CAPÍTULO 9

—¿Así que tenemos una nueva integrante en el equipo? —preguntó Aarón volteándose para ver a Victoria—. Aarón Weeks, mucho gusto.

Victoria salió de su trance de mirar por la ventana y posicionó sus ojos grises sobre mi amigo. Le dedicó una sonrisa con sus labios gruesos.

—Victoria Voss, el gusto es mío guapo.

Ella tenía un encanto natural en las personas. Aún recuerdo cuando Colin la vio por primera vez, aquel día en el gimnasio, y al segundo de verla había quedado embobado. Lo mismo podía ver en el rostro de Aarón en estos momentos. Sus ojos violetas se habían intensificado y una sonrisa de suficiencia se marcó en su rostro.

—Me agrada esta chica —dijo alegre y se acomodó contra el respaldo.

Fruncí el ceño al darme cuenta de un pequeño detalle.

—¿Voss? ¿Eres pariente de Autumn?

—Soy su sobrina —me aclaró girando a la derecha para mirarme—. El no quería que nadie se enterara pero bueno, ya no estamos en el establecimiento —se encogió de hombros.

Me observó con los ojos entrecerrados como si estuviese intentando deducir algo.
Que feo que se sentía cuando alguien tenía ese poder sobre uno de intimidar con la mirada.

—Y tú eres Scarlett...¿Sigma? Según lo que tengo entendido.

Se generó un gran silencio dentro del vehículo hasta que Colin respondió por mi —. Su apellido es Mayer.

—No, no lo es —admití amargamente—. Sigma es mi apellido real.

—Claro que no lo es —me contradijo Mila, apoyando su mano sobre mi hombro en señal de apoyo—. No puedes llevar semejante apellido que te relacione con ese psicópata. Tu eres mejor que eso.

Por supuesto que yo sabía que era mejor que Arthur. No hacía falta que otros me lo dijeran, porque yo sabía que por más genética suya que hubiera en mi, nunca podría ser igual que ese animal.

—¿Y tú crees que a mi me define un apellido? Mayer le corresponde a un hombre que abusó física y psicológicamente de su mujer e hijas y Sigma era de un psicópata que experimentaba con adolescentes y estaba dispuesto a matar a su hija de sangre propia —Concluí mi análisis dándome cuenta de lo fuerte que era el tema y de lo naturalizado que parecía cuando lo mencionaba—. Por lo cual, soy solo Scarlett.

Colin y Mila cruzaron miradas a través del espejo retrovisor sin percatarse de que los había pillado.

—¿Puedo llamarte Scarl? —Victoria mordió su labio inferior esperando mi respuesta.

—Yo le digo Scarlar, suena más bonito —Acotó Aarón, sabiendo que a mi no me gustaba ese sobrenombre.

La pelinegra asintió con una sonrisa divertida y se echó nuevamente contra el respaldo a mirar el paisaje en ruinas a su izquierda.

Una hora duró el viaje, entre charlas y repaso de estrategia, hasta que finalmente los tres vehículos quedaron estacionados en una cochera subterránea que formaba parte de un mall abandonado.
Estaba casi vacía, a excepción de unos autos cuyos dueños nunca volvieron a retirar, o quizá no lo lograron.
No parecía estar en malas condiciones puesto a que Caleb encendió las luces del lugar para vernos con mayor claridad.

—Entremos —comunicó Colin y todos lo seguimos a través de las puertas que conducían al interior.

A simple vista, el lugar se mostraba enorme. Ingresamos a una primera planta espaciosa y necesitamos cruzarla en su totalidad para poder acceder a las escaleras mecánicas. Estas estaban fuera de uso, pero parecían estables así que las utilizamos.
Muchísimas tiendas de marcas conocidas se alzaban a mi alrededor a medida en la que avanzábamos por el pasillo de la segunda planta. Varias de las vidrieras estaban rotas y el interior de varios de los locales parecían haber sido saqueados.

—¿A dónde es que estamos yendo? —preguntó Mila, quien venía a mi lado.

—A nuestra sala de control —contestó Jade—. Queremos contarles un poco de la información que estuvimos recaudando con Colin estos últimos meses e incluso mostrarles la situación actual.

Ella agarró una llave que guardaba en el bolsillo de su pantalón y la introdujo en la ranura de una puerta gigante que teníamos enfrente.

Debía de haber sido una sala de conferencias, evidenciado por la mesa larga y ovalada en el medio con sillas a su alrededor.
Nos sentamos y Colin dejó una cajita de cristal sobre la mesa. Esta se abrió de inmediato y proyectó una pantalla holográfica que advertía sin señal.

Luke se abrió paso y se colocó en la punta de la mesa con un maletín negro en mano.
Lo abrió y de allí sacó una computadora portátil la cual conectó a la corriente eléctrica para poder usarla.

—Aquí es cuando rompo mi récord hackeando cámaras de vigilancia —aseguró el rubio de ojos verdes, quien tronó sus dedos antes de comenzar a teclear—. Tómame el tiempo Kate.

Ella suspiró pesadamente pero utilizó su reloj para cronometrarlo.
Luke comenzó a teclear códigos frenéticamente mientras mordía su lengua para mayor concentración.
Yo en verdad no sabía nada de tecnología pero me bastaba con leer todos aquellos números y letras entrecruzados como para darme cuenta de lo complicado que era.

—¡Listo! —sonrió con evidente orgullo personal—. ¿Cuánto tardé?

—Tres minutos —Katherine le enseñó su reloj—. Nuevo récord bebé.

—Yo aún estoy sorprendido de la rapidez con la que tecleas Luke —se sinceró Aarón—. Debe ser muy útil la agilidad de tus dedos.

A algunos se les escapó una risita y el rubio cruzó miradas con su novia la cual respondió.—Si, son de mucha utilidad.

Cerraron las cortinas para generar oscuridad y así poder proyectar las grabaciones de vigilancia que habíamos obtenido.

—Esto que están por ver son videos en tiempo real sobre el interior del Templo de las deidades —explicó Colin, aclarándose la garganta—. Este será nuestra próxima parada y esperemos estar allí mañana por la tarde si es posible. Será clave mezclarnos con el resto para no quedar expuestos.

—Eso no debería de ser difícil —comenté.

Reprodujeron la primera cinta en donde se veía una calle vacía y periódicamente alguien la cruzaba, así que pasaron a la siguiente. Esta parecía estar colgada desde la antena de algún edificio, ya que mostraba una vista panorámica de la ciudad.
Se podían divisar varios edificios. Algunos se mantenían en perfecto estado, espejados y sin una raja. Ya después había otros que se caían a pedazos pero abundaban más en la perisferia.
La tercera cámara enseñaba muy de cerca una plaza centrada, decorada con estatuas blancas de animales en perfecto estado. Parecía haber gente reunida en la misma, en un gran círculo pero no alcanzábamos a ver con claridad lo que ocurría.

—Hazle un acercamiento por favor —Le pidió Colin a  Luke—. Quiere ver qué están inventando ahora esos malditos.

La imagen se amplió y se pudo apreciar una ronda de gente, vestida con nuestros mismos uniformes camuflados solo que más gastados, quienes parecían estar alentando a dos chicos que peleaban en medio.
Se hizo más zoom y notamos que el primero traía puesto un traje de vestir blanco en su totalidad, solo que cubierto de tierra y desacomodado. Traía su cabello rubio revuelto y la nariz ensangrentada. Su apariencia impactaba con esos ojos rojos que parecían querer devorar a su contrincante.
Por otro lado, el segundo muchacho de cabello oscuro y remera negra rasgada escupía sangre y sonreía esperando a dar el próximo golpe. Con sus ojos celestes haciendo efecto, lo vimos apoyar su mano sobre su pómulo para curar un corte.

—¿Quién eres maldito? —Susurró Colin intentando pegarse a la pantalla para analizar al de traje blanco.

—Debe de tener parentesco con los Grandes —Acotó Jade—. Probablemente familiar de Asier Uselay, el líder de esa gente.

Nuevamente nos enfocamos en el video, unos hombres robustos y vestidos de negro empezaron a interferir y abrir paso entre la multitud. Se formó un pasillo hacia el centro por el cual un muchacho de cabello ceniza avanzaba con la cabeza gacha.
Vestido con un traje blanco impecable y ambos brazos acomodados tras su espalda.
La forma en que todos parecieron haber enmudecido cuando apareció fue inesperado, ¿por qué parecía tener ese efecto en la gente?
Y apenas levantó la cabeza, dejó a exhibición unos enormes ojos color grises platinados.

—Sus ojos —Dije inconscientemente en voz alta.

— Así es. Este es el mismísimo Asier Uselay y sus peculiares ojos grisáceos—. Indicó Jade.

Asier agarró por el cuello del traje al muchacho rubio y lo sacó a la fuerza de allí. El chico se retiraba sonriendo como si solo hubieran estado jugando un juego de niños.

—No entendí nada de lo que acaba de pasar —Confesó Victoria apoyando su brazo sobre mi hombro, para luego mirarme como si yo tuviera las respuestas.

—Ni yo —Negué quitándomela de encima, dándome cuenta de que era apenas más alta que yo.

—Debe de haber sido una pelea callejera nada más —Caleb se encogió de hombros—. Cada vez tengo más ganas de ir a meterme en ese lugar y conocer la razón de por qué aquel tipo tiene esos ojos que nadie más pudo obtener.

—Al parecer ya no eres la única especial —Rio Victoria dándome una palmadita en la espalda.

¿Cuál era su necesidad del contacto físico? ¿A caso no sabía mantener su nariz dentro de sus propios asuntos?

Irritada dejé de prestarle atención cuando la cajita holográfica comenzó a sonar. Autumn parecía estar intentando iniciar una llamada.

—Hola muchachos —Se vio reflejada su imagen, estaba peinado igual que siempre—. Esta llamada es un recordatorio de que hoy les toca transitar la primera zona con experimentos que aún poseen el control mental. Está a tan solo dos horas de dónde se encuentran en este instante. Necesito que dosifiquen a la mayor cantidad posible y que avisen a las personas normales que aún viven en ese sector que esta misma noche serán evacuados fuera de ese caos. Que preparen sus cosas para marcharse.

—¿Y qué haremos una vez que el suero sea inyectado en los experimentos activos? —Preguntó Katherine.

—El suero tiene rápida acción, lo que hará será dormir al experimento instantáneamente y al igual que los civiles, serán recogidos en la noche —Explicó Autumn—. Así que si no hay más dudas, tendré que despedirme, no quiero robarles más tiempo.

Sin dejarnos decir ni una palabra cortó la comunicación y el artefacto volvió a mostrar las diferentes cámaras ubicadas a lo largo de la ciudad.

—Allí tenemos que llegar, será el primer punto donde iniciaremos —Colin señaló un pequeño barrio poblado de casitas estilo americano, con las calles desoladas pero en perfectas condiciones—. A partir de allí iremos abarcando el resto así que todos vuelvan a sus vehículos que nos vamos.

—¡Muévanlo! —Aulló Jade.

Fallitas preciosas de mi corazón 😍
Acá les traigo un nuevo capítulo y tengo pensado en por fin dedicarle el tiempo que se merece a la novela🥺
Ustedes saben que empecé a escribirla con muchísimo amor y así mismo deseo continuarla.

Espero el apoyo y la buena onda de todos ustedes, saben que son muy importantes para mi ❤️

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