Un nuevo mañana

Gaara quería regresar cuanto antes a Konoha, pues no quería peleas innecesarias, pero viendo que la pelinegra tenía muchas heridas expuestas decidió primero auxiliarla, su conocimiento medico era prácticamente nulo, pero aun sabia como tratar cortes, por lo cual tomo su kit médico y procedió a vendar a la chica, aunque algo le extrañaba y era que ella estaba inusualmente callada, no era como si no quisiera hablarle, era más bien como si estuviera nerviosa, pero de un modo que nunca antes había visto, cuando la miraba directamente a los ojos ella desviaba la mirada y su rostro parecía que comenzara a tornarse de un liguero tono rojo, definitivamente aún era completamente nuevo en poder relacionarse con los demás.

Satsuki era un mar de nervios, ni siquiera sabía porque diablos ya no podía ni ver fijamente al pelirrojo a los ojos, no había hecho nada, no había cambiado nada, era el mismo, seguía siendo ese pelirrojo siniestro y sin emociones que conoció en los exámenes Chunin, aunque eso no era cierto del todo, pues ya no sentía esa aura de locura y frenesí por la sangre, simplemente un chico tranquilo y serio, que hace poco había demostrado ser sumamente poderoso, por no mencionar que su nuevo estilo lo hacía ver más atractivo y sin chaqueta solo resaltaba ese hecho, aunque también era alguien muy atento, pues estaba tratando sus heridas con mucho cuidado e intentando hacer su mejor esfuerzo, sin duda ahora que lo pensaba mejor era un chico a la altura.

- "Genial, ahora pienso como mi Madre" – se dijo Satsuki mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.

El Son pelinegro apareció en medio de un prado mediante su teletransportación, miro todo a su alrededor y quedo impresionado, pues más de la mitad del prado había sido cubierto por un pequeño mar de arena que llegaba hasta las copas de los árboles, giro para buscar a su gemela y la encontró sentada en una nube de arena mientras que el pelirrojo de Suna estaba arrodillado frente a ella tratando algunas de sus heridas en sus brazos, eso coloco una sonrisa alegre en Sasuke que rápidamente se volvió una mueca de disgusto con su ceño fruncido hacia el Jinchuuriki, pues su gemela tenía las mejillas rosadas y parecía no poder sostenerle la vista al pelirrojo, eso y agregado el hecho de que su amada gemela estuviera usando la chaqueta del pelirrojo hizo que un instinto de protección saliera a flote con fuerza. Tanto Gaara como Satsuki giraron la mirada para ver al pelinegro que se acercaba hacia ellos con rapidez.

- ¡Onichan! – grito Satsuki de felicidad mientras se ponía de pie y saltaba a los brazos de su gemelo, pues nunca lo admitiría en voz alta, pero estaba asustada de haber sido secuestrada y casi ser tomada por ese lunático aficionado a las serpientes, aunque su miedo era controlado por la presencia del pelirrojo – Muchas gracias por venir a ayudarme y dejar manejar las cosas por mi cuenta – agrego enterrando su rostro en el hombro de su gemelo.

- Siempre estaré para cuidarte, aunque a la próxima tal vez te ignore y te salve de inmediato – comento Sasuke con una sonrisa y abrazando con fuerza a su gemela.

- No te preocupes, son heridas insignificantes – dijo Satsuki rompiendo el abrazo y regalándole una sonrisa genuina a su gemelo – ese idiota no nunca hubiera podido contra mi... además... bueno... ya sabes – tartamudeo mientras un rubor se formaba en sus mejillas al igual que su gran sonrisa se volvía en una pequeña y tímida – Gaara llego a tiempo para salvarme con todo lo que tuvo y el trato mis heridas, en verdad fue de mucha ayuda.

- ¿Enserio? – pregunto Sasuke con una sonrisa y un tic en el ojo donde nuevamente un instinto de protección se apodero de su cuerpo – y por cierto, ¿Por qué tienes su chaqueta puesta?

- Ah... bueno, pues... lo que pasa es que... - tartamudeo Satsuki sintiéndose muy apenada, dio un paso lejos de su gemelo y asegurándose de que el pelirrojo siguiera a sus espaldas para que no la viera, abrió un poco la chaqueta y revelo como su blusa estaba rota – Gaara me la ofreció para cubrirme, fue muy amable de su parte... fue muy tierno de hecho – respondió con un tono de voz inusualmente bajo que no pasó desapercibido por su gemelo.

El pelinegro camino al frente pasando al lado de su gemela, la cual lo miro extrañada hasta que vio que se dirigiría al pelirrojo, el cual seguía de pie en su lugar con tranquilidad, esperando a que ellos terminaran de hablar, aunque se confundió cuando tuvo al pelinegro de frente sin decirle nada.

- Muchas gracias por ayudar a Satsuki, sabía que podía contar contigo – agradeció Sasuke con una sonrisa marca Son.

- No hay nada que agradecer, en dado caso yo debería disculparme por no poder llegar más rápido y apoyarla desde el inicio de su pelea – dijo Gaara restándole importancia al asunto.

- "Que modesto" – pensó Satsuki con una sonrisa dirigida al pelirrojo – "No, cálmate, no es momento para que seas como Sakura o Ino, cálmate, tal vez solo estas imaginado cosas, además es probable que crea que el hizo todo" – se reprendió con severidad para luego soltar un suspiro.

- Aunque honestamente, dudo mucho que tu gemela hubiera necesitado de mi ayuda, de una u otra manera estoy seguro de que hubiera encontrado la manera de vencer a su oponente, ya que aun estando débil, demostró una fuerza e inteligencia sin igual – agrego Gaara con seguridad.

- "¡No me estas ayudando en lo más mínimo!" – grito Satsuki en su mente completamente apenada por los halagos exclusivos a su persona.

- También agradezco que le prestaras tu chaqueta para cubrirla, eso fue muy caballeroso de tu parte – dijo Sasuke intentando contener el extraño enojo que emergía de él – aunque estoy seguro de que no viste nada de nada – agrego con un tic.

- No entiendo, pero si te refieres a sus pechos, no los vi de forma voluntaria puesto que estaba concentrado en la pelea con su captor, pero es obvio que los vi, de otro modo no le habría dado mi chaqueta – explico Gaara confundido por las palabras del Son.

El rostro de Satsuki se volvió de un rojo brillante por lo que escucho, no sabiendo exactamente como sentirse, por supuesto que estaba apenada, pues nunca en su vida había sido vista así por ningún chico antes, pero sobre todo, se sentía alagada, pues el pelirrojo admitió que no la miro de forma pervertida, en pocas palabras fue en un caballero al mantener su vista y enfoque donde debían estar, cosa que aun en su sonrojo, sus labios se torcieron en una sonrisa. Sasuke torció una sonrisa molesta a la vez que varias venas se formaron en su cabeza por lo que escucho, nunca en su vida se había sentido tan molesto por algo, quería golpear al pelirrojo por posar sus ojos en los atributos de su inocente y pequeña gemela, y claro estaba que lo iba hacer, por lo cual dio un paso más cerca del pelirrojo, pero se detiene cuando un escalofrió muy familiar le recorre la columna.

- Onichan – hablo Satsuki en un tono dulce y con los ojos cerrados, haciendo que su gemelo gire para mirarla – dices o haces algo y te mato – advirtió abriendo sus ojos con su Sharingan completamente maduro y con un aura oscura que la rodeaba, pues presintió las intenciones de su gemelo y no se lo iba a permitir.

Sasuke comenzó a sudar de forma nerviosa, pues podría jurar ver a su madre en miniatura poseyendo el cuerpo de su gemela, pues sentía el mismo miedo que cuando su madre se enojaba con él por hacer o decir algo estúpido, así que tragando saliva de forma pesada y con un asentimiento nervioso, acepto las palabras de Satsuki, la cual sonrió con orgullo y se relajó un poco, todo bajo la mirada completamente confundida de Gaara, el cual, no entendía absolutamente nada y era ajeno a todo lo que ocurrió frente a su propia nariz.

En algún lugar dentro del bosque

Perfectamente escondidos en lo alto de las copas de los árboles, como serpientes esperando a que un depredador más grande terminara de inspeccionar la zona para poder salir y seguir con su camino, Kabuto miraba detenidamente el cielo con seriedad y nerviosismo en su rostro, mientras una gota de sudor recorría su mejilla, sabía que todo había acabado en un rotundo fracaso, que estaban en desventaja, ni los cuatro del sonido, Kimimaro o Jugo pudieron completar la tarea de traer a la Uchiha para su señor, pero eso solo era la punta del problema pues aún quedaba como reaccionaria su señor, el cual estaba a su lado, vestía una bata blanca, su rostro estaba cubierto por vendas, dejando ver solo su ojo izquierdo de color ámbar con cortes en sus pupilas y unas marcas de color púrpura, su cabello corto y de color verde, prueba de que había sido forzado a cambiar de cuerpo a uno que no deseaba, pues sus marionetas habían fracasado, su mirada estaba clavada al cielo, con los puños apretados tan fuerte que comenzaron a sangrar, su único ojo visible reflejaba todo el odio y colera que sentía en esos momentos.

Ambos ninjas de Oto miraban fijamente a los hermanos Son que estaban flotando sobre su guarida secreta, a su lado en una nube de arena, donde se encontraban la última Uchiha y el Jinchuuriki de Suna, frente a los ojos del Sannin traidor estaba lo que anhelaba, sus contenedores perfectos, sus cuerpos perfectos, con magnificas habilidades y poderes que debían ser suyos, tan cerca de lo que era suyo, pero tan lejos de poder tomarlo.

Una vez que Naruto apareció con sus amigos y compañeros, los teletransporto a todos al hospital, mientras dejaba en prisión a la pelirroja y al peli-naranja que capturaron, de inmediato regreso con su hermano y junto con este, decidieron que no se irían y dejarían las cosas así, pues le dejarían un mensaje bien en claro a ese despreciable Sannin por meterse con su Aldea y con sus seres queridos.

- ¡KA... ME... HA... ME...! – dijeron los hermanos Son mientras activaban su Doble-Kaioken generando poderosas ondas de viento y una presión de poder impresionante - ¡¡¡HAAAAH!!!

Las enormes ráfagas de energía de color celeste se mezclaron para crear una aún más inmensa que se acercaba peligrosamente a unas escaleras que se adentraban hacia lo profundo del suelo, siendo la entrada a una de las tantas guaridas secretas del Sannin traidor, donde de un segundo a otro, una enorme explosión se hizo presente arrasando con todo a su paso de forma devastadora, el suelo era reducido a menos que pequeños montículos de escombros, los árboles eran arrancados y carbonizados del suelo, poderosas ráfagas de viento como ondas expansivas tan fuertes como si de un huracán se tratara. Cuando todo se calmó, una enorme columna de humo ahora se alzaba sobre el bosque, que no tardó mucho en disiparse y al hacerlo, tanto Gaara y Satsuki abrieron los ojos en shock al ver un gigantesco cráter donde alguna vez estaba la guarida del Sannin, no había nada o mejor dicho era imposible que algo hubiera salido intacto después de ese ataque.

Kabuto estaba horrorizado ante lo que sus ojos le mostraron, el grado de destrucción de ese ataque era simplemente ridículo, si ese era el poder que su señor deseaba, sin duda se volvería el ser más poderoso de todos, pero el problema era el cómo conseguir tal poder. Orochimaru estaba temblando, todo su cuerpo temblaba, pero no era de miedo o de satisfacción por un poder que obtendría, temblaba de furia viva, pues esos mocosos Son se estaban burlando de el al destruir su guarida como si no fuera nada, casi como si le estuvieran diciendo que no representaba ninguna amenazaba para ellos y sin importar lo que hiciera, jamás ganaría, eso hizo que su colera creciera a nuevos niveles.

- ¡Orochimaru! – grito Sasuke con enojo y a todo pulmón consciente de que ese cobarde estaba en algún lugar escondido - ¡Esto jamás te lo perdonare! ¡Me encargare de matarte por intentar ponerle un solo dedo encima a Satsuki! ¡Me escuchaste bien! ¡Puedo acabarte y lo hare! ¡Así que si quieres vivir un poco más! ¡¡¡Aléjate de mis seres queridos!!!

- ¡Sembraste tu propio fracaso al ir por aquellos que nos importan! – grito Naruto con fuerza - ¡No dejaremos que sigas haciendo lo que quieras! ¡Nosotros te buscaremos y te acabaremos!

Con esas últimas palabras los hermanos Son junto con la pelinegra y el pelirroja desaparecieron de los cielos, ya su mensaje había sido dejado, Orochimaru había vuelto las cosas demasiado personales como para dejarlo libre, ahora lo buscarían y se encargarían de matarlo, pues su sola presencia era una amenaza constante para sus seres queridos así como para su Aldea, no les importaba cuanto tiempo les tomara o cuanto tuvieran que entrenar para lograrlo, pero lo harían.

- Orochimaru-sama... ¿Ahora qué hacemos? – pregunto Kabuto bastante nervioso sobre como tomaría su señor la amenaza de los Son.

- De momento nada... aún estoy débil por el cambio de cuerpo, nos mantendremos escondidos y no llamaremos la atención – respondió Orochimaru apretando los dientes con odio – continuaremos con nuestras investigaciones y en tres años, uno de los hermanos Son caerá ante mí y se volverá mi contendedor perfecto.

Entrada de Konoha

Temari, Kankuro y Gaara se encontraban fuera de las enormes puertas de Konoha, frente a ellos Sasuke, Satsuki y Naruto, los seis venían del hospital donde se encontraban los miembros del equipo de rescate, siendo Sai, Kiba, Shino y Neji los que en peor estado se encontraban, pero nada que una atención rápida de Tsunade no curara, pero fuera de eso, todos se encontraban en perfectas condiciones y en menos de una semana podían dejar el hospital, eso hizo que un gran peso en los hermanos Son fuera retirado, pues se encontraban sumamente preocupados por su estado y solo deseaban que estuvieran bien.

La pelinegra también estaba agradecida de que todos estuvieran a salvo, pues saber que todos ellos arriesgaron sus vidas contra enemigos aún más fuertes solo por recuperarla, la hizo sentir en deuda con todos, por lo cual, una vez que se despidiera del equipo de Suna, se encontrara con su madre y tomara un baño, iría a visitarlos a todos y hacerles saber que estaba agradecida por su ayuda.

- ¿Están seguros de que no se quieren quedar un poco? ¿Podemos regresarlos a su Aldea en un parpadeo? – pregunto Naruto con su mano tomando la de su novia, quería que estuvieran más tiempo pues apenas y tenían tiempo para verse.

- Nos encantaría Naruto-kun, pero necesitamos regresar – respondió Temari con un sonrojo y una sonrisa para su rubio, se sentía un poco apenada por la presencia de sus hermanos viéndola, pero ellos ya lo aprobaban así que solo tenía que acostumbrarse – además ya te dije que tu teletransportación me marea y ahora mis viajes son más amenos – comento mientras abrazaba el brazo de su rubio y miraba con cariño a sus hermanos.

- Oh bueno si tú lo dices – murmuro Naruto con una pequeña mueca, cosa que le pareció lindo a su novia.

- No te desanimes cuñado, escuche que quieren que Temari se vuelva la embajadora oficial de nuestra Aldea con la tuya, así que ella vendrá más seguida a visitare – comento Kankuro con una sonrisa burlona, haciendo sonrojar a su hermana.

- ¡Eso es genial! ¡Ahora podemos vernos más seguido! – exclamo Naruto muy feliz, mientras abrazaba a su novia y comenzaba a dar varios brincos de un lado a otro.

La rubia era estaba completamente roja de la vergüenza, nunca fue de muchas demostraciones de afecto en público y termino siendo novia de uno de los ninjas más expresivos de toda Konoha, pero lejos de sentirse nerviosa o incomoda, resulto que no le molestaba en lo más mínimo, de hecho era encantador sentirse tan genuinamente querida, sentirse querida por alguien que no le gritara al mundo que estaba feliz solo para que los demás lo supieran, sino porque estaba tan feliz que no podía contener dicha felicidad, eso era lo que realmente amaba, por lo cual no pudo evitar reír con cariño por los actos de su novio.

- Ya consíganse un hotel, yo pago – comento Kankuro con burla y algo de dinero en su mano.

Naruto al escuchar la declaración del hermano de su novia, dejo de girar para mirarlo confundido y no solo él, Sasuke también, donde ambos inclinaron ligueramente la cabeza a un lado no entendiendo para que necesitaban ir a un hotel. En cambio Temari y Satsuki si entendieron a lo que Kankuro se estaba refiriendo, donde ambas se sonrojaron por la insinuación, pero fue la rubia quien se recompuso y aun con su rubor, varias venas se formaron en su cabeza.

- Kankuro – hablo Gaara llamando la atención de su hermano al cual miraba fijamente – ¿acaso estas insinuando que hagan eso? – pregunto intentando saber si había comprendido bien la situación.

- Jeje veo que vas mejorando Gaara, pero sí, me refiero a eso, aquello y un tanto de lo otro, donde muy probablemente allá mucho de tu ya sabes que – respondió Kankuro riendo entre dientes.

- Ya veo – murmuro Gaara con un asentimiento ahora regresando la mirada a la pareja de rubios – Son Naruto te pido que trates con mucho cuidado a Temari, por lo que se, ella aun es vi...

- ¡¡¡CALLENSE!!! – grito Temari tan roja como un tomate.

La rubia salto al frente para golpear con su abanico el rostro maquillado de su hermano con todas sus fuerzas, haciendo que este rebote repetidas veces en el suelo para terminar estrellándose contra un árbol, donde un pequeño ente fantasmal salía de la boca de Kankuro, luego clavo su mirada en su hermano pelirrojo e intento hacer lo mismo, pero para su completo enojo, la arena de su hermano salió a su defensa impendiéndole hacerle un solo rasguño.

- ¡Naruto ven y golpea a Gaara! – ordeno Temari aun intentando golpear su hermano con su abanico.

- Hermanita, ¿Sabes porque esta tan molesta? – pregunto Sasuke con una gota de sudor en su nuca al igual que su hermano, mientras ambos miraban fijamente a la pelinegra en busca de respuestas.

- Son unos idiotas – respondió Satsuki con un tinte rosado en sus mejillas, ella no debería ser quien estuviera respondiendo preguntas tan obvias – lo que les sobra en musculo les falta en cerebro.

- Tema... Temari-chan cálmate de seguro estas exagerando – intento calmar Naruto el enojo de su novia, pero su nerviosismo delataba que también tenía miedo.

- ¡¿Cómo quieres que me calme?! – exclamo Temari girando para encarar a su novio con enojo - ¡¿Ellos no pueden bromear con cosas como esa?! ¡¿Por qué estas tan tranquilo?!

El rubio no dijo nada, simplemente bajo la mirada y se movió incomodo en su lugar como si de un cachorro indefenso se tratara, realmente no comprendía el enojo de su novia, pero tampoco era como si pudiera hacerle frente, pues de solo ver como acabo el marionetista le daba el suficiente miedo como para quedarse callado.

- Temari – hablo Satsuki colocándose al lado de la rubia y cuando esta giro para mirarla, le hizo una señal para que se acercara y susurrarle algo al oído – mi Onichan y Naruto son unos idiotas y estoy segura de que ninguno de los dos entendió a lo que insinuó tu hermano – le dijo y la rubia la miro con una ceja levantada en incredulidad.

- ¿Hablas en serio? Digo, ¿Estas segura?, hasta Gaara entendió – cuestiono Temari en voz baja.

- Muy segura, mi cuñada me conto que el tonto de Onichan, la invito a bañarse junto con él, pero solo a eso y como si nada, pensando que eso era completamente normal – respondió con honestidad y viendo como la rubia se sonrojaba por lo que dijo.

- Pe... pe... pero, no pueden ser tan ingenuos, ¿acaso crecieron aislados de la sociedad? – volvió a cuestionar, pues sabía que su novio era ingenuo, pero no pensaba que tanto.

- Por lo que se, su padre era muy ingenuo y así son ellos, no lo son tanto, pero si a ese nivel – comento encogiéndose de hombros para luego mirar de forma picara a la rubia – de cualquier modo, de Haku y tú, dependerá quitarles esa ingenuidad, disfrútalo – agrego riendo entre dientes al ver a la rubia echar humo por las orejas.

- ¿De qué crees que estén hablando? – pregunto Naruto con las manos detrás de la cabeza.

- Ni idea, pero tengo el presentimiento de que se burlan de nosotros – respondió Sasuke encogiéndose de hombros.

- Como sea, nosotros debemos retirarnos ya que aunque deseemos quedarnos más tiempo, necesitamos regresar e informar lo ocurrido a nuestro lideres – comento Gaara viendo a sus amigos.

- Me gustaría que se quedaran más tiempo, deveras – comento Naruto un poco desanimado, pero aun así sonrió con ánimos recargados – bueno pero qué más da, iré más seguido a Suna para visitar a Temari-chan y a ustedes – dijo extendiéndole la mano a su amigo.

- Serás bienvenido cuando gustes visitarnos, ambos, han hecho mucho por Suna que la Aldea estará contenta de aceptarlos con los brazos abiertos – dijo Gaara estrechando la mano de su amigo.

- Jeje creo que exageras – comento Naruto con una sonrisa zorruna.

- Que les vaya bien en su viaje, estaremos atentos a sus Chakras por si algo malo ocurre e ir con ustedes si es necesario – comento Sasuke con una media sonrisa y estrechando la mano de su amigo – de nuevo, muchas gracias por ayudar a mi hermanita, no tienes una idea lo mucho que significa para mí.

- No hay nada que agradecer, somos... amigos y ustedes harían lo mismo por los míos – comento Gaara con una muy pequeña pero genuina sonrisa.

- Jeje aunque no pudimos hacer mucho por Kankuro en esta ocasión – comento Naruto viendo a su amigo aun tumbado contra el árbol - ¿Estás seguro de que podrán llevárselo?

- No hay problema – respondió Gaara extendiendo una mano en dirección a su hermano donde una nube de arena lo levanto del suelo.

- Bueno supongo que este es el adiós – dijo Temari ya más calmada de la conversación con la pelinegra y poniéndose al lado de su novio.

- Es un hasta luego Temari-chan – corrigió Naruto con una sonrisa – tenga o no una razón, iré para verte, deveras.

- "¡Kami eres tan lindo!" – grito una Temari-chibi con todas sus fuerzas mientras la real se sonroja – Eso es muy tierno, esperare tu visita – dijo intentando sonar tranquila.

- Gaara... yo ammm... muchas gracias... por todo... en verdad... gracias – dijo Satsuki entre tartamudeos e intentando mantener la compostura.

- De nuevo, no hay nada que agradecer, fue todo un placer – dijo Gaara con tranquilidad.

- Gracias... digo si... amm... oh cierto tu chaqueta... como pude olvidarla... ammm prometo regresártela, te lo juro – comento Satsuki dándose cuenta de que aún estaba usando la chaqueta del pelirrojo.

- Puedes venir con Naruto si lo deseas cuando vaya a visitarnos y así regresármela, tu presencia también será bienvenida – sugirió Gaara con calma aunque arqueo una ceja cuando la pelinegra se sonrojo por lo que dijo.

- Si, me encantaría... y tal vez... si tienes tiempo... podrías darme un tur por tu Aldea – comento Satsuki con un enorme sonrojo y sujetando con más fuerza la chaqueta, donde solo deseaba que el pelirrojo no se negara.

- No veo problema con eso – dijo Gaara con un asentimiento.

- Bueno – hablo Sasuke con una mueca y un tic en su ojo – eso todavía está a discusión y viendo que ya te secuestraron una vez, yo tendría que acompañarte en...

- Cállate – ordeno Satsuki con un tono de voz mortalmente dulce y su mirada fija en su gemelo, el cual ya no dijo nada más.

- "Se parecen, se parecen demasiado" – pensó Sasuke con los ojos en blanco y un escalofrió al sentir el mismo miedo por su hermana que el que sentía por su madre.

- Muy bien Naruto-kun, me voy, espero verte pronto en Suna – dijo Temari con una sonrisa mientras le daba un beso a su rubio.

- Jeje ya estoy deseando ir – comento Naruto con un pequeño sonrojo – y no te preocupes, aunque no te vea, siempre podre sentirte y si te encuentras en apuros iré de inmediato.

- ¿Pues quien crees que soy? Puedo cuidarme perfectamente sola – dijo Temari con una sonrisa y un rubor por lo dicho por su rubio – pero no tienes que ser tan dulce, ya soy tuya Naruto-kun – agrego con un sonrojo más grande y dándole otro beso – bueno ya me voy, hasta luego Satsuki, cuñado – se despidió de los gemelos con un movimiento de mano y una sonrisa.

Gaara y Temari se dieron media vuelta con dirección a su Aldea con un Kankuro aun inconsciente, donde la rubia sonrió de forma picara y armándose con un poco de valor, de forma sutil pero notable, le dio un movimiento más notorio a sus caderas, para que su rubio ya comenzara a extrañarla. El cerebro de Naruto por alguna razón se desconectó del resto del mundo, donde ningún pensamiento coherente lograba formarse, su rostro se comenzó a calentar, su corazón latía con fuerza y juraría que por alguna razón todo se había puesto muy caliente de repente. Satsuki rio entre dientes por lo hecho por su amiga rubia, donde de forma inconsciente se preguntó ¿si eso funcionaria con el pelirrojo?, esa sola pregunta la hizo ruborizar a mas no poder, donde para su enorme vergüenza, sabía que tenía que hablar con su madre sobre el tema, pues no estaba segura sobre cómo abordar el tema de los chicos, pues nunca le habían importado realmente.

Complejo Uchiha – Casa de Mikoto

La matriarca Uchiha estaba abrazando con todas sus fuerzas a su amada hija, donde algunas lágrimas se le escapaban, estaba demasiado preocupada de que algo malo le pudiera haber pasado, de perderla para siempre, su angustia fue tan grande que su mejor amiga tuvo que estar presente en su hogar para poder ayudarla a pasar por tan horrible momento, no había dormido ni un solo momento, solo deseaba que su hijo la pudiera traer de regreso y cuando la puerta de su hogar se abrió y revelo a sus hermosos gemelos entrando por ella, corrió con todo lo que tuvo y abrazo a su pequeña bebe en un abrazo que le transmitía todo el amor que sentía por ella.

Kushina sonrió y suspiro de alivio al ver a su amiga con su hija en brazos, y sin decir nada, se retiró, pues ese era su momento y no debía intervenir, además de que también tenía ir a ver a sus bebes y saber que estaban bien, donde Sasuke de forma amable, se ofreció a llevarla de inmediato ya que también quería dejar a su madre y gemela a solas, además de ir y agradecerle a Natsumi y Menma por aparecer cuando más se necesitaba de su ayuda.

- Cariño, ¿Estas bien? ¿No te hicieron nada? ¿Por favor dime que estas bien? – pregunto Mikoto de forma desesperada mientras comenzaba a inspeccionar el cuerpo de su hija - ¿Esas heridas son profundas? ¿Pudiste defenderte? ¿Los moliste a golpes por secuestrarte? ¿De quién es esta chaqueta?

- Estoy bien Okasan, no son profundas solo unos cortes, le di una verdadera paliza y es de Gaara, el me la presto para cubrirme – respondió Satsuki con una sonrisa las respuestas apresuradas de su madre.

- ¡No más entrenamientos nocturnos! – dijo con severidad para luego volver abrazar con fuerza a su bebe – Estoy tan feliz de que estés aquí.

- Yo también Okasan – dijo regresando el abrazo con fuerza, después de unos momentos rompió y procedió a contar todo lo ocurrido, donde su madre escucho todo atentamente mientras la llevaba al sofá de la sala para que conversaran de forma tranquila.

- Eres increíble cariño, lograr eso en un estado tan debilitado y poder madurar tu Sharingan, en verdad eres asombrosa – elogio con una gran sonrisa, pues se sentía sumamente orgullosa de su hija.

- No es para tanto, además fue Onichan quien me dejo luchar sola, aunque luego apareció Gaara para ayudarme – comento sintiéndose un poco apenada.

- Eso puede ser cierto, pero también es cierto que fuiste tú la que logro todo eso y estando cansada, nunca lo olvides – dijo sin perder el orgullo en su voz – y ese chico Gaara, en verdad es muy fuerte, recuérdame agradecerle con una cena si es que viene de visita.

- De hecho – hablo en voz baja y con un rubor que iba tomando fuerza, cosa que no pasó desapercibido por su madre – estaba pensando en ir con Naruto a Suna cuando vaya a visitar a Temari, quiero regresarle su chaqueta personalmente, bueno ya sebes... si me dejas ir – dijo mordiéndose el labio inferior con nerviosismo.

- Satsuki, ¿No me digas que tú...? – pregunto realmente sorprendida por la acción de su hija, pero una sonrisa enorme cruzo su rostro cuando ella asintió a su pregunta no terminada – ¡Esto es maravilloso! ¡Sabía que este día llegaría! – grito de felicidad mientras abrazaba a su hija y la sacudía con emoción.

- No es para tanto – dijo muy apenada por la reacción de su madre.

- Pero claro que lo es, nunca antes te habías interesado en un chico, te seré honesta ese chico me dio muy mala espina cuando peleo contra Naruto, pero no cabe duda de que es un chico que ha pasado por mucho – comento con seriedad pero sin perder su enorme sonrisa – y a ti te gusta, lo apruebo, demostró no solo ser fuerte, sino también un verdadero caballero, mira que no todos los chicos ignoran un par de pechos cuando los ven, oh y también es valiente, mira que decirle a tu hermano que vio tus pechos como si nada conociendo lo fuerte que es, eso dice muchas cosas buenas de él.

- ¡¿Podrías dejar de decir que vio mis pechos?! – pidió con fuerza y tan roja como un tomate, pues apenas seguía procesado ese hecho.

- Pero solo estoy diciendo que no los vio de forma pervertida – respondió inclinando un poco la cabeza a un lado confundida – aunque hace mucho que no te veo sin esas blusas holgadas que te he dicho dejes de usar y déjame decirte que saliste idéntica a mí – comento con una sonrisa y colocando un dedo sobre sus labios – aunque te estas desarrollando muy rápido para tu edad, a este paso podrías llegar a una copa D – dijo picoteando uno de los pechos de su hija y viéndolo con curiosidad.

- ¡Ya deja mis pechos! – grito con los ojos en blanco y varias venas sobre su cabeza.

- Jeje ya, ya, no te enojes – dijo con diversión – pero ya enserio, ¿te gusta en verdad o solo te atrae por todo lo que hizo? – pregunto un poco calma pues ya se había burlado lo suficiente de su hija.

- No sé, me asombro la fuerza que tiene, pero no fue hasta que me dio su chaqueta que comencé a tartamudear y sentir que mis mejillas ardían, también mi corazón comenzó a latir muy fuerte – murmuro con la mirada baja y sintiéndose muy apenada – no se si me gusta o solo es algo momentáneo.

- Oh cariño – dijo abrazando a su hija con suavidad y acariciándole el cabello – eso es bueno, muy bueno, ya tienes tu respuesta, él te atrapo con su acto tan desinteresado y caballeroso, esa es una muy buena señal para comenzar a querer a alguien.

- ¿Lo dices enserio? Se siente extraño – comento enterrando su rostro en el pecho de su madre.

- Claro que lo sí y lo extraño seria que no te sintieras así, es normal que te sientas asustada, aunque no lo admitas, nunca te has fijado en algún chico y ahora tienes miedo de que el primero por el cual te sientes así no te corresponda – dijo con suavidad y riendo un poco por los nervios tan tiernos de su bebe – pero para eso me tienes a mí, yo te ayudare y te aconsejare todo el camino, en todo lo que necesites y por mis ojos juro que hasta ese chico tonto que no sabe interpretar las emociones, caerá rendido a tus pies.

- Jeje muchas gracias Okasan, sabía que podía contar contigo – dijo separándose de su madre y regalándole una gran sonrisa.

- Siempre cariño, siempre – dijo besando su frente con cariño – ahora solo queda encargarnos de tu hermano, no estoy segura pero él podría intentar tomar el rol de hermano sobreprotector.

- De Onichan ya me encargué y dudo que haga algo estúpido – comentó con una sonrisa confiada.

- ¡Esa es mi hija! – exclamo con más orgullo que antes – eres más parecida a mí de lo que pensaba jeje, ahora ve y báñate, apestas a sudor – pidió con una sonrisa burlona y tapándose la nariz con una mano.

- No es mi culpa, me secuestraron cuando termine de entrenar – se quejó mientras se cruzaba de brazos y desviaba la mirada.

- Si tú lo dices – se burló un poco mientras veía a su hija levarse del sofá en dirección al baño – oh y puede que no te guste, pero iremos de compras, necesitamos actualizar tu armario con algo de toques más femeninos.

Satsuki puso los ojos en blanco mientras un escalofrió le recorría la columna, odiaba ir de compras, en verdad lo odiaba, además le gustaba su estilo de ropa, donde hizo un esfuerzo sobrenatural para ponerse una falda, pero sabía que su madre lo estaba haciendo por su bien y por el hecho de poder tomar la total atención de ese pelirrojo de Suna, por lo cual con un resoplido asintió y continuo con su camino a la ducha.

Mikoto sonrió con cariño a su hija, estaba creciendo tan rápido y por buen camino, lo único que anhelaba en su futuro era que su bebe creciera y se volviera una mujer fuerte que fuera capaz de enfrentar cualquier cosa, y ella estar presente para poder verlo, aunque también estaba feliz por su primer enamoramiento donde solo podía esperar que las cosas salieran bien, porque de lo contrario, la furia de su hijo, no sería nada contra la propia contra ese Gaara.

Sala de interrogatorio – varias horas después

En un cuarto completamente desprovisto de cualquier cosa, sillas, mesas o ventanas, era un cuarto gris con el piso y techo de madera, donde la única decoración por así decirlo era una puerta de metal bastante resistente, en medio del cuarto una muy, pero muy molesta Tayuya era visible, tenía las manos sujetas al frente con grilletes supresores de Chakra, que estos a diferencia de los que usaba el Sannin traidor, tenían la función de dejar desprovisto al usuario de su Chakra, para que de esta manera no pudiera usarlo a su antojo.

- ¡Sáquenme de aquí pedazos de mierda! ¡Muestren sus culos! ¡Mi pie tiene escrito sus nombres para patearlos! – grito con todo lo que tenía, ya estaba desesperada necesitaba que alguien entrara por esa maldita puerta, la cual estaba golpeando con fuerza con los grilletes - ¡Salgan! ¡Cuando meta mi pie tan adentro de sus ojetes, podrán saborear mi suela cuando salga!

Con cada grito de la pelirroja, su corazón comenzaba a latir con mayor fuerza y su respiración se volvía más pesada e irregular, necesitaba que alguien entrara por esa puerta, quien fuera, odiaba estar sola, nunca le gusto estar sola, con gente a su alrededor bastaba, no necesitaba conocerlas, solo saber que estaban allí, pero estar encerrada en una habitación por horas sin que alguien la visitara la estaba volviendo loca, no le importaba que fuera alguien para torturarla, pero que entrara alguien, solo eso quería, pues cuando estaba sola por mucho tiempo, su mente siempre traía de lo más profundo de su subconsciente toda la mierda de vida que tuvo cuando era una niña, cuando no tuvo nada y siempre estuvo sola, donde no podía ni defenderse y varias veces estuvo a punto de morir, esa era la peor tortura de todas.

- ¡¡¡Juro por Kami que si no entra nadie!!! ¡¡¡Les cortare la verga a todos y les sacare punta con un kunai hasta que pueda clavárselas en el cuello!!! – rugió con todo lo que tenía no importándole desgarrar sus cuerdas bocales y golpeando la puerta con más fuerza.

Tayuya escucho como la perilla de la puerta comenzó a moverse, sonrió para sí misma mientras daba un salto hacia atrás y esperaba pacientemente a que la puerta se abriera en su totalidad, aunque cuando lo hizo, su sonrisa se desvaneció y un miedo comenzó a recorrer su cuerpo, pues por esa puerta, entro el Son rubio, su mirada era seria, demasiado seria para su gusto y detrás de este, una enana pelirroja que no conocía, aunque tampoco le importaba mucho, pues con el rubio bastaba para que las cosas estuvieran jodidas, aun recordaba el lamentable estado en el que dejo a Orochimaru, donde si intentaba hacer lo mismo con ella, prefería la muerte que verse de una forma tan patética y miserable.

- Eres muy ruidosa – comento Naruto rascándose el oído y cerrando la puerta tras de el – ¿estas lista Karin? – pregunto viendo a su pequeña hermanita.

- Lo estoy Naru-nii, confía en mi – respondió Karin con seguridad, la pelirroja podría darle miedo, pero con su hermano mayor a su lado no tenía por qué temerle a nada.

El rubio dio un paso al frente y la pelirroja de Oto dio dos hacia atrás, pues la chica no sabía que estaba pasando, por lo cual mantener toda la distancia entre ella y el Son era la opción más segura y aunque el pudiera cortar esa distancia en un parpadeo, no era como si tuviera muchas opciones.

- ¿Cómo te llamas? – pregunto Naruto con calma y dando un paso al frente, donde la pelirroja nuevamente dio dos pasos más hacia atrás.

- ¿Cómo me llamo? – repitió Tayuya confundida por tan extraña petición – si esto es una clase de ninja bueno y malo, déjame decirte que haces un trabajo de mierda como torturador.

- Solo quiero saber tu nombre, no vine aquí para torturarte – comento Naruto con honestidad y quedándose en su lugar - ¿Podrías decirme tu nombre?

La pelirroja de Oto dudo por unos segundos si debía contestar, pues esta debía ser una clase de engaño para que bajara la guardia y así le pudieran sacar toda la información que requerían, cosa que no planeaba hacer, pues le gustaba respirar y si decía algo fuera de lugar, el sello en su nuca la mataría.

- Tayuya... – dijo con desconfianza pero solo hablaría hasta donde pudiera, pues no quería estar sola de nuevo – Tayuya de la Puerta Norte.

- Ese no parece ser un nombre – murmuro Naruto con una ceja levantada, luego miro a su hermanita y esta asintió en su dirección.

- Es un título, me lo gane – comento Tayuya con una mueca.

- Entiendo, ahora, ¿Por qué trabajas para Orochimaru? – pregunto Naruto obteniendo un tono de seriedad.

- Je ahora si vas directo al grano, lastima para ti, no pienso decir nada – respondió con una sonrisa arrogante y moviente inconscientemente su cuello, acto que no pasó desapercibido por el rubio.

- Si te preocupa tu sello, puedes relajarte, te lo quite antes de venir a Konoha – comento con tranquilidad viendo como la pelirroja abría los ojos en shock – debido a que estabas inconsciente fue más fácil y te evitaste todo el dolor.

- ¡Imposible! – exclamo llevando sus manos como pudo a su nuca y al fin se dio cuenta de que ya no sentía esa repugnante presencia en su cuerpo, luego dirigió su mirada al rubio el cual seguía esperando una respuesta – trabajo para el porqué no tengo de otra, el me dio poder a cambio de mi lealtad, aunque tampoco es como si me hubiera preguntado, solo puso su sello en mí y listo, eso es todo.

- Dice la verdad, aunque miente en lo último, está escondiendo algo – murmuro Karin al rubio, aunque la pelirroja también la escucho.

- Y tu enana, ¿Cómo mierda es que puedes decir que miento o no? – cuestiono con molestia y viendo a la enana con enojo.

- Eso no te incumbe, además no estás en posición de preguntar nada – respondió Karin con una sonrisa orgullosa mientras se acomodaba los anteojos.

- Maldita enana – murmuro con enojo y los ojos en blanco.

- ¿Sabes quién eres? – pregunto Naruto llamando la atención de la pelirroja que la miraba confundida - ¿Sabes algo sobre tu clan? ¿Tu familia? O ¿De dónde vienes?

- Soy una maldita huérfana, mis padres probablemente me vendieron por comida o se olvidaron de mi cuando nací – respondió Tayuya con veneno en su voz – no tengo familia o un clan, nada de esa mierda, no vengo de ningún lado, solo alguien que logro sobrevivir en las calles.

Naruto abrió los ojos en sorpresa por la respuesta que escucho, giro de inmediato con su hermanita y esta asintió con tristeza, donde una vez más la pelirroja no estaba mintiendo, no sabía quién era o de donde vino.

- Te equivocas, si vienes de un lugar – dijo Naruto con seriedad obteniendo la total atención de la pelirroja – eres una Uzumaki, del clan Uzumaki, al igual que Karin o que los otros Uzumaki aquí en Konoha, tu Chakra es idéntico al de ellos y tu cabello solo lo confirma.

Tayuya abrió los ojos en shock ante lo que escucho, de repente todo, absolutamente todo se había vuelto silencioso, molestamente silencioso, odiaba el silencio, quería burlarse, gritar, maldecir, lo que fuera que rompiera esa penumbra de falta de sonido, deseaba poder tocar su flauta, pues hacerlo siempre le trajo una calma enorme a su cuerpo, no podía creerlo, el Sannin le había dicho que no era nadie, que no provenía de ningún lado, solo era una huérfana que encontró en las calles y a la cual le dio poder a cambio de su absoluta lealtad, aunque ese pensamiento también le recordó muy bien quien le había dicho esas palabras, sabía que el Sannin era un desgraciado manipulador, siempre mintiendo, engañando o matando por sus objetivos, donde cabía la posibilidad de que lo que escucho fuera cierto.

- Yo... yo... - intento decir Tayuya, pero encontró que su garganta se encontraba seca – yo fui encontrada por Orochimaru, estaba por morir en un pueblo cerca de Kusa, me ofreció poder, era eso o morir, luego de aceptar me coloco la marca maldita y nuevamente estuve a punto de morir, pero cuando logre sobrevivir me volvió una de sus discípulos – explico a lo que la enana decía que había ocultado, donde ahora que lo pensaba con cuidado, esa enana podría ser un pariente.

- ¿Karin? – pregunto Naruto con seriedad.

- Todo es verdad y esta vez no se está guardando nada – respondió Karin igual de seria.

- Ya no tienes el sello maldita, todos tus compañeros, con excepción del grandote, están muertos y mi hermano y yo nos encargaremos de acabar con Orochimaru, así que dime, ¿Qué harás tu? ¿Seguirás siéndole leal a esa serpiente? – cuestiono Naruto con toda la seriedad que pudo reunir.

- Ninguno de esos inútiles eran mis compañeros, arriesgué mi vida por esos idiotas muchas veces pero ninguno de ellos hubiera hecho lo mismo por mí – respondió Tayuya con tranquilidad con su mirada clavada al suelo – nunca le fui leal a Orochimaru, de hecho solo le obedecía por que podía matarme con el sello maldito.

La pelirroja ya no tenía por qué mentir, no podía morir si decía la verdad y al parecer la enana podía saber exactamente cuándo mentía o no, pero ahora estaba anormalmente tranquila, al menos en su final, pudo descubrir que no estaba sola y que siempre perteneció a algún lugar, aunque fuera engañada toda su vida como una estúpida al creer lo contrario, no tenía caso pensar en cómo hubiera sido su vida si hubiera llegado a Konoha cuando niña, siempre odio los tal vez y ni de broma empezaría en sus últimos momentos.

- Te propongo un trato – dijo Tayuya llamando la atención del dúo frente a ella – te diré todo lo que se de Orochimaru, sus bases secretas, algunos de sus planeas a los cuales tenía conocimiento, pero solo si me prometen una muerte rápida, ¿Tenemos un trato? – propuso con seriedad, pues sabía que como rehén tenía pocas opciones y al ser una de las principales ninja que orquesto la invasión contra Konoha y por su culpa casi matan al Tercer Hokage, era imposible salir ilesa y honestamente prefería la muerte que a terminar como una incubadora humana, ya que era consciente que los Uzumaki eran escasos.

- ¿Porque crees que esa es tu única opción? – cuestión Naruto ligueramente molesto – puedes quedarte y vivir en Konoha como una Uzumaki, si ya no vuelves con esa serpiente, puedes quedarte aquí.

- Ja déjate de mierdas fantasiosas, como si tu Hokage me permitiría eso, es imposible que me dejen vivir aquí y de ninguna manera pienso dejar que me metan en esa cosa de Restauración de clanes – se burló Tayuya con una sonrisa molesta en su rostro.

- ¿Qué te hace pensar que no puedes vivir aquí? – pregunto Naruto con seriedad.

- Porque engañe, mentí, asesine y por mi culpa casi matan a tu Tercer Hokage – respondió Tayuya con molestia.

- ¿Solo por eso? – pregunto Naruto con amabas cejas levantadas.

- ¿Cómo que solo por eso? ¿acaso eres idiota? – cuestiono Tayuya incrédula por la falta de preocupación del rubio.

- Si esas son tus razones para creer que no puedes comenzar una nueva vida, déjame decirte que lo que has hecho no es ni la mitad de malo en comparación con lo que han hecho otras personas que conozco – comento Naruto con tranquilidad.

El rubio dijo eso recordando como el señor Vegeta era alguien despreciable que solo mataba por placer y termino volviéndose un hombre de familia y el salvador del universo en varias ocasiones, es cierto que mato a muchas personas inocentes, pero a lo largo de su vida cambio y termino salvando a mas personas de las que asesino, eso probaba que la pelirroja podía cambiar para bien, cosa que sabía nunca pasaría con esa serpiente, claro que el príncipe sayayin mato a personas inocentes, pero jamás experimento con ellas, jamás las trato como marionetas, jamás torturo a nadie de forma cruel y hasta donde sabia, nunca mato a un solo niño, cosa que el Sannin traidor si hizo y lo sabia gracias a que Anko le conto todo lo que le hizo y luego se descubrió que hizo.

- Pero por mi culpa muchas personas de tu aldea murieron, puse en peligro la vida del anciano y secuestre a la Uchiha – cuestiono Tayuya con enojo pues era obvio que ese rubio quería engañarla, pero ya no caería nunca en engaños.

- Es cierto – dijo Naruto frunciendo el ceño con enojo, cosa que le mando un escalofrió a la pelirroja por tan dura mirada – por tu culpa mi Aldea paso por muchos problemas y dolor, eso no está olvidado, pero si solo te juzgo por acciones que fuiste obligada a hacer, jamás me lo perdonaría – agrego suavizando su mirada.

- Di lo que quieras, pero de ninguna manera tu palabra podría convencer a tu Hokage, el junto con tu Aldea me querrán muerta por todo lo que eh hecho – dijo Tayuya con los dientes apretados en enojo – así que mejor lárgate, que no necesito que un tonto me intente dar falsas y estúpidas esperanzas.

- Naru-nii es cabeza de clan, la Aldea entera respeta su opinión, el Hokage es su padre biológico y mi tío por así decirlo, y estoy segura de que tomara muy en cuenta nuestras opiniones – comento Karin enumerando cada cosa que decía al levantar un dedo – y cuando dijiste que hiciste un montón de cosas malas, sé que te sentiste mal contigo misma por hacerlas, así que estoy muy segura de que en verdad puedes quedarte – finalizo con una sonrisa satisfecha en su rostro.

La pelirroja miro perpleja a la otra más pequeña, pues no recordaba que el rubio fuera todas esas cosas cuando invadió Konoha, aunque sospecho no era tan descabellado después de todo lo que hizo para proteger su Aldea, quería decir algo, lo que fuera, pero no podía, las palabras simplemente no le llegaban, nunca nadie en su vida le había mostrado este nivel de comprensión y mucho menos darle la oportunidad de un nuevo comienzo, por lo cual no está segura de cómo responder.

- Tayuya – hablo Naruto sacando de sus pensamientos a la pelirroja – si lo deseas, puedo mostrarte de dónde vienes, si eso de alguna manera te ayuda a tomar una decisión sobre quedarte o no, con gusto lo hare.

- Espera, ¿Qué? ¿Cómo mierda sabrías de dónde vengo? – pregunto Tayuya con desconfianza.

- Puedo entrar en tu mente y mostrártelo, pero solo funciona si tú me dejas – respondió con tranquilidad y dando un paso al frente.

Tayuya se movió de forma incomoda en su lugar, no sabía si podía confiar, ya todos en su vida le habían mentido o la habían manipulado, y ahora alguien quería meterse en su cabeza y decirle de donde venia, fácilmente podría ser atrapada en un Genjutsu, pero si recordaba bien, en los reportes de ese idiota cuatro ojos afeminado, los Son no podían hacer tal cosa, por lo cual ya no viendo que más podía perder, además de saber la verdad, obtener la genuina y dulce verdad era algo que siempre quiso, no importaba que tan dura fuera, quería saberla, pues era su verdad, por lo cual asintió y el rubio se colocó frente a ella y coloco una mano sobre su cabeza.

- Relájate, no pienses en nada y no opongas resistencia – murmuro Naruto con calma – "Según Sasuke, esto es lo mismo que leer los pensamientos de los demás, solo debo imaginar que también me llevo a Tayuya conmigo" – se dijo a si mismo con calma y soltando un suspiro.

Espacio mental de Tayuya

La pelirroja estaba por preguntar cuanto más se supone iba tardar pues se estaba impacientando, pero se confunde enormemente cuando escucha el llanto de un bebe, al abrir los ojos, se da cuenta de que ya no está en ese molesto cuarto, en cambio ahora estaba parada en medio de algunas casas de un pueblo rodeado por un bosque que ella reconoció bien, era el pueblo cerca de Kusa donde creció o mejor dicho donde tuvo que sobrevivir, era de noche y en el cielo se veían varias nubes de tormenta, donde algunas gotas de lluvia caían sobre el pueblo, a su lado derecho estaba el rubio, el cual también parecía mirar todo a su alrededor, el par de ninjas no sabían que estaban viendo exactamente, pero el ruido del llanto de un bebe atrajo sus miradas.

Al frente, entre las casas, recostada contra la pared de una de esas casas, había una mujer de unos 30 años, tenía el cabello rojo y corto, llegándole solo a los hombros, sus ojos eran de un color marrón, sus ropas estaban maltratas y sucias, en sus manos llevaba un pequeño bulto que no paraba de llorar, al caminar y ver más de cerca, tanto el rubio como la pelirroja vieron a una bebe con algunos mechones rojos en su cabeza, la mujer estaba arrullándola intentando hacerla dejar de llorar, todo mientras miraba a su alrededor como si buscara algo o mejor dicho, como si estuviera vigilando sus alrededores con cautela.

- Ya, ya mi pequeña, ya no llores... por favor ya no llores – pidió la mujer en un susurro cálido a su bebe – ya todo está bien... papi fue a protegernos y pronto volverá y... - se detuvo al escuchar muchos pasos a la lejanía y al mirar al bosque, diviso varias antorchas que se acercaban al pueblo – ... Oh dios no – dijo alarmada mientras se ponía de pie.

Tayuya no sabía quién era esa mujer, pero era tan hermosa, aun con sus ropas sucias, era como ver el amanecer por primera vez y su voz, su voz era tan melódica, tan hermosa, que el solo escucharla le trajo un calidez a su corazón, que rápidamente se volvió un nudo al ver como esa mujer se movía entre las casas intentando ocultarse, donde al final se detuvo frente a la puerta de una de esas casas, miro al bebe en sus brazos y comenzó a derramar lágrimas desgarradoras de dolor mientras hacia todo lo posible para que sus sollozos no fueran escuchados, se arrodillo en la entrada de la puerta y coloco al bebe en la madera de la entrada, mientras que la mujer se mordía un dedo para hacerlo sangrar y proceder a escribir algo en la madera, algo que la pelirroja de Oto leyó en voz alta.

- Tayuya, Konoha, por favor – fue lo que leyó Tayuya y que estaba escrito en sangre al lado del bebe.

- Mi hermoso bebe, mi Tayuya, mi pequeña gritona, por favor perdóname... me hubiera encantado verte crecer... pero... pero hasta aquí llego yo... solo quiero que sepas... que tu papi y mami siempre te amos... te amamos con todo el corazón... oh dios... yo... te pido que nos perdones... pensamos que Kusa sería un mejor lugar... - decía la mujer entre sollozos sintiendo que su corazón era desgarrado en pedazos por tener que abandonar a su hermosa bebe.

Como si la bebe de alguna manera supiera lo que estaba por pasar, comenzó a moverse de forma incomoda en su lugar y luego comenzar sollozar débilmente pero comenzaba a tomar fuerza, Tayuya por alguna razón ajena a su comprensión, comenzó a derramar lágrimas como cascadas de sus ojos, pero no hacía ningún movimiento, solo estaba de pie, viendo la escena con un enorme dolor en su corazón.

- Mis... alas no tengo, desa... desaparecieron ya, pero conmigo tengo aun el poder... en tu pupila... el arcoíris se reflejó y el amor florece en tu... corazón... sigue, teniendo fe y esperanza... en que mañana va a cambiar – canto la mujer entre lágrimas y sollozos intentando tranquilizar a su pequeño angel, pues la música siempre fue algo que la relajaba.

Tayuya nunca en su vida había escuchado una canción tan hermosa, la tonada era perfecta, llenaba su corazón con una paz que jamás imagino posible, deseaba poder escuchar esa canción una y otra vez, era tan cálida, como los primeros rayos de sol en una mañana fría, como las primeras brizas del verano, era simplemente magnifica, tanto que odio cuando esa mujer dejo de cantar cuando la bebe dejo de llorar y se quedó dormida, la mujer aun entre lágrimas, acaricio por última vez la mejilla redondeada de su bebe y se puso de pie y corrió hacia el bosque donde gritaba con todas sus fuerzas, parecía querer atraer a la turba a su dirección y con la imagen de la mujer perdiéndose en la lejanía, todo a su alrededor se comenzó a desmoronar en partículas.

Fuera del espacio mental

La pelirroja cayo de rodillas con los ojos bien abiertos y con lágrimas aun saliendo de sus enormes ojos castaños, el rubio estaba de pie mirando triste a la chica, pues no era su intención ponerla en ese estado, ni siquiera podía imaginarse por lo que estaba pasando o por lo que estaba lidiando emocionalmente, mientras que la pelirroja de anteojos miraba todo confundida, pues no había pasado ni medio segundo y la pelirroja ya había caído y estaba llorando.

- Ellos... ellos... murmuro Tayuya aun en shock por lo que presencio.

- Lo siento mucho, te juro que no era mi intención – se disculpó Naruto hincándose para estar a la altura de la pelirroja y poner una mano sobre su hombro, pero se confundió cuando la vio sonreír débilmente.

- Ellos me querían – dijo mirando fijamente al rubio agrandando un poco su sonrisa – no fui algo que olvidaron y tiraron como basura... ellos me querían... ella me quería.

Eso era todo, lo que anhelaba Tayuya era saber que sus padres si la amaban, pues siempre supo que de algún lugar tuvo que haber salido, pero debido a que nunca los conoció, de pequeña supuso que simplemente la dejaron tirada para morir, pero no, ellos la amaban, se sacrificaron por ella, deseaban su bien, solo tuvo mala suerte, eso fue todo lo que necesitaba saber y ahora con la respuesta clara en su mente y con una melodía perfecta en su corazón, se limpió las lágrimas de su rostro y se puso de pie con seguridad.

- Muy bien, acepto tu oferta, me uniré a Konoha – dijo Tayuya con seriedad y luego miro a la enana – les diré todo lo que sepa de Orochimaru, nunca le fui leal y no lo seré, no estoy mintiendo y no me estoy guardando una mierda.

- Te creo, todo lo que dices es verdad – comento Karin con una sonrisa.

- Eso es estupendo – dijo Naruto poniéndose de pie y con una gran sonrisa – bien, aún tengo que hablar con el Hokage, pero estoy seguro de que podrás vivir con Karin y con los demás del clan Uzumaki.

- Me niego – rechazo de inmediato Tayuya confundiendo al dúo frente a ella, luego se apoyó en una rodilla y bajo la cabeza en respeto – pido servir al clan Son, sé que mi nivel está muy por debajo del suyo, pero seré completamente leal al clan, daré mi vida por el si es necesario.

La pelirroja no necesitaba ser parte de un clan, nunca lo tuvo y nunca lo necesito, lo único que quería era saber quién era y ahora que tenía la respuesta, se encargaría de vivir en Konoha, como fue el deseo de su madre, se encargaría de ver morir a esa maldita serpiente, pero sobre todo le seria leal al Son rubio, pues gracias a este obtuvo su respuesta, toda su vida fue entrenada para mostrar lealtad y fortaleza, por ende la única manera en que sabía el cómo poder agradecerle era dándole su completa y real lealtad.

- Oye, oye, oye, eso es exagerado y no tienes por qué hacer eso – dijo Naruto de forma nerviosa, giro para mirar a su hermanita en busca de ayuda, pero esta negó con la cabeza no sabiendo que hacer, aunque tampoco negó las palabras de la pelirroja, así que todo lo que escucho lo decía enserio – bien, supongo que de esa manera será más fácil incluirte a la aldea, si convenzo al consejo que estas bajo mi supervisión dudo que protesten.

- Entiendo – dijo Tayuya levantándose de su lugar y mirando al rubio y luego mirar sus grilletes - ¿Ya puedo irme?

- Jeje aun no, pero ya no estarás aquí, te llevaran a una celda y en unos días vendrás conmigo – respondió Naruto con una sonrisa.

- Comprendo – dijo Tayuya con calma, para luego fruncir un poco el ceño – te puedo ser leal, pero si le dices a alguien que llore... clavare tus bolas a lo alto de un árbol y te dejare caer de cabeza – advirtió y sonrió un poco cunado el rubio se llevó las manos a su zona privada con miedo.

- ¡Oye! ¡¿Quién diablos te crees para estar amanzanando a Naru-nii?! – cuestiono Karin con enojo y los ojos en blanco mientras caminaba al frente y encaraba a la pelirroja.

- Lo siento enana, pero te faltan como 20 cm para poderme hablar de ese modo – se burló Tayuya inclinándose hacia abajo y sonriéndole a la cuatro ojos con superioridad – así que piérdete pequeño ratoncito.

- ¡Cállate! ¡Maldita rosadita! ¡¿Acaso tienes un complejo ya que lo único que tienes grande son tus ojos?! – grito Karin ahora realmente molesta.

- ¡Tu maldita desalineada! – exclamo Tayuya con los ojos en blanco.

- Ya vámonos Karin – dijo Naruto tomando a su hermanita por el cuello de su camisa y comenzar a arrastrarla hacia la salida mientras seguía discutiendo con la pelirroja – hasta luego Tayuya, pronto vendré por ti.

Cuando el rubio salió de la habitación, la pelirroja de anteojos seguía apretando los dientes y puños con enojo, rio un poco por esa actitud y dedujo que su hermanita ya había hecho a una muy buena amiga, el par de chicos miraron al frene cuando escucharon los pasos de alguien y vieron que era el especialista en tortura más grande de Konoha.

- ¿Estás seguro de que podemos confiar en ella? – pregunto Ibiki con seriedad, pues había escuchado todo lo ocurrido con la prisionera.

- Por supuesto, ella solo tuvo mala suerte, y su energía no es malvada, solo necesita una oportunidad – respondió Naruto con seguridad – además Karin confirmo que no mintió cuando hablo sobre unirse a la Aldea.

- Así es, soy genial – agrego Karin con una sonrisa orgullosa.

- Muy bien, de ser ese el caso se le tratara mejor de que a cualquier prisionero – comento Ibiki con calma, para luego mirar a la pelirroja – tus habilidades son asombrosas, serias un excelente elemento en este departamento, ¿Estas interesada en un trabajo?

Buenas raza, espero les guste el capítulo, no se olviden de votar ya que le pongo mucho empeño a la creación de los capítulos y es una forma de recibir su apoyo, también si han llegado hasta aquí y no han votado en los capítulos anteriores, les pido que regresen y lo hagan, pues como ya dije le pongo mucho empeño a los capítulos y en verdad me gustaría ver su apoyo, sin nada mas que decir, hasta el próximo capitulo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top