CAPÍTULO 8
Me puse de pie y aparté los restos de las frutas para tener espacio y de paso evitar algún accidente inesperado.
—¿Hacemos una mezcla entre Krav Maga y MMA?— Sugirió ella esperando a que mi respuesta fuera un si. Parecía ansiosa y su sonrisa la delataba.
—¿Entonces estamos de acuerdo en que los golpes son válidos?—La cuestioné siguiéndole el hilo y apenas vi que se posicionó lista para pelear, sentí la adrenalina que subía por mi cuerpo.
Dejé el anillo y mi daga de diamante sobre un banquito de metal para no hacer uso de ello. Había veces en las que sabía controlarme pero otras me consumía la ira y no prentendía lastimarla demasiado.
Victoria se aproximó con sus puños a la altura de la mandíbula y lanzó un gancho al aire para ver mi reacción.
Inmediatamente me corrí hacia atrás y avancé nuevamente buscando taclearla y llevar la pelea al suelo.
Sorpresivamente fallé en el agarre y ella aprovechó para colocarse a mis espaldas y hacerme una llave al cuello.
Traté de soltarme y ya me estaba comenzando a agitar. No quería rendirme, sin embargo, cedí al sentir que mis ojos estaban comenzando a tornarse rojos como un rubí.
—Vaya que si aprietas fuerte — Comenté con la voz un poco ronca mientras masajeaba mi cuello.
—Soy más fuerte de lo que aparento —Rió y acomodó su cabello hacia atrás aceptando el cumplido.— Y sé que tú también lo eres así que deja de fingir y dame una buena paliza.
Subí las cejas sorprendida ante su no tan errada asimilación.
—No estoy fingiendo —Comencé a explicarle—. Lo que pasa es que no quiero que mis ojos intervengan y saquen ventaja sobre ti. No quieres saber lo que soy con ojos rojos —La miré con seriedad—. Podría levantarte como una pluma y arrojarte con el paredón de allí.
—¿Tienes miedo de lastimarme?—Preguntó llegando a una conclusión.
—Si vamos a ir en una misión juntas, mejor llevarte viva y con todos tus órganos en su lugar antes que con los huesos de las costillas y brazos rotos.
—En ese caso aprecio tu preocupación —Me dijo a medida en la que lanzó una patada que pude esquivar.
La tomé del talón y no puede evitar reír cuando vi su cara de "he metido la pata" sabiendo lo que se le venía por delante.
La atraje hacia mi y trabé su pie restante para hacerla caer.
Me fui al suelo con ella y puede agarrar su brazo para hacer una palanca sin ejercer fuerza.
—No debí de haber demorado en patear —Se lamentó, sabiendo que ya no podía hacer nada para escapar de allí.
—La tercera define todo.—Le dije y la ayudé a ponerse de pie.
—¿Y si lo hacemos más interesante?—Acotó ella y mientras esperaba mi respuesta se metió en un pequeño galpón para sacar dos bastones de acero cortos.— ¿Te atreves, Scarl?
Ni siquiera me detuve dos segundos a pensarlo. Agarré uno de los palos y lo empuñé con fuerza para que no resbalara.
—¿Propones algo más para agregar antes de que empiece el duelo?—Le dije de manera juguetona. De verdad que la estaba pasando bien —. Tienes alguna prenda en mente?
—¡Esa es la actitud que buscaba! —Me señaló con una sonrisa gigante— Lo hagamos simple, la que pierde le debe un favor a la otra, ¿si?
Traté de imaginarme a qué tipo de favor se refería, pero de seguro iba a ser alguna estupidez como ir en busca de la comida o traer algo que la otra pidiera.
Definitivamente iba a valer la pena ganarme ese pequeño favor.
Nos pusimos en posición para empezar y Victoria fue la primera en acercarse, blandiendo su arma de un lado a otro para espantarme.
Era demasiado rápida como para interceptarla, así que por error, terminé ligándome un golpe en el brazo.
Dolió bastante pero claro, el material era acero y estas cosas pesaban si uno las sostenía durante mucho tiempo.
Chocamos bastones y aproveché para patearla por la cintura.
Cuando alzó su brazo para acertar en mi cuello, logré trabarlo y en el bastón golpeé su estómago.
—¡Hija de... me harás vomitar el desayuno! —Soltó con dificultad mientras se recuperaba de aquel golpazo.
Le di tiempo a que se recuperara y en una de esas veo a Colin quien corría en mi dirección. Su cara de preocupación me asustó apenas lo vi cruzar la puerta.
—Es Ares —Comentó sin aliento.
Mis ojos estaban a punto de salirse de sus órbitas y en medio de la distracción, alguien me trabo las piernas por detrás y caí pesadamente al suelo golpeándome la nariz.
Cuando volteé para ponerme de pie, Victoria me estaba apuntando con su bastón.
—Levántenme —Pedí desesperada y atontada por el golpazo que me había dado.
Colin tiró de mi y me asistió para trotar por los pasillos, mientras que la otra me había dado su camiseta para bloquear el flujo de sangre que resbalaba por mi nariz.
Unos metros antes de llegar a la sala médica, me solté y me alejé de ellos, corriendo lo más rápido que pude.
Entré apresuradamente y tiré la remera por allí.
Nadie ni nada más que Ares me importaban en aquel momento.
Vi gente agrupada en la punta apuesta del cuarto y esquivé cada camilla que se interponía en mi camino con tal de llegar.
Alcancé mi objetivo pero cuando los médicos me vieron me agarraron para bloquearme el camino.
—¡Déjenme pasar! ¡Necesito verlo! —Grité desesperada por el caos que había en el lugar.
La cara me ardía a más no poder y el nudo en mi garganta se incrementaba y me lastimaba.
Alcancé a hojear lo que ocurría y la escena fue de lo más espantosa.
Una mujer le estaba haciendo una maniobra de RCP a Ares quien parecía estar teniendo una convulsión.
Sus ojos estaban blancos y su cuerpo empapado en sudor.
Entré en una gigante desesperación cuando vi a otro médico apartar a la mujer y comenzar a reanimarlo con los desfibriladores.
El pecho de Ares subía de manera abrupta y luego se desplomaba sobre la camilla como un muerto.
—¡Yo puedo ayudarlo! —Grité abriéndome paso —¡Tengo poderes que lo pueden curar, déjenme pasar!
— ¡Sáquenla de aquí!— Ordenó un hombre de bata blanca.
De inmediato llegaron tres más para apartarme pero me agarré de su mano fría y rasposa como si mi vida dependiera de ello.
No quería soltarlo... de verdad que no.
Todo fue en vano ya que tres personas bastaron para sacarme de allí a la fuerza.
Cerraron la puerta y me dejaron allí parada en medio de una confusión y con un dolor terrible en el pecho.
Colin estaba parado enfrente mío y sin pensar más solté toda la rabia y la tristeza que sentía en ese momento a modo de llanto, y necesité abrazarlo para poder contenerme.
—¡Yo podía ayudarlo! —Grité impotente y con las lágrimas resbalándome por las mejillas—. No le puede pasar nada, Colin...
Me quebré internamente como hacía mucho no ocurría.
Colin me apretó con fuerza contra su pecho y este dio pequeños espasmos. Al verlo noté que lloraba y definitivamente bastó para terminar de partirme el alma.
—Es mi hermano —Sollozó y apreté su cintura para demostrarle que no estaba solo—. Es nuestra familia, y Ares no puede faltarnos.
—Lo extraño mucho —Alcancé a decir a pesar del nudo que tenía en la garganta— ¡Lo extraño demasiado, mierda!
(...)
Nos ordenaron regresar a nuestros cuartos y sugirieron que tomáramos una ducha para alivianar el gran susto que nos habíamos dado.
Definitivamente querían evitar que estuviéramos con Ares mientras él intentaba recuperarse de la convulsión que había tenido hacía unas horas.
De solo imaginármelo tirado en aquella camilla como un muerto, mi piel se erizaba y un montón de imágenes horribles llenaban mi cabeza.
Hacía tanto que no sentía tanta impotencia. Estaba tan pero tan frustrada que me estaba costando encontrar formas de canalizar mi sentir.
Solo existía una cosa que quería más que nada en este mundo, y eso era verlo a él con sus hermosos ojos verde esmeralda abiertos.
—Pero no —Gruñí y tiré con fuerza mi ropa, que había hecho un bollo, al suelo.
Me observé desnuda en el espejo de mi baño y clavé mis uñas en las palmas de mi mano, hasta que de ellas comenzó a brotar sangre bordó.
—¡La puta madre! —Grité desgarrándome la garganta y me abracé, arrastrando mis uñas por la piel de mis brazos, causando cortes a medida que las deslizaba— No sé cuanto más voy a aguantar...
Sentía mi cabeza a punto de explotar y aquellos mareos repentinos que aparecían cada vez que me subía la presión, estaban comenzando a aparecer.
Me adentré en la ducha y dejé que el agua hirviendo hiciera arder mi piel y los cortes que había ocasionado en ella, pensando en que sería buena idea sentir un poco de dolor físico en vez del emocional.
Solo buscaba variar y distraerme para no acabar haciendo algo de lo que me arrepentiría más tarde. De todos modos, mi piel se regeneraba sola y el dolor desaparecía en cuestión de minutos.
(...)
El día de partir había llegado y no podía distinguir si el temblor que subía por mi cuerpo era de adrenalina o de terror.
Ajusté la correa del estuche de mi pistola que se amarraba a mi muslo y guardé mi daga de cristal en mis borceguíes negros de siempre. Autumn insistió en que debíamos llevar armas de fuego por motivos evidentes pero a mi seguía sin gustarme la idea.
Bajé a desayunar con el resto.
Era muy temprano en la madrugada y la cafeteria había abierto especialmente por nosotros, por lo cual, no había mucha variedad de comida. Me conformé con sándwich de jamón y queso tostado y un vaso de agua que me ayudó a despabilarme.
—¿Listos para irse muchachos? —Preguntó Autumn con una inmensa sonrisa.
El positivismo que este tipo irradiaba me molestaba demasiado y más por la mañana. Yo solo suspiré pesadamente y dejé que Colin le contestara, después de todo el iba a ser el líder en la misión.
—No olviden llevar esto con ustedes —agregó Autumn y nos entregó un estuche negro que debíamos amarrar a nuestro pantalón.
Curiosa por ver lo que era, lo abrí y descubrí un dispositivo cilíndrico del tamaño de un tenedor con cuatro micro agujas en su base.
—¿Qué se supone que es esto? —Consulté a medida en la que lo devolvía a su lugar.
—Esto es un dosificador, el suero que contiene dentro es el que conseguirá restaurar los chips defectuosos. Esto contiene cien dosis así que alcanzará bastante bien si cada uno conserva el suyo y no lo pierden —explicó mirando directamente a Luke para que este prestara atención a su última aclaración.
—Está bien, no lo perderé — acordó el rubio arrebatándole el dispositivo de la mano.
Cada uno terminó lo suyo y juntos caminamos hacia la cochera del establecimiento para subirnos a nuestros vehículos.
Estábamos cargando unas ultimas provisiones en la parte trasera cuando comencé a escuchar dos voces que pedían que los esperáramos.
Cuando giré a ver descubrí a Aarón y a Matthew quienes venían trotando en nuestra dirección. Hacía casi un año que no veía a ninguno de los dos, ya que habían sido reubicados en otra de las plataformas que dirigía Autumn en donde se les había asignado una tarea determinada.
—¿No llegamos tarde, verdad? —sonrió Aarón e inmediatamente dirigió sus grandes ojos violetas en mi dirección.
Estaba tan cambiado. Su cara de adolescente había desaparecido por completo gracias a la espesa barba que había crecido. Su físico era impresionante y noté su fuerza ganada cuando cerró sus brazos para abrazarme.
—Llegaron justo a tiempo —Enterré mi cabeza en su cuello y lo rodeé con mis brazos—. Te extrañé muchísimo.
—Si tan solo supieras que yo te extrañé muchísimo más Scarlar —Se separó para sonreírme y luego terminó por saludar al resto.
Matt también se aproximó para saludar y un escalofrío recorrió mi columna cuando noté la tensión que se generó en el ambiente cuando éste se aproximó hacia Colin. Definitivamente las cosas no se habían arreglado entre esos dos.
—¡No se vayan que faltamos nosotros! —dijo Victoria quien venía con Caleb a su lado.
Pasó de largo saludando a los demás con un ademán y se montó en el asiento trasero del todo terreno. No me sorprendió su actitud evasiva, después de todo ella era nueva y desconocía a mis amigos.
—¿Qué estás haciendo tú aquí? —le pregunté a Caleb sorprendida—. Pensamos que preferirías quedarte con Brisa y con tu bebé.
—Brisa iba a matarme si no los acompañaba en la misión, después de todo soy el mayor y es mi deber cuidar a los niños. —bromeó dirigiéndose a nosotros.
Una enorme tranquilidad y felicidad se mezclaron en mi interior luego de rodearme de mis personas favoritas.
"—Como en los viejos tiempos —pensé."
Finalmente nos montamos en los dos vehículos. En el mío íbamos Mila, Victoria y yo en la parte trasera. En el conductor estaba Colin y de copitoloto Aarón. Me tocó ir entre medio de las dos chicas quienes me apretujaban de vez en cuando. No me gustaba en lo absoluto.
El todoterreno arrancó y emprendimos rumbo a nuestro lugar de partida. A medida que avanzábamos el establecimiento parecía cada vez más chiquito y verlo me hizo darme cuenta de las ganas reprimidas que tenía por salir de allí pero esa sensación de saber que Ares debía quedarse me estaba comenzando a afectar.
Después de un año literal vuelvo acá para definitivamente actualizar genteeeeee.
Ahora que No soy una falla va a ser publicada en físico dentro de dos meses, ya le tocaba ser actualizado a esta pobre libro 🥰
Esta semana voy a estar subiendo el capítulo 9 así que atentos.
No olviden que pueden seguirme en mi Instagram como @abrilfanara y @abrillmakeup para más info❤️
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Están felices de que ELS se vuelve a actualizar? Los leo👀
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