El consejo
Cada uno de los integrantes del consejo fue ocupando su lugar. Todas las bancas ubicadas en el hemiciclo miraban al frente, donde se encontraba la mesa destinada a las casas dirigentes de turno.
El recinto era una copia del mismo edificio que aparecía en los territorios de cada una de las casas.
Dado que en la presente ocasión el consejo se celebraba en el territorio de Afrodita, esta era la casa que presidía desde la cabecera. La derecha estaba reservada para la convocante de la reunión, en este caso, el rector del linaje de Thor y la silla izquierda era ocupada por la casa de Ahrimán, que oficiaba de secretaria de la convocatoria.
Las bancas habían sido asignadas de forma alfabética hacía ya eones y cada posición mantenía su ubicación desde entonces.
Todos vestían de gala, respetando la norma actual, aunque sus atuendos representaban fielmente las tradiciones de cada una de las casas.
Muy lejos quedaban los tiempos en que se acudía al recinto con la vestimenta de fajina de combate.
—Bienvenidos nobles representantes. Es un honor para la casa de Afrodita recibirlos en esta ocasión. Esperamos que se encuentren cómodos y que todas sus necesidades sean satisfechas según sus preferencias —dijo el rector del linaje de Afrodita.
Un fuerte aplauso inundó el recinto.
La secretaria, rectora de la casa de Ahrimán, se puso de pie y recitó.
—La convocatoria se da por iniciada ¡La paz solo es posible si estamos juntos!
—¡Y nosotros la guardamos! —se escuchó gritar al unísono por los miembros del consejo.
Aunque el frente del estrado de cada casa está adornado por el arma que representa a su linaje, cada integrante del consejo traía la suya, para apoyarla sobre la mesa, en símbolo de paz y ofrenda.
Se hacía así desde que las guerras de las casas terminaron y, pese a que la forma de vestir se había actualizado, la de las armas era una de las costumbres que no había sido abandonada.
—La casa de Thor tiene la palabra —dijo la rectora del linaje de Ahrimán antes de sentarse.
El rector Derick se puso de pie y caminó hasta el púlpito de los oradores. Hizo un breve silencio antes de carraspear y empezó.
—Habitantes de nuestro querido planeta Mitra, casas aliadas, casas compañeras, casas todas. He convocado a esta reunión porque nuestros investigadores dicen que está comprobado un estancamiento de la economía. Confío en no estar contando nada nuevo, ya que mi gente me dice que mantiene comunicación con sus pares y que todos opinan, más o menos, lo mismo. Lo que me informan, en definitiva, es que el consenso se ha instalado: nuestra economía no goza de buena salud.
Derick miraba al frente, a veces buscaba los ojos de algún presente, pero su discurso no había alcanzado fluidez todavía.
—Desde que la siembra fue instaurada, desde que la modificación del ADN se hizo de dominio público en un gesto que honrará por siempre a las casas de Lucifer y Pegasus, hemos...
Derick no pudo acabar la frase. En ese momento el salón completo rompió en una ovación y aplausos, que sólo fueron agradecidos por asentimientos de la cabeza del rector Bastian, del linaje de Pegasus.
El rector de la casa de Thor esperó a que el volumen de los murmullos se hiciera tolerable para retomar la palabra.
—Les decía que desde que la siembra instauró la paz, poco y nada ha cambiado. Nuestras relaciones comerciales se han mantenido estables por eones. Pero vemos que la renta del espacio agrario decrece de forma lenta y constante, y que lo mismo sucede con la producción de los elementos activos cosechables entre los humanoides. Quiero decir que la aparición de humanoides compatibles se está espaciando cada vez más. Y se que ninguna casa es ajena a este problema.
En el centro del recinto apareció un holograma que mostraba una gráfica con líneas claramente descendentes.
—Ya no podemos cosechar humanoides activos con la frecuencia de antaño. Las poblaciones de humanoides crecen significativamente y esto obliga a destinar más espacio agrario a su propia alimentación.
Derick señaló un punto en el holograma.
—Hemos contabilizado la dispersión de las muestras y pese a que seguimos midiendo las cosechas de activos en cientos de años, quiero decir, cientos de revoluciones naturales de cada planeta estudiado alrededor de su sol, antes de obtener elementos viables, la dispersión se amplió en poco más de un 2%.
Derick señaló otra zona de la gráfica.
—No es mucho, pero como ven aquí, la dispersión se estabilizaba en el 0.9%. Es evidente que se amplía la latencia. Por otra parte, aquí pueden ver que la escala de producción también está en zonas de inestabilidad. Como dije, sospecho que todos conocen estas gráficas o similares.
Murmullos y cabezas asintiendo fue la respuesta que Derick tomó como un signo de que iba por buen camino.
—Nuestra población se ha mantenido más o menos estable, pero las necesidades de energía se han casi duplicado. Cada vez necesitamos mayor cantidad de humanoides para conectar a la matriz y las frecuencias actuales de cosecha de activos no son compatibles con el estado actual de los consumos. Si las frecuencias de cosecha siguen distanciándose esto se agravará al punto de que hará la solución cada vez más difícil, solo nos espera más inestabilidad energética y la economía afectada de manera significativa.
Lamentos y voces en alto crecieron en la sala.
El rector Bastian pidió la palabra y la secretaria de la sesión se la concedió con una reverencia.
—Estimado amigo, ¿qué es lo que propone?
Derick respiró profundamente antes de contestar. No quería dar pasos en falso. Las medidas que pensaba que tenían que llevarse a cabo eran de las que debían ser aprobadas por unanimidad. No le bastaba la mayoría simple. Todos los votos importaban. No podía perder ninguno. Y mucho menos el voto del rector Bastian.
—En primer lugar, que todas las casas estudien y validen formalmente nuestro diagnóstico. Doy por descontado que así será, por lo que me adelanto en comentarles el segundo paso: propongo una reasignación de nuevas licencias de explotación.
El murmullo se generalizó aún más en el recinto. Derick creyó ver una mayoría de caras de asentimiento. Levantó los brazos.
—Un momento, por favor —pidió al auditorio—. Sé que esto es peligroso y lo que significa en términos de consumos energéticos. Pero creo que es viable estudiar y ponernos de acuerdo en que podremos sembrar algunos estratos más, por supuesto, manteniendo la proporción asignada en su momento a cada casa.
—Estimado Derick —empezó Bastian— Es fácil demostrar que la relación del gasto de expandir la siembra no es muy eficiente a partir del número actual. Usted mismo lo ha señalado, necesitaremos más energía y más espacio agrario para alimentar a las nuevas camadas de humanoides. Es por esto que desde el inicio de los tiempos se estableció el número vigente de estratos a sembrar. Es el punto de equilibrio.
—Coincidimos con ese criterio, rector Bastian —dijo Derick asintiendo también con la cabeza. Sabía que Bastian era una voz respetada. Su casa parametrizó la siembra al comienzo del proceso y él representaba esos acontecimientos.— Pero nuestros estudios dejan entrever la posibilidad de que se haya llegado de forma dinámica a un nuevo punto de equilibrio y que, justamente por esto, es que las distancias entre cosechas de activos se van alejando.
El murmullo que dominó el recinto por unos segundos fue totalmente incomprensible.
—Por eso pedimos a las casas que trabajen en este supuesto. Nos preguntamos si la relación entre demanda de energía y estratos sembrados no es tan directa ni tan proporcional como suponemos. Nos preguntamos si nos encontramos en una situación particular de consumo que hace que debamos recalcular estos valores y definir un nuevo punto de equilibrio.
Bastian negó con la cabeza y expuso.
—Lo repito, rector Derick, la variabilidad que instala el gestionar más estratos y, por consiguiente, más espacios agrarios, nos obligará a sembrar más... Y más estratos dimensionales serán necesarios para equilibrar el consumo. Sospecho que se entra en una espiral de un equilibrio sumamente inestable.
—No puedo más que volver a coincidir con el rector Bastian. Pero creemos que hay una duda razonable en que realmente sea así, ya que tampoco pudimos prever que las cosechas de activos se espaciarían en el tiempo ¿verdad? —Derick hizo una última pausa antes de finalizar. Esperó a que el nuevo vocerío se aplacara, levantó los brazos y declaró— Es nuestro pedido formal que todas las casas estudien este particular y que volvamos a reunirnos lo antes posible para discutir las conclusiones.
Se oyeron aplausos aislados, algunos representantes se pusieron de pie, Derick hizo una reverencia con la cabeza antes de bajar del oratorio.
La rectora de la casa de Ahriman dictaminó.
—El rector Derick cede su prerrogativa y continuamos con el orden del día.
Poco a poco los puntos se fueron enumerando y se veían manos levantadas votando después de breves intervenciones. El resto de la sesión fue anodina y aburrida.
Una vez finalizada la reunión muchos se transportaron a sus casas de origen y otros tantos compartieron un ágape para estrechar y renovar vínculos.
Los más interesados en las declaraciones de Derick, comenzaron a tejer una red de alianzas de cara a la nueva composición de opiniones.
Otros, más distendidos, contaban viejas anécdotas, incluso desde la época de las guerras de las casas, relatando heroicidades difíciles de comprobar. Otros reían o aplaudían alguna ocurrencia.
Bastian se acercó a Derick saludándolo con una mano en su corazón y una leve inclinación de la cabeza.
—Estimado Derick, vengo a decirle que le hubiera agradecido haber podido leer un resumen de sus investigaciones con anterioridad a la reunión, ya sabe, para poder argumentar con fundamento en el hemiciclo.
Derick carraspeó antes de contestar.
—Lo pensé, lo pensé, pero consulté con mis consejeros y me hicieron ver que podría considerarse un favoritismo hacia su casa —dijo en tono amigable y conciliador.
—¡Por favor, rector! ¿De dónde sacan eso? Lo más probable es que todo el mundo se lo hubiese tomado como lo que hubiera sido: el respeto por la casa que descubrió y formalizó la siembra para todos.
Derick cambió su tono amigable por uno más seco.
—Bueno, quizás sea hora de que ese... "respeto" al que usted se refiere, sea reemplazado por un concepto algo más moderno, más de nuestros tiempos.
—¿Y cuál sería ese concepto que sugiere? —preguntó Bastian sin dejar que su rostro reflejara el enfado que sentía.
—Me refiero a la idea de igualdad. La igualdad entre todas las casas. Incluida la de Pegasus —Derick le clavó sus ojos buscando alguna reacción— Ya sabe que le reconocemos el honor del descubrimiento, pero no creemos que sea necesario que, todavía en nuestros tiempos, se sigan pagando favores especiales. Nada personal, rector. Usted me entiende
—Por el contrario —se opuso Bastian— No lo entiendo y me lo tomo muy personal. No podría hacerlo de otra forma. Ofende la memoria de mis ancestros... y la de los del linaje de Lucifer. El espíritu altruista de nuestras casas es el motivo por el cual estamos aquí y las guerras desaparecieron. Y le hago notar que lo que acaba de decir, hubiera iniciado una en otros tiempos.
—Me disculpo si le ha parecido ofensivo, rector. Solo me limitaba a enunciar el signo que marca la actualidad: máxima igualdad entre las casas.
—Criterio con el que coincido, pero no puedo permitir que se ningunee el altruismo de nuestras casas en pos de esa igualdad... —Bastian decidió contraatacar, dando por perdida la oportunidad de una charla conciliadora— Por otra parte, me enteré de ciertas incursiones ilegales en el estrato protegido...
—Justamente de eso hablaba también.
—No lo entiendo
—Esa fue la primera concesión que obtuvieron del consejo. Y le recuerdo que fue aprobada en reconocimiento a que su casa y la de Lucifer eran a las que le debíamos la siembra.
—Y yo le recuerdo que fue aprobada por unanimidad: La casa de Jehová es la protectora del estrato EDN. Ninguna casa tiene derecho a cosechar allí.
—Nosotros creemos que, en pos de la igualdad de las casas, debemos rever esa medida. Por ejemplo, en tanto y en cuanto encontremos una solución al consumo energético de propagar la siembra a nuevos estratos, bien podríamos cosechar en EDN.
—Mejor no se haga ilusiones —dijo Janus acercándose al dúo desde la espalda de Derick— Ya he manifestado mis disculpas al consejo por llegar tarde —agregó con una reverencia.
La aparición de Janus sobresaltó a Derick por un momento, pero se repuso para declarar.
—Vuelvo a apelar a su magnanimidad, rectores. No es nada personal. Es la economía. En la próxima reunión habrá un pedido formal al respecto.
—Esperamos con ansias esa votación —dijo Bastian.
—Pero en tanto esa votación tiene lugar, le pediría encarecidamente a usted y sus aliados que se abstengan de cosechar activos en el territorio protegido, es parte de nuestros territorios —declaró Janus de forma seria y amenazante dando un especial énfasis en la palabra nuestros.
—No me consta que eso suceda, rector, pero me pondré al tanto y lo mantendré informado.
—Solo para que quede claro, Derick, toda incursión clandestina que detectemos en EDN será eliminada sin ningún tipo de miramiento.
—Nadie le pide que falte a su misión de protector —simuló sorprenderse Derick— Es un encargo del consejo de hace eones y les honra desarrollar esa tarea con tanta diligencia.
—No se confunda, rector, no es diligencia.
—Y ¿cómo lo definiría? —preguntó Derrick simulando interés.
Janus lo miró con tanta frialdad que la sonrisa de Derick se congeló.
—Placer. Simplemente, placer. Me parece más adecuado. Nos da un inmenso placer eliminar enviados de otras casas a nuestro estrato —dijo antes de retirarse.
Tal vez fue el tono y la indescifrable sonrisa de Janus o quizás solo por lo que implicaba lo dicho, pero Derick lo sintió como un escalofrío recorriéndole la columna vertebral.
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