Cualquier color que te guste

La tienda está llena de colores y gente el día de apertura, quizás por la oferta. Ellos compran lo que quieren y nosotros les regalamos un accesorio por cada prenda. Les gusta y la única duda es el color, algunos compran más de uno.

Una familia italiana sabía que a la gente le gustan los colores, fundaron un negocio de ropa hace medio siglo. Creció rápidamente, su marca es bien conocida en todo el mundo y está escrita en inglés.

El edificio tiene tres plantas, la baja para mujeres, la primera para niños y la superior para hombres. Soy el director de la planta de mujer.

Hoy no necesito esforzarme. Tan sólo una sonrisa y saber donde está cada sección, cada una tiene dos dependientes, su actividad es intensa y voy de acá para allá para ayudarles. Las colas a las cajas son largas.

El pasado me pone a prueba, una pareja viene hacia mí.

—Buenos días, David. Sabemos del accidente y suponemos que no nos recuerdas. Mi nombre es Doug y ella es mi esposa Angie.

—Os conozco, sois los propietarios del bar, pero no os recuerdo.
Ella habla:

—Hemos venido para comprar, te reconocimos cuando entramos. Tienes buen aspecto.

—Estoy bien, gracias. Os acompañaré en esta planta, por una prenda comprada os regalaré otra a vuestro gusto más barata. No esperaréis cola, me lo pagaréis y lo guardaré en caja.

—Muchas gracias. Debes tener poder aquí.

—Soy el director de planta y quiero ser vuestro amigo.
Gastaron treinta y dos dólares y salieron con cuatro bolsas.
Estoy contento. Una vez escuché un dicho en español, describe a la perfección mi estado de ánimo: como un niño con zapatos nuevos.

Roger dirige la planta de hombre, Julia era la vendedora número dos de la agencia, ella dirige la planta infantil. Los tres comemos juntos para conversar. El mayor problema es que la cantidad de prendas se reduce. Roger resuelve:

—Este es el número del almacén para esta zona, tardarán una hora como mucho. Yo no esperaba esta multitud.

También conté todo de Doug y Angie. Roger sonríe y contesta:

—Bien hecho. Es bueno ganar amigos.

La tarde también es movida y rápida, hasta el cierre. Sin embargo mi trabajo no ha concluido, debo hacer caja y dar el dinero a Roger.

Llego a casa a las 9. Mary me besa y me cuida:

—Buenas noches, Dave. Siéntate, pareces cansado.

—Lo estoy.

Vamos pronto a la cama grande, ya nuestra. Rick sigue en la misma, desde ahora solo en la habitación. Ella es tan atractiva y tiene tanta imaginación que me siento con ella como un novato. No permite que haga nada, toma la iniciativa. Disfruto antes y durante.

Después el relax me da sueño, antes de dormir me llega un recuerdo.

“Estoy en la misma cama, con una mujer. La conozco por las fotos, era mi esposa. Era pasiva y yo tomaba la acción.”

Duermo y sueño con ambas Mary haciendo un trío. Ellas quieren hacerme feliz, no hay ningún remordimiento entre ellas.

Me siento feliz. Me gusta mi trabajo. La convivencia en casa es placentera. Estoy recuperando algunos recuerdos. He terminado de copiar todo mi pasado. Ahora sólo necesito minutos para escribir cada día.

Mary me inscribe en Facebook, Twitter, YouTube, y otros sitios de internet. Es apasionante, todo está dentro. Del blanco y negro de escribir paso al color de las redes. Me ha enganchado.

Mary me sorprende un día tranquilo en mi trabajo:

—¡Hola Dave!

—¡Hola, Lupe!

Así nos llamamos cuando nadie nos oye.

—Quiero una falda y ropa interior.

—La ropa interior está más cerca, ¿empezamos por ella?

—Sí. Quiero que tú elijas. Quizás hayas visto algo pensando en mí.
—¡Vaya con la tímida! Aciertas. Mira este conjunto de sujetador y braga en rojo.

—¡Oh, es precioso! Lo quiero.

Vamos a la otra sección mientras ella pregunta:

—¿Cuántos colores de falda tenéis?

—Cualquier color que te guste.




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