Deseo

Marinette era una chica tímida y extremadamente torpe, tanto que podía incluso tropezar mientras caminaba por una superficie completamente lisa. Ni siquiera podía formular una frase coherente cuando estaba frente a su amor platónico Adrien Agreste.

Pero todo cambiaba cuando se transformaba en Ladybug. Con la máscara puesta podía ser atrevida, contestona y algo cruel con su compañero de batallas Chat Noir. Con él podía hablar y hasta hacer todo tipo de bromas sin que su tartamudez la delatase.
Era fuerte para enfrentarse a todo lo que la pudiera asustar.

-Eso es muy atrevido, princesa-Musitó Chat Noir bajo la curvatura de sus pechos. Su voz sonó nasal, grave y muy masculina en los oídos de la chica. Realmente estaba siendo atrevida.
Sus manos se habían internado debajo del traje del héroe, recorriendo toda la piel de su pecho y tirando de los lados para poder sacárselo completamente. Aquellos trajes los protegían cuando luchaban pero en aquel momento, era un obstáculo para ella.

Intentó obviar la frase dicha por él, se sentiría demasiado avergonzada para continuar.

Estaban estirados en el sofá de ella, las largas piernas del héroe sobresalían por un lado del mueble a pesar de que estaba flexionado sobre el cuerpo de la chica. 
Ella ya no tenía la parte superior de su ropa mientras que el héroe tenía su traje abierto y una manga resbalaba por fuera.

No quería que se le notase las ganas que tenía de verlo sin ropa pero tampoco quería que se llevase una mala impresión de ella. Desde luego ella no era tan pervertida. Todo tenía que ser culpa del gato.

-No es justo...

-¿El que, mi princesa?-Las garras de Chat se colaron debajo del pantalón que ella llevaba, no los bajaba, solamente jugaba con ellos mientras daba pequeños besos por encima del algodón.

-Tocarte...

Una sonrisa apareció en los labios de Chat. Con cuidado giró a la chica para colocarla sobre él, estrategicamente claro. Marinette se sonrojó, pues quedo justo en la zona sensible del chico y después de todo, lo que había sentido crecer momentos antes no era una broma.

-¿Te han comido la lengua el gato, prrincess?

La chica curvó los labios ante la pulla del gato, sus manos se apoyaban en su pecho, sintiendo cada respiración que hacía el chico. Marinette no tenía experiencia tocando a un chico y menos si ese chico se trataba del guapo héroe de Paris, Chat Noir. No sabía por donde empezar, que hacer con sus manos, que debería hacer para agradar al chico...

Con vergüenza se agachó y posó los labios en el cuello de Chat, bajando pequeños besos hasta sus clavículas y se aventuró a pasar la lengua por aquel camino que había descubierto.
El chico le pasó las manos por la cintura, apretándola y animándola a seguir lo que había empezado. Ella podía escuchar los gemidos y los ronroneos que hacía.

Ella podía hacerlo. Podía amar a Chat.

-Mi princess..-Gimió su nombre con fuerza cuando ella aventuró una mano y rozó su erección por encima de la tela del traje que aún no había conseguido quitarle.
Las manos de la chica lo estimularon suavemente, no sabía que era lo que él buscaba pero ella se guiaba por sus instintos. Al parecer lo estaba haciendo bien.

Chat la detuvo sujetándole de la mano con delicadeza. Los ojos de Marinette volaron hacia los suyos con la duda en su mirada. ¿Lo había hecho mal?

-Necesito algo más que tus caricias sobre la ropa-Dijo con la voz nublada por el deseo. Elevó las caderas y tiró de las mangas del traje hasta que salieron.-Desnudame, Marinette.

La había llamado por su nombre.

Con una necesidad que no había mostrado antes, tiró con fuerza del traje hasta que le hizo compañía a la ropa de Marinette. Ella contuvo la respiración cuando vio aquel cuerpo esculpido por los dioses, cada centímetro de piel bien marcada, con algo de vello rubio en algunas partes que dejó momentáneamente a la heroína sin palabras.

-¿Que tanto miras, mi princesa?-La voz del chico la despertó de sus fantasías y descubrió que sus manos se habían movido por su cuenta y estaban acariciando el fuerte pecho del gato.
Sonrojada, apartó las manos. Chat, sonriendo, las tomó y las colocó un poco más abajo. 

-Tócame por aquí

El gato había hecho un puchero merecedor de todos los premios a la belleza que Marinette no pudo aguantar y movió las manos como le había pedido.
Sentía vergüenza, estaba rozando con los dedos el comienzo de su erección y del vello que parcialmente lo cubría. Era suave, con olor masculino y algo caliente a cada toque.

Ella nunca había hecho algo así, y lo estaba haciendo con quien menos esperaba, con Chat Noir. Muy en el fondo sabía que nunca podría hacerlo con el amor de su vida, Adrien, ya que no era capaz ni de decirle una frase hecha, como para tocarle como lo estaba haciendo con el héroe gatuno. Su corazón latía con fuerza, su olor masculino le llenaba las fosas nasales y aunque no quisiera admitirlo, estaba perdida en el color verde de los ojos de Chat. Podría mentirle a cualquiera pero en el fondo sabía que sentía algo más que amistad por él.

-Prr...-Chat gimió sorprendido cuando unas manos firmes sujetaron su miembro y lo acariciaron con delicadeza, jugando con la longitud de su vara y estimulándolo como nunca pensó que lo haría-Mari...

Marinette avanzó en sus caricias y se atrevió a llevar los labios a la suave y oscura punta, plantando un pequeño beso en ella. El corazón del fato dio un pequeño salto, no se esperaba aquel gesto de la joven pero agradeció su inesperada "suerte".

Moviéndose levemente para buscar una posición más cómoda para ambos, Chat quedó sentado, con la espalda contra la pared y Marinette arrodillada sobre su cuerpo. Sus manos aun estimulaban el miembro del chico y había alternado pequeñas lamidas que excitaban sobremanera a Chat, quien ya no callaba sus gemidos y sujetaba la cabeza de la chica, animándola a más.

La mente del chico se había ido de viaje, no controlaba su cuerpo y aunque tenía claro quien era aquella hermosa chica que tenía encima, el recuerdo de su Lady aun permanecía en algún rincón de su mente y no podía evitar compararlas por pequeñas fracciones de segundo.
Pero todo se volvió blanco cuando, en un alarde de valentía, Marinette introdujo su miembro en su cálida boca y lo succionó con cuidado.

Un gemido, casi como un ronroneo cargado de deseo, salió de los labios del gato. Si no se detenía, estaba seguro de que se liberaría en su boca y eso no es lo que él desea.

La apartó para mirarla a los ojos. Su rostro estaba sonrojado a mas no poder, con un bonito brillo en sus labios que estaban entreabiertos y su cabello revuelto la hacía parecer aún más hermosa.

-Levántate princesa-Musitó con la voz grave. Ella lo hizo, quedando el rostro del minino a la altura del ombligo de ella. Justo lo que buscaba.
Llevó sus manos al comienzo del pantalón que ella llevaba y mirándola a los ojos, plantó un beso encima del algodón.

-No cierres tus ojos y mira todo lo que hago-Musitó con voz ronca. No era una sugerencia.

Después de eso, tiró de la ropa de ella hasta bajarla, junto con sus pequeñas bragas, por sus largas piernas y dejar ambas prendas junto a su otra ropa, ya olvidada.

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