CAPÍTULO 19

Debía de ser un día feriado para ellos porque la planta de agua estaba vacía, sin custodia y sin nadie que la operara.

Ingresamos al lugar a través de un portón corredizo blanco y debimos subir unas escaleras para llegar a la parte del depósito.

—Está cerrado —anunció Luke, quien inspeccionaba la cerradura que sólo podía abrirse con una tarjeta de identificación—. Al parecer esto lo maneja un solo operador y no tenemos la menor idea de quién es.

—¿Y no podemos forzarla? —Katherine lo empujó a un lado, lista para arrancar el aparato de la pared.

—¡Quieta ahí loca! —Chilló el rubio y la agarró de las muñecas—. No todo se puede romper en esta vida, mi amor.

Bufó haciéndose el molesto y sacó un destornillador pequeño de su mochila. Quitó los dos tornillos y al abrir la caja lectora de tarjetas sonrió confirmando su teoría.

—Tiene un sistema de alarma silenciosa. Nosotros rompemos esto y en el acto sabrán que estamos aquí.

—¿Qué se supone que vamos a hacer mientras tanto? —Inquirió Caleb, quien estaba comenzando a ponerse nervioso.

—Tocará esperar a que alguien se digne a venir, así identificaremos quién es el que maneja todo esto —Inició Luke—. Mientras tanto yo monitorearé el área con mi dron.

—Tendríamos que ir a un lugar menos visible y quedarnos ahí metidos —sugirió Victoria—. Podemos agarrar alguno de esos edificios abandonados que están al borde de la muralla.

—Tocará hacer eso, aquí no nos podemos quedar —definí y fui la primera en bajar las escaleras.

Caminamos por el borde del perímetro, siempre alertas a todo lo que pudiera ocurrir.
Nos sorprendió la falta de seguridad que tenían.
Fue un punto a favor para nosotros, ya que problemas era lo que más queríamos evitar.

Llegamos a un edificio pequeño que habrá tenido diez pisos cuando estaba entero. Por el momento contaba con cinco y Mila confirmó que no estaba habitado, luego de usar sus ojos violetas.
Al parecer los experimentos que vivían dentro de estas paredes preferían ocupar las edificaciones que habían sido restauradas. Por lo cual el centro de la ciudad era la parte poblada y la periferia había quedado descuidada.

La entrada del edificio estaba abierta pero necesitamos forzar el primer departamento para poder entrar.
A nuestra vista quedó un piso completamente vacío.
El suelo era de cemento, como si hubieran despegado unas bonitas baldosas para llevárselas a otro lado.
Las paredes estaban llenas de humedad, que deterioraba la pintura, y del techo colgaba un cable que en otro momento habrá sido un bello candelabro.

—Por lo menos tiene puerta —comentó Matthew, adentrándose para inspeccionar las habitaciones—. Porque ni el baño le han dejado.

Nos sentamos contra la pared y aprovechamos para hacer un pequeño almuerzo de frutos secos y tomate con arroz.
Victoria se acomodó a mi lado y me alcanzó una botella con agua.

—Te vas a atorar si comes tan rápido —observó y se dedicó a pelar una nuez.

—Gracias por el agua —agradecí sin ganas de hablar.

Estaba en ese momento donde me irritaba hasta la mínima intención de que las personas quisieran dirigirme la palabra. Simplemente me agotaba mantener una conversación y prefería ahorrarme las energías para lo que realmente era importante.

—¿Si te das cuenta que nuestra misión personal comienza a partir de mañana verdad? —me dijo ella, clavando la mirada en la ventana.

—¿De qué estás hablando ahora? —Pregunté tajante y alcé la cabeza para mirarla interrogante.

—De que esta noche se termina todo el circo de las Deidades estas y tu y yo seguiremos con nuestra parte de la misión. Tenemos que encontrar a tu hermano, Scarlett.

Mi cerebro debía de tener tanta negación hacia Killian, después de todo lo ocurrido, que durante todo este tiempo me había olvidado por completo de su existencia.
De todos modos, no me gustaba adelantarme a los hechos. Primero lo primero y ya después destinaría toda mi atención a buscar a mi medio hermano y terminar de una vez por todas con este gran problema.
Tampoco me sentía con las energías suficientes como para emprender una nueva misión, en donde ni siquiera sabíamos el paradero de Killian.
Ya estaba agotada. En el fondo solo quería regresar a mi solitaria vida en la plataforma y estar junto a Ares cuando despertara.
Ya no quería más adrenalina y tener que ser la heroína una vez más.

—¿En qué estás pensando? —Victoria chasqueó sus dedos delante mío, buscando distraerme.

—Pienso que sería mejor no adelantarnos a los hechos. Las cosas no siempre salen como uno las planea.

—Ay mierda —susurró Luke, quien había palidecido de repente. Sostenía una pantalla táctil entre sus manos y parecía estar viendo algo allí.

—¿Qué ocurre? —lo apuró Colin de un empujón para que reaccionara.

—Están rastreando la señal de mi portátil —explicó con la respiración acelerada mientras tecleaba dígitos en la pantalla—. Deben de haber visto mi dron y ahora están intentando localizar quién lo maneja.

—¿Qué se supone que haremos ahora? —Preguntó Mila alarmada.

—Nos separamos —sentencié colgándome la mochila al hombro.

—Sería estupido hacerlo —me contradijo Katherine sin comprender la situación.

—No podemos movernos todos juntos. Llamamos demasiado la atención. Formen parejas de a dos y sepárense —comencé explicando a medida en la que encendía mi radio comunicador y lo enganchaba en mi pantalón—. Tenemos esto para comunicarnos y el punto de encuentro será la planta de agua potable al anochecer. Mientras tanto vayan a conocer la ciudad e integrarse con la gente, yo iré a descubrir quién administra la cerradura con tarjeta.

—Iremos a descubrir —me corrigió Victoria y cruzó su brazo con el mío.

—Yo iré con Scarlett —habló Mila sin intención de sonar amigable y apretó mi brazo libre.

—Pueden venir las dos —me moví con brusquedad y me las quité de encima—. El resto alístese nos vemos más tarde.

Dicho lo anterior, abrí la puerta y salí de allí, ojeando sobre mi hombro para asegurarme de que aquellas dos me siguieran.

—Estoy asombrada con este lugar —confesó Mila, quien no paraba de tocar las paredes de los edificios y de señalar las estatuas de animales blancas que decoraban la ciudad—. ¿Habrán saqueado algún museo para conseguir todas estas cosas?

—Claro que lo han hecho —Afirmó Victoria, muy segura de lo que decía—. Asier pasó años construyendo este lugar. Se aprovecharon del desplazamiento de los civiles para buscarse su sitio en el mapa y a partir de allí construir su propia ciudad.

No iba a mentir, estaba totalmente sorprendida con la información que estaba comenzando a compartir la pelinegra.

—¿Y tú cómo sabes todo esto? —Pregunté sin rodeos, queriendo saber más.

—Los observo y estudió hace más de tres años —comenzó con un tono serio en su voz—. Yo solía vivir al sur del país, donde los experimentos tuvieron sus primeras apariciones. La camada de Asier fue el primer grupo en ser eyectado al exterior y tuve la desgracia de haber estado en la misma ciudad que pisaron.

—¿En ese momento ya estaban controlados por Sigma, verdad? —Indagó Mila.

Victoria rio amargamente y se amarró el pelo en una cola alta mientras caminaba a nuestra par.

—Eso querían hacernos creer —confesó y tragó saliva con fuerza—. Pero estos malditos nunca estuvieron controlados. El primer chip de Sigma falló, nunca pudo ser correctamente activado. Por lo cual, estos experimentos lograron revelarse contra Arthur y comenzaron a causar desastres en las ciudades haciéndole creer a los civiles que eran dioses.

—Cada vez que escucho este tipo de cosas quiero pensar que son cuentos de locos pero después de todo lo vivido me toca creer —expresó la rubia, quitándose el sudor del rostro.

—Si, fue un verdadero desastre. Mi ciudad dejó de existir y el gobierno tapó lo ocurrido con mentiras para que no se supiera la existencia de estos falsos dioses —agregó comillas en "dioses" y continuó—. Ya con el pasar del tiempo y con las nuevas camadas que se fueron eyectando, era cuestión de tiempo hasta que los noticieros empezaran a hablar. Allí fue cuando todo se vino abajo en tan solo un mes, y a partir de entonces se formalizaron las organizaciones en contra de los experimentos. La de Autumn fue la primera, el parecía tener toda la información como si hubiese sabido desde un principio lo que iba a ocurrir. Luego se sumaron la del padre de Aarón y la de Capetown.

—¿Y cómo es que no han logrado nada en todos estos años? —Pregunté sin poder evitarlo. Parecía estúpido haberse quedado mirando desde lejos mientras estos ridiculos tenían tiempo de armar su propia ciudad para dioses—. Porque discúlpame por ser brusca pero si nosotros logramos escapar en cuestión de meses y en desventaja, ustedes podrían haber hecho algo al respecto.

—¿Tu crees que no se intentó? —Inquirió de mala manera. Al parecer se sintió atacada ante mi comentario—. Yo tenía apenas dieciocho años, Scarlett y en lo único que pensaba era en terminar con esta locura que nos estaba tocando vivir pero no podíamos hacer nada sin una persona en especial.

Las tres nos quedamos en silencio, aligerando la marcha.

—¿Quién puede ser tan necesario como para aún seguir en la misma situación? —Dije ya impaciente.

—¡Tu eres esa persona especial que necesitamos, Scarlett! —Chilló parándose en seco y enfrentándome—. Pero te la has pasado tres años encerrada en tu cuarto y en depresión, como para enterarte lo necesaria que eres. Siempre tuvimos la información sobre la famosa Falla, todopoderosa, extremadamente hábil, imposible de matar, aquella capaz de acabar de una vez por todas con este chiste de los experimentos.

Respiró agitada luego de su discurso. Se la veía molesta, la arruga sobre su labio me lo confirmaba.

—Estoy harta de que piensen que yo puedo con todo, como si fuese una especie de superheroína indestructible —confesé y me metí por un pasillo oscuro, al percibir la mirada de un grupo de chicas que pasaba por allí.

—Ni que lo digas —agregó Victoria—. Yo estaba emocionada de poder trabajar contigo, tenía una imagen creada sobre ti pero vaya desilusión que me topé.

La crueldad en su tono de voz me estremeció y sentí una fuerte punzada en el pecho.
Sentí el temblor de mi labio inferior y sabía lo que se aproximaba pero no, no iba a llorar delante de ella.

—Felicitaciones —me flaqueó la voz al hablar—. Te acabas de dar cuenta que soy humana, igual que tu.

Reinicié la marcha con velocidad, sintiendo los pasos apresurados de Mila, quien buscaba alcanzarme.

—No le hagas caso. Tu no le debes nada a nadie —me dijo y la vi espiar sobre su hombro para asegurarse de que Victoria no se perdiera.

—No cambia el hecho de que me siento completamente inútil. No sé ni por dónde empezar para arreglar todo este desastre —confesé, aun sintiendo puntadas en el pecho.

¿Y su Victoria tenía razón? Si tan solo hubiese aportado algo a la causa durante estos tres años de encierro, ¿hubiera sido todo diferente?
Los hechos eran irrefutables, si me había pasado una vida sin hacer nada al respecto y no iba a negar que una parte de mí sentía que le había fallado a mucha gente pero por otro lado, quería convencerme que aquel tiempo inactiva me había traído el beneficio de haber podido sanar. De curar heridas del pasado, de haber tenido el suficiente tiempo como para procesar lo ocurrido, las pérdidas, todo lo vivido y por sobre todo, me dio tiempo de cambiar como persona.
Yo era consciente de lo mucho que había evolucionado en lo personal. Me daba cuenta de que había cambiado toda mi impulsividad y frialdad por paciencia y apertura emocional. Todo esto con la finalidad de poder asegurarme de que Ares estuviera bien acompañado al despertar, y con una versión de mi que no le recordara todo el dolor del pasado.

—No tienes que arreglar este desastre sola —Me contradijo mi amiga, y me agarró de la mano—. Nos tienes a todos nosotros, siempre ha sido y siempre lo será.

Las palabras de Mila me resultaban tan importantes. Parecían ser benditas que buscaban tapar los huequitos de un corazón herido.
Tenía tanta suerte de tenerla aún al lado mío.

Se escuchó una discusión a nuestras espaldas y el quejido de disconformidad de Victoria fue lo que me hizo voltearme.

Dos chicas, de nuestra edad más o menos, estaban tanteándola por el hombro para provocarla.

—¡Hey, hey! — Voceé a medida en la que me aproximaba—. ¿Qué está sucediendo aquí?

—Aquí no se permiten humanos —me respondió de mala manera la primera chica. Era una rubia grandota y musculosa, de ojos naranjas y vestida igual a nosotras—. ¿Acaso viene contigo?

—Si, está con nosotras —me interrumpió Mila y empezó a tirar del brazo de Victoria para alejarla de esa mujer.

—Entonces será mejor que la saquen de aquí —ordenó la otra chica. Esta de pelo rojo con trenzas, estaba tatuada hasta el cuello y la joyería de plata que tenía la hacía ver como a una pirata. Sus ojos rosados advertían peligro de no cumplirse su petición.

—Está bien, ahora nos vamos —intervine entre medio de las dos y dejé a mis amigas a mis espaldas. Me volteé hacia ellas—. Andando, salgamos de aquí.

No pude hacer más dos pasos, ya que una mano me tomó por el hombro.
Giré sobre mis talones para encontrarme nuevamente el rostro antipático de la rubia toda armada.

—La salida es por allá, verdecita —habló con un tono altanero que me puso los pelos de gallina.

Su amiga se rió, siguiéndole el mal chiste.

—¿a dónde fue que me viste color verde? —Pregunté sin una pizca de gracia al hablar.

—En tus ojos, estupida —río la pelirroja como si todas pudiéramos comprender su humor—. Los ojos verdes son los más inútiles qué hay. Es mejor si acompañas a tu amiga la humana en la salida.

Ambas chocaron los cinco y rieron en mi rostro.

Juro por mi vida que fue un acto reflejo y no debí hacerlo pero fue demasiado tarde cuando logré teletransportarme a espaldas de la chica toda tatuada y la bajé de un solo puñetazo en el rostro.

—¿¡Cómo has hecho eso?! —Se sorprendió la rubia y atinó a agarrarme del cabello. Para mi suerte fui más rápida y la cacé por la muñeca. Se la doblé hacia atrás y ella también se llevó un fuerte golpe de mi parte.

—Y agradece que he aprendido a controlar mis ojos rojos —dije intentando mantenerme tranquila pero demostrándome fuerte.

La gente a mi alrededor me señalaba y murmuraban cosas entre ellos.

—¿Están fugaces, no? —le pregunté a Mila, quien asintió sabiendo el lío en que nos acababa de meter.

Y yo que pensaba que por primera vez iba a encajar entre tanta gente que compartía mis características, pero no, algo siempre lograba hacerme destacar para mal.

Linda cantidad de palabras tiene este capítulo jeje, espero lo estén disfrutando❤️

Quiero saber si alguien de acá hace tiktoks literarios 🥹 a ver si me puede ayudar haciendo sobre mis novelas.

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