Marcus y tú habéis llegado a la heladería.

Tiene un buen ambiente y huele muy rico. Os acercáis al mostrador para elegir que helado quieres.

¿A quién no le gusta el helado? Hasta los alérgicos a la lactosa les gusta el helado.
Ahora va y me comentas que no te gusta, ya te digo que no es necesario, no me interesan tus problemas intestinales. No te lo tomes a mal.

Volvamos a la historia.

Marcus se gira para mirar el lugar mientras tú decides que helado te apetece.

—Mierda...—lo oyes susurrar.

—¿Qué pasa?—preguntas curiosa.

—Nada, nada mejor nos vamos.

—Pero si todavía no he pedido.

Marcus te agarra, antes de poder arrastrarte aparece alguien que ya conoces.

—Hola Marcus—saluda— ¿Qué haces con ella?

—A ti que te importa Adam. ¿Celoso?—le responde Marcus indiferente.

—¿Celoso de qué? ¿De esa cara tan fea que tienes?

—No, de que yo esté acompañado y tú solo, como un pirado.

—Si te acompaña es por pena, acaso crees que alguien quiere estar contigo.

Vaya esto empieza a volverse violento, Adam y Marcus están discutiendo de una manera que ni a mí se me ocurrieron tales insultos, mientras tú te enfadas y los separas porque estaban a punto de matarse a golpes, yo apunto los insultos para un futuro, por si acaso, ya sabes.

—¡¡No sois más que unos idiotas!!—gritas cansada de sus discusiones.

—...—ambos se callaron.

Tú, indignada, te fuiste del local furiosa hasta el punto de echar humo por las orejas como si fueras Harry Potter.

Hoy ha sido un día horrible estás realmente enfadada con ellos por lo que ha pasado.
Lo mejor es olvidarlo, a veces los hermanos discuten, tómatelo como un pequeño error. No creo que lo vuelva escribir o quizás sí... Jejeje.

Como puedes ver no hay más opciones ve al capítulo 12 para continuar la historia.