Capítulo 10


A las 02:54 AM, logré salir finalmente; un conducto de ventilación me llevó hasta la calle, o bueno, a un callejón, en dónde caí a un bote de basura... Vacío... Solo chocó mi cuerpo contra la lámina.

Dando contexto rápidamente, mi escape se estropeó de una manera increíble, terminé golpeado y apuñalado, pero, aquí sigo, logré salir, y ahora tengo que escapar al Nivel 2 sin desmayarme o morir en el intento. Es más fácil decirlo que hacerlo...

Suspiré con pesadez, y entonces intenté levantarme, mordiendo mi labio para no dar un grito por la puñalada que recibí en el estómago, y lo peor del caso, es que estoy empezando a ver borroso. No es momento de pensar en el maldito dolor, tengo que pensar en como llegar sin que me reconozca la policía...

Piensa, piensa... Aquí arriba, en el Nivel 4, los ricos no se ponen felices de verte caminar como un vagabundo, inmediatamente le llamarán a la policía y evidentemente no queremos eso... No puedo ir al hospital, la mafia tigre tiene ojos ahí que estoy seguro no estarán felices de verme... Habrá que caminar, por lo que tuve que quitarme la Camo Cloak para usarla como vendaje, de todos modos ya no servía para ocultarme. No estoy acostumbrado al dolor, y apretar esa [censura] dolió como el infierno, y ahí sí que solté un grito para después dar un largo suspiro.

— (Levántate, mutterficker...) —me dije a mi mismo, antes de agarrar aire, y con esfuerzo y ayuda de la pared del contenedor me puse de pie

La pierna con el roce de bala me temblaba, y la otra apenas podía mantenerla firme. Chasqueo la lengua, miro hacia el frente, y ahora me dejo caer hacia la pared del contenedor, agarrando el borde por debajo de los brazos y contra el pecho. Respiré intensamente un par de veces, preparándome para bajar; subí la pierna herida, y apretando los dientes logré salir del contenedor, siendo recibido por una caída como de un metro y medio hacia el suelo.

— ¡Egh! ... Scheisse... —ahora si que me quejé, lo primero como un gritito, y lo segundo a modo de susurro

Acto seguido, vuelvo a agarrar aire para hacer fuerza para ponerme de pie. Tras lograr mantenerme con la ayuda de la pared, desacomodé mi cabello para que se viera alborotado, subí el cuello del abrigo e intenté ponerme firme, fallando de una manera increible

Suspiré de una manera entrecortada, miré al suelo, y mi enfoque estaba defectuoso, ya que veía cada vez más borroso. Me di una cachetada, y con eso pude volver a ver un poco mejor, acto seguido empecé a caminar para alejarme del lugar

— (Dios, como quisiera un cigarrillo, quizá será la última vez que puedo probar uno...) —pienso, mientras a paso lento camino entre las calles solitarias de la futurista ciudad. Estoy demasiado expuesto, no puedo correr, no puedo ni pensar con claridad, solo quiero llegar al metro e irme con vida.

En éste punto muchas cosas podían salir mal, y la principal era que miembros de la familia de Don Tigre me encuentren. Quizá la cárcel no suene tan mal después de todo... Es decir, por mi reputación, una de máxima seguridad sería la ideal, porque claro, soy muy bueno abriendo cerrojos; tendría comida, un techo y posiblemente también aislamiento... Bastante tentador, pero no...

Varios minutos después, u horas quizá, no lo se, pero terminé sentándome en el suelo, recargado en la pared de un edificio. A la distancia solo escuchaba vehículos pasar, mientras que yo tenía la mirada perdida en el piso, a la vez que intentaba encender un cigarrillo, fallando en el intento.

Mis piernas no daban para más, mi celular quedó destruido durante el escape, y ni siquiera puedo encender el cigarrillo, en resumen, estoy tan jodido que no puedo hacer fuerza. No entiendo cómo es que sigo vivo, pero supongo que la puñalada no le dió a algo importante... Creo.

Me bajé de los pensamientos cuando escuché el eco de pasos acercándose, lentamente, resonando entre la silenciosa calle.

— (Scheisse...) —maldigo en mi mente antes de voltear lentamente hacia el origen, siendo lo primero que pienso que son los de la mafia Tigre

No pude evitar abrir ligeramente mis ojos al ver que, para mi sorpresa, eran un par de policías.

— (¡SCHEISSE!) —grito, mentalmente, para acto seguido intentar levantarme, fallando miserablemente una vez más.

Los movimientos que hice no los hicieron caminar más rápido, siguieron acercándose a paso lento, como sabiendo que no iba a ir a ningún lado.

Mi sorpresa aumentó aún más al percatarme de que uno de los dos oficiales era el de visor oscuro y abrigo azul, mismo que casi me vuela la cabeza al principio de ésta historia. Una vez ambos estaban frente a mi, el antes mencionado se puso de cuclillas frente a mí, agachándose a mi altura, mostrando una media sonrisa.

— ¿Estás perdido, cachorrito? —el desgraciado pregunta de manera burlona, a lo que yo no respondí, por estar ocupado intentando encender el vicio (el cigarrillo)— ¿Lo estás, eh? ¿Quieres que te llevemos a casa?

Debería molestarme, y bueno si me molesta, pero no hay nada que pueda hacer, no podría levantarme e irme como siempre.

— Si no es molestia... —susurré en respuesta, Dios, pensé que podría hablar más alto

Ambos policías intercambiaron miradas, y el de abrigo le hizo una seña a su acompañante para que me levantaran entre los dos, pasando mis brazos por sus nucas como la típica forma de cargar a tu amigo borracho al final de la fiesta. Tras eso, caminaron por la acera, hasta que dieron vuelta en un callejón... Oh no...

Sin una sola pizca de cuidado, el de visor me lanzó contra la pared, no pude evitar quejarme;

— ¡Ugh!

Ya van tres veces que me lanzan de espalda contra la pared, y siempre es igual; choco, me quejo, se me el aire de los pulmones y caigo al piso, y ésta vez no fue una excepción, pero la diferencia era que directamente caí sentado, no fui capaz de frenar la caída con los brazos

El oficial de visor y yo nos conocemos bien... Se llama Marco Leones, y... Bueno, más adelante contamos sobre él, hay cosas más importantes ahora.

— ¿Creíste poder escapar de ésta? —cuestionó con seriedad, antes de tomar el cuello de mi abrigo con ambas manos para levantarme un poco del suelo, dolió— Tuviste demasiada suerte y agallas para colarte en la fiesta del alcalde Ludwig... Entrégame lo que te robaste. —ordenó, mirándome fijamente como si estuviera a punto de golpearme.

Yo suspiré, cansado, y haciendo un intenso contacto visual respondí:

— Lo lamento, les ganaron la mercancía...

Ante tal respuesta, el oficial Marco fue muy amable al propinar un puñetazo en mi mejilla, y claro, yo en respuesta no pude evitar quejarme, pero el unglucklich no me soltó, y segundos después apretó con fuerza el cuello del abrigo.

— Entonces dame un maldito nombre, una dirección, o algo...

— Egh... No puedo hacerlo... —contesté yo, hice una pausa para tomar aire, y antes de que dijera algo más, Marco me dió un rodillazo al estomago, y, es si que dolió;

En primer lugar, me sacó el aire, y en segundo lugar, fue justo donde tengo la puñalada; abrí mis ojos de par en par, posteriormente solté un grito de dolor, y al mismo tiempo escupí algo de saliva con sangre, salpicando un poco el uniforme del policía agresivo. Él me empujó violentamente contra la pared, otra vez, y una vez más terminé en el suelo.

— Esa era tu única oportunidad de salir de éste lugar vivo... —dijo el oficial, con rabia en sus palabras y detrás de los lentes una mirada severa que puedo sentir como quema.

Posteriormente, volvió a agacharse a mi altura, mientras yo jadeaba, quejándose de dolor y para tomar aire.

— Hiciste un gran espectáculo en L'imperio, la familia del Tigre está tras tus huesos... —dijo, con un tono de voz completamente serio— Con suerte dejarán tu cadáver colgado en algún lugar para que lo encontremos...

— Ehehe... Que considerado... —murmuré en respuesta, maldita sea, el golpe hizo que la visión borrosa se pusiera peor; intenté levantar la mirada hacia él, pero no lograba enfocar

Acto seguido, Marco hizo una seña con su mano para su compañero presente, quien asintió, y caminó hacia afuera del callejón. Entonces, Marco volvió a mirarme.

— Perdóname —susurró, el maldito mutterficker, para después sonreírme, y a pesar de no poder mirar bien su cara, estoy seguro de que tenía una cara de lástima— . Escápate de ésto como siempre lo haces...

Tras esas palabras, sonreí como pude; el oficial se puso de pie, se dió media vuelta, y caminó detrás de su compañero.

Mis párpados estaban pesados, y lo último que vi fue a Marco saliendo del callejón, antes de que todo se volviera oscuro para mí, sin embargo, escuchaba pasos alejándose... ¿O se acercaban? ¿Si? ¿No? No lo sé...

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