Cap. 12- No quería ver más
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Al otro lado de las puertas, en el interior de la Torre de Asambleas, Obi-Wan y Anakin seguían reunidos con el Alto Consejo Jedi. Mientras, fuera, en el amplio corredor forrado de ventanales por los que penetraba con fuerza la luz del mediodía, Seda no dejaba de caminar de un lado a otro, presa de la impaciencia.
Se había ofrecido voluntaria para transmitirle a Padmé la resolución que tomase el Consejo una vez informado de lo que había sucedido esa noche con la cambiante, pero empezaba a arrepentirse. Los jedi llevaban casi una hora debatiendo, y a ella nunca se le había dado bien esperar.
―Yo que tú no lo haría ―advirtió una voz masculina a su espalda.
Seda se dio la vuelta, topándose con la mirada divertida de un chico bastante joven, probablemente uno o dos años menor que ella. Llevaba el pelo castaño corto y alborotado, con la típica trenza de padawan tras la oreja derecha; vestía una túnica jedi y de su cinturón colgaba una espada láser.
―Estabas pensando en interrumpir la reunión ―aclaró el chico.
―¿Has usado un truco jedi para leerme la mente? ―Ella arqueó una ceja.
―Es una posibilidad. ―Él cruzó los brazos y asintió despacio―. Pero solo funcionan con mentes débiles ―reconoció divertido―. En realidad, te he visto dando vueltas desesperada.
―No estoy desesperada ―replicó la joven―. Solo...
―Impaciente. ―Él esbozó una sonrisa resignada―. Conozco la sensación, mi maestra, Stass Allie, está en el Consejo. No te haces una idea de la cantidad de horas que he desperdiciado esperando en este pasillo ―Se encogió de hombros.
Seda exhaló un breve suspiro. Al parecer lo de prolongar las reuniones era algo habitual para los jedi.
―¿Cuánto hace que eres padawan? ―preguntó, un poco por romper la monotonía de la espera. Aunque era cierto que el chico le había caído en gracia.
―Poco menos de un año, desde que cumplí los catorce. ―Él asintió orgulloso―. Soy Kailen Andor ―se presentó―. Pero por aquí todos me llaman Kai ―Inclinó la cabeza a modo de saludo.
―Un placer. ―Ella le devolvió el gesto―. Yo soy Seda...
―Aybara ―completó Kai, con una mueca algo petulante.
―¿Me conoces? ―Seda arqueó las cejas, sorprendida.
―Ya te he dicho que mi maestra forma parte del Consejo. Sé cosas ―respondió sonriendo de medio lado―. También vi tu duelo con Skywalker en la arena de entrenamiento hace dos meses.
―Quieres decir que me viste perder. ―Seda ladeó la cabeza en un gesto de resignación.
―No tenías ninguna posibilidad ―reconoció Kai.
―¡Vaya, gracias! ―Seda no pudo evitar que se le escapara una carcajada ante la excesiva sinceridad del chico.
Él también sonrió.
―No me malinterpretes, te manejas bien con el sable láser para no haber recibido entrenamiento ―se explicó―. Y tu estilo de combate está muy pulido. Pero Anakin Skywalker está a otro nivel, es casi tan bueno como el maestro Yoda. No entiendo por qué sigue siendo padawan ―Hundió los hombros.
―Se ve que lo admiras ―dijo Seda, tras escuchar atentamente al muchacho.
Él arrugó la frente un segundo y luego sonrió divertido.
―No sé si es admiración, o un poco de envidia ―reconoció―. Mi maestra me mataría si me escuchara admitir esto.
Seda no fue capaz de concebir que nadie quisiera castigar a ese chico. Tal vez la envidia no estuviera bien vista entre los jedi, pero él lo había confesado de una forma tan inocentemente sincera, que parecía imposible relacionarlo con cualquier tipo de emoción negativa.
Las puertas se abrieron de repente, y los primeros miembros del Consejo comenzaron a salir de la sala.
―Kai ―Una mujer jedi de mediana edad y piel oscura llamó al muchacho―. Prepara una nave, partimos hacia el Borde Exterior.
―Ahora voy, maestra ―El chico se despidió de Seda con un gesto de mano y salió casi corriendo hacia el hangar del Templo.
Ella no tuvo que esperar mucho más hasta que Anakin y Obi-Wan se asomaron, al fin, al corredor. El más joven de los dos tenía la frente arrugada en una expresión de contrariedad.
―¿Y bien? ―Seda se acercó a ellos―. ¿Han aprobado la investigación?
Kenobi asintió.
―Yo me encargaré de encontrar al cazarecompensas que contrató a la cambiante de anoche y de averiguar para quién trabajan ambos.
―Pero eso es bueno ―Ella ladeó la cabeza―. ¿Por qué no estás de acuerdo? ―añadió mirando a Anakin.
―No es eso ―Él sacudió la cabeza―. Me han ordenado que os escolte a ti y a la senadora a Naboo. En su planeta natal estará más segura ―Exhaló un suspiro―. Y quieren que partamos de inmediato.
―¡Pero las votaciones son en dos días! ―replicó Seda―. Padmé lleva un año trabajando en contra del Acta de Creación Militar. Es imposible que acepte marcharse ahora. Su voto es muy importante.
―Yo señalé lo mismo en la reunión ―El padawan le dedicó una mirada de reojo a su maestro. Una que denotaba un evidente «te lo dije».
―Anakin le pedirá al Canciller que hable con ella sobre el asunto. La senadora no rechazará una orden ejecutiva ―intervino Obi-Wan―. La seguridad de Padmé es lo primero, Seda, estoy seguro de que lo entiendes.
―Lo sé, pero sigue sin ser justo para ella ―Ella suspiró, resignada.
―Llegaré al fondo del complot con presteza. Muy pronto podrá volver a Coruscant ―le prometió Obi-Wan―. Y, hablando sobre investigaciones, hay alguien que quiere verte.
Ella arqueó las cejas, pero antes de que pudiera hacer preguntas, otro jedi salió de la torre de asambleas. Seda lo reconoció, habían hablado en un par de ocasiones a través de transmisiones holográficas. Era el maestro Plo Koon, el encargado de descubrir a los que habían atentado contra su familia.
―Princesa Seda, es un placer verla de nuevo ―El jedi se acercó a ellos. Intercambió una rápida despedida con Anakin y Obi-Wan, que debían cumplir con sus obligaciones antes de reunirse de nuevo con la senadora y su corte esa tarde, y luego se ofreció para acompañar a Seda hasta el hangar donde la esperaba su transporte.
―Tengo buenas noticias con respecto a la investigación ―volvió a hablar Plo Koon, mientras paseaba con la joven―. Hemos identificado a casi todos los miembros del grupo antisistema que contrató a Eclipse Blanco. El último al que hemos atrapado está dispuesto a colaborar, nos dará los nombres de sus líderes.
Una sensación extraña se apoderó del cuerpo de la joven.
―Podré volver a Eriadu ―murmuró.
―Así es. En un par de semanas llevaremos a cabo la operación para arrestar a los que faltan ―Él asintió―. Estaréis en el trono antes de lo que creíamos.
Ella le dirigió una sonrisa a medias.
―Gracias, maestro Plo Koon.
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Tal y como habían predicho, a Padmé no le había hecho la menor gracia la resolución del Consejo, sin embargo, no le había quedado otra opción que acatar la petición del Canciller.
Seda tampoco se sentía especialmente bien esa tarde. Era consciente de que esa sería probablemente la última vez que viajase a Naboo en calidad de doncella de la senadora. Según el maestro Plo Koon, pronto estaría todo dispuesto para su regreso a Eriadu y, aunque reconocía que había aprendido mucho de su mentora, todavía no se sentía preparada para asumir tamaña responsabilidad.
El crucero galáctico en el que viajarían de encubierto estaba listo, y los primeros pasajeros ya estaban subiendo a bordo tras despedirse de sus amigos y familias.
La joven se giró hacia el grupo que la acompañaba; en una esquina de la plaza, Obi-Wan le daba a su padawan unas últimas indicaciones, mientras cerca de ella, Padmé se despedía de Dormé y del capitán Typho.
―Todo irá bien ―La senadora apretó con dulzura la mano de su preocupada doncella.
Dormé bajó la mirada.
―¿Y si sus atacantes se percatan de que ha abandonado la capital, milady? ―inquirió, poniendo de manifiesto su miedo.
―Tranquila, Dormé, para eso nos acompaña un jedi ―Padmé sonrió―. Aunque yo ya me sentía segura con Seda a mi lado.
La joven aludida se aproximó a ambas para despedirse también de la doncella.
―Cuídate tú también, pequeña ―le dijo Dormé.
Seda respondió con un abrazo, interrumpido por el acercamiento de los dos jedi.
―Es la hora ―informó Anakin.
―Lo sé ―La senadora tomó su maleta, al igual que Seda y el padawan. Tras los últimos abrazos y palabras de despedida, los tres se apartaron del grupo para embarcarse en el crucero espacial.
Desde su posición, acompañado del capitán Typho, Obi-Wan dejó escapar un leve suspiro.
―Espero que a mi padawan no se le ocurra hacer ninguna tontería.
―A mí me preocuparía más que ellas hicieran algo ―reconoció Typho con una mueca resignada.
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En lugar de quedarse en Theed, la capital de Naboo, la senadora había optado por refugiarse temporalmente en su mansión del País de los Lagos, una de las zonas más bellas del planeta, pero bastante aislada y desconocida para los extranjeros.
―El retiro del colegio se hacía aquí ―explicó Padmé sonriente, todavía sentada en la barcaza a punto de encallar en su embarcadero privado―. Todos los días nadábamos hasta aquella isla ―Señaló un punto sobre el agua, no muy lejos de ellos―. A Seda le encantó la última vez que estuvimos. Seguro que a ti también te gustará esto, Anakin.
―No lo dudo ―Él asintió, fascinado con cada palabra que salía de los labios de la senadora. Estaba demasiado hermosa con ese vestido y rodeada de uno de los parajes más armónicos que había visto en su vida.
Seda desvió la mirada para no evidenciar cierta vergüenza ajena por el muchacho. Un par de minutos más tarde, la embarcación se detenía ante el pequeño palacio de su mentora.
―Si me disculpáis, estoy bastante cansada por el viaje ―dijo―. ¿Os importa si no os acompaño? ―Miró a Padmé, que le respondió con una expresión afable.
―Claro que no, cielo. Ve a descansar ―aceptó―. Yo le enseñaré la casa a Anakin.
Tras saludar a los pocos sirvientes que los acompañarían esos días, Seda se dirigió a su alcoba para deshacer el equipaje. El enorme ventanal que ocupaba gran parte de la pared norte daba a la terraza principal y al lago, por lo que a través de las cristaleras pudo ver a su mentora y a Anakin paseando juntos. Acababan de apoyarse contra la baranda de piedra a observar el paisaje; de repente, el chico había comenzado a acariciar la espalda de Padmé.
Seda arrugó el ceño. No pretendía espiar, pero es que los tenía casi delante. Un instante después, Anakin estaba besando a Padmé.
La mueca de desagrado en el rostro de la joven mudó a una de estupefacción y enojo. Alzó la mano y, con el poder de la fuerza, cerró las cortinas.
No quería ver más.
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Hello there ^_^
Como veis hay un nuevo personaje que, aunque de momento no va a aparecer mucho, tendrá un papel muuy importante en cuanto finalicen los capítulos de la peli El ataque de los Clones :) so, habrá Kai para rato =P (en la sección de personajes está su gif, nombre completo y edad)
¿Alguna más que adore a Tom Holland por aquí? xD
Nos vemos en el próximo
Besos!!
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