Capitulo 7
Solo faltaba la última palabra, y notando que la sombra de su madre había desaparecido, hizo algo que ni siquiera ella misma creía posible que hiciera.
-Maldíceme a mi, por intentar hacer lo incorrecto-, y con esas palabras, la magia que se había creado en sus manos, entró en ella. Sentía como todo le dolía, como todo se ponía borroso; y lo último que vio antes de caer a la oscuridad, fue como el joven mutante le cogió antes de caer al suelo.
-¿Onotagui? ¡Onotagui!-, fue diciendo el mutante, mirando a la chica que tenía entre brazos. Se preguntaba lo que había pasado, solo pudo ver cómo los ojos de ella se pusieron totalmente negros, sin iris ni pupila ni el blanco que los rodeaba, todo era negro; luego la chica fue empezando a temblar, y se veía que algo empezaba a hacerla sufrir, y en un segundo se había desmayado. Podio actuar a tiempo, antes de que su "sirvienta" cayera al suelo; pero ahora no sabía qué hacer, ella era la que sabia sobre de magia, y cosas de las sombras. Espera, ella no era la única, su padre y maestro también sabía de ello; con eso claro, cogió a la bruja en modo "princesa", y de allí fue andando rápidamente, ya que no se sentía bien, y seguía algo enfermo. Noto como la bruja empezaba a sudar frío, su frente empezaba a arder como el fuego mismo y temblaba demasiado. Entonces llegó de donde salió, y vio cómo sus hermanos salían del dojo, y con sigilo entro de donde hace unos segundos, sus hermanos salieron.
-¡Sensei! ¡SENSEI!-, fue gritando mientras se acercaba al que estaba meditando.
-¿Qué pasa Leonardo?-
-Es Onotagui, de repente se desmayo, no para de temblar tiene mucha fiebre y suda frío, y estoy seguro que no es de una enfermedad-, le explico de lo más aterrado, mientras dejaba, delicadamente, a la chica delante de su Sensei.
-¿Ha pasado algo más?-
-Sus ojos se volvieron totalmente negros-, le dijo. Algo que preocupo al maestro, que una bruja se le pagan los ojos en negro es muy peligroso, puede dar señal de muerte o de perdida. Aunque la chica le hubiera amenazado, si una bruja que controla a alguien muere, el que controla cae en una enfermedad, muriendo lentamente pero muy dolorosa, y no quería que su hijo pasara por eso, solo pediría que le matasen, en vez de aguantar el dolor. El mutante peludo, puso sus dos manos encima de la chica, y cerró los ojos; empezó ha ver la conversación que tuvo ella con sus madre sombra, y luego como la bruja se sacrificaba por su hijo. Poniéndose en peligro, porque aunque sobreviviera, era malo desobedecer a una madre como la suya; y podía ver cómo dolorosamente sufría en esta desmayo.
Lo que él podía ver:
La chica que se había sacrificado por su hijo,
Estaba encadenada de mano y piernas.
Había una mujer,
Parecida a la joven bruja, pero algo más mayor
Y se veía la maldad y la oscuridad en ella.
Tenía un látigo negro, y rodeaba a su hija.
-Te as sacrificado por el,
Patético-
-No se merece un dolor tan grande,
Ya fue suficiente cuando le ponisteis esa sombra de vida.
Ni me lo dijisteis-
-Tu misión es enamorarlo, y quitarle su poder, para que después lo uses para liberarme. Pero
Por desobedecer, tendrás tu castigo-
Y la mujer levanto el látigo, y rápidamente lo bajo,
Sacando un grito a la joven chica.
Dio uno, dos, diez, hasta veinte, y la chica solo podía
Gritar y llorar
El mutante peludo volvió al ser, cuando oyó como su hijo empezaba a respirar fuertemente; vio cómo de debajo de la chica salía un charco de sangre, y después pudo ver cómo de las manos de su hijo salían unos brillos dorados.
-Hijo pon tus manos encima suya-, obediente puso sus manos encima de la chica. Sintió como poder pasaba por sus venas, que le daban la respuesta en sí, y con sí solo, las palabras salieron solos:
-Sanots sedsufra-, sus ojos se pusieron dorados y el brillo de sus manos envolvió a la joven que se sacrificó por el. El Sensei miraba sorprendido la escena, había oído una vez de la historia de un mago y una bruja, de la hija que se alimentaba de oscuridad y el que debería dejar en paz el mundo. Lo que no había sabido, que los personajes de esa historia, estaban delante suya, y como dijo una de las frases de la leyenda:
"Una vez que el mal se sacrificase por el bien, un brillo dorado haría despertar el verdadero poder del que representaba el bien. Que poco a poco alimentado de engaño, haría cambiar al mal"
Y lo que veía era ese brillo dorado, que curaba al la que se sacrificó por su hijo; pero fue sacado de sus pensamientos, al oír cómo alguien se acercaba a la puerta del dojo. Y sabiendo que su hijo nunca querrá que alguien sepa este poder, se levanto y se puso delante de la puerta, justo para ver tres tortugas preocupadas.
-¿Qué os pasa, hijos míos?-
-Es Leo, Sensei, no está en su habitación ni está la bruja-, le explico el de rojo.
-No os preocupéis, está conmigo meditando, pero yo no le molestaba. Sigue algo debió, y quiere algo de silencio. ¿Podrías hacer ese favor a vuestro hermano?-
-Claro que sí, cualquier cosa para que se mejore-, comentó el genio. Y con esas palabras se fueron de allí, aunque el de rojo estaba algo inseguro y preguntándose:
<<Entonces ¿dónde está esa bruja?>>
El Sensei, ya seguro de que sus hijos estaban concentrados en sus cosas, volvió a entrar y cerrar la puerta del dojo. Pero esta vez no estaba en la misma escena; esta vez su hijo se había quedado dormido, con su cabeza en el pecho de la chica, y la mano de la bruja en la cabeza del joven mutante, era una situación muy tierna. Se veía que los sujetos dormidos estaban cansados y débiles, uno se había sacrificado por el otro y el otro había utilizado su poder, por primera vez, para sanar a la chica de un horrible castigo. El maestro salió del dojo en silencio, pero confundido:
<<¿Por qué se habrá sacrificado, si estaba intentando destruir a su hijo?>>
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