Capítulo 12
No se cuanto tiempo después de haberme quedado en el callejón, desperté, abriendo mis ojos lentamente, percatandome de que me encontraba acostado en una cama, más específicamente, en mi cama, con mi cobija hasta el pecho.
Paredes de color azul cielo, techo blanco, una ventana a mi derecha, un television frente a mi, el closet al lado de ésta; a la izquierda una mesa con un par de teclados y seis pantallas holograficas, con cuatro de esas seis pantallas llenas de notas, datos y mapas de varias partes de la ciuad. En resumen, esa es mi área de planificación.
Sin embargo, a los pies de la cama, Revi estaba sentada, haciendo algunos ajustes en su brazo de metal izquierdo.
Hice un esfuerzo increíble para tomar aire y hablar
— Hey... —murmuré, haciendo que Revi volteara a verme, sonriendo al verme
— ¿Cómo te sientes? —me preguntó a l avez que abría y cerraba su puño
— ... Als wäre... Ich überfahren... worden... —contesté en alemán, susurrando y con pausas debido a que me dolía bastante una parte significativa del cuerpo.
— Ay no... Peor para ti, porque no te atropelló nada... —replicó mi amiga de cabello naranja
— ¿Qué día es hoy?
— 12 de Mayo, estuviste durmiendo desde hace tres días que te traje.
— ... ¿Me-
— ¡Te dije que era una mala idea! —exclamó Revi, levantandose de la cama— ¿Pero alguna vez me escuchas? ¡Nooo, claro que no!
— ... Gracias... Yo-
— ¡No, nada de gracias! —interrumpió la chida de brazos robóticos al mismo tiempo que los cruzó— ¡Me hiciste salir de aquí a las 3 de la mañana!
Y, bueno... Me regañó, al igual que un niño pequeño, y no entiendo porque, ella es un año menor que yo.
Durante unas semanas estuve en cama todo el día, y las noticias rebosantes de noticias de sucesos relacionados a los miembros de la mafia Tigre. El señor Francesco no fue atendido a tiempo, y falleció de un ataque cardiaco, o eso dijeron en las noticias... Supongo que no quieren que la gente sepa que fue "El Perro" quien le disparó, aunque es mejor para mi, no tengo reputación por ser violento, y no pienso empezar a tenerla.
Da igual, lo hecho, hecho está.
Finalmente, cuando pude caminar sin tropezar o caer, pasó otro mes, y después compré un boleto para Alemania. Hice maletas, Revi me llevó al aeropuerto, finalmente, llegó la hora de despedirme de ella.
— No olvides apagar la estufa cuando la termines de usar, ni que los baños también se lavan... —Revi llevaba cinco minutos explicando cómo cuidar una casa.
— Lo se, lo se, no tienes que regañarme...
— ¡Es que me pongo triste de que ahora yo voy a tener que limpiar la casa!
— Puede que no quede tan impecable como cuando la limpiaba yo, pero no por eso tienes que llorar. —dije, de manera burlona no lo voy a negar, y efectivamente, Revi comenzó a llorar.
Maldita sea la culpa, ahora me sentí mal, por lo que la abracé.
— Al menos prométeme que vendrás de visita... —me dijo, correspondiendo el abrazo con sus brazos robóticos... Revi por Dios, me asfixias...
— Primero tienen que... —contesté, e hice una pausa para intentar agarrar aire, pero Rebeca no tardó en darse cuenta de la fuerza que estaba aplicando, y me soltó.
Procedí a jadear para recuperar el aliento.
— ¡Lo siento! —se disculpó mi amiga, y yo solo reí
— Primero que las cosas se relajen un poco por aquí... No es muy cómodo tener una banda de gente armada intentando desaparecerte de la existencia...
— [Ésta es la última llamada para el vuelo F-783 con destino a Berlín. Favor de abordar por la puerta G-10] —hablaron los altavoces del área, y al escucharlos, Revi puso carita de perro
— Por favor, Revi... No me hagas irme llorand-
— Ten buen viaje —interrumpió mi amiga, dándome otro abrazo— , gracias por aguantarme durante tanto tiempo...
De manera automática, yo la abrazo de vuelta, para después decir:
— Gracias a ti por no haberme echado a la calle como un perro...
— Ja... —suspiró entrecortado antes de separarse para mirarme a los ojos— Cuidate...
— Igual tú...
No alargando más la despedida, Revi me dió un zape, yo se lo regresé, y tras eso salí corriendo hacia mi vuelo.
Asiento G-24, junto a la ventana.
Una vez llegué, me senté, me apoyé sobre la misma, y me quedé contemplando el aeropuerto.
El ladrón de Toronto, "El Perro", se retira. Mi plan ahora es abrir mi propio taller mecánico... Si, es una buena idea...
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