Capítulo 67. Ni un segundo de paz

Escuchar a Thalia es refrescante, en verdad si sabía que a esto me condenaba el día en que nos convertimos en sus mestizos, me hubiera ofrecido mucho antes.

Aunque nunca me imaginé estar con un hombre, Cariem no es cualquiera, todo este tiempo, ha respetado mi ser, si hay días en que soy yo quien busca su cuerpo por instinto, porque me gusta su tacto, los días en que no lo hago respeta mi distancia.

Al comienzo creí que me gustaría por igual estar con Thalia o con él, pero no, hay cosas que no se eligen, y es más que evidente que quienes me mueven solas mujeres.

Sin embargo, hoy es un día en que quiero sentirlo. Así que me acerco a sus labios y lo beso, él sin dejar de moverse con Thalia, me toma de la cintura y corresponde a mi deseo.

De inmediato Thalia me acomoda, para tener acceso a mi con su lengua.

Ella jadea, y yo muerdo los gruesos labios de Cariem por la excitación. Lleva sus manos hasta mis pechos y me acaricia con suavidad.

Comienzo a suspirar, por que Thalia de verdad ya no es esa conejita inocente que no tenia idea de que hacer. Ella ya es una bruja real, que ve al sexo no solo como pata recibir o dar placer, si no como un ritual en el que liberamos tanta energía que mientras más disfrutemos más potente será.

—¡Mierda! —suelto cuando Cariem se agacha hasta mi pecho y lo atrapa con su boca.

El placer comienza a concentrarse en mi cuerpo, y en un parpadeo hemos cambiado de posición. Thalia acaba de llegar a un orgasmo, y toda esa energía la envía a un jarrón de barro que tenemos en la mesita de luz.

Miro su cuerpo dar una pequeña sacudida sensual mientras suelta un gemido. Ahora miro a Cariem y él me da un beso poderoso. Sé que estoy colmada de placer, porque cuando veo a Thalia volver a acomodarse le doy la espalda a el moreno, quien al hacer esto coloca sus manos grandes sobre mi cadera y eso causa que una explosión de placer me impulse a abrir las piernas de Thalia, ahora soy yo quien la tiene en mi boca.

Cariem toma más fuerte mi cadera e ingresa en mi.

—¡Por los 7! —suelto cuando comienza a moverse en mi.

Las embestidas acompañadas por sus suspiros hacen que esté a tope. Thalia también me acompaña con gemidos, y estoy segura que estoy por llegar a un orgasmo.

Cariem me agarra de las muñecas, las coloca sobre mi espalda y ejerce un poco de fuerza, Thalia agarra mi cabeza y me presiona a ella, por lo que ahora suelta sonidos más excitantes e intensos.

—¡Ana, no pares! —ordena.

—¡Dioses! —suelta Cariem al escucharla.

—¡Ah! ¡Sí! Ana, por los 7, sigue, sigue, sigue —. Cada palabra iba incrementando de volumen y eso me encanta.

Cariem se mueve más rápido y eso hace que mi cuerpo completo se sacuda.

—¡Ah, ah! ¡Sí! —vuelve a decir Thalia a la par que llega.

En eso, Cariem me toma del cabello, me levanta para tomar mi cuello, estoy ida, Thalia se acerca, lame mis pechos y estoy llegando al clímax.

Cuando ella muerde, lo dejo salir.

—¡Ah, me encanta! ¡Qué me lleven los 7! —suelto y con ello llego también al clímax, Thalia se vuelve a acostar, yo me pongo sobre ella, y nos damos un beso cargado de energía.

Cariem continúa unos segundos más y cuando me suelta, deja escapar un gemido tan varonil que estoy segura que Thalia y yo sentimos los mismo en nuestro interior, como si estuviéramos expuestas a los rayos de Aratirí recorriendo nuestro vientre.

—¡Qué sexy! —digo cuando ya estoy acostada a lado de Thalia y veo a Cariem con la cabeza echada hacia atrás—. Por eso me casé con ustedes. Son fuego.

>>Hablando de fuego —digo y me levanto, tomo una bata y voy por mi cajetilla de cigarrillos—. ¿Quieren?

—Yo sí —dice Cariem mientras también cubre su cuerpo con su bata.

—Yo prefiero una ducha —Thalia va con su sexy andar al baño—. Necesito un baño de lluvia, ¿Se unen?

—No —respondemos ambos.

—Yo quiero una ducha rápida —digo— basta de rituales por hoy, a demás quedé con Zunú en ir al campo santo.

Thalia se encoge de hombros y va al baño, yo le doy una calada profunda al cigarro y miro a la serpiente negra que recorre su jaula de cristal.

—¿Para que van a ir al campo santo? —pregunta Cariem encendiendo su cigarro en la boca, por los dioses que Hot.

—Vamos a traer tierra, Irama nos pidió y especifico que debíamos los Ario.

—¿Deben mezclar con sangre?

—Sep...

Me siento sobre  el escritorio y observo las escamas negras de la serpiente, se me hace tan poderosa, tan impresionante.

—¿Dijo para que?

—No, no dijo nada —respondo y sigo viendo al alma en pena—. La verdad fue Zunú quien le llamó por telefono y propuso el hechizo a Irama.

—Aparta tu vista de ella Ana, te está hipnotizando —Cariem habla mientras suelta el humo de su boca y hace círculos en el aire.

—Es imponente —menciono pero obedezco a Cariem, el pone una tela negra sobre el terrario, y el siseo de la serpiente se oye fuerte—.  Se enojó al parecer.

—Sí, le saqué la cena, ama absorver energía y más de bellas jovencitas.

—Ah, qué galán —digo mientras apago mi cigarro en el cenicero y me preparo a entrar al baño también.

—Sí, pero ya no me sirve la galantería, estoy casado.

—Debe ser aburrida tu vida —le digo en broma mientras los dos entramos al sanitario.

Vemos a Thalia en la tina, rodeada de fuego y virutas de oro, mientra Cariem y yo vamos bajo la ducha.

—No tienen idea de lo que se pierden —habla Thalia con la voz relajada—  después del día de mierda que tuvimos, se agradece esto.

—Sí —digo bajo el agua —, fue una mierda de día, a cada segundo empeoraba el asunto.

—Yo no anunciaría nada de calma aún —Cariem habla mientraz se lava la cara—, les recuerdo que la especialidad del enemigo es atacar de forma incesante. Y a Carina le tengo miedo.

—Todos... su magia es muy fuerte, y ahora que sabemos que tiene una gota de sueño en Luriel, debemos estar alertas.

—Es una desgracia —dice Thalia—. Pero lo bueno es que Irama está y creo que voy a tomar su consejo, voy a escoger un panteón.

—¿Otro ritual de iniciación? —digo envolviendo mi cuerpo con una bata.

—Sí, pero ese ritual no es divertido —asegura Cariem mientras se envuelve una toalla en la cintura —. ¿Estás segura Thalia?

—Mucho...

Cariem quiere decir algo más, pero el sonido de su teléfono lo detiene, así que sale del baño y va seguro a atender la llamada entrante.

Yo me acerco a Thalia y me pongo de rodillas a su lado.

—¿Quieres que vaya a ver a Luriel por tu, conejita? —le doy un beso en sus labios y ella se pone roja. ¿Cómo es posible?

—No, Ana, debemos estar lejos de él por un buen rato. Estamos cargados de mucha energía y él está tan delicado con su sed de venganza, no quiero ser un canal de energía para cargarlo de negatividad.

—Ok, Ok...

—¡Por Eirú, no hay un solo día de paz en este lugar! —exclama Cariem.

Thalia y yo nos miramos sin entender hasta que lo vemos ya vestido pasar por la puerta.

—Acaban de secuestrar a Iracema... ahora.

—¡No puede ser! —Thalia se levanta con rapidez y yo no logro comprender ¿Cómo es que alguien logró llegar a mi protegida?

—Debemos ir a buscarla —dice Cariem.

El tumulto comenzó a mi alrededor, pero mi mente paró, intentando encontrar conexión entre el secuestro de Iracema, el ataque a Luriel y que Zunú haya propuesto a Irama el hechizo de sangre para el Cario.

¿Cómo lograron zafar mi protección y tocar a Iracema? Mi método no permite que quien no sea abeja, no puede tocar... ¡puta madre!

—Es el justiciero... -—digo-—quien secuestró a Ira, es la única razón por la que la tocaron, porque ella tiene protección de las 7 brujas.

>>Debe ser por que Franco está en contra, es una declaración de guerra luego de ese último artículo.

—Puede ser el traídor también —dice Thalia.

—No, no, el traidor no es considerando como abeja por las 7 brujas, así que no podría poner un dedo sobre la princesa guerrera, créeme, yo misma perfeccioné la técnica.

—Te creo —dice Cariem —. Carajo, voy a llamar a Orkias...

—¡No! Déjalo con mis hermanos, encarguemonos nosotros. Somos fuertes, podremos contra él.

—Es lo que me da miedo —dice Cariem—. Que terminemos hiriendo a uno de los nuestros.

—Él se lo buscó— asegura Thalia y se ata el cabello en un moño.

—Con mucha tristeza... pero ella tiene razón. —afirmo y Cariem solo mueve su cabeza dibujando un sí con sus labios.

Maldita sea, no hay ni un segundo de paz hoy.

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