~ Capítulo único ~

El calor de sus cuerpos no hacía más que aumentar con cada segundo que pasaba.

- Así. Dame más.

Esas y más palabras salían de la boca del pelirrojo entre jadeos, suspiros y gemidos bajos mientras su novio, quién estaba vendado de ojos, esposado de manos y pies y las mismas esposas unidas con una cadena pequeña que lo dejaban en cuatro, le hacía sexo oral.

Si no lo supiera de primera mano, Akabane Karma jamás podría imaginarse que el tranquilo y amable Shiota Nagisa sería tan sensual y pervertido en la cama.

Pero claro que lo sabía.

Recordando la primera vez que él y Nagisa habían tenido sexo, cuando cumplieron seis meses de noviazgo, realmente se había sorprendido de que el tierno celeste fuera tan atrevido. Obviamente no se habia quejado tampoco, lo había disfrutado.

Después de aquella noche en la que había invitado a su lindo novio a dormir, aprovechando que no habría nadie en casa, se había preguntado cómo es que Nagisa era capaz de hacer con tanta confianza todo lo que habían hecho en su cama.

Ahí fue que descubrió que no era tan inocente como pensaba. El celeste le había dicho que cuando comenzó su curiosidad sexual, se había adentrado al sabio mundo del internet para empezar a descubrirse. Ahí había encontrado de todo: desde el sexo anal y oral hasta BDSM y otras tendencias sexuales. Durante la explicación Nagisa se sentía avergonzado de contarle a su novio, el cómo le había llamado la atención aquello, que se había animado a inténtalo consigo mismo y gustandole.

Karma por su parte estaba sorprendido y a la vez maravillado de conocer aquella faceta nada esperada de su pareja. Y con cada palabra que decía el celeste, las ideas comenzaban a surgir en su mente.

Después de aquella noche especial para ambos, el pelirrojo sabía en qué gastar el dinero de sus ahorros. No tardó mucho en comprar en línea un buen kit BDSM y a saber cuántos juguetes sexuales para que él y Nagisa lo disfrutarán. Además, también podían contar con las pocas cosas que Nagisa había conseguido para su placer propio.

Y así es como se encontraban ahora, con la cabeza del celeste subiendo y bajando a lo largo del miembro de Karma.

Pequeños gemidos se escuchaban de la boca de Nagisa, amortiguados por la erección de su pareja y este no podía evitar sentir aún más placer al escucharlos.

Varios minutos después, Karma ya no podía seguir resistiendo y liberó su cálida semilla dentro de la boca del contrario. Aquello hizo que todo el cuerpo de Nagisa se retorciera con satisfacción por la descarga de placer. Lentamente se retiró del ablandado miembro haciendo un suave "pop" en la punta del mismo y sin tardar, tragó la corrida de su pareja.

La vista era demasiado para el pelirrojo. Ver a su novio tan sumiso, con el cuerpo cubierto por la ligera capa de sudor. A sus ojos simplemente hermoso.

- Ka... Karma. - Llamó la agotada, sensual y ligeramente ronca voz de Nagisa.

El nombrado acarició suavemente la mejilla de su amante y el último no dudó en recargarse ante su toque.

- Lo hiciste muy bien, amor. ¿Quieres que te haga sentir bien a ti ahora? - Dijo con voz juguetona y sensual en el oído del contrario.

- Si. Si lo quiero. - Respondió Nagisa con tono necesitado.

Duró unos cuantos segundos más acariciándolo antes de levantarse y colocarse detrás de su pareja. Liberando la cadena de las afelpadas esposas de mano y quitando el inmovilizador de tobillo que lo unía junto con las esposas de los pies, dejando así que el celeste pudiera estirar su cuerpo por completo.

Lentamente le dio la vuelta para que quedarán frente a frente y le abrió de piernas. Se colocó en medio de ellas y se inclinó para retirarle la venda y ver los orbes color zafiro que tanto le encantaban.

Los bellos ojos azules de Nagisa estaban cristalizados por el deseo pero claramente viendo con cariño y devoción al pelirrojo, quién no dudó en responder el sentimiento.

Se inclinó aún más abajo y se dispuso a degustar los suaves y deliciosos labios del chico debajo de él.

El beso fue inmediatamente correspondido y Nagisa dejó acceso libre para que la lengua de Karma lo invadiera. El sonidos de los besos húmedos se sumaban a la deliciosa sensación de la fricción de sus cuerpos.

Las manos del pelirrojo comenzaron a moverse traviesas por el cuerpo del celeste, tocándolo sin pudor alguno. El recorrido fue lento, tortuoso y exquisitamente placentero a la misma vez para Nagisa. Finalmente se detuvieron en las partes favoritas de Karma. En los pezones y en el agujero de su novio.

Antes de iniciar a disfrutar aún más del cuerpo de Nagisa, Karma tomó una botellita con lubricante y vertió generosamente sobre los dedos de su mano derecha. Acercó dichos dedos al bonito trasero de su novio y acarició el contorno de su agujero, haciendo gemir al más bajo.

Se deleitó al ver cómo Nagisa arqueaba la espalda cuando introdujo su primer dedo y éste soltaba otro gemido. Se inclinó nuevamente y atrapó uno de los pezones en su boca al mismo tiempo que sacaba el dedo y lo volvía a introducir. Lo repitió una y otra vez y los sonidos que hacía su novio iban subiendo de volumen. No tardó en insertar el segundo y el tercer dedo sin dejar de comerse lo pequeños botones rosas del celeste.

Cuando sintió que sus dedos ya entraban y salían con facilidad, los retiró y se volvió a erigir, contemplando el desastre que estaba hecho Nagisa, sus mejillas sonrojadas, hilos pequeños de saliva escurriendo de su boca, sus ojos cristalizados y entrecerrados, el cabello suelto empapado en sudor y su respiración errática por las sensaciones recibidas. Él por su parte, no estaba mucho mejor.

Tomó dos paquetes de condones y una bala vibradora. Los ojos de Nagisa brillaron al ver las intenciones de su novio y espero pacientemente.

Karma se dedicó a envolver uno de los preservativos en la bala y luego lubricarlo. Hizo lo mismo con su propio miembro y después se volvió a colocar entre las piernas de Nagisa y lo miró a los ojos.

- ¿Quieres jugar con esto, Na~gi~sa?. - Preguntó colocando la punta del aparato en su sensible y estimulada entrada.

El contrario asintió ansioso sin apartar la mirada y entonces obtuvo lo que quería. Karma introdujo la bala en su interior hasta que estuvo en el punto en qué el pelirrojo sabía que lo volvería loco.

Tomó el control del juguete y activo la velocidad máxima de golpe. La vibración golpeó el punto más dulce de Nagisa que no pudo evitar gritar por el placer.

Amaba cuando Karma usaba ese juguete, y amaba aún más lo que iba a hacer ahora su pareja.

Se inclinó y tomó hambriento sus labios mientras su mano izquierda acariciaba sus pezones y su mano derecha se envolvía sobre las erecciones de ambos y comenzaba a masturbarlos.

Nagisa por su parte, pasó sus brazos que aún estaban esposados de manos, sobre la cabeza del pelirrojo y llegando a su cuello para atraerlo aún más a su cuerpo y engancho sus piernas a las caderas del mismo.

Las diferentes sobreestimulaciones no le daban tregua al pequeño celeste. Estaba perdido en todo el placer, tanto que apenas podía siquiera responder a los besos de su novio, el resto era solo cabalgar la exquisita tormenta.

No duró mucho cuando Nagisa ya no pudo soportar y se corrió, manchando ambos cuerpos. Karma no se detuvo ante ello y siguió besándolo profundamente, sin embargo, sus manos se movieron hasta la parte inferior de sus cuerpos. Sin apagar la vibración, Karma retiro la bala del interior de Nagisa con una mano y con la otra inmediatamente alineó su propio pene para introducirse y volverse uno solo con el celeste.

Aquel cambio fue la gloria para el chico de abajo, tanto que soltó varios gemidos amortiguados por los besos y se retorció de placer.

Las embestidas fueros inmediatas y rápidas. El pelirrojo sabía dónde golpear para hacer que ambos vieran estrellas.

En cuanto soltó los labios ajenos para dedicarse únicamente a tomarlo, los ah ah ah de Nagisa no se hicieron esperar, al igual que los gruñidos bajos de Karma.

Ambos estaban en un clímax inimaginable. No sabían cuánto tiempo llevaban pero no podía importarles menos, no cuando la felicidad de entregarse el uno al otro estaba en primer plano.

- Y-ya no p-puedo. - Chilló Nagisa. - K-karma.

- Hagámoslo juntos. Vamos N-nagisa.

Un par de estocadas más y ambos se liberaron nuevamente. El pelirrojo soltando un gruñido fuerte y Nagisa un gemido sonoro.

Duraron un par de segundos quietos antes de que el cuerpo del pelirrojo perdiera las fuerzas y se desplomara sobre en de su pareja.

Ambos respiraban de forma errática, pero el cuerpo les vibraba de emoción y placer. Enormemente satisfechos.

Karma rodó a un lado del cuerpo de su novio, lentamente le quitó las esposas de las manos y se quedó de espaldas en el colchón para que está vez Nagisa se colocara encima de él para quedar abrazados.

Sus respiraciones poco a poco se normalizaban y Karma comenzó a acariciar los suaves y largos cabellos celestes. A él le gustaba el cabello de su novio, por lo que le había entristecido cuando Nagisa le había dicho que se lo contaría aunque no se lo hizo saber al otro, él entendía la razón por la que Nagisa quería hacerlo y él no se lo iba a impedir. Después de todo, un corte de cabello no le quitaría el resto de lo que amaba de su ángel.

- Karma. - Llamó la suave y adormilada voz de Nagisa.

Él lo miró y en sus ojos solo había amor y ternura para su persona.

- Te amo.

El pecho del pelirrojo se llenó de la, siempre indescriptible pero sumamente satisfactoria, calidez que solo su novio le hacía sentir. Karma realmente estaba agradecido por tener a Nagisa en su vida y por poder amarle.

- También te amo. - Respondió y le dio un suave beso en los labios.

El resto de la noche solo se dedicaron a acurrucarse el uno con el otro después de haber hecho el amor.

Para otros, sus actos se consideraban solo sexo, tal vez un muy buen sexo, pero solo eso. Para ellos no, ellos hacían el amor.

Porque hacer el amor no solo eran caricias suaves y vainilla. Hacer el amor podía ser entre sábanas de seda y cuidadoso pero también podía ser duro y travieso.

Hacer el amor no solo tenía una cara, porque hacerlo no significaba solo el como unían sus cuerpos.

Para Karma y Nagisa, hacer el amor era jurarse sus sentimientos, pensamientos y sueños con la persona amada de forma incondicional. El amor se hacía con la persona correcta. La forma de hacerlo era lo de menos.

Al día siguiente, ambos mostrarían su amor al mundo de forma tranquila como siempre. Tomándose de las manos, robándose algún que otro beso y compartiendo juntos. A los dos también les gustaba ser así de melosos.

Pero por ahora, estaban disfrutando de lo que solo ellos conocían.

Del lado secreto de su amor.

~ Fin ~

Notas de la Autora:

Y así soy yo, haciendo un One-shot lemon de la nada porque en mi mente surgió de repente la idea.

Espero que esto me haya dado inspiración para escribir el capítulo 16 de "Como Pasaron las Cosas" que también será lemon.

Ahora que ya di el gusto de escribir esto, comenzaré a escribir el otro capítulo y quiero aprovechar para hacer lo mismo con el capítulo 40 de "La Voz de un Ángel".

Espero que les haya gustado esta pequeña historia. Es con amor para ustedes.

Sin más que decir, me despido. Nos vemos pronto. Los amo. 

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