Capítulo 72. Presa

—Irama —escucho la voz de Orkias, y siento su mano acariciando mi cabeza.

Abro mis ojos y veo a Arikú muy cerca, me asusto, pero me reincorporo mientras me siento en la suave cama.

Estoy con una playera olgada que por supuesto no es mía. Miro hacia la ventana y la claridad del amanecer me sorprende. Pero acababa de acostar a la niña Arikú ¿En qué momento me acosté?

—¿Te sientes mejor?

—¿Me sentía mal? —pregunto y Orkias me observa con extrañeza.

—Sí, caíste inconsciente, te levantaste y estuviste vomitando, y decías que te dolía la cabeza.

—¿En serio? —no recuerdo nada, lo último que tengo en la cabeza es cuando Orkias estaba cantando .

Arikú se pone de pie y parpadea extrañado, en lo que la puerta se abre y entra Mortel con una bandeja de desayuno.

Me fijo en ambos y se ven cansados, como si no hubiesen pegado un ojo en toda la noche, observo que están desprolijos, despeinados y con 0 elegancia en su postura.

—Ya veo que fue una noche difícil —digo al recibir la bandeja por parte de Mortel.

—Terrible, —dice Guanti—, entre tú, el secuestro de Iracema, apoyar a Franco, descubrir que Zunú era el justiciero y la revolución de los estudiantes... no te haces idea. Por suerte Santos se está haciendo cargo del internado, y menos mal, Anastasia también tuvo los mismos síntomas que tú.

—Prodrian repetir los síntomas.

Digo mientras llevo una mano a la cabeza, siento como si me la hubiera reventado contra una pared. Hay un vago recuerdo de el sonido de mi cráneo estrellándose contra algo duro.

—¿Me caí de un lugar alto? —pregunto.

—No —respondemos Orkias—. Caíste de Rodillas y yo te detuve.

—Pues siento que alguien me dio con una sarten e  la cabeza.

Mortel se sienta a mi lado y me observa con curiosidad, toca mi cabeza y esto hace que me duela el lado derecho, siento un pequeño bulto allí.

—¿De verdad impediste que caíga contra el suelo? —pregunta Gianti a Orkia.

—Por supuesto —dice seguro

—Ven —ordena Mortel—. Toca aquí.

Orkias obedece y se sorprende al sentir el chichón.

—Me duele bastante —confieso.

Ambos se miran y se alejan de mi, susurran algunas cosas y no comprendo lo que dicen. Mi cabeza me duele demasiado como para ponerme a usar magia y escucharlos.

Finalmente, Orkias sale de la habitación y Mortel queda observándome, regresa a mi lado y se sienta en la cama. Me sirve el café y agrega azúcar.

—¿A dónde va Orkias?

—El consejo lo convocó anoche, pero se quedó a cuidarte, así que va ahora.

—Ah —digo y me siento algo feliz por escuchar que se quedó a cuidarme, aunque me enoja que no haya dicho nada antes de irse—. ¿Por el secuestro de Iracema?

—Por todo —me pasa el café —. Bebe, querida.

—Gracias —digo y comienzo a beber la bebida caliente.

—Pero, la verdad lo que hace que vaya corriendo es que Anastasia estuvo anoche igual que tú.

Eso sí me llama la atención ¿Por qué siento una cercanía con Ario? Como si ella fuera importante para mí?

—Eso sí me interesa, yo también quiero ir —intento quitar la bandeja de mi regazo, pero Mortel me detiene.

—Y esa es la razón por la que él ni se despidió de ti, no quiere que te esfuerces. Necesitas descansar, estás muy pálida.

—Mi color natural, Mortel, vamos, sabes que no soy una delicada flor.

—Eres una planta carnívora, lo sé, pero incluso las más feroces, necesitan cuidado. Sólo... obedece.

Sonrío con la última palabra, y él entiende la razón. De inmediato veo su picardia mezclada con un toque de vergüenza traducida en una risilla tímida, elegante y sexy.

—Incluso enferma eres irresistible, Irama.

—Lo sé, la magia sexual es fuerte.

El silencio se hace entre ambos, se nota que Mortel intenta no decir más, lo que me sorprende bastante.

Bebo de mi café y él se pone de pie, en lo que se acodado el cuello de la camisa que se nota está en él desde hace más de 24 horas.

—¿Cómo está Luriel? —pregunto y él cambia su expresión a preocupación.

—Destrozado... enojado, y confundido. La gota de sueño no lo está consumiendo gracias a que Thalia le dio un te de Lavanda y tilo, pero eso no será suficiente.

>>Hoy mamá irá junto a él y va a trabajar en eliminar la gota.

—Tú madre en una excelente bruja. —digo

—Es una excelente madre y abuela —dice algo afligido —. Es increíble como ha mantenido su magia la herencia de su linaje... aún sin haber hecho el ritual para ser una bruja de verdad.

—Hay quienes no lo necesitan, Gianti, y ella sabía que lo que quería, eligió su felicidad.

—Ser madre de 3 Giantis... —dice y suena decepcionado—. A veces siento que llevo una herencia demasiado pesada en el hombro. Y que me dediqué a no hacer más que presumirla.

—Sí, eres un presumido —respondo riendo y recordando nuestra juventud—. Pero, pero... haz hecho cosas importantes, salvaste a Ana de Carina, la detuviste una vez... y eres padre del Cario ¿Qué más quieres?

—Ser un buen padre, me sería suficiente.

Y esas palabras me pesan, ¿Por qué siento tanta tristeza? ¿Por qué es que lo comprendo? Como si yo supiera lo que es tener hijos, como si los suyos fueran mios...

—Eres un buen papá, Mortel —digo y no tengo idea de por qué —. O e  todo caso, todos los padres de La Colmena son pésimos  al menos tú estas de vez en cuando —vuelvo a decir sin entender de dónde salen las palabras.

Mortel me sonríe, y por supuesto que admiro la belleza Gianti a pesar de su cansancio, lo miro atenta y cuando está por salir de la habitación, voltea de nuevo.

—¿Tú y Orkias...?

No lo dejo terminar la pregunta, niego con la cabeza.

—No pienso volver a tener una relación formal con nadie, Mortel —y esa respuesta es mía 100%

—¿Entonces eres un alma libre?

—¿No deberías estar pensando en otras cosas Gianti?

—Soy multifacetico querida. Puedo estar calculando como cuidar al internado y como quitarte mi playera de un solo tirón a la vez.

—Me encanta esa habilidad... habría que ponerla a prueba.

—Definitivamente... cuando te repongas, podemos testearla.

Me guiña un ojo y sale de la habitación. Este Gianti no pierde tiempo, y eso me agrada.

Pero ni bien me quedo sola en ña habitación, una sensación de escalosfrios me toma. Hay algo en el aire, un recuerdo que pode a gritos salir a flote y no encuentro un hilo del que estirar para conseguir más información...

Algo terrible se está cocinando, y lo estamos dejando pasar. No me cuadran demasiadas cosas. Y la desesperación me está tomando como presa.

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