Capítulo 50. Irresistible

Mi presa se acaba de escapar por culpa de Orkias, suelto un suspiro de indignación y me levanto para ir hasta su escritorio en donde colocó las fichas de los prisioneros que iremos a ver.

Vuelvo a suspirar, porque al ver todo esto ya sé que mi noche con Mortel quizás ya no pase, aunque puedo adelantar cosas.

—Bien... —digo apoyando mis codos sobre la mesa y mi cabeza en mis manos —¿Por donde empezamos?

—No quiero que vayas junto a Mortel.

Levanto la vista y le ofrezco una sonrisa de burla a Orkias. El me ve serio, ni pestañea.

—¿Me estas jodiendo? ¿Cuál es el motivo?

—A ver... me expresé mal —dice mientras rodea el escritorio y se acerca a mi —. No quiero que tengas algo con Mortel...

—No veo el cambio, reformula la oración —digo en burla—. ¿Me vas a dar más trabajo?

—No, Irama, yo, Orkias Arikú, estoy muriendo de calor por dentro y no quiero, no soporto, no concibo la idea de que te vayas esta noche junto a Mortel.

Parpadeo con rapidez, intento reír, y no dejarme llevar por el shock.

—¿Qué puta? —digo con enojo y me alejo de él —. Te puedes ir a la recontra mil mierda, Arikú, ¿ves esto? —le saco el dedo del medio—. Te lo puedes meter en dónde no te da el sol. ¡Vete a la puta!

Grito con todas mis fuerzas e intento irme antes de que las emociones se desborden y comience a llorar, pero Orkias me toma de la muñeca y me detiene. Intento escaparme, pero él sabe dónde está mi nudo de bruja, su dedo pulgar está allí, y mis fuerzas desaparecen.

Soy un mar del lagrimas, y lo odio por esto, no me gusta sentirme humana, prefiero ser presa del deseo y la lujuria todo el día a tener que sentir está porquería en mi pecho.

—Sueltame... —ordeno cuando me estira hacia él acortando nuestra distancia.

—Irama, no quiero hacer esto, pero debes escucharme...

—¿Escucharte hijo de puta? ¿Escucharte? Me dejaste plantada, me dejaste antes de casarnos, boda que tú, hijo de tu putisima madre propusiste. Y crees que tienes el derecho de pedirme que te escuche? Mereces que te queme, mereces ver como me revuelco en la cama de todos tus amigos, que tus celos te coman la cabeza.

Me abraza contra él, y que bien huele, como odio que su aroma a cuero, lavanda y madera sea tan seductora, como odio que su barba recién crecida me clave la piel y que mi nariz de justo en medio de su pecho, odio encajar justo en medio de sus brazos.

—Irama... —me susurra en el oído con su voz profunda—. No te estoy prohibiendo que vayas con Mortel o con nadie, no te estoy diciendo que no puedes hacer lo que haces en tu libertad  solo te digo lo que yo, en mi egoísmo no quiero, necesito que sepas que muerdo de celos.

>>Necesito que entiendas que desde que te vi de nuevo se me desataron los recuerdos, que cada provocación solo me dan ganas de...

—Dilo —susurro contra su piel—. Dilo Orkias... —repito con rabia y enojo.

—No, no hace falta que lo diga, ya sabes qué es lo que hacíamos antes.

Me suelta de su agarre y de nuevo regresan mis poderes. El levanta sus manos al aire como pidiendo disculpas, pero allí mismo le doy una cachetada.

Cierra sus ojos por el dolor, luego de algunos segundos vuelve a mirarme.

—Lo siento... pero tenia que decírtelo Irama. —dice y hace un gesto, ese gesto de borrego herido ¡cómo odio que haga eso!

—No te disculpo nada, Arikú, no te disculpo nada.

Intento irme, pero él alza la voz.

—Lo del trabajo es en serio.

—Re agendalo... hoy me voy con Mortel.

—Soy un idiota —susurra supongo que para sí mismo, pero a mi no se me escapa.

—Sí, lo eres —volteo y lo veo con rabia—. Un insensible hijo de puta. Sabes que... tu castigo será otro, ¡Por Eirú! Cuantas veces soñé que te lo decía y al fin se va a dar.

>>Te lloré años, me dejaste por la excusa de que yo no podía tener hijos, pero ni bien me dejaste no te buscaste a nadie más.

>>Te dejaste calentar la oreja por Franco: ¡Debes tener descendencia! Una bruja no puede tener hijos, ustedes no serán una familia nunca.

>>Y luego Solei -pido perdón al Karma y a los 7, por hablar mal de un muerto, juro dar paz a su alma cuando la encuentr- —digo con rapidez—. Ella apareciendo todos los días para recordarte que estabas enamorado de ella, pero... solo eso.

>>No amas a Irama, tu me amas a mi, ¿Estás seguro que te vas a casar? Si, claro que lo escuché—digo a ver si cara de sorpresa 

>>Te lloré ta to Orkias desapareciste 15 años. Hiciste tu familia, me alegré por ello, me entristecí por Solei, pero no te perdoné nunca...

—Lo sé  —dice afligido—. Lo sé, y no merezco tu piedad Irama.

—No tienes idea del daño que me hiciste...

De nuevo quiero llorar, ¡Por los 7! Aún me resuenan sus palabras recientes, aún me mueven las entrañas saber que está celoso.

—Tienes razón, lo siento, lo siento, me dejé llevar, fue una reacción muy visceral, es que verte, oferte y pensar que otro va a sentirte... ¡Por el 7mo! Sé que es un pensamiento egoísta, pero ahí está, preferí ser honesto... debí pensarlo.

—Sí, debiste... —digo enojada conmigo por no dejar de pensar en su aroma y lo que me dice.

—Pero me muero de celos Irama, me muero por...

De nuevo a medias, Orkias no puede decir todo lo que tiene atorado en el pecho.

—Odio que me des la razón —digo—. Me voy...

De nuevo me sostiene de la mano, pero esta vez no toca mi nudo de bruja por lo que mi fortaleza está al máximo.

—Solo quiero que sepas que no he podido borrar la idea de mi cabeza.

Mi corazón se acelera, mi respiración se entrecorta, parezco una quinceañera que por primera vez está a solas con el chico que le gusta, pero por los dioses cómo me gusta sentir este cosquilleo.

—¿Qué idea? —pregunto con el pecho inflado de ganas. ¿De verdad voy a dejar que me gane? :la respuesta es SÍ

—Está...

Orkias se quita el cinturón en un solo movimiento y me rodea el cuello con él, lo aprieta ligeramente y lo abrocha para luego darme un beso candente, yo me derrito con su lengua y su mano fuerte.

Mierda, el imbécil es irresistible.

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