Los rebeldes

—Luriel acusa a Franco —dice Irama desde una comunicación astral y la mandíbula se me tensa.

—Le creo —digo apretando las rejas.

—Yo también... no te van a sacar de la cárcel... ni a Mortel.

—¿Qué sabes de mis hijos?

—Están en un lugar seguro... yo misma me encargué de eso.

—Bien ¿Y ahora qué?

—Nos queda ser los rebeldes, en un mundo cargado de injusticias...

—Solo haz lo que sea necesario, para que Luriel salga victorioso... yo me voy a encargar de sobrevivir aquí...

—Hecho... no te mueras todavía, que tus hijos te necesitan.

—Por ellos, seguiré respirando... y por ellos me voy a vengar, Irama.

Ella se desconecta de mi, y yo suelto un grito de ira.

—Me las vas a pagar, Asturia. Tu sangre será mi bebida de celebración.

Fin libro 3

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