Capítulo 57. Verdades a Medias

Luriel regresó a su posición de ritual, pero en su rostro se ve reflejado el odio, la furia y un oscuro impulso, mis instintos me aseguran que sed de sangre.

Mortel por el contrario está sereno, observando a la chica que está de rodillas en el suelo. Parece ansiosa por la sangre derramada. Estoy segura que esa es su motivación personal.

—Cariem —llamo al hechicero que se acerca a Coral la agarra del cuello y vierte en su boca unas gotas de la pócima del  así mismo a los otros dos.

Intentan escupir el preparado sin embargo este se absorve tan rápido en su lengua que ellos no pueden hacer más nada que intentar callar, pero no les funcionará.

—Pe ñe'ê —digo mientras miro mis uñas.

—No... —respondemos los tres.

Miro a los presentes y hago un gesto para que se muevan un paso en sentido anti horario y sin romper el círculo. Esto refuerza el ciclo, y hace que la magia que estoy ejerciendo en loa tres ejerza mayor presión.

Los prisioneros agachan la cabeza y cuando chasqueo vuelven a levantar su mentón.

—Pe ñe'ê.

—N...o —dicen apenas.

De nuevo ordeno, obedecen y repito el proceso, Orkias observa atento a los prisioneros Mortel, Santos y Arandú siguen ofrendando sangre y Anastasia libera de sus manos invocaciones que purifican el aire porque los tres prisioneros emanan de su boca bloqueos y maleficios, todos parecen a nivel del paye, juraría que los hizo Carina, pero no tiene su prolijidad. No es obra Marila, porque está bien hecho, esa vieja no sabe hacer nada más que fastidiar.

—Pe ñe'ê

—... .... —emiten un sonido entre la n y un gorgogeo —No...

¡Malditos! Los odio, respiro profundo.

—Mortel, tu anillo de casado ¿aún lo tienes? —pregunto

El afirma, con la mano sana busca su billetera dentro del saco de su traje. Sé que Orkias está muy pendiente de esto, pero debe entender que esto no es adrede, y que necesito romper los maleficios que están haciendo usando a Solei.

—Al fuego —ordeno y Mortel obedece —Thalia un mechón de tu cabello, tienes la herencia del rubio de tu madre, lo cortas y lo quemas —Thalia obedece.

Miro a Orkias y él niega, ya sabe lo que le voy a pedir, pero no es opción, tiene mil cosas de Solei, y es necesario romper la maldición o no conseguiremos que hablen nunca.

—Orkias... —digo —. Se que tienes contigo eso.

—Irama... —dice.

—No solo nos estas poniendo en riesgo, si no también a tus hijos y nunca podremos saber más de ella. Es nuestra oportunidad... cada segundo que tardes hace que tengamos menos posibilidades.

—Irama... esa pluma tiene 30 años... fue un regalo de cumpleaños... es lo único que tengo de ella de esa época.

Me duele tener que hacer esto y puedo parecer una persona insensible y puedo odiar a Solei, pero no por eso quiero que su alma quede atrapada, nadie merece eso, y Orkias tampoco merece sufrir tanto.

—¡Por favor Irama!

—Lo siento Orkias —miro a Cariem y él también le confirma que es la única manera.

—Puedo dar mi sangre y refuerzo el Nole me tangere.

Cariem y yo le negamos, y más cuando escuchamos los chillidos de nuestras presas quienes parecen estar esperando eso.

Orkias respira profundo,  puedo ver como se le rompe el corazón, pero se resigna y va hasta su escritorio, abre uno de los cajones y saca un bolígrafo de Oro que tiene grabado su nombre.

Me lo entrega a penas, pero lo suelta con rapidez, como resignado.

Se lo paso a Cariem, porque no quiero ser yo quien lo haga. El hechicero arroja el bolígrafo y el fuego se aviva, ordeno que avancen un paso y los gritos de los 3 prisioneros se elevan, de sus bocas salen gusanos negros, hasta a mi, que soy una bruja me da asco ver como el maleficio se convierte en esas cosas.

Iracema sopla hacia los gusanos y estos se queman y sueltan un chirrido horrible.

Cuando dejan de tirarlo vuelvo a invocar mi hechizo.

—Pe ñe'ê.

—¡Ella está aquí, ella está aquí! —gritan desesperados.

Luriel y Orkias se intercalan la mirada, reconozco la desesperación de querer saber más.

—¡Pe ñe'ê! —insisto.

—Ella creó su propia cárcel, ella se pasea por aquí, ella los escucha, ella sabe que la busca , ella está aquí, en un bolsillo... ella está...

El silencio se hizo, el cuerpo de los tres se eleva en el aire ¡mierda! La persona sabe qué estamos haciendo esto.

—Es un ejercicio de magia ancestral —digo a Cariem—. Los va a sacrificar, no podemos perderlos, no podemos dejar que mueran.

Thalia se pone delante de ellos tres junta sus manos y susurra palabras que no entiendo, su cuerpo brilla en un amarillo intenso Anastasia y Cariem levantan sus manos a la par de la bruja Auris, y los cuerpos de los tres prisioneros son rodeados.

El cuello del primero giró de manera abrupta, el segundo prisionero también y está a punto de pasarle lo mismo a Coral.

—¡Quiero negociar! —grita Thalia y todo se detiene.

¡No lo puedo creer! Miro el dedo de Thalia, y allí aparece el mismísimo señor Muerte.

—¡Qué me lleve la mismísima Eirú! —susurro.

—¿Pretendes negociar? Esa chica está por morir, es más mía que tuya. —dice el hombre.

—Aún no, aun está en el mundo de los vivos, estoy dispuesta a jugar.

El señor muerte sonríe, mete su mano en el bolso de ojos y saca 3 de ellos y los pone en la palma de su mano.

—Sabes que si pierdes... me vas a dar un ojo, verdad.

—Lo sé.

—Bien... 20 segundos... si la salvas, el anillo y su vida.

¡Carajo! ¿Qué mierda va a pasar en los próximos 20 segundos?

El hombre desaparece, Coral sigue en  el aire, solo que ahora vemos los hilos de oro rodeando el cuello de la chica, ahora entiendo, Thalia debe cortar el motriz para que dejen de girar el cuello de Coral.

¡Puta! Esto está difícil. Miro por todas partes, pero yo veo que todos se mueven y ajustan.

—Thalia, 10 segundo —dice Anastasia, ni yo logro ver el origen, volteo al igual que ella en mi propio eje intentando encontrar el principal —5 segundos.

¡Mierda!

—Lo tengo —dice ella y apunta a el hilo que aparentemente no se mueve y sale de su cuello. Agudizo la vista y confirmo por el brillo, es la cuerda corrediza.

Si  más invoca unas dagas como lo hacia su madre, corta el hilo, el cuerpo se cae, Cariem lo detiene antes de que colisione, los chicos caen agotados al suelo a la par de que el señor muerte aparece y entrega a Thalia su trofeo.

¡Dioses! Que locura... pero al menos hemos salvado a nuestra pieza principal.

Thalia voltea hacia su padre, lo mira con recelo y a continuación sé que saldrán verdades a medias.

—¿Es mi hermana de verdad?

—No —dice Mortel mirando a la chica—. Creo que no.

—Qué bueno que hoy en día esas dudas son fáciles de eliminar. —contesta Thalia con enojo y la odio un poco menos que al comienzo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top