Respirar aire fresco es lo único que necesito ahora para recuperar fuerzas y olvidarme de la mala compañía de Merrow. Al descender por la enredadera, percibo como si el clima se hubiese congelado. Desde que entré a La Torre de los Sueños, el sol sigue estando en el mismo lugar que lo recuerdo. Sin embargo, ahora se hace de noche y si me demoro, el tiempo me puede jugar en contra. Me encuentro de nuevo en el Árbol donde, anteriormente, tuve un presentimiento. Rodeada de tikis luminosos en su corteza, como si fueran vitrales. Simples detalles que me hacen pensar que las hadas, en algún momento, han visitado a escondidas nuestro mundo. El vitral completo forma una especie de cruz con diferentes insignias que a simple vista no alcanzo a vislumbrar. Luego, me doy cuenta que éstas representan a la familia: en la parte superior son los padres y en la parte inferior es su descendiente. ES UN ÁRBOL GENEALÓGICO PLASMADO EN UN ÁRBOL. Que hermosa manera de hacerle alusión al nombre. Esto sí que tiene sentido.

-Este árbol esconde muchos secretos. Hace mucho, varias hadas compartían sus pensamientos como lo solíamos hacer Tangle y yo. Faye, nunca dude de sus instintos. Recuerde que las plantas son sus amigas. Siempre puede confiar en ellas. - me habla Aeval, sin distraerme en mis acciones.

Al reparar el árbol, siento que el suelo se mueve. Pierdo el equilibrio y caigo. En cambio, veo que una puerta subterránea sale a la superficie. ¿Acá los escondió Lilith? ¿Por eso Merrow no quería que estuviera acá? Es hora de volver a la oscuridad.