellos estaban. Este tipo de comportamiento por parte de los betas nunca fue entendido por YoonGi, quien solo pasaba por ahí. Sí, tal vez causaba uno que otro desastre, pero no era tan grave.
Al llegar a la puerta de la cocina, YoonGi se sostuvo en sus patas traseras y abrió la puerta con su hocico. Todos los cocineros corrieron a esconder la comida recién hecha en cuanto escucharon las pisadas del lobo acércarse.
YoonGi miró a su alrededor, todos lo veían con una mirada de reprobación y de temor al mismo tiempo. El lobo se fue de ahí con la cabeza baja, la poca carne que le daban no era la suficiente para él y su estómago exigente.
La hora del evento ya había llegado, Jisoo ahora le estaba recordando todo lo que no debía hacer el Alfa.
—Recuerda, no puedes asustar a los invitados, no puedes jugar con los cachorros y sobre todo... – Repetía mientras acomodaba en el collar del lobo un moño color rojo. —No te puedes convertir en tu forma humana.—
El lobo asintió entusiasmado, era la primera vez que vería a otros de su jerarquía. Era tan emocionante por fin poder conocer a otros Alfas o incluso a algunos Omegas.
Volteo a todos lados mientras corría en dirección a la entrada, pero, el mayordomo de la familia lo detuvo.
—Lo siento, no tiene permitido interactuar con otros humanos o lobos.—
El lobo gruñó ofendido. ¿Qué se supone que iba a hacer si no podía estar con otros de su especie?
Se dirigía a su cama cuando el Aroma de comida recién hecha inundó sus fosas nasales.
Corrió hasta donde estaba la gran mesa del banquete de Sus amos. Sin pensarlo mucho, YoonGi se aventó hasta la comida y comenzó a buscar su platillo favorito.
—Entonces ¿Quién tiene-
El Beta se vio interrumpido cuando vio a su mascota en forma humana y degustando la comida que él mismo había elegido. Jin trató con todas sus fuerzas no gritarle a YoonGi, pero si le dio una mirada asesina.
Más tarde, cuando todos ya se habían ido, SeokJin procedió a reprender al Alfa, quien ya estaba en su forma lobuna.
—Te he dicho que no comas de la mesa, tú tienes tu propia comida, YoonGi. — este lo miró con sarcasmo —Sé que tu estómago es muy exigente, pero debes conformarte con los pedazos de pollo que te damos. No es como si fuera una miseria. Lo siento, Yoon, hoy dormirás afuera.—
Dicho lo último, SeokJin entró a su casa para después cerrarle la puerta en la cara del lobito, quien tenía la cola entre las patas.
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