Mitología de Anima (II)

Después de entender los acontecimientos por los que tuvo que pasar la primera diosa, Ayron, es importante conocer a aquel que vino después de ella, ese hermano noble y honorable que sería uno de sus mayores confidentes.

Permitámonos regresar en el tiempo, años después de que Ayron fuese enviada a aquella dimensión humilde para ponerle orden y gobernar sobre ella. Mientras recorría su refugio de nubes y pensaba constantemente en la última predicción que había tenido, esta le generó una ligera preocupación; fue entonces cuando sintió una corazonada y un fuerte viento sacudir su cabello.

Al mirar hacia adelante, se encontró con alguien aparentemente desmayado. Tenía una energía masculina muy fuerte, pero al acercarse para verlo mejor, supo que tenía un corazón muy amable.

Era un ser divino como ella, con la apariencia de un coyote con pelaje azul rey, cabello corto y de contextura robusta. Este vestía un chaleco negro de cuero con broches de oro, pantalón y botas negras de cuero; sus antebrazos estaban cubiertos con unos brazaletes anchos, también de cuero negro.

Ayron se sorprendió en cuento vio a aquel chico ponerse de pie como si aún permaneciera dormido, revelando que tenía un ónix negro incrustado en el cuello, y que era más alto que ella. Permaneció atenta pero sin sentirse desconfiada.

Él abrió sus ojos con lentitud, revelando dos relucientes orbes plateados. Al hacerlo, la diosa sintió como si un manto protector cubriera todo ese refugio y a ella también; sintió una lealtad poderosa, una fuerza descomunal, y a la vez una gentileza muy acogedora. El más protector de los dioses había despertado.

El coyote la veía tranquilamente y Ayron recibió una corazonada más, era algo que no había sentido hasta el momento. Sintió un lazo de hermandad entre ambos y supo que era el designio del Universo que no solo fuera ella, sino que tuviera a su lado más seres divinos para que juntos reinaran sobre esa dimensión.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó ella y vio que el contrario lo pensó por unos segundos.

— Ayshane... Si... Ese es mi nombre.

Aquel dios caminó hasta un borde del refugio y se asomó para ver al reino mortal. A pesar del orden que su hermana mayor había puesto a nivel espacial y energético, se sentía ese ambiente inseguro y de zozobra en cada uno de los habitantes.

— Hace poco tuve una predicción —comentó la diosa al notar también el ambiente—, en la que un reino enemigo nos declararía la guerra. Tienen miedo porque nunca se han enfrentado a algo así.

— Por eso vine yo —respondió—. Vine porque siento ese miedo, sus dudas... Incluso sentí tu preocupación antes de despertarme aquí —sonrió un poco—. Pero ellos ya no tendrán que temer... Mi misión es protegerlos hasta el final.

...

Cuando el ataque de ese fuerte enemigo golpeó al reino de Anima, el miedo estalló y cada habitante corrió por su vida. Los más fuertes de cada zona se juntaron y fueron quienes le hicieron frente a los soldados del reino enemigo que tenían órdenes de invadir ese al que llamaban un "terreno rebelde".

Por la ventaja en número y armas de parte de los invasores, parecía que esos valientes guerreros sin experiencia perderían, no cabía la menor duda. Aún así, se negaban a huir y resguardarse, pelearían hasta morir si era necesario.

— Unos pobres inútiles como ustedes, sin ningún entrenamiento ni arma que sirva, no tendrán ninguna oportunidad —el capitán del ejército enemigo apuntó con su espada a un joven que justo lo había enfrentado y había fallado—. De hecho, necesitan ser aleccionados por su insolencia ante nuestra autoridad. Ríndanse, plebeyos.

— ¡Nunca! —retrocedió hasta quedar con sus demás aliados— ¡Este territorio no es de ustedes! Nosotros defenderemos nuestra tierra a costa de lo que sea —sentenció ese joven que había tomado el liderazgo.

— Entonces morirán defendiendo "su" tierra —el capitán alzó su mano vacía y todos sus soldados adelante apuntaron con sus arcos a los guerreros— ¡Ataquen!

Los jóvenes y adultos que habían querido defender sus hogares cerraron sus ojos, esperando a morir a manos de esos invasores. Pero antes de que alguien pudiera disparar, un enorme rayo del cielo impactó entre los bandos, y de este, había aparecido aquel dios de ojos plateados. 

Todos los aldeanos que habían visto eso, incluido los guerreros novicios, quedaron en shock por aquella manifestación. Ayshane los miró a todos y causó una gran impresión en los presentes. Aquella aura de divinidad tan presente en él los hizo arrodillar un poco temerosos. Sabían que era un dios el que ahora se estaba presentando.

Mientras tanto, los enemigos no comprendían quién era ese coyote; por su vestimenta pensaron que era alguien queriendo engañarlos y hacerlos pensar que era una clase de noble salido de la nada.

Aún así, el capitán reaccionó con molestia— ¡No se queden ahí parados, disparen!

Los soldados obedecieron y dispararon, pero aquel ser divino solo tuvo que estirar la mano y cada una de las flechas se detuvo antes de poder herir a alguien o a él mismo. Eso conmocionó al bando enemigo porque no creían posible que alguien pudiera hacer eso de la nada.

Ayshane los miró de forma feroz, como si una bestia se preparara para atacar. La energía protectora que poseía y demostraba con su gente, se sentía como la más directa de las amenazas para esos invasores. Un miedo los recorría, algo no se sentía bien respecto al chico recién llegado.

El coyote volteó a mirar a sus súbditos que aún seguían arrodillados ante él con algo de temor, con lo que se dirigió a ellos:

— Mi nombre es Ayshane —habló con firmeza para que todos lo pudieran escuchar—. No tienen que estar asustados. Vine aquí para protegerlos, esa es mi misión sagrada, los defenderé con todo mi honor. Ya verán que conmigo de su lado, no vamos a perder —les sonríe—. Su valentía para defender esta tierra es impresionante y de admirar, y por eso tienen mi bendición.

Los aldeanos se fueron levantando respetuosamente, aún sorprendidos, per empezando a sentirse motivados por sus palabras reconfortantes para esa situación. 

El joven dios prosiguió, mientras miraba nuevamente a las tropas enemigas:— Muy bien, vamos a defender nuestro reino... —sonrió, haciendo que sus ojos brillaran— ¡Y venceremos!

Esa exclamación, que pudo sonar como un rugido, hizo que todos los guerreros novicios también gritaran efusivos como afirmación a eso. El poder de Ayshane se repartió entre todos y los hizo mucho más fuertes y enérgicos. Así, ambos bandos se lanzaron a la pelea.

Si bien los números eran injustos, el poder de aquel dios en el campo de la batalla les dio la fuerza y los reflejos que nunca habrían obtenido con un entrenamiento común, lo que igualó sus condiciones y de hecho les dio resultados positivos a favor.

Ayshane también se había lanzado a la pelea y derrotó a varios altos mandos con una facilidad impresionante, a veces solo requería sus golpes y de devolver los ataques que le lanzaban; además, en varias ocasiones se transformó en un águila para despistarlos y así, volver a como era y lanzarles un golpe mortal.
En ningún momento dejó de proteger a esos novicios que peleaban a su lado, los protegía de cada ataque mortal y los fortalecía a seguir adelante.

El capitán del ejército enemigo estaba desesperado, ni siquiera su mejor soldado tuvo oportunidad contra la fuerza o la velocidad sobrenatural del coyote. Él mismo intentó pelear contra Ayshane con sus armas, siendo esto en vano al recibir una golpiza ágil pero muy contundente que lo dejó bastante conmocionado y herido.

Una vez el dios le dio su merecido, lo miró fijamente con esos ojos aún fulgurando del color de la plata.

— Arrodíllate.

Aunque el contrario iba a oponerse, simplemente no pudo porque la presencia tan fuerte de Ayshane le hizo obedecerlo y ponerse de rodillas ante él.

— Ordenaste a tus hombres que atacaran indiscriminadamente a muchos inocentes. Alguien como tú no debería siquiera creer que es digno de un título como el que tienes. A los que aún siguen con vida, ordénales que se vayan a su reino y no regresen. Tú vas a quedarte aquí, pero no como un gran señor, sino como un prisionero que pagará por lo que hizo.

El capitán quedó destruido con sus palabras y no tuvo más remedio que ordenar la retirada a quienes seguían vivos bajo su mando. En cuanto paró la pelea, los aldeanos gritaron victoriosos y los que se escondían por fin pudieron salir.

En cuanto a Ayshane, él les entregó al capitán para que ellos mismos lo sentenciaran. Quienes habían peleado a su lado se pusieron de rodillas frente a él en un signo de respeto y adoración, sabiendo perfectamente que era un ser divino así como su actual reina.

— Estamos profundamente agradecidos, mi señor —habló uno de ellos.

— Ustedes ahora son mis guerreros —sonrió levemente—, siempre tendrán mi protección. Si me invocan, ahí estaré y siempre tendrán mi fuerza.

Desde ese momento, Ayshane cumplió lo mejor que podía con su misión como el príncipe protector de todos los que lo invocaban. Era un dios adorado por todos, muchos le daban ofrendas frecuentemente, y desde entonces se tuvo la creencia de que cada guardia o guerrero debía encomendarse a su protección para triunfar en batalla.

Con respecto a su hermana mayor, fue él quien le dio la idea de transformar ese refugio celestial en el que residían para que fuera más cómodo y digno del hogar de criaturas divinas como ellos, o como más adelante su hermana menor Antalya lo sugeriría: según su lengua de latín, se debía llamar Domum.

Ayshane pasaría a ser un dios muy feliz con su misión, adorado por todos y respetado por sus hermanos que llegarían posteriormente e incluso por Ayron.

Pero no hay que olvidar que nada nunca es perfecto.

Su propio destino lleno de gloria y victorias por doquier tenía un lado bastante triste... Y es que aunque él no viviera dolor ni nada parecido, tendría que presenciar el sufrimiento de otros, especialmente el de sus hermanos.

Eso lo hacía frustrarse, no quería que nadie sufriera... Pero la impotencia que sentía no sería nada comparada con la tragedia que tuvo que presenciar siglos más tarde. Y esa tragedia lo haría cuestionarse por completo.

¿En verdad merecía toda su felicidad?

¿Acaso era justo que él fuera feliz mientras que otros morían por dentro?

Aún peor... ¿Era en verdad justo que su única tarea fuera observar como otros sufrían?


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Hola mis querid@s :3

Por fin volví :D... para volver a irme :'v

Hace poco me di cuenta de que me faltan 6 días para empezar semestre nuevo, y no hice ni un carajo por aquí :')

Actualizaré todo lo que pueda en estos días, lo prometo
Ya con la historia de Ayshane, se plantea la siguiente que será la de Iyad :3

Y ya está listo el cap 3 de Under Your Spell que estaré pasando aquí a Wattpad estos días, así que estén pendientes .w.

Bueno, no tengo mucho más que decir. Si tienen dudas sobre la historia o algún detalle, pregunten jajaj

Espero nos leamos pronto, antes de que yo vuelva con la uni

Bye~ ^-^

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