Capítulo 13
Bill se despertó hasta tarde ese día. Todos ya se habían ido a trabajar cuando él bajó a desayunar, todos excepto Issa que estaba lavando los trastes sucios.
Issa- Buenoss díass Sseñor Cipher, ¿Cómo ha amanecido hoy?- Preguntó sonriendole aunque no lo viera a la cara.
Bill- Buenos días, Issa... Yo he dormido muy bien, ¿Y tú?- Se sirvió un platón de cereal y se puso a comer mientras veía como Issa lavaba los trastes- ¿Quieres que te ayude con eso?-.
Issa- Ess muy amable Sseñor Cipher, pero ya cassi termino... ¿Acasso no mejor, le gusstaría hablar ssobre lo de ayer en la tarde con el joven JokerBoy? Ssi no ess indisscreción por mi parte, claro-.
Bill casi se ahogó con el cereal que tenía en la boca.
Bill- Claro que no, Issa... ¿Pero qué quieres saber realmente?-. La miró nervioso ¿Acaso ella ya sabía que lo de Leonardo?.
Issa- Ahora veo porque sse ssentía mal al esstar enamorado Sseñor Cipher, ssiempre ess difícil amar a quien essta atado a alguien máss- La gitana le sonrió de forma maternal y con un gesto lo invitó a pasar a la sala, ya había acabado de limpiar. Bill la siguió y flotó por encima del sofá en donde se sentó ella.
Bill: Vaya que lo es...- La compañía de Issa resultaba cómoda, acogedora. Como si no hubiera motivos para tener miedo y poder sonreír a alguien que te devolvería la sonrisa -Bueno, ahora que lo mencionas... En verdad que si es complicado; incluso, no sé como sentirme o que hacer al respecto-. Se llevó las manos a la cara y suspiró. Issa le tomó la mano con delicadeza.
Issa- En verdad que puede sserlo... Pero de nossotross depende ssi hacemoss lo correcto o no. Yo te entiendo y te apoyo para que tomess la decissión correcta-.
Bill la vio a los ojos y quedó embelesado por esa mirada que le dedicaba, en verdad lo apoyaba y esperaba a que eligiera con sabiduría. Le tomó la mano que posaba sobre la suya y la besó.
Bill- Eso es lo que intentaré de verdad, Issa; muchas gracias por decirme ¿Cómo es que sabes tanto de amor? No es por ser grosero pero no hay un señor Gitano en esta casa- Issa le sonrió de lado y en su mirada la felicidad no se apagó ni un poco.
Issa- Ya le he dicho que essta cassa esstá llena de enamoradoss; yo también fui joven y esstass doss ssituacioness me han dado mucha experiencia- Issa suspiró y parecía recordar algo triste y algo feliz al mismo tiempo, su sonrisa se torció un poco y sus ojos se opacaron pero su expresión feliz y acogedora volvió a ser la misma en un santiamén -Sseñor Cipher, creo que hoy tiene algo muy importante que arreglar con el joven JokerBoy-.
Bill le sonrió ladeando la cabeza confundido y cayó en cuenta de a lo que se refería, pero luego recordó algo más importante y su expresión cambió a una de apuro.
Bill- ¡Issa, hermosa gitana, eres tan sabia! Se me hace tarde, tengo asuntos que atender- Le dio un beso en la mejilla- Gracias por todo-.
Y salió disparado de la casa en dirección al compromiso que le esperaba desde el medio día.
Bill- ¡Caray, en verdad que soy tonto con ganas! Siempre olvido que puedo volar, y también aparecerme-. Se escondió en un callejón para que no lo viera la multitud y chasqueó los dedos desaparecíendo del lugar y reapareciendo frente a casa de Leonardo -Bien, ahora debo terminar con esto- Tocó el timbre y esperó.
Pasaron apenas unos minutos cuando Leonardo apareció del otro lado de la puerta que abrió. Vestía uniforme escolar y su mirada parecía no estar de ánimos para rodeos.
Leo- Vaya, llegas tarde; menos mal que ya le había pedido anoche a Carla que tomara apuntes por mi en clase ¿Porqué has llegado tarde, Cipher?- Lo miró con cara de pocos amigos y sin esperar a que respondiera lo tomó por moño del traje y lo jaló a adentro de su casa. Como siempre todo estaba limpio.
Bill- Me he quedado dormido e Issa me hizo la plática de que debo seguir a mi corazón, ya sabes como es...- Leonardo subió las escaleras sin verlo y Bill lo siguió hasta su habitación en donde había más cuadernos que la última vez que lo visitó -¿Y todos estos cuadernos y apuntes?-.
Leo- Estoy por entrar a la semana de exámenes, debo estudiar mucho y la tensión es bastante alta. Pero no quieras cambiarme el tema, ¿Estás listo para llevar a cabo el plan hoy en la noche?-.
Bill quedó flotando por sobre la cama de Leonardo mientras veía como él limpiaba todos los libros que podía y hacía una pila en una esquina con ellos. La pila de libros le hizo recordar su primer noche en esa casa de locos y a la chica con familia chiflada, y eso también le recordó a la gitana que le hacía pensar que ser un demente sociopata no lo es todo en la vida; que hay cosas mejores que eso para ser feliz. Tragó saliva y su mente quedó en blanco por un momento.
Bill- Eh... No Leonardo, no estoy listo, solo llevo una semana aquí y creo que...- En ese momento Leonardo cerró la tapa de su laptop y lo miró como si fuese la primera vez que lo hacía. Se le acercó y se sentó a lado de donde este se hallaba flotando sobre la cama, lo tomó del mentón y acercó sus rostros para verlo de nuevo por sobre sus lentes que usaba para ver de lejos.
Leo- ¿Así que ahora el demonio se arrepiente de sus pecados? No quiero que me eches esto a perder, Cipher. He trabajado muy duro para ganarme la confianza completa de las personas correctas de esa familucha de quinta, y solo necesitaba a alguien de ahí adentro que siguiera mis órdenes. Tú seguirás mis órdenes te guste o no, ¿Me has entendido, Cipher?-.
En primera instancia Bill se sorprendió, es decir, ningún humano a excepción de Guideon había tenido las sufientes agallas, o más bien estupidez de hablarle así.
Bill- ¿Qué diablos es lo que buscas de esa familia, idiota? ¿Qué te han hecho para que pienses así?-.
Leo- ¡¿A ti qué diablos te importa, demonio?! Oh, espera... Acaso, ¿ya te encariñaste con ellos?-.
Bill recordó las cosas que había visto y vivido en esa casa de locos, jugar como un niño pequeño con Javier, comer por primera vez en "familia", las conversaciones con la gitana, las peleas a muerte con el idiota de Seuny, incluso el lado bueno de Luna que no creía podía existir.
Y supo que era verdad, tal vez no los quería porque no estaba seguro aún de si en verdad él podía sentir; pero los demonios aún pueden tener sentido de la lealtad, y no permitiría que nadie dañara a esa familia mientras él aún fuera bien recibido en esa casa.
Bill- ¡¿Y qué si lo he hecho?!-.
En ese momento sintió su mejilla arder un infierno pero esta vez esa sensación no le gustó, la palma de la mano de Leonardo estaba roja e hinchada como la mejilla de Bill; este lo miraba con odio como si hubiera insultado a su mismísima madre, a la cual afecto no le tenía, claro.
Leo- Escuchame bien estúpido demonio de quinta; tú y yo hicimos un trato, y no pienso dejar que te libres de esta tan fácil. ¡YO SOY TU DUEÑO! Y harás lo que me venga en gana-. Mientras hablaba apretaba más y más el rostro de Cipher lastimándolo; alzaba la voz e invadía más su espacio personal. -Y ahora se me antoja desestresarme de la semana de exámenes, se me antoja cobrarme el favor del otro día...-.
Perfectamente sabido puede ser que Bill a pesar de tener poderes con los cuales ningún mortal puede competir, su debilidad es que ataquen a su narcisismo o a su curiosidad. Eso siempre le dejaba la guardia baja, cosa que Carla y Leonardo tenían bastante claro.
Bill- Por un demonio, Leonardo. No tengo tiempo para tus juegos-.
Leonardo no prestaba atención a las palabras de Bill. Se estaba dejando llevar por el coraje que le causaba pensar que podría perder todo por lo que había trabajado durante un año en la casa Joker.
Leo- Eso es extraño, patético demonio, si al parecer es a lo único a lo que le dedicas tu existencia, ¿porqué no mejor te dejas de estupideces y aceptas que estás perdido?-.
Bill comenzó a sentir ganas de ahorcar a Leonardo, no dejaría que nadie le hablara de ese modo, desapareció de entre las manos de Leonardo y apareció junto al marco de la puerta, Leonardo cayó de cara contra su cama por el peso y se giró para ver a Bill.
Bill- Nuestro trato se cancela, Leonardo-.
Leonardo lo miraba con enojo, se notaba que en su mente estaba replanteando su plan.
Leo- Lárgate, Bill. Pero no sin antes atender a una última orden-.
Bill- No tengo que nada que obedecerte, imbécil-. Leonardo soltó una carcajada sonora que erizó la piel de Bill.
Leo- Claro que si, si no lo haces entonces prepárate para arrepentirte de haberte aparecido en este mundo. Te ordeno que guardes silencio, ni se te ocurra mencionarle a nadie sobre mis verdaderas intenciones, o si no...-.
Bill- ¿...O si no, qué?-.
Leo- Tu querido JokerBoy sufrirá de maneras que ni un demonio como tú puede imaginar-.
Bill- No me hagas reír, no podrás acercartele siquiera después de esto-.
Leo- ¿Eso es lo que tú crees? Ja, demonio de quinta, aún con todos tus patéticos poderes no puedes hacer nada- Leonardo se levantó y se puso de pie frente a Bill, lo tomó por su moño y lo atrajo hacia sí. - Te diré algo, no importa quien seas tú; JokerBoy es mío, y siempre lo será-.
El cabello de Bill se volvió rojo de ira y desapareció de ahí para reaparecer en su recámara, con magia hizo aparecer muebles que cubrieron la puerta y la ventana y se dejó consumir por la ira de lo que acababa de suceder. No dejaría que Leonardo lastimara a JokerBoy.
Mientras tanto, en la casa que acababa de abandonar, Leonardo se sentaba frente a su laptop con calma para seguir con su tarea; vaya diversión le propinaba el volátil de Cipher.
Y en el comedor de abajo, en aquella casa de locos Seuny y Astro estaban sentados preguntándose por aquellos ruidos en el último piso. Y sería buena idea decirle a Carla que su esclavo trastornado estaba acabandose su presupuesto para resanación de paredes del mes.
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