CAPÍTULO 5
Me quedé pasmada observando mi rostro en el espejo mientras Mila terminaba de ir al baño.
Me acerqué hasta quedar de frente al cristal y me dediqué a analizar cada color que componía mi iris.
Con mis ojos habíamos pasado por muchas etapas tanto positivas como negativas.
Pensar que al principio los odiaba hasta tal punto de ni siquiera querer aprender a controlorlarlos. Todo porque eran diferentes y de elaboración Sigma.
Luego todos sentían envidia de mis ojos y yo no entendía el por qué. ¿Por qué querrían tener estos ojos anormales? Quizá por la ambición ante el poder o quizá tan solo para resaltar entre el resto, sin embargo ninguna de aquellas razones me parecía suficiente como para aceptarlos.
Sin embargo luego llegó una persona que me hizo dar cuenta de que mis ojos no me definían y que no iba a dejar de ser quien era por una alteración en mi cuerpo.
Sólo Ares fue capaz de cambiar las palabras extraña y anormal por dos mejores opciones como única y original. Simplemente me había dado otra perspectiva totalmente diferente sobre mi nueva versión y es así como me empecé a interesar en las habilidades que estos me ofrecían.
No me gustaba para nada tener que admitir que durante los siguientes seis meses, luego del enfrentamiento con Sigma, sentí una inmensa abstinencia sobre los ojos fugaces.
Ya me había malacostumbrando a sus cualidades y de repente no ser capaz de lanzar mi daga y de recuperarla con la telequinesis me hacía sentir mal.
Me producía una sensación de vacío, como si hubiese perdido una parte de mi, la única parte que me daba ganas de verme todas las mañanas al lavarme los dientes...
Y ahora que los había recuperado los sentía extraños, como si todavía no fuera lo suficientemente digna como para portarlos. Sin embargo admitía que en verdad los había extrañado y estaba comprometida a practicar para recuperar mis habilidades.
— No te atormentes más con tantos pensamientos.— Me dijo Mila a medida en la que salía del baño.— Te estuve viendo todo este tiempo a través de la puerta y no haz dejado de fruncir la frente.
— Son solo pensamientos tontos.— Le resté importancia y me enderecé para mirarla.— ¿No te incomoda mirar a alguien sin que la otra persona lo sepa mientras realizas tus necesidades?— Comenté en modo de broma.
— Me incomodaría si tú usaras tus ojos violetas para mirarme a mí mientras estoy haciendo mis cosas.— Me explicó de manera creativa mientras se lavaba las manos.— Así que no lo hagas.
Me salpicó las gotas de agua que resbalaban por sus manos y río antes de salir.
Llegamos al gran gimnasio, listas para unirnos a la clase de krav maga que se estaba por dictar.
El lugar estaba más iluminado de lo usual, con las persianas metálicas de todas las paredes recogidas, brindándole una gran claridad.
Muy pocas veces me había aparecido por aquí.
En los últimos años solo venía a practicar puntería como para no olvidar la técnica pero nada más que ello.
Simplemente no encontraba una fuente de estímulo que me obligara a ponerme en forma nuevamente, hasta que Autumn me dejó participar de la misión.
El olor a transpiración ya empezaba a marcar presencia, proveniente del grupo de atletismo en donde todos parecían estar agotados en un rincón.
Al fondo divisamos a Colin, quien movía su mano frenéticamente para que lo viéramos y no paró hasta que nos paramos a su lado.
Nos juntamos con el resto y platicamos para matar el tiempo hasta que nuestro instructor arribara.
— ¿Ansiosa?— Preguntó Colin al notar que no paraba de sonreír.
— Más bien contenta.— Confesé tratando de controlarme.
La puerta trasera se abrió de golpe y Autumn ingresó, seguido por una chica que nunca antes había visto en el lugar.
Todos los anotados en la clase los rodeamos y quedamos atentos a las palabras que el director Voss tenía para decir.
— Chicos y chicas.— Comenzó con una voz atrapante, idéntica a la que emplearía el presentador de una obra.— Quiero presentarles a Victoria Spector, quien será su instructora de krav maga de ahora en adelante.
Victoria se adelantó y repentinamente transmitió un aire de superioridad que obligó a muchos a bajar la mirada.
Se acomodó su cabello negro y largo detrás de las orejas para luego cruzarse de brazos y lanzarnos una sonrisa ladeada a los allí presentes.
Pestañeó repetidas veces con sus ojos grisáceos y escaneó a su grupo de alumnos en un santiamén.
De repente sonrió y dos hoyuelos se formaron en sus mejillas, logrando que mi vista se enfocara en ellos, en vez de en su ceja con un corte inclinado y la argolla plateada que tenía en su labio de abajo.
— Bienvenidos a su primera clase de krav maga, chicos y chicas.— Nos dedicó otra sonrisa con sus carnosos labios. Volteó para ver a Autumn, quien nos dejó afirmando en que estábamos en buenas manos.
— Es bellísima.— Me susurró, Colin, embobado con la figura de Victoria.
De hecho si era muy bonita. Tenía un cuerpo súper estilizado, con grandes caderas que le daban una forma similar a la de un reloj de arena.
Incluso su vestimenta la favorecía, con sus calzas negras marcándole las curvas y su corpiño deportivo sosteniendo una fornida delantera.
Sin siquiera mencionar el abdomen marcado y trabajado que poseía.
— Tendrás que hacer un esfuerzo por resistirte.— Palmé su hombro brindándole mi apoyo a modo de broma.
— Retomando.— Agregó ella.— Estaré siendo su instructora en las clases de Krav maga, o defensa personal, como quieran llamarlo.
Hizo un movimiento con su mano para que la siguiéramos y nos acomodamos en un semicírculo, a su alrededor, sobre las alfombras de goma que nos protegían del cemento duro.
— ¿Alguien aquí sabe algún tipo de arte marcial?— Preguntó sin ser consciente de la obviedad de la respuesta.
— Si tan solo supieras lo que nos costó llegar hasta aquí, sabrías que sabemos más que eso.— Le respondió Mila de mala gana. Pareció molesta ante dicha pregunta.— La clase de hoy en día es básicamente para recordar algunos movimientos.
Victoria abrió grande los ojos, sorprendida, y de brazos cruzados se fue acercando hacia mi amiga.
Cuando vi que excedía el espacio vital de Mila, me interpuse entre medio y le planté frente levantando el mentón y mirándola directamente a los ojos.
— Danos espacio por favor.— Le pedí con muy poca amabilidad en mi tono de voz.— Aquí tú tienes que enseñarnos movimientos de defensa, y hazlo antes de que mi amiga te haga su alumna en un abrir y cerrar de ojos.
Nuestra instructora se alejó sorprendida pero no se le notaba ni un rastro de amargura o molestia ante nuestra actitud. Más bien parecía divertida y entretenida.
— Vamos a comenzar la clase antes de que alguien pueda quitarme mi título de instructora.— Bromeó ganándose varias risas, sobre todo de su público masculino.— Primero necesito algún voluntario para enseñarles el primer movimiento.
— Estoy seguro de que yo podría enseñarte varios también.— Comentó con picardía y a modo de broma un chico del grupo. Este le guiñó un ojo a Victoria.
Ella ignoró aquel gesto y lo invitó a acompañarla para poder concretar el primer ejercicio.
— Vamos a hacer un derribo básico que puede ser utilizado en medio de un combate cuerpo a cuerpo y que es muy útil.
Todos prestamos atención una ve que terminó de hablar.
— Tu solo abre los brazos y déjame a mi hacer el resto.— Le pidió ella.
— ¿Tan fácil quieres que te lo deje?— Le Respondió él y peinó su cabello con rizos hacia atrás.
— Bien.— Dijo manteniendo la paciencia.— Intenta golpearme.
Victoria parecía saber lo que hacía puesto a que su expresión facial seguía siendo la misma, una sonrisa ladeada que expresaba superioridad.
Aquel chico se lo tomó como un chiste y ello se notó en los golpes mediocres que lanzaba al aire.
Eran sosos y blandos, ninguno amenazaba con golpear a nuestra instructora.
Ella no parecía para nada contenta pero en vez de crear un drama innecesario, lo hizo regresar a su lugar y solicitó a alguien más.
Se levantaron varias manos ofreciéndose como voluntarios pero ella los esquivó a todos.
— Está vez eligiré yo a alguien que si se lo tome en serio.— Entrecerró los ojos y sin demorar demasiado, eligió, enseñándonos una gran sonrisa de dientes alineados.— Tú, la de los ojitos coloridos.
Me quedé estática en mi lugar sin querer moverme.
Tan solo quería asistir a la clase y ser una alumna más entre la multitud. ¿Por qué tenía que pasar y exhibirme ante todos?
No estaba de humor y menos si requería que alguien me diera una paliza.
Mila me dio un empujón que me hizo reaccionar y evitando las ganas que tenía de largarme de aquel gimnasio accedí.
Me paré al frente suyo, exponiendo nuestra misma altura.
— Sólo intenta golpearme, sé que puedes hacerlo.— Me animó relamiéndose los labios al saber que iba a disfrutar ver mi cara contra el suelo por haberle plantado frente anteriormente.
Sólo bastó con tres golpes al aire para que Victoria pudiera frenar mi brazo derecho, envolverlo con el suyo y, con ayuda de su cadera, posicionarse ágilmente mostrándome su nuca para cargarme y lanzarme hacia delante.
Caí de espalda y me quedé allí sin estar para nada feliz de ser su monigote para enseñar.
— Y así es como ponemos en su lugar a los alumnos que se creen más que su profesor.— Escupió orgullosa y el resto volvió a reír.
Aquella ridiculización pública no se la iba a permitir, porque definitivamente no me la merecía.
Tiré de su brazo más cercano y cuando su cuerpo se acercó la agarré por el otro tomándola por sorpresa. Apoyé ambos pies sobre sus caderas y con un poco de impulso la atraje para hacerla rodar hacia adelante y yo seguir el movimiento con ella.
Victoria cayó de espalda y podría de haber golpeado fuertemente su cabeza contra las gomas, de no ser por mi mano que sostenía su nuca.
— No te preocupes, porque acabas de perder una alumna.— Le dije de mala gana y la solté para poder salir de allí, omitiendo las risas y el coro que cantaba mi nombre.
ACTUALIZACIOOOOOOOOON!!!
Ya sé que parece un sueño pero no, es más que real!
Hoy les dejo un capítulo un poco corto pero capítulo al fin!
Espero que estén teniendo un hermoso día fallitas y no desesperen que esta vez les voy a estar subiendo otro cap el VIERNES :)
No olviden votar en la estrellita y dejarme un comentario con sus opiniones!
Los amo!
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