Capítulo 53: El Origen de la Devastación/Vals de la Batalla/Sonrisas de Dolor

"Hay sonrisas que no son de felicidad, sino una manera de llorar con bondad."

-Gabriel Mistral

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Nos encontramos en la isla de Calipso, donde podemos ver a una hermosa mujer de cabellera roja caminando entre un campo de flores, su toga blanca ondeaba junto a su cabello con fresca brisa, el broche de oro que sujetaba su toga tenía la figura de un rayo.
Su cuerpo como el de un reloj de arena con muy muy buenos....Ejem, rasgos, si, eso.

Sus ojos turquesa vieron al hermoso cielo y sonrió con hermosura remarcando más sus hermosas facciones.

Calipso, quien ahora miraba el cráter que alguna vez se creó justo en un día como ese hizo que sonriera el verlo lleno de flores y siendo usado como madriguera de zorros.
La mujer sonreía más al pensar que habían pasado dos años desde eso, sin embargo su expresión cambia a sorpresa para rápidamente salir corriendo dejando caer algunas flores para acercarse a una canasta diferente tomándola entre sus manos y seguir caminando por el bosque.

Al pasar por un lago vio su reflejo y rápidamente se peinó un poco mientras veía sus mejillas con un ligero rubor haciéndola sonreía levemente para seguir caminando, tarareando una suave melodía hasta llegar a su destino, en donde se escondió detrás de un árbol para asomarse y ver cómo a unos metros de ella estaba un hombre de cabello albino que le llegaba hasta los hombros. Unos ojos celestes muy poco comunes que parecía que destellaban en poder o en inteligencia de años.

Su complexión robusta se remarcaba con cada golpe que daba con el hacha para cortar la leña, partiéndola en dos.

Indra se limpiaba el sudor con un paño viendo la gran cantidad de leños que había dejado haciéndolo alzar una ceja.

Indra: Creo que volví a excederme.

Calipso: -Se acerca- Bueno, al menos no nos faltará fuego para este invierno -Sonríe cálidamente- el almuerzo.

El albino sonrió ante eso, para minutos después ambos estar sentados en unas rocas comiendo la comida que hizo la mujer.

Indra: Mañana iremos a ver al carnicero, me debe un favor por ayudarle con su esposa así que le diré que nos dé más carne para que no tengamos que ir durante el invierno, la señora de las verduras es muy amable así que podemos darle más mercancía, tenemos un poco más de dinero así que puedes comprar ropa más abrigadora y .... -Se calla al notar como lo ve la peli roja- ¿Tengo algo en la cara?

La mujer se exaltó ante eso, sonrojándose.

Calipso: N-No, es solo que bueno -Ríe- es increíble pensar que hace dos años ni siquiera te gustaba navegar hasta la otra isla y ahora incluso piensas como aprovechar cada viaje que hacemos, incluso piensas en formas para que estemos cómodos en el invierno.

Indra: No tiene caso quejarme para siempre -Escribe en el pergamino- además debo asegurar nuestro bien y el de ellos -Baja la vista a su vientre y frunce el ceño- sigo diciendo que no es necesario que vengas hasta acá para darme comida, puedo ir yo o prepararme algo, no debes hacer esfuerzo. -La regaña-

La mujer sonríe ligeramente para acariciar su vientre.

Calipso: No me gusta estar sin hacer nada, además es un día hermoso, me gusta estar contigo a pesar de que me regañas hasta por lavar la ropa en el río....

Indra: El agua fría puede ser mala para tu condición....

Calipso: -Aguanta la risa- ...y nuestros hijos querían estar con su padre.

Indra: -Recarga su cara en su puño- Siempre hablas como si fueran más de uno.

Calipso: -Alza el pecho orgullosa- Una madre sabe eso y además -Ríe- la matrona del pueblo dijo que ya que soy joven y sana, al igual que tú existe la posibilidad de que los dioses nos brinden más de uno, a mí me gustaría 3 ¡No, mejor 5! ¡Mejor 8! -Sonríe ilusionada-

El ex dios solamente suspiro escuchando a su mujer parlotear de como los cuidarían, la verdad es que en ese momento de su vida jamás imagino que estaría casado con una mortal y mucho menos esperando un hijo.
Pero pasar tanto tiempo con Calipso, lo hizo ver cosas que jamás se planteó en su vida como dios, las cosas pequeñas que creía inútiles e insignificantes como el cultivo se hicieron tranquilas y satisfactorias. Cazar se volvió algo que le divertía.

Incluso acostarse con ella mientras lo único que los cubría era una manta al calor del fuego y sus cuerpos era algo que adoraba. Por eso cuando recupero sus poderes, cuando estuvo seguro de que su divinidad estaba restaurada por completo no dudo ...en jamás volver a usarla.

No quería ser un dios, ya no. Porque si lo era significaba vivir para siempre y ver morir a su esposa, sus hijos serían semidioses por lo que vivirían un poco más para después morir, mientras él jamás lo haría.

No podía volverlos dioses, eso solo lo podía hacer los de alto rango como Zeus, él solo era un dios menor que era una mancha en la larga lista de dioses más importantes que estaban antes de él y la verdad eso ya no le importaba, por eso un día recordó lo único bueno que había dicho Zeus en su larga existencia.

"Los dioses no podemos morir, somos existencias que no nos ata las leyes de los mortales, sin embargo cuando un dios niega su divinidad y finge ser lo que no es puede perder lo que lo hace un dios, para dioses con mí poder no hay peligro, pero para los insectos de los menores si pasan tanto tiempo con mortales, corren el peligro de volverse eso...mortales".

Por eso lo había decidido, ya no sería un dios, sería un mortal y viviría su mortal vida con su mujer y su hijo. Por fin entendía las palabras de la que alguna vez creyó la única persona que lo amaría en el mundo, y estaba tranquilo.

Estaba feliz.

Por eso no callo a Calipso al hablar sobre tener diez hijos, ella odiaba la soledad que había en esa isla y él amaba complacerla, por eso solo la escucho mientras sonreía.

Se supone que era el dios de la devastación.

Destructor de islas, dolor de las Kujas, ser la razón por la que deben los mortales pedir de rodillas que no destruyera sus ciudades.

Pero ahora solamente quería ser un esposo y padre...solo quería una vida tranquila.

****

En una cabaña en un claro, mientras la nieve caía, se escuchaban los gritos de una mujer que resonaba por toda la isla mientras afuera de la cabaña estaba un impaciente Indra quien se movía de un lado a otro, escuchando los gritos de su mujer hasta que de repente todo se quedó en silencio durante varios minutos donde asustado ingreso de inmediato para ver a su mujer y preocupado al no escuchar el llanto de su hijo.

Sin embargo cuando llego al lugar lo primero que de encontró fue a una hermosa mujer de cabello castaño, vestía con una toga simple, una túnica roja y dorada, mientras avivaba el fuego. El ex dios apretó los puños al verla.

Indra: ¿Dónde están? Responde Hestia.

La mujer abrió los ojos mostrando como eran de un marrón tan cálido que parecían abrazar con un fuego tan tibio como un abrazo de una madre. La diosa sonrió señalando la otra habitación.

El albino corrió al lugar para encontrarse con una escena que quedaría grabada en su mente.

Su mujer estaba acostada en la cama llena de sudor y con una clara expresión de cansancio, pero en su rostro el cual estaba bañado en lágrimas de felicidad, sostenía cuatro bultos envueltos en mantas entre sus brazos.

El ex dios sintió que casi se caía al verlos, pero cuando su mujer lo vio le hizo una seña para que se acercara por lo que no dudo en hacerlo.

Calipso: Míralos, son hermosos. -Dijo sin dejar de llorar-

El albino estaba sorprendido a más no poder y con justa razón puesto que uno de sus hijos tenía el cabello rojo igual a su madre, el otro tenía el cabello blanco como el suyo y era el más pequeño, el tercero tenía el cabello rosado tan hermoso que resultaba la combinación de los dos colores anteriores y tenía la piel tan clara que parecía de porcelana, pero el cuarto era lo que lo dejaba sin palabras puesto que.....era un zorro.

No en el sentido que tenga características de un zorro, literalmente era un zorro de pelaje naranja y aunque trataron de envolverlo bien, nueve colas salían por la manta.

Había escuchado que los dioses tenían formas bastante raras de concebir a sus hijos, puesto que escucho las leyendas de cómo nació Pegaso incluso, pero jamás imagino que con él, quien renunció a ser un dios y siendo uno menor pudiera hacerlo.

Sabía que era suyo, los tres eran suyos eso no lo dudaba, pero lo que le daba miedo era la reacción de Calipso, sin embargo, su sonrisa llena de amor dirigida a los cuatro pequeños fue lo suficiente para hacerlo aliviarse.

Calipso: Ya elegí los nombres. -Murmura sin dejar de verlos-

Indra: ¿No sé supone que debo elegirlos yo? -Bromea con ella-

Calipso: Cielo -Le sonríe de forma dulce- cuando saques a cuatro pequeños del tamaño de una sandía por un agujero del tamaño de un mango puedes ponerles el nombre que quieras, hasta entonces yo decidiré el nombre de nuestros hijos.

Con una gota de sudor él asintió.

Calipso: La primera pequeña que heredó mí cabello -Besa su frente- la llamaré Atenea, para que la diosa la bendiga y sea una mujer tan fuerte e inteligente en el futuro -Ve al zorro- a este pequeño, lo llamaré Kurama porque sé que estará lleno de sabiduría mientras crece, mí pequeña de cabello rosado -Ve a la pequeña que estaba aferrándose a su manta- la llamaré Elena, para que al igual que una princesa guerrera jamás se deje vencer y finalmente -Ve al pequeño albino- a este lo quiero llamar.... -Habla al mismo tiempo que un trueno cae del cielo-

El albino mayor cargo al pequeño albino que se removía incómodo para verlo bien, su cabello era rizado y aunque no los tenía abiertos veía que también heredó sus ojos celestes haciéndolo sonreír.

Indra: ¿De dónde sacaste esos nombres? Son raros, se burlarán de ellos. -Sonríe-

Calipso: He tenido sueños raros, y cuando los vi esos nombres aparecieron en mí cabeza y la verdad me gustan. -Abraza a dos de sus hijos-

Indra: -Sonriendo mientras lágrimas bajaban por sus mejillas- Atenea, Kurama, Elena y -Ve al pequeño albino en sus brazos- Izuku, juro que los protegeré a ustedes y a su madre de cualquier mal, no importa de dónde venga -Se acuesta con su esposa y abraza a sus hijos junto con ella- no dejaré que les pase nada malo.

Los cuatro pequeños sonrieron levemente ante las palabras tan lindas de su padre, durmiendo tranquilamente con el calor de sus progenitores que no dejaban de darles miradas llenas de amor.

****

Indra estaba en el suelo de rodillas, con la lluvia empapándolo, con heridas en su cuerpo que soltaban icor y sangre mortal.

Sin embargo en los brazos del albino se veía el cuerpo de una peli roja completamente pálida...con un agujero en el pecho.

El ex dios veía en shock como la persona que estaba frente a él sujetaba la manta que se supone que cubría a uno de sus hijos. Usándola para limpiarse sangre de la boca.

Zeus: He tenido muchas decepciones con mis hijos, Dionisio por muy divertido que sea es alguien que solo piensa en beber y aburre eso, Ares solo piensa en nuevas formas de guerra, Atenea se la pasa leyendo esas estupideces y planeando como humillar a Ares y Apolo junto con Atenea hacen lo que se les pega la gana, pero tú -Ve Indra- has sido el que más me ha causado problemas, espero que estés feliz Indra porque tú hiciste esto -Tira la manta al suelo- tú me hiciste matar a uno de mis nietos....y ahora tendré que hacer lo mismo con los otros.

La tierra tembló mientras los ojos de Indra se iluminaban, dejando el cuerpo de su mujer en el suelo gentilmente.

Para sin dudarlo lanzarse contra el rey de los dioses, aun sabiendo que lo que lo esperaba era la muerte, solo quería matarlo.
























































































Miku sintió la nieve fría debajo de ella mojando su ropa, haciendo que se removiera levemente incómoda, sin embargo sintió una leve calidez que la hizo querer pegarse pero aquella fuente de calle estaba encima de ella que cuando quiso pegar su cuerpo no estaba lo suficientemente cerca.
Por lo que algo molesta abrió los ojos sintiendo un leve dolor de cabeza, pero cuando la vista se le aclaro, sus ojos se abrieron como platos y un jadeo de sorpresa salió de sus labios.

Izuku, quien estaba encima de ella teniendo ambos brazos a los lados de su cuerpo estaba con una expresión de cansancio y concentración, pero eso no era lo más impresionante sino lo que estaba a su alrededor. Una especie de caja torácica hecha de un aura verdosa los cubría de varias rocas que les habrían caído encima de no ser por ella.

Miku: ¿Q-Qué es esto?

Izuku: N-No tengo la menor idea, pero ya lo he hecho varias veces y créeme que esto está muy por debajo de lo que he hecho y siento que en cualquier momento me voy a desmayar -Dijo jadeando mientras sudaba- así que si puedes ayudarme te lo agradecería inmensamente. -Gruñe-

La peli roja aún no terminaba de procesar lo que había pasado, el albino la había salvado, pero ¿Por qué? Ella no había sido para nada amable desde que llegó, demonios incluso casi lo había dejado entre la nieve de no ser por lo que habitaba dentro de ella.

Los ojos empezaron a arderle.

Miku: -Con la mirada cubierta por su cabello- ¿Por qué...?

El albino se enfocó en verla, cuando la peli roja con lágrimas bajando por sus ojos, una mirada llena de dolor, tristeza y desolación llenaron esos hermosos ojos.

Miku: ¡¿Por qué me salvaste?! ¡Pudiste salvarte a ti mismo, pudiste dejarme morir y aun así no tendrías la menor culpa de lo que me pasará! ¡Pudiste irte y que alguien más te curara! ¡¿Por qué me salvaste?! -Gritaba entre lágrimas-

Izuku quedó en silencio ante sus palabras mientras los sollozos de la chica eran el único sonido que se escuchaba entre ellos, y con gran esfuerzo el peli blanco estiró su brazo para quitar algunas lágrimas de sus mejillas haciendo que la chica dejara de llorar por la pequeña sonrisa que tenía, a pesar del cansancio, a pesar de la falta de energía él le sonreía.

Miku: ¿Por qué? -Pregunto en un susurró- Me he comportado horrible contigo.

Izuku: -Limpia sus lágrimas- Porque, cada que me decías cosas horribles o me mirabas con indiferencia veía como sufrías, a pesar de tratar de verte fuerte veía el dolor en tus ojos, estabas gritando pero nadie te escuchaba -Gruñe pero no aparta la mirada de los ojos de ella- y-yo no sé qué es lo que has vivido, pero yo tuve esa misma mirada antes y l-logre salir de esas sombras por mis Nakamas, a-así que yo te salvaré de las tuyas -Sonríe- no podría ser llamado hombre si dejo que una dama arruine su belleza con esas lágrimas.

Miku abrió los ojos sintiendo como sus mejillas se calentaban y su corazón latía con rapidez. Una de las pesadas cadenas que había en su corazón cayó ante aquel brillante albino.

Pero el momento se interrumpió al ver cómo los brazos del chico temblaban, por lo que alzo la vista y observo como la caja torácica se estaba agrietando.

Miku: Q-Quita esta cosa.

Izuku: ¿Qué? Si lo hago....

Miku: -Reuniendo energía- Solo hazlo!

El chico gruñó para sentir como desaparecía aquella extraña defensa, permitiendo que las rocas cayeran encima de ellos o habría sido así de no ser porque Miku estiró su mano soltando un gran vendaval que mando a volar las rocas muy lejos de ellos.

La chica suspiro aliviada ante eso, pero de inmediato el aire se le escapa cuando el peso del chico cayó encima de ella haciendo que el pecho de ella se presionará con el de él haciéndola sonrojarse, y cuando iba a pedirle que se levantará noto que el chico estaba inconsciente.

Miku suspiro para sonreír levemente mientras estiraba su mano, algo dudosa pero con ella acaricia suavemente el cabello del albino, tal y como lo había hecho cuando lo había llevado a la cabaña la primera vez.

Miku: Es muy suave -Susurra y de pronto se sonroja- .... cállate, e-es solo que su cabello parece algodón y m-me dio curiosidad -Frunce el ceño- deja de reírte y ayúdame, tonto zorro.



































































En otra parte de Wano

Nos encontramos a una bicolor vestida con un kimono, con el cabello atado en un moño mientras estaba sentada de rodillas viendo la luna tan hermosa que se alzaba en el cielo.

La chica escucho pasos, pero no tuvo que voltearse para saber de quién se trataba.

Saori: No debería estar despierta a esta hora su majestad.

Una suave risa femenina se escuchó, al mismo tiempo que alguien se sentaba al lado de ella permitiendo que la luz de luna ilumine la identidad de aquella persona.

Hiyori: Lo mismo debería decirte, deberías ya estar dormida además hace frío.

Saori: Soporto bien el frío, además no he podido dormir bien últimamente. -Dijo sin dejar de ver el cielo-

Hiyori: ¿Esperas que llegue volando? -Dijo sin poder hacer que la bicolor la voltease a ver- Todas las noches, mañanas y tardes te quedas horas sentada viendo al cielo.

Saori: .... sé que él está ahí afuera, esperando para hacer su ridícula entrada dramática que siempre hace -Dijo sin dejar de ver el cielo- yo...yo solo quiero asegurarme de que está bien.

La mujer sonrió levemente acomodándose a su lado.

Hiyori: Yo hacía lo mismo cada que mi esposo se iba y tardaba meses en regresar *Suspira* pero él siempre regresaba con una sonrisa, aunque muy pequeña, pidiendo una copa de Sake, admito que aunque me enojaba me alegraba y aliviaba saber que seguía bien.

Saori: Lo lamento, usted tiene bastantes problemas como para que le esté hablando de los míos, ya bastante ha hecho por todos nosotros al darnos asilo.

Hiyori: Es lo mínimo que puedo hacer por amigos de Yamato-chan, además de qué no puedo hacer más por ustedes -Baja la mirada- desde que mi hermano cayó en cama trato de mantener todo en orden, los vainas rojas están encargándose de cazar a nuestros enemigos que no tenemos a nadie que pueda ayudarlos en su búsqueda de tu esposo

Saori: -Sonrojada- Es mi novio y ya hace suficiente, además Yamato ya está buscándolo sin descanso, yo también debería hacerlo o ayudarles en algo, no me gusta estar de inútil.

Hiyori: Tus amigos el pequeño y el de mirada aterradora están ayudando en las rondas de la capital y las aldeas cercanas, Marco-san está cuidando de mí hermano, todos están ayudando hasta los niños que ríen y juegan como deberían hacer, tú también me has ayudado en mis labores Todoroki-san.

La bicolor suspiro para llevarse una mano al collar que llevaba, apretando el anillo entre sus dedos mientras cerraba los ojos.

Hiyori: Mi esposo jamás entreno a nadie, incluso para mí hermano no fue un entrenamiento cuando estuvieron juntos, sin embargo Zoro lo entreno y enseño sin dudar, vio algo en él así que seguramente está bien así que no debes preocuparte tanto y asegurarte de cuidar de tu salud para estar bien cuando tu ser amado vuelva.

Saori: *Suspira* Lo sé, es solo que...he estado tanto tiempo con él que ya no sé cómo debería actuar sin su presencia, no puedo evitar preocuparme como avanza su enfermedad, si ha comido, si tiene frío -Aprieta sus puños- mientras yo duermo con su chaqueta cada noche.

Hiyori: Debe gustarte mucho.

Saori: -Niega- No -Dijo sorprendiendo a la mujer- lo que siento por él, por Izuku va más allá de un simple gusto, más que una simple atracción, -Lleva una mano a su pecho sintiendo su corazón latir- estoy perdidamente enamorada de él.

















































Una suave melodía fue lo primero que escucho, la vista borrosa fue lo segundo que pudo sentir.

El cansancio y ganas de cerrar los ojos fue lo tercero, sin embargo la superficie dura debajo de él le incomodaba y aunque ha dormido en peores lugares no pudo volver a dormirse. Así que cuando sus sentidos se enfocaron pudo escuchar la canción que era cantada por una dulce voz.

Cerro los ojos un segundo para disfrutarla, sin embargo al escuchar la melodía sentía que la había escuchado en algún lado, por lo que alzo la vista llevándose la sorpresa de que se encontraba en una cueva justamente al lado de un fuego, mientras que su cabeza estaba recostada en el regazo de Miku, quien era la responsable de aquella hermosa voz y esa canción.

El albino vio medio perdido como la peli roja parecía tan concentrada en cantar que no se dio cuenta que había despertado y algo en Izuku le impedía interrumpirla, ya que esa canción sonaba tan relajante y a la vez tan familiar, como en los viejos tiempos cuando su madre le solía cantar canciones de cuna para que finalmente durmiese.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que la chica finalmente dejo de cantar y noto la mirada de Izuku, la chica se sonrojo un poco y a pesar de lo que el albino esperaba, ella no lo tiró al suelo o le clavo su espada de nuevo, solamente lo veía tímida. Raro.

Miku: ¿C-Cómo te sientes?

Izuku: -Parpadea- Débil, más que antes pero estoy vivo así que no es tan malo.

La peli roja asintió para colocar su mano en el pecho del chico haciendo que aquella energía verde empezará a curarlo.

Miku: M-Me alegro, creí que ya no ibas a despertar, estaba preocupada.

Izuku: -Alza una ceja- ¿Preocupada?

La chica asintió sin verlo, haciendo que el chico más se confundiera.

Izuku: ¿Cómo me trajiste aquí? Digo no es por ofender ni nada pero soy bastante pesado y no parece que seas muy fuerte.

Miku: Recibí algo de ayuda. -Murmura-

El albino frunció el ceño, ya que eso no tenía sentido, lo mismo cuando se lo llevo recién llegado a Ringo, a pesar de que su don tenía varios usos no había forma de que pudiera llevarlo así como así. Sin embargo la chica no parecía dispuesta a revelar nada.

Izuku: Cuéntame algo real. -Murmura-

Miku se le quedó viendo unos segundos para dirigir su mirada a la entrada de la cueva en donde se encontraban.

Miku: ....Mí madre murió cuando tenía 7 años -Murmura- o mejor dicho la asesinaron, por....por mí culpa.

El albino no reaccionó facialmente o dijo alguna cosa, solo quedó en silencio escuchando.

Miku: Desde siempre habíamos sido ella y yo, mi padre biológico murió cuando estaba en el vientre de mí madre y ella quedó sola para cuidarnos....

Izuku: ¿Cuidarlas?

Miku: -Asiente- Según le dijeron a mí madre, esperaba a cinco niñas pero durante el parto debido a que *suspira* bueno digamos que no estaba en un lugar apto para dar a luz, ella estaba enferma y pues resultó que cuatro de las cinco murieron y solo una quedó, yo, la tercera para ser específica -Pasa un mechón detrás de su oreja- sinceramente no sé si fue un juego del destino o qué pero así empezó todo el mal.

El peli blanco vio como la chica cerraba los ojos tomando una bocanada de aire.

Miku: Éramos pobres, desde que tenía memoria mí madre ganaba poco al ir a vender sombreros hechos de bambú al mercado de la capital y lo que obtenía era para comida y agua que apenas alcanzaba para las dos, pero ella jamás se quejó o siquiera maldijo en algún momento, hizo su mejor esfuerzo para protegerme...a tal punto de dar su vida.

Izuku: ¿Protegerte? ¿De qué?

La peli roja suspiro para con sus manos llevarlas a su estómago haciendo que el albino se confunda.

Miku: ¿Alguna vez has oído hablar del Kyubi?

Izuku: Si, el zorro de nueve colas que según las leyendas creaban ilusiones y se burlaban de la gente ingenua en Japón antigua o algo así.

Miku: -Sonríe sin gracia- Suena lindo pero no puede estar más alejado de la realidad, el Kyubi si era un zorro de nueve colas, pero no era un ser que se la pasaba haciendo bromas, de hecho era una entidad o más bien un ser de inmenso poder que creaba destrucción y muerte a dónde sea que iba, su nombre fue temido en la tierra de Wano por años ya que nadie era capaz de detenerlo....

Izuku vio como el fuego chisporroteaba más.

Miku: La tierra de Wano fue aterrorizada por la bestia de nueve colas por años, pero los habitantes no podían hacer nada al respecto incluso cuando la gran bestia tenía una gran debilidad -La chica ve a Izuku, quien tenía una expresión confusa haciéndola sonreír levemente- la bestia que tanto temían y que tanto poder tenía no siempre era una bestia, pues cuando la ira no se desataba en ella tomaba la forma de una doncella frágil y dócil.

Izuku: No estoy entendiendo Miku.

Miku: *Suspira* El Kyubi, la tan temida bestia ha estado encerrado en los cuerpos de las mujeres de un clan durante toda su existencia, mujeres que fueron usadas como prisiones para contenerlo y evitar la destrucción, con cada generación el manto del protector era transferido a un nuevo guardián para evitar que el zorro demonio saliera y destruyera Wano -Ve el fuego con una mirada apagada- hubo un tiempo donde la gente de Wano veía a ese clan como salvadores, gente que sacrificaba su vida para que ellos estuvieran bien....pero un día vieron la amenaza que eran realmente y decidieron acabar con todos.

El chico vio como la mirada se oscurecía de la chica.

Miku: Cazaron a cada miembro, hombre, mujer y niños, a pesar de que sabían que solo las mujeres y niñas podían heredar al Zorro y solamente las del linaje directo, pero esas personas no buscaban matar al zorro, buscaban apoderarse de él bajo la idea de que iban a matarlo, solo era una fachada para que la gente no sospechara, sin embargo la persona que en aquel momento tenía al zorro en su interior huyó a tiempo, estando embarazada y dejando a su esposo morir -Aprieta los puños- huyó porque sabía que debía evitar que el zorro cayera en malas manos.

Izuku: Pero no entiendo, mencionaste al zorro que salía cuando estaba lleno de ira ¿Por qué no simplemente salía para proteger o exterminar a quienes lo querían matar? Además ¿Cómo podrían controlarlo?

Miku: El Kyubi era una bestia poderosa sí, pero también caprichosa que solo me importaba el caos y terror que causaba, su único deber era mantener con vida a su recipiente hasta que bajará la guardia y así poder salir, cosa que nadie había permitido, respecto a lo segundo bueno como dije cualquier recipiente controla de cierta manera al Kyubi y si ellos lograban tener a alguien pequeño e ingenuo del clan...

Izuku: Podrían controlar al zorro.

Miku: -Asiente- Así que la mujer huyó por días y días hasta que cayó rendida en un pueblo pequeño y alejado de todo el mundo, donde finalmente dio a luz a su hija y esa hija creció para llevar al zorro mientras su madre se entregaba a los que las cazaban y así siguió el clan a escondidas, huyendo de todos los que querían el poder del zorro.

El albino trago saliva cerrando los ojos.

Izuku: ....Hasta que llego a tus manos -Abre los ojos- ¿Verdad?

La peli roja asintió con una sonrisa triste.

Miku: Llevo al zorro desde mí nacimiento, él me ha protegido y mantenido con vida durante muchas ocasiones, lo que viste cuando nos conocimos fue una materialización de energía pura de él, sinceramente pocos podrían verlo por eso me asombro que tú lo vieras.

Izuku: Yo -Cierra los ojos- carajo, ¿Por eso estás en medio de la nada? ¿Cómo pudiste aguantar tanto tiempo sola?

Miku: Kurama siempre estuvo conmigo al igual que el abuelo -Ve la cara de desconcierto de Izuku- el Kyubi, su nombre real es Kurama y bueno con los años se ha vuelto menos salvaje, gracias a eso no siempre estuve sola y tuve -Su mirada se apaga- tuve gente también que me quería, que se preocupaba por mí y que me hacían creer que podría tener una vida normal pero....las mismas personas que buscan a Kurama, siguen afuera, buscándome para que les dé mí poder.

El albino noto perfectamente la mirada desolada de la chica, sabía que había más detrás de su historia pero todo eso le provocaba dolor al parecer por lo que no iba a indagar, mejor que nadie sabía que los detalles a veces eran los que destrozaban el corazón de uno.

Izuku: El hombre que te estaba persiguiendo cuando nos conocimos ¿Por qué no acabaste con él? Digo lo que vi allá arriba, esa aura que te rodeo era el poder del zorro ¿No? Pudiste acabar con él fácilmente.

Miku: Si, Kurama posee grandes poderes y eso apenas fue una pequeña fracción de él, pero si lo uso completamente -Aprieta su puño- Kurama se ha calmado un poco con los años, pero cuando su ira se desata no hay nada ni nadie que pueda detenerlo.

Izuku: Vamos -La ve y sonríe- no creo que sea para tanto.

En ese momento los ojos de Miku cambiaron de golpe haciendo que el albino se pusiera en alerta, pero fue demasiado tarde cuando un torrente naranja salió del cuerpo de la chica, haciendo que se cubriera con los brazos durante varios segundos hasta que aquella niebla había tomado forma....del mismo zorro.

Kurama: ¿A quién le dices que no es la gran cosa? -Gruñe-

La cueva se llenó de un inmenso poder que Izuku tuvo que sentarse, pero no se puso en guardia, sino que levanto el mentón para ver al zorro que lo veía de forma amenazante.

Kurama; ¿No tienes miedo? -Ruge mientras acerca su rostro al del chico-

Izuku: .... *Suspira* He estado en tantas experiencias cercanas a la muerte que creo que casi nada me asusta, además sé identificar perfectamente cuando alguien quiere matarme y no siento esas intenciones viniendo de ti, las sentí cuando estaba por atacar a Miku, pero las otras veces que has aparecido no, no quieres matarme así que no hay necesidad de ponerme nervioso o en guardia.

El zorro se quedó en silencio entrecerrando los ojos para soltar una risa burlona.

Kurama: No puedo creer que te haya elegido a ti -Murmura confundiendo a Izuku- créeme que no es ningún placer tener que aparecer, pero si no hablo contigo está mocosa no te dirá lo que es importante.

Izuku: -Afila su mirada-

Kurama: Ese hombre que la persiguió si estaba detrás de ella, pero la mocosa apenas sabe pelear y ni hablar de las armas, es una completa inexperta que apenas sabe lo básico, yo soy todo lo que tiene para protegerla, pero incluso para mí es difícil a veces al estar, bueno contenido. -Gruñe molesto-

Izuku: ¿Y que tengo que ver yo?

Kurama: -Lo ve desconcertado- ¿Aún no te has dado cuenta, mocoso?

Izuku: ¿Cuenta de qué? -Frunce el ceño-

Kurama: La razón por la que llegaste a estas tierras, porque fue que te encontraste con está mocosa....

Izuku: Vine a curarme, a reparar mí espada y a nada más, lo que pasó con Miku fue coincidencia.

El zorro soltó un mordisco al aire, pero el albino no se inmutó ante eso.

Kurama: En verdad los mocosos son peores con cada generación -Lo ve- debes proteger a la mocosa del hombre que la persigue.

Izuku: -Frunce el ceño-

Kurama: Quita esa cara ¡Haz algo productivo en vez de que ambos estén coqueteando! -Izuku iba a decirle lo contrario pero lo corta- Debes protegerla de ese hombre, porque sé que la mocosa es incluso capaz de dejarme a mí encerrado con toda su fuerza de voluntad sin importarle que ella sea torturada por ese bastardo.

Izuku: -Se queda pensativo- ¿Quién es este tipo que la busca? ¿Qué lo hace tan especial que no puedes simplemente encargarte de él? Se ve que fuerza es lo que te sobra.

Kurama: -Ve a Miku- Si, soy poderoso, pero depende del cuerpo del recipiente, si exceso su límite solo será consumido -Niega- no me sirve un recipiente inservible, quien la persigue es un bastardo que es como una cucaracha, su clan nos ha cazado desde hace años -Afila su mirada y su tono se llena de veneno- Kurozumi.

De inmediato Izuku se puso alerta ya que conocía ese apellido ¿Y cómo no hacerlo? Literalmente fue el responsable de las desgracias de la esposa de uno de sus maestros.

Izuku: Imposible, los Kurozumi desaparecieron con la muerte de Orochi hace años.

Kurama: ¿En serio crees que ese tipo no tuvo un heredero? Ese tipo era como un conejo, era un cerdo...un cerdo conejo...cerdo asado -Sacude la cabeza- sea como sea tuvo un hijo y el bastardo no es como el bastardo de su padre, lo que le faltaba a ese cerdo le sobra a ese tipo, se mantuvo en las sombras reuniendo a los pocos aliados que le quedaban a su padre, reunió armas, pero sabía que no podría enfrentarse a la gente de Wano, necesitaba un poder más grande que del Shogun y los vainas rojas.

Izuku: Tú.

Kurama: -Asiente- Por años ha perseguido a la mocosa, él fue el responsable de matar a su madre y a su padre, incluso cuando encontró cobijo en un lugar él le había metido el miedo tan profundo que ella solo ha huido de él, ella no confía en nadie porque si se apega a alguien, si se acerca aunque sea emocionalmente podría ser el fin para esa persona -Ve a Miku con los ojos en blanco- ....esa chica es demasiado buena bajo esa máscara de indiferencia, créelo o no, ella no quiso apuñalarte pero creyó que me harías daño y la ayude a tomar la decisión -Lo ve- puedo sentir tu poder a pesar de estar débil lo siento así que quiero que la protejas, sálvala. -Gruñe-

El chico se quedó viendo a Miku, quien seguía en trance, luego vio el collar de su novia para suspirar.

Izuku: No puedo regresar con mis amigos estando tan débil, sería un lastre así que me quedaré un tiempo con ella y trataré de pensar en algo, pero no prometo nada, sin embargo -Aprieta su puño metálico- si lo que dices es verdad Wano está en peligro.

Kurama: -Asiente- El Shogun está incapacitado y las vainas rojas dispersas por el país -Ve la cara de sorpresa del chico- no te sorprendas, ese bastardo también es el responsable de todo esto, debilita al país para apoderarse de él, solo le falta una última pieza y todo estará completo.

El zorro vio al albino que veía preocupado a Miku.

Kurama: ....el sol y la luna, a pesar de estar separados siempre se unen en un momento -Sonríe de lado- tenlo en mente. -Dijo para desaparecer-

Izuku vio como Miku parpadeaba unas cuantas veces para ver desconfiada a Izuku.

Miku: ¿Qué te dijo?

Izuku: -Se encoge de hombros- Para ser una bestia mitológica es bastante amable.

Miku; No pareces sorprendido.

Izuku: Digamos que estoy acostumbrado a cosas así, ahora acércate que hace frío.

La chica asintió desconfiada, pero a pesar de colocar la poca madera que tenían no era suficiente calor.

Miku: -Temblando-

Izuku: -Le tiende su chaqueta- Úsala.

Miku: ¿T-Tú no tienes frío?

Izuku: Tengo frío *Suspira* pero lo importante eres tú ahora, yo he pasado por cosas peores que un poco de frío.

La peli roja lo vio indecisa.

Miku: Quítate la camisa. -Dijo abriendo su kimono-

El peli blanco abrió los ojos mientras su cara se volvía completamente roja, la chica al verlo se puso igualmente roja.

Miku: ¡N-No es eso! ¡E-Es que se puede calentar el cuerpo con el calor corporal directo con otro, p-por eso debes quitártela no pienses nada pervertido!

Izuku: Ejem, es difícil hacerlo con esas oraciones sin terminar, pero -Rasca su cabeza- lo siento pero tengo novia y aunque sea por salvar mí vida, la pondré en peligro si lo hago.

Miku: -Frunce el ceño- Me cubriré el pecho con tu camisa, nos cubres con el abrigo que tienes y ya, no hagas las cosas raras.

El albino suspiro, en serio en menos de una semana estaba haciendo cosas para que su novia lo matará, pero sabía que no podía pensar en eso ahora así que se quitó la camisa de botones que llevaba dejando su torso desnudo y Miku que a pesar de ya haberlo visto antes se sonrojo a más no poder y se encargó de quitarse la parte superior del kimono y atándolo para que no se le cayera de la cintura y se cubrió con la camisa de Izuku el pecho a pesar de tener vendas que cubrían sus senos.

Eso último lo agradeció Izuku, y sin más (teniendo cuidado de dónde tocaba) pego a la chica a su pecho mientras se cubría con el abrigo.

Los dos quedaron en silencio por un buen rato, un poco por vergüenza, pero el albino pensaba en toda la información que había recibido en solo unos instantes.

Sin embargo la peli roja no pudo mantenerse sin decir nada.

Miku: Tú cuerpo... -Llama la atención de Izuku- está lleno de cicatrices, incluso tu rostro tiene una, debes haber pasado por momentos muy malos para tenerlas.

Izuku: Cada una representa algo que pase y supere, o que me faltan por realizar, la única zona que no tenía cicatrices era mí espalda...antes de que me apuñalaras.

Miku: -Se sonroja- Ya dije que lo siento, pero al ver que tenías a Sandai Kitetsu y Shusui, me altere y bueno -Frunce el ceño- a todo esto ¿Cómo conseguiste esas espadas?

Izuku: Fueron un regalo de mí maestro antes de separarnos, Ronoroa Zoro.

La peli roja abrió los ojos para verlo directamente a los ojos, se mordió el labio tratando de controlar las preguntas que tenía.

Miku: H-Hablaste de compañeros, ¿Crees que te estén buscando?

Izuku: Seguramente *Suspira* y vaya que tendré que dar muchas explicaciones. -Se pasa una mano por el cabello-

Miku: ... tú y tus compañeros vienen del exterior ¿Verdad? -Pregunta sin verlo- ¿C-Cómo es? Me refiero a ...¿Es diferente a Wano verdad?

El chico se le quedó viendo, por lo que había escuchado podía suponer que jamás salió al mar a ver todo lo que había en él. No le sorprendía ya que la mayoría de los habitantes de ese país no lo hacía y en su condición mucho menos.

Izuku: Muy diferente, prácticamente ustedes están en la edad de piedra a comparación de las ciudades que hay al otro lado del mar y por lo que veo tienes curiosidad.

Miku: Siempre quise conocer las cosas que hablaban los rumores de tierras que tenían luz en las casas cuando querían sin necesidad de velas, agua caliente sin tener que calentarla en el fuego y bestias de metal que se movían libremente por las calles, yo quería conocer ese mundo -Agarra los audífonos- lo siento, creo que al ver un objeto de afuera me hizo querer aferrarme a él ya que no puedo salir.

Izuku: Quédatelos, igualmente casi ni los usaba -La ve- ¿Sabes? Algún día deberías salir a conocer por ti misma, créeme que las cosas que hay allá afuera son impresionantes.

Miku: -Siente los párpados pesados- Si tan solo fuera libre...lo haría.

Izuku: -Siente la cabeza de la chica recargarse en su pecho- ....lo serás Miku, lo serás.

La peli roja sonrió con los ojos cerrados, para sin darse cuenta tomar la mano de Izuku, en donde ninguno se dio cuenta de la marca de cada una de sus manos se juntaban brillando en naranja y azul para luego apagarse.






























































































































































Un mes después
Japón

Nos encontramos en una habitación de entrenamiento, en donde podemos ver a Mirio sentado en una silla tomando un jugo tranquilamente mientras veía el entretenimiento, por la puerta de atrás vio a su maestro aparecer ajustando sus lentes.

Mirio: ¡Sir! ¿Qué te trae por aquí?

Sir: Venía a ver cómo iba el lastre. -Dijo seriamente-

Mirio: No le digas así de feo, pues como siempre ha estado entrenando, me sorprende lo mucho que ha mejorado en tan solo un mes.

Sir: Más le vale, porque el operativo es mañana y debería estar descansando no gastando sus energías.

Mirio: Lo mismo le dije, pero no hizo caso, desde que descubrió esa nueva función de su don, esos extraños látigos se ha esforzado mucho, creí que no habrían más sorpresas después de ver que volaba pero -Silba- está chica es sorprendente.

Sir: No la adules tanto -Lo regaña- dile que se preparé y deje de jugar, ambos deben descansar para mañana.

Mirio: Está bien, pero ¿Estás seguro que es buena idea llamar a la Marina? Digo no es que crea que son malos ni nada, pero....

El hombre vio a su pupilo y entendió perfectamente su preocupación, la verdad es que tampoco le agradaba la idea de que la marina estuviera involucrada, pero debía hacerlo, más por lo que iba a suceder.

Sir: Los marines vendrán porque no contamos con la ayuda de muchos héroes capaces para este operativo, sobre todo desde que Fatgun fue herido.

El peli rubio apretó los puños recordando como su mejor amigo le contó cómo su maestro había sido atacado por uno de los bastardos de barba negra. Nadie creía posible que el tipo estuviera en movimiento después de la paliza que le dio Izuku pero al parecer sus lacayos no habían terminado.

Burguess como le decían, había roto la defensa de Fatgun y dañándolo de gravedad para incluso inducirlo en un coma curativo. Por lo que tenían menos la fuerza de ese héroe y solo contaban con Suneater (su mejor amigo) y Red Riot, de la agencia de Fatgun para que los respaldará.

Mirio: Pero es que ¿No cree que la marina coopero demasiado rápido?

Sir: -Ajusta sus anteojos- Entiendo tus preocupaciones Mirio, pero debemos confiar en ellos por ahora, sobre todo por mandarnos a una tropa de marines y a una vice almirante.

El rubio iba a decirle algo más pero un fuerte temblor hizo que se cayera de la silla golpeándose con el suelo y vio como todo el lugar se sacudía, pero lo que lo asombro fue la cara levemente desencajada de su mentor.

Por lo que se levantó de inmediato y casi se le cae la mandíbula.

Pues en la sala de entrenamiento que estaba hecha especialmente para incluso soportar misiles y bombas, reforzado por materiales muy duros había sido destrozada y con un inmenso agujero en una de las paredes, mientras en medio de todo eso estaba una peli rubia con la mirada oscurecida y sin ningún signo de cansancio.

Melissa por su parte apretó ligeramente su puño, con esa misma mirada. Al mismo tiempo que el primero y séptima portadora aparecían al lado de ella viéndola con preocupación.

Nana: Es un poder muy grande. -Dice al primero, sabiendo que Melissa no les está prestando atención-

Yoichi: En un mes...logro alcanzar está cantidad de poder y desbloqueó dos de los dones.

Nana: -Con una mirada triste- Está siendo consumida por el odio y la venganza.

Antes de que el albino pudiera decir algo vio como Melissa pasaba entre ellos haciendo que desaparecieran, para dirigirse a la puerta donde salía de la habitación de entrenamiento, en donde se encontró con Sir y Mirio.

Melissa: Necesito una habitación de entrenamiento nueva. -Dice secamente para seguir caminando-

Los dos no dijeron nada y nada más la vieron alejarse de ellos.

Melissa solamente estaba enfocada haciendo cálculos mentales, sabiendo que poco faltaba para finalmente cobrar venganza contra ese bastardo. El operativo era con la marina, policía y un grupo de héroes en donde varios de sus compañeros estaban enlistados. Sin embargo eso no era lo que a ella le importaba.

Sabía que tenían un plan, destruir la Yakuza desde el corazón de ella con un ataque frontal tomándolos desapercibidos. La verdad había tomado más tiempo del que habían pensado para rastrearlos, incluso conseguir a alguien para que Sir Nighteye pudiera usar su don para saber la ubicación exacta de su base fue bastante problemático, pero al final lo habían logrado.

Ella sabía que Sir había planeado que ella junto a él y Mirio fueran directamente por Overhoul, para acorralarlo mientras los demás se encargaban de los preceptos de la muerte.

Y aunque ella cumpliría con eso, puesto que es su misión y órdenes, antes se encargaría de Rappa (siendo el nombre del tipo que la atacó) para hacerlo pagar, se detuvo frente a una máquina de bebidas para presionar el botón de agua mientras pensaba.

Sabía que el hombre no tenía completamente la culpa, si tan solo ella no hubiera ido a esa parte de la ciudad posiblemente su hijo seguiría con vida. Sabía que ella era la culpable también, pero, aunque fuese y sonase como una tonta ella dejaba caer toda su ira en Rappa, iba a hacerlo pagar aunque una parte de ella incluso sabía que solo estaba evadiendo la responsabilidad que tuvo.

Incluso a través de la máquina brillante vio su reflejo, en ese tiempo entrenando había recuperado su peso y lo convirtió en músculo, incluso había crecido unos pocos centímetros más. Paso una mano por su cintura mirando sus curvas más definidas, pero sacudió la cabeza para agitar la máquina que no sacaba su bebida.

Melissa: Vamos -Gruñe- sácala ya.

Sin embargo por más que agitaba la máquina está no soltaba su bebida por lo que sin darse cuenta estrelló su puño en ella, haciendo que soltara todas las botellas en su interior mientras ella tomaba la suya.

–-Vaya, eres la tercera persona que veo en toda mí vida que se pelea con una máquina, le diste su merecido.

La rubia se giró de inmediato para encontrarse con una mujer de edad avanzada, su cabello canoso, pero bien peinado, arrugas en su piel, ojos negros que a simple vista mostraban inteligencia. Vestía con una camisa elegante arremangada a los antebrazos de color rosado pálido, pantalón fucsia con detalles rosados y amarillos, guantes en sus manos, pero lo que más resaltaba era la chaqueta sobre sus hombros.

Melissa no le costó demasiado saber que era una marine, ya que esas chaquetas eran exclusivamente para aquellos de rangos altos.

????: ¿Te ayudo a apagar tu enojo .muchacha?

Melissa: -Frunce el ceño- Si está buscando a Nighteye está en el salón de entrenamiento al fondo. -Dijo con indiferencia para intentar irse de ahí, no le apetecía hablar con nadie de la marina-

Sin embargo la mujer solamente sonrió.

????: El chico que te rompió el corazón debió hacerte mucho daño para dejarte así de amargada.

Melissa sé detuvo de golpe, cada músculo de su cuerpo estaba tenso y se giró para ver a la mujer con una mirada asesina.

????: Soy mujer mocosa, también tuve mis malos momentos en mis tiempos, y sinceramente cuando veo tus ojos veo una gran tristeza y rabia, lo peor es que reconozco perfectamente cada una de ellas, la mirada de haber perdido algo importante, la ira de querer venganza y sobre todo -La mira con melancolía y compasión- la mirada de dolor de una madre.

Melissa abrió los ojos como platos y de forma inconsciente se llevó una mano al vientre, en donde tenía la cicatriz de aquel día....

Melissa: Dejé de hablar cosas que no sabe anciana. -Dijo para irse molesta-

La mujer suspiro para ver la máquina destrozada.

????: Es interesante, no veía a alguien con esa fuerza desde hace años -Rasca su mentón- interesante.
































































En Wano

Nos encontramos en la cabaña en medio de la nieve, se puede apreciar al viejo Ji leyendo un libro sentado mientras Miku estaba cortando algunas verduras y agregándolas al caldero.

Ji: -Sin verla- Por favor asegúrate de que está vez le pondrás sal y no azúcar, que la última vez la sopa sabía horrible.

Miku: Si tanto te molesta cocina tú abuelo -Corta, pero se detiene- vaya, parece que me quede sin madera para el fuego, creo que necesito ir por más. -Dijo dejando el cuchillo para buscar la pequeña túnica vieja para cubrirse del viento-

El hombre soltó una profunda risa.

Ji: Qué yo recuerde traje bastante madera el día de ayer para que no tuvieras que ir.

Miku: Esa madera no sirve, necesito...madera especial. -Dijo sin verlo, tomando a Nidai Kitetsu-

Ji: -Aguantando la risa- Claro, ¿Y esa madera "especial" la encontrarás donde se encuentran él?

La chica se sonrojo un poco mientras se acomodaba la túnica.

Ji: Me agrada -Dice volviendo a su lectura- desde que regresaron de su excursión hace un mes te ves más feliz, más llena de vida -La ve de reojo- aunque no creo que debas ser tan evidente sobre que te gusta.

Miku: -Sonrojada baja la mirada mientras sus mechones cubrían su rostro- N-No me gusta, s-solo es ameno tener una cara nueva y conocer a alguien de mí edad, e-eso es todo.

Ji: Ajá claro, niña y esas clases de cocina que te da y los tratamientos que me haces que según tú necesitas tocarlo por un buen rato cuando ambos sabemos que no es verdad, por no olvidar de las noches donde según ustedes no los escucho salir para hablar, todo eso no cuenta ¿No?

La chica más roja solamente se dirigió a la puerta.

Ji: Miku -Serio hace que se detenga- me encanta que seas así, que te comportes por una vez como alguien de tu edad, que te sientas a gusto con alguien aparte de mí después de todo lo que has vivido, créeme que soy el más feliz por eso pero *Suspira* él está prácticamente recuperado, no faltará mucho para que decida volver con sus amigos y por lo que nos ha contado lo deben estar buscando, además de que tiene pareja.

La chica se aferró a la madera de la puerta sin ver al viejo.

Ji: Solo....lo que quiero decir con esto es que, no quiero que salgas herida Miku.

La chica sin decir nada salió de la cabaña haciendo que el hombre suspiré para voltear a ver las cajas que usaban para guardar los alimentos.

Ji: Parece que hoy será día de mercado...

***

Por su parte Miku estaba caminando algo pensativa.

Desde que habían regresado de la vez que quedaron juntos en aquella cueva, Izuku y ella se habían vuelto más cercanos. Y tal como lo imagino el chico era algo que jamás había soñado conocer, era como los antiguos samuráis de los cuentos que salvaban a las princesas y doncellas. Era bueno en la cocina, amable, divertido e incluso contaba cosas que ella quería aprender.

Sobre todo que él siempre tenía la paciencia para explicarle las cosas que no conocía o no entendía.

Su corazón se alegraba cuando cada noche se sentaban en unas rocas para hablar. De las historias de las cosas que él ha hecho, los lugares que ha visto y la gente que ha conocido.

Sin embargo había momentos donde el albino se perdía en sus pensamientos, sobre todo al hablar de sus amigos, padres e incluso su pareja...

Su pareja. Era obvio que él tendría una pareja que esperara su regreso, amigos que lo buscarán y demonios que lo sabía desde hace tiempo, pero siempre le dolía el corazón pensarlo.

Cuando se detuvo a una distancia prudente de su objetivo se encontró con Izuku, quien estaba meditando bajo un árbol, mientras la nieve estaba acumulada sobre su cabello y hombros.

El chico no llevaba camisa mostrando su torso lleno de cicatrices y su prótesis.

Sin embargo a Miku quedó embobada por la imagen, pero incluso así pudo sentir el poder de Izuku.

Pues tal y como dijo su abuelo, él se estaba recuperando y vaya que los resultados eran sorprendentes.

Podía incluso decir que era una bestia que estaba a nada de curarse por completo después de un largo tiempo, sin embargo se había quedado tanto tiempo viéndolo embobada. La verdad es que gracias a su abuelo había conseguido tela suficiente para hacerle un kimono blanco con diseños de olas. No era nada elegante, pero le quedaba increíble para sus ojos.

Sobre todo, con las dos espadas en sus manos, aunque una de ellas estaba rota. La verdad es que no había podido mantener más a esas dos legendarias espadas con ella sabiendo que estaba yendo en contra de los deseos del anterior dueño de ellas.

Izuku: ¿Pasa algo Miku? -Pregunta sin abrir los ojos-

La peli roja se sobresaltó ante eso y se puso nerviosa de inmediato para jugar con sus dedos, una manía que había creído haber dejado cada que se ponía nervioso, pero al parecer no lo había dejado del todo.

El albino abrió los ojos para ponerse de pie acercándose a ella haciendo que la chica con sus mejillas rojas tuviera que alzar su mirada para encontrar la mirada amable del chico.

Izuku: ¿Ya era hora de mí tratamiento?

La chica asiente para ambos sentarse en el suelo mientras el albino se quitaba la parte de arriba del kimono haciendo que la chica se sonrojara, pero puso sus manos sobre su pecho empezando a usar la curación en Izuku.

Habían estado todo ese tiempo sanando a Izuku, a pesar de que su vida ya no corría riesgo por la enfermedad que lo aquejaba con anterioridad, lo había dejado con algunas secuelas que si no se trataban adecuadamente podrían afectarle en el futuro por lo que Miku lo estuvo sanando día a día, haciendo que su poder también empezará a volver a lo que era originalmente.

Sin embargo en esta ocasión a pesar de que la chica estaba con los ojos cerrados se notaba nerviosa.

Miku: (E-Esto....). -Piensa de repente asustada-

El zorro que estaba encerrado en su interior suspiro mientras veía a la chica con aburrimiento.

Izuku: -Alza una ceja confuso al verla tan callada- ¿Pasa algo? No sueles quedarte tanto tiempo callada.

Miku: Y-Yo.... (¿Q-Qué debo hacer? É-Él ya sano casi por completo) -Piensa recordando como el albino hablaba de cuando se recuperará iría a buscar a sus amigos, lo que significaba que....- (y-ya no lo veré).

La mirada de la chica se apagó un poco mientras el albino frente a ella esperaba una respuesta, una que ella no quería darle pues solo significaría una cosa que ella odiaba por lo que una idea, de sus pensamientos más oscuros surgió ¿Y si le mentía? Izuku poseía una gran percepción del Haki y aunque él siempre decía sentirse bien no sabía diferenciar si estaba completamente sano o le faltaba reposar por lo que dejó eso a ella, por lo que podía decirle que, aunque estaba en buena condición necesitaban alargar el tratamiento por semanas, meses, un buen tiempo.
Sabía que él le creería, sabía que él lo haría sin dudarlo y ella.... Kurozumi no los encontraría ahí, estaban juntos y el abuelo estaba también.

Ya no estaría sola...

Sin embargo al ver los ojos esmeraldas brillantes del chico se dio cuenta que no podía hacerle eso, no podría quitarle algo por lo que él había esperado tanto solo por su egoísmo y aunque a ella se le rompiera el corazón al verlo irse...ella lo amaba lo suficiente como para poner su felicidad antes que la de ella.

Si, ella lo amaba. Podía sonar precipitado decirlo por el poco tiempo que se llevaban conociendo, incluso ridículo, pero había algo en Izuku, algo que parecía complementarla. Cómo una pieza faltante de su rompecabezas que no sabía que le hacía falta una.

Por eso mismo no podía engañarlo, así que tragando el nudo en su garganta le sonrió levemente.

Miku: Felicidades Izuku, ya estás prácticamente curado -Aparta sus manos de un sorprendido Izuku- el resto lo puede hacer solo tú cuerpo, ya no me necesi....

El albino no la dejo continuar ya que la había cargado entre sus brazos en un inmenso abrazo de oso.

Izuku: Gracias Miku -La aprieta más- gracias de verdad.

La chica a pesar de sentir como la espalda se le partía por la fuerza del abrazo, ella se aferró al chico mientras una lágrima solitaria bajaba por su mejilla.

Kurama en su interior veía todo eso con aburrimiento ya que su recipiente no sabía si era o muy buena o muy tonta.

El albino la bajo para ver sus manos apretándolas, haciendo que su brazo metálico hiciera un ruido, como si la misma prótesis supiera de su buen estado de salud.

Izuku: Al fin, después de tanto tiempo podré verlos. -Sonríe emocionado-

La chica sonrió levemente mordiéndose el labio llamando la atención de Izuku, quien por fin cayó en cuenta de algo.

¿Qué debía hacer ahora? Ya había cumplido uno de sus objetivos que era curarse, solo faltaba encontrar al forjador de Sandai Kitetsu para que la reparará y finalmente podría irse de regreso a su hogar pero....

Una parte de él no quería irse, una parte de él quería seguir en Wano, quería seguir recorriendo ese gran país que estaba lleno de historia, incluso en un lugar como Ringo logro sentir la paz en menos de un mes de lo que pasó meses en Japón.

Pero sobre todo estaba Miku, él podría irse, pero ¿Y ella? Estaba todavía en peligro aunque en lo que estuvo con ellos jamás volvieron a encontrarse con sus cazadores, pero ella seguía viviendo con el viejo Ji en esa sucia y vieja cabaña.

Izuku: Miku....

Miku: -Lo ve con una leve sonrisa- Sé lo que estás pensando Izuku y no me debes nada, al contrario, soy yo la que te debe demasiado, has hecho por mí más de lo que crees así que no me debes nada, debes seguir por tu camino -Dijo con sus manos detrás de su espalda- tus amigos y p-pareja deben echarte de menos. -Dijo tratando de que no le temblará la voz-

El chico se le quedó viendo, sintiendo como su mano ardía, al igual que su corazón ¿Por qué de repente quería borrar la tristeza que ella obviamente sentía?

Sin embargo, antes que dijera algo la peli roja se dio la vuelta empezando a caminar.

Miku: V-Vamos a ir al mercado por algunas cosas, así te sirve para saber el camino que puedes tomar para irte, pero al menos quédate hasta pasado mañana. -Dijo con una sonrisa triste-

El corazón se le encogió más haciendo que solamente asintiera ¿Qué más podía hacer? No sabía que hacer, además no creía que sus compañeros les afectará si se tardaba un par de días más, además ya podía volar por lo que llegaría rápido.

....eso era lo que se decía para evitar el dolor en su pecho.











































































Horas después
En otra parte de Wano

Nos encontramos en las calles de capital en donde podemos a un rubio de baja estatura junto a un peli cenizo de pintas verdes. La gente de las calles los saludaba mientras algunas damas se quedaban viéndolos sonrojadas.

Mikey: -Ríe- Debes admitir una cosa, somos la sensación aquí.

Senku: No bajes la guardia, no vinimos a pavonearnos sabes que tenemos trabajo y deja de sacudir tu cabello -Dice con fastidio- sigo sin explicarme cómo te creció tan rápido de nuevo el cabello.

Mikey: Magia del guión supongo.

Senku: ¿Qué?

Mikey: ¿Qué? -Sacude la cabeza- Como sea sé que estamos trabajando para buscar a Shirochi y apoyar a Kinnemon-san y los demás, pero eso no hace menos emocionante estar en Wano, solo tú estás amargado.

Senku: -Rasca su cabeza molesto- Este viaje se extendió más de lo que pensé e Izuku puede estar mal, además yo tenía que....

El ojo rojo se muerde la lengua antes de hablar de más haciendo que el rubio bajito alzada una ceja confundido.

Mikey: ¿Pasa algo Senkucchi?

Senku: -Piensa unos segundos- Mikey, la verdad es que yo ....

Ambos se quedaron quietos al ver cómo a unos metros de él Fenrir (quien ya era todo un perro adulto e incluso más grande que la mayoría) estaba olfateando detenidamente el suelo.

El perro alzo la cabeza viendo a su alrededor con una mirada esperanzada lanzando un ladrido para sin esperar a ninguno de los dos salir corriendo muy rápido.

Senku: ...¿No creerás que...?

Mikey: Si.... ¡Hay que inscribir a Fenrir en una carrera de perros! >:D

Senku: -Se golpea la frente- No tarado, Fenrir ha estado todo el mes tratando de encontrar el olor de Izuku y ahora reacciona así...

Ambos se voltearon en la dirección en la que se había ido el perro, y aunque ya no lo veían no dudaron salir corriendo tras él con la esperanza de encontrar a su amigo.

Sin darse cuenta de que un peli gris con unos hombres vestidos de ninjas a su lado miraban con seriedad a los dos.

Kato: -Levanta su den den mushi- Akaza, van hacía ti....acábalos.

Se escuchó una risa burlona del otro lado para colgar haciendo suspirar al hombre para girarse a los ninjas.

Kato: Reporten.

Ninja 1: Ya hicimos lo que solicito Kuro-sama -Dijo para ver cómo su superior asentía- pero no entiendo señor ¿Por qué atacar ese ex nido de ratas? Puede que esté mejor que hace años, pero no es nada que afecte a la capital.

Kato: Ustedes no entienden nada, por eso no serán más que simples peones por el resto de su vida -Se ajusta el bozal- esa insignificante aldea tiene un significado muy grande para la hermana del Shogun, para muchos de los vainas rojas -Ríe levemente pero de forma oscura- por lo que cuando vean el regalito que les dejamos...podremos empezar a recuperar lo que es de nuestro señor.



































































































Izuku: -Con una gota de sudor mientras caminaba con Miku- Entiendo que deba pasar desapercibido, pero ¿Por qué tenía que teñirme el cabello de negro?

El ex albino ahora tenía su cabello completamente negro como el carbón, mientras caminaba con Miku quien vestía con una túnica morada para cubrir su cabello y su rostro un poco, rio un poco.

Miku: Será una sorpresa para tus amigos y no deben saber que aún estás de regreso, la gente habla y un chico alto de cabello blanco resalta más de lo que suena, aunque la verdad estoy sorprendida que llegáramos tan rápido, usualmente tardo horas en llegar casi un día entero pero lo hiciste en minutos.

Izuku: -Se encoge de hombros- No es para tanto, pero ¿En serio es tan especial este pueblo que vinimos de otros más cercanos?

Miku: Cuando era niña la gente del pueblo nos ayudaban mucho a mí madre y a mí, les tengo bastante cariño -Dijo con una dulce sonrisa- quiero mostrarte el pueblo que aunque antes fue muy triste ahora está mejor que nunca ¡Todo gracias al Shogun!

El ahora pelo negro soltó una suave risa mientras seguía caminando con la chica hasta que llegaron a un pueblo bastante poblado, con casas de madera y bambú, pero lo que destacaba era la vegetación que había alrededor.

En verdad parecía ser un lugar muy hermoso, sin embargo mientras pasaban por los puestos notaron como había muy poca gente y aunque las tiendas estaban abiertas los dueños no parecían estar. Preocupando a Miku y a Izuku le dio un mal presentimiento.

Pero cuando escucharon unas fuertes carcajadas no muy lejos de ellos fueron de inmediato, pero cuando llegaron no fue para nada lo que esperaron al escuchar risas.

Miku se cubrió la boca horrorizada mientras lágrimas empezaban a caer por sus ojos.

Izuku por su parte veía en shock lo que estaba sucediendo mientras la multitud de personas reían a carcajadas hasta el punto de que lágrimas caían de sus ojos pero el peli negro no encontraba nada de gracia en lo que estaba sucediendo .....ni un poco.

En medio de la plaza se encontraban varios hombres, mujeres y niños muy heridos colgados en cruces de bambú, pero el ex albino quedó helado al ver cómo sus pechos no subían ni bajaban demostrando que estaba respirando...solo estaban inmóviles.

Mientras la gente a su alrededor reía a carcajadas.

Su mirada se oscureció mientras apretaba los puños, escuchando los sollozos de Miku lo que hizo crecer más su ira junto con las risas de las personas que veían lo mismo que ellos ¿Qué les parecía tan divertido?

El cielo empezó a oscurecerse por la tormenta que se aproximaba y Miku noto los rayos que empezaban a salir del cuerpo de Izuku.

Izuku: ¿Qué pasa? -Las venas en su cara y cuello sobresalen-

Unos hombres vestidos de ninjas que estaban al lado de las cruces de un tajo de sus espadas hicieron que todas cayeran al suelo provocando que los cuerpos hicieran lo mismo.

La multitud seguía riendo.

Izuku: -Sus ojos empiezan a cambiar- ¿Por qué....?

Miku junto con Kurama sintieron una inmensa presión de poder viniendo de Izuku.

Mientras que, a lo lejos, en un castillo un peli morado sintió esa misma presión de poder pero sonrió con burla nada más.

El ex albino apretaba los puños hasta el punto de que sangraron y las venas de su rostro demostraban lo furioso que estaba por las risas de las personas que no paraban.

Izuku: ¡GENTE ACABA DE MORIR, HOMBRES, MUJERES, NIÑOS! -Un rayo cae a la distancia- ¡¿QUÉ TIENE ESO DE GRACIOSO?!

La gente a pesar de haber notado sus gritos solamente seguía riendo haciendo que el albino diera un paso listo para mandarlos al infierno pero para su sorpresa y enojo Miku se puso frente a él deteniéndolo.

Izuku: Apártate Miku. -Le exige apenas conteniendo su ira-

Sin embargo la chica se aferró a su ropa mientras lloraba.

Miku: ¡Esto no es su culpa Izuku!

Miku: Ellos no pueden evitarlo -Le decía con la voz rota- ¡La gente de este pueblo, la gente de Ebisu no importa que estén enojados, tristes o rotos, ellos siempre ríen! ¡Mira cómo están llorando!

Los ojos de Izuku se abrieron como platos al escuchar el nombre del pueblo y vio como la gente, la mayoría estaba abrazando los cuerpos mientras lloraban y reían.

El recuerdo de su maestro contándole sobre personas que sin importar la emoción que tuvieran no podían dejar de reír, recordaba la ira en cada una de sus palabras cuando se lo contó y ahora Izuku lo sentía en piel propia.

¿Quién rayos pudo hacer algo como eso? ¿Quién pudo matar a esas personas?

A algunos kilómetros se podían ver a Mikey y Senku peleando con una insana cantidad de guerreros samuráis y ninjas mientras Akaza sonreía de lado viendo cómo eran rodeados.

Mientras que en el castillo Kurozumi, Kuro sonreía mientras veía la estatuilla de un zorro entre sus dedos.

Kuro: Mi querida Miku, espero que disfrutes el espectáculo cuando lo veas y entiendas de una vez que tú y este reino -Ríe a carcajadas- me pertenecen y nadie, ni siquiera un extranjero de cabello blanco me detendrá y todo gracias a ese bastardo de Jugo o como se llame, que me dio está información -Ve varias hojas con información de Izuku, Mikey, Senku e incluso de Saori- ahora es momento de que yo reclamé lo que es mío.

Al mismo tiempo varios guerreros atacaron diferentes partes del reino sin dudar.

Empezando así...los sonidos de la batalla.








































































En Japón

El equipo de ataque se encontraba frente a la que era la base secreta de la Yakuza de Overhoul.

Todos los héroes y marines, junto a la policía estaban preparados, listos para el combate.

Nighteye quien estaba dando las últimas órdenes a los marines y héroes se volteó para ver a Melissa, suspirando ya que sabía lo que pasaría en esa pelea, aunque la verdad empezaba a dudarlo ya que....

Antes de que pudiera terminar sus pensamientos un hombre gigantesco apareció de la nada mandando a volar a varios marines y héroes, para luego ser interceptado por la heroína dragón dejando vía libre a los demás héroes.

Pero antes de que el pelo verde diera la señal todos vieron una explosión junto a un rayo rosado salir disparado contra la puerta.

Nighteye: ¡Mierda! ¡Hope!

Wano no sería el único lugar que se mancharía de sangre.
































































































En lo que antes había sido una isla llena de vida...ahora era una isla completamente destruida....

Lo que antes era vegetación abundante...ahora eran cenizas...

Donde la fauna podía vivir libre y tranquila...ahora solo quedan cadáveres o nada de ellos...

La isla en la que alguna vez una peli roja vivió con soledad, pero llena de todo lo hermoso que había en ella, se convirtió en un páramo desolado.
Todas las islas alrededor fueron destruidas en su totalidad y no hubo ni un sobreviviente.

Lo único que quedaba en pie era la zona donde estaba aquella cabaña de madera...

Mientras que a unos metros en un gigantesco cráter se veía a a un muy herido Indra apenas manteniéndose en pie, mientras que en el suelo, con un agujero en el pecho....estaba Zeus.

El dios estaba tosiendo icor dorado, pero su herida no cerraba.

Zeus: D-Debí matarte d-desde que estuviste en el vientre de tu m-madre -Habla apenas mientras icor baja por su boca- l-la maldita profecía tenía r-razón, n-ni los titanes, C-Cronos o l-los gigantes, n-ninguno sería mí muerte...s-serías tú...

Indra lo veía lleno de ira, mientras su cabello se erizaba hacía atrás e iluminaba en un blanco puro. Sus ojos se volvían completamente blancos y una especie de joya o tercer ojo completamente blanco apareció en su frente, rayos empezaron a salir de su cuerpo sin control.

Zeus: A-Aquel que lo destruirá todo -Sonríe mientras sus ojos se apagaban- te queda bien el título, v-veamos cuánto duras ahora que lo perdiste t-todo -Ríe- l-larga vida al Rey....

Los ojos del antiguo Rey de los dioses se apagó su luz para siempre, mientras tanto Indra alzo la vista para observar como todos los dioses, no solo griegos sino que de otros lugares también, incluso aquellos que ni siquiera tenían a quienes los adoraran aún aparecieron alrededor del cráter.

Indra se elevó hasta salir de él y sin importar las ropas desgarradas y las heridas que sanaban lentamente de su cuerpo, de la sangre que antes era mitad icor dorado...ahora era completamente icor.

Todos y cada uno de ellos se inclinó ante él, a pesar del enojo por hacerlo, a pesar de que muchos se negaban a creer lo que estaba pasando...todos lo hicieron.

Hera: -Con lágrimas de sus ojos llenos de ira- ¡Larga vida al Rey!

Dioses: ¡Larga vida al Rey, larga vida al Rey, larga vida al Rey! -Repetían alabándolo-

Porque eso era lo que hacía especial a Indra, no ser un dios menor que sabía hacer temblar ligeramente la tierra, sino que él podía matar a sus prójimos dioses y robarles lo que les hacía especiales...eso era lo que los hizo arrodillarse a todos...el miedo.

Solo hubo uno que no lo hizo y solamente lo veía con tristeza.

Nika, quien por primera vez en toda su existencia no tenía una sonrisa solo miraba al nuevo Rey con tristeza y compasión.

Pero nada de eso le importo, pues avanzo entre las filas y filas de dioses que seguían alabándolo y se detuvo frente a Hestia, quien sujetaba el cuerpo de Calipso entre sus brazos. La diosa se había ofrecido para ayudarla a dar a luz, pues a pesar de que todos lo odiaban ella apreciaba a Indra, ella le deseaba lo mejor en esa vida y quería bendecir a su familia nueva...pero todo se había arruinado, por culpa de su hermano.

Hestia: Indra yo...

Indra: -Enfoca sus ojos blancos en las cestas detrás de la diosa-

La diosa del fuego del hogar y la familia se volteó para ver a las tres cestas que eran ocupadas por Atenea, Elena y Kurama....siento Izuku el que faltaba.

El nuevo Rey apretó los puños y vio a la diosa que negó con la cabeza señalando la cesta alejada de todas las demás, que cubría...lo que quedó del pequeño.

El dios se acercó y tomo el bulto envuelto y lo apretó contra él.

Indra: Perdona a tu inútil padre -Dijo con una mirada monótona mientras susurraba- perdóname porque fui un inútil, pero ya no haré que regreses a este mundo que te arrebato de mí lado.

El dios hizo el bulto brillará tan intensamente hasta que se convirtió en nada más que una masa de luz blanca que Indra introdujo en el suelo.

Indra: Has temblar este mundo, destroza todo a tu paso, no importa qué, no importa quien -Ve la energía blanca fundirse con la tierra- ahora eres una fuerza inevitable.

Los dioses se quedaron en silencio y solamente vieron como su Rey se acercaba a los otros bebés para hincarse sobre una rodilla y ver a sus tres hijos restantes.

Los tres lloraban a más no poder, como si supieran de la pérdida de su hermano y madre.

Indra solamente apretó los puños y con su mano la acercó a Kurama tocándolo ligeramente haciendo que de inmediato el pequeño zorro se volviera una masa de luz naranja.

Indra: Crecerás en altura, crecerás en fuerza y poder, la ira contra quienes osen de tocar lo tuyo te inundará convirtiéndote en bestia -Dice fríamente- la muerte jamás te ha de alcanzar, no envejecerás, siempre prevalecerás y de protegerla a ella y su descendencia tu misión eterna será.

El dios introdujo la esfera de luz en el cuerpo de Elena quien lloraba con más fuerza mientras una tenue casi imperceptible aura naranja la rodeo hasta desparecer.

Indra: -Ve a Elena- Abandonaras el nombre de Elena y Meka será el nuevo que has de portar, serás tú y tu descendencia bendecidas por belleza, salud y amabilidad, como la bestia que te protege desde el interior tú lo protegerás a él, uno no vivirá sin el otro y el otro tampoco vivirá sin el uno, sus vidas para siempre ligadas han de estar.

El albino vio a su hija peli roja que tenía los ojos abiertos mostrando sus ojos turquesa que le desgarraron el alma al recordarle a Calipso, sin embargo no le importo.

Indra: El nombre de Atenea abandonas y recibes el de Kaya, has de ser tú y tu descendencia bendecidos por belleza, fuerza, inteligencia y valentía, a la batalla Jamás le han de temer y la cima siempre anhelaran, como el fuego arderá en su interior.

El dios se puso de pie para señalar a Hermes.

Indra: Llévatelas muy lejos de aquí, pero sepáralas a ambas con la misma distancia ¡Bucales un lugar donde puedan vivir!

El dios de los mensajeros asintió para en un borrón desaparecer con ambos bebés.

Con una mirada los demás dioses desaparecieron de la isla, dejándolo completamente solo y haciendo que camine hasta el cuerpo de su mujer.

Él no podría atreverse a desparecer su cuerpo, por más que pudiera convertirlo en una nueva constelación para que fuera admirada por generaciones futuras, él no quería dejarla. Por lo que la abrazo fuertemente sanando sus heridas hasta dejarla como si nada en apariencia, pero sin arreglar la falta de vida en su cuerpo.

El dios soltó una lágrima que descendió por su mejilla hasta caer al suelo haciendo que toda la tierra de la isla se iluminará.

Indra: Este cuerpo jamás se ha de pudrir, jamás envejecerá y su belleza jamás ha de perder -Se le rompe la voz- esta isla tu tumba será, que se ha de mover por los lugares más difíciles del mar para que le sea imposible a cualquiera que la quiera perturbar -Besa la frente de la mujer- pero si nuestros hijos algún día quieren verte, o su descendencia haré un camino que los guíe, cuatro pistas, cuatro piezas de un mapa a la isla que no siempre estará en un mismo lugar, porque la isla que siempre ha sido tu hogar hasta tu último aliento te protegerá -Besa sus labios fríos- porque tú eres mí tesoro. -Le susurra-

La isla entera brillo con tanta intensidad cegadora que cuando el brillo despareció...la isla también.

Un dios destrozado por la pérdida de su amada sin saber que ese día crearía la isla por la que en miles de años sería la responsable de guerras, rebeliones y demás. El origen de miles de personas que se fueron al mar y que escondería un gran secreto que el mundo solo anhelaba más.

Que esa isla ese día se convirtió..

















En Laugh Tale

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