Capítulo 6

— No, ya no deseo trabajar para usted, Don Tigre —dice un hombre con un acento alemán, rubio, vestido de smoking negro quién se encuentra sentado junto al jefe—. Aprecio y agradezco lo que ha hecho por mi y mi familia, pero es por esta misma que no puedo seguir siendo su sicario.

Un joven Don Tigre chasqueó su lengua mientras fumaba un cigarrillo, fulminando con su mirada al contrario.

— Arno, eres uno de los miembros más importantes de la familia, y yo respeto tu decisión —dijo, dando una calada de cigarro para después de unos segundos exhalar el humo— , pero debes pensarlo bien...

— No hay nada que pensar bien, espero que pueda entenderme. —dice el rubio, ahora identificado como Arno

Francesco Dell'Tigre arqueó la ceja, mirando de manera juzgadora al contrario.

— ... Lo entiendo... —replicó el joven jefe, en un tono bajo para después esbozar una sonrisa— No te preocupes por ello... No olvides nuestro código, Arno.

— "La lealtad es la base de la confianza".

El que claramente es italiano asiente, y acto seguido se pone de pie para acercarse al alemán, quien de igual manera se levantó de su asiento. Fue un abrazo de amigos, con una palmada en la espalda al final.

Tras despedirse, Arno salió del lugar para ir a casa, en donde su esposa, una mujer de cabello castaño, largo y ondulado lo esperaba, junto a su pequeño hijo, el cual jugaba con un perro raza pastor alemán.

Como cualquier otra familia normal, luego de estar todos juntos fueron a cenar; esa noche, la señora de la casa hizo lasaña. El perro se sentó en la esquina del comedor, y Arno, su esposa y su hijo comenzaron a comer.

La familia Bishmark estaba conformada por cuatro miembros: en primer lugar Arno Bishmark, el hombre de la casa, un alemán anteriormente presentado; seguido estaba Amelia Winckle, la mujer de Arno, siempre bien vestida, cabello castaño y ondulado, un par de ojos color azul profundo, y una encantadora sonrisa; en tercer puesto, un pequeño Orion de 5 años; y por último pero no menos importante, Maximus, el perro de la familia, el cual fue entrenado por Arno.

Todo iba bien para ellos, pues gracias a los ahorros de Arno, se mudarían de Canadá en unos días. Irían a Alemania. El plan era empezar de nuevo allá; Amelia quería abrir una escuela, y Arno buscaría trabajo como policía. Había planes, buenos planes, buenas intenciones, todo para el bien de su hijo...

Hasta que una fatídica noche, alrededor de la 1:00 AM, Maximus comenzó a ladrar. Arno y Amelia despertaron, y a pesar de los reclamos, el perro no se callaba. Como resultado, Arno se levantó, y tomó como arma el florero de la habitación, y lentamente caminó hacia la puerta de la habitación siendo guiado por Maximus; Amelia por su parte, fue hacia el cuarto de Orion.

La sorpresa del hombre fue increíble al ver la puerta de su casa entrecerrada.

— Scheisse... —murmuró Arno en alemán, que se puede traducir a un "Maldita sea"

Maximus tenía ambas orejas arriba, olfateando el aire mientras gruñía. Arno dió un par de pasos atrás, y acto seguido, dió un silbido con su lengua que resonó por la casa; el perro ladró antes de correr hacia la cocina, en donde claramente se escuchó al can morder a alguien, ya que soltó un grito.

De vuelta con Amelia, ésta estaba sentada junto a Orion, acariciando gentilmente su cabello para que estuviera tranquilo.

El silbido seguido del grito hizo que tanto la castaña como el niño se pusieran tensos.

—No te preocupes —dijo Amelia con una sonrisa— , tu padre va a- 

Es abruptamente interrumpida por un disparo que hace eco en los pasillos, seguido por los quejidos de Maximus. Al instante, Orion se alteró, pero Amelia, intentando tranquilizarlo lo abrazó; un segundo disparo se escucha en el piso de abajo, y, ahora acompañado del grito de Arno.

En ese momento, la mujer se congela, ¿qué acababa de pasar abajo? No es algo bueno, ¿Arno estas bien? ¿Maximus?

— ¿Mamá? —murmuró Orion, voz quebrada y lágrimas cayendo por sus mejillas; Amelia volvió a la realidad, y abrazó con fuerza al retoño.

Lo carga, y después lo mete al armario. Un tercer disparo resuena en la casa, y Amelia tomó una lámpara como arma, quedándose en el cuarto con su hijo. Un silencio abismal hace acto de presencia, siendo interrumpido por los sollozos de la dama.

Minutos después llega la policía. Encuentran a Orion y Amelia, y los llevan a ambos al hospital, lugar en donde se le informa a la señora que su esposo estaba muerto, por un aparente "robo que salió mal".

Amelia murió en un accidente cuando Orion tenía 15, y desde entonces se dedicó a robar.

No obstante, un par de años antes, descubrí que no se trató de un robo.

Mi padre Arno aparentemente rompió el código de la Mafia Tigre, al abandonarla para estar junto a mi madre y yo.

Se que la venganza no es buena, pero ser el "ladrón favorito" de Don Tigre y su gente es tan... Frustrante...

Él me conoce, sabe quién soy, sabe quien es mi padre, sabe quien es mi madre, pero claro que no es estupido... No hay nadie más con mis capacidades a quien le interese invertir su dinero...

Por eso, llevo años trabajando para él... Hice la promesa de que una vez reuniera suficiente, me iría del país, pero no sin antes devolverle el daño a Don Tigre...

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