Capítulo 47. Grafias
—Tercer año —habla Irama, hacemos silencio, nos sentamos recto y esperamos indicaciones —Saquen sus cuadernos de dibujos y escriban como título: Gracias corporales y magia de tinta.
Nos movemos en nuestras sillas y sacamos los materiales que ella pidió, mientras se acerca a cada mesa y deja un cilindro de Takuara hueco y una fibra gruesa con una punta de pluma a cada uno de los estudiantes.
Iracema y yo intercambiamos miradas al ver que dentro del Takuara hay tinta de vegetales, ya habíamos visto algo así en el Aregua cuando Araresá se maquillaba por las mañanas.
—Bien, no crean que les voy a dar libros o que les voy a dictar, ni mucho menos dar un material extra... así que anoten lo que consideren interesante.
Una mano en el aire hace que Irama calle de manera abrupta, es Silvana, una de las compañeras más calladas del salón, me sorprende que quiera preguntar algo.
—Señorita. —dice Irama a la chica ofreciéndole una mirada amable.
—¿Por qué introdujeron esta materia a día de acabar el año escolar? Y porqué una bruja de tan alto rango como usted ha decidido venir a enseñar.
—¿Trabajas para el informante, niña? —Silvana queda en silencio observando a la maestra, su expresión se llenó de pavor—. Claro que sí lo haces... deberías mejorar tu técnica de investigación si quieres ocultar tu identidad como reportera.
>>Pero no te preocupes, no te voy a tirar a los lobos, no me interesa cazar hormiguitas. Yo vine por La pantera.
Por supuesto que sí, ella me quiere cazar a mi, ese es el objetivo de Orkias, atrapar al Justiciero y a sus aliados. Pero no tienen idea de que me encanta el ajedrez.
Como su aliado, o como su enemigo, aún no quiero ser descubierto.
—Pero respecto a tu pregunta, Silvana... teniendo en cuenta que hay muchos traidores, es mejor que los entrene una bruja, por sobre todo cuando quieren que aprendan magia tan poderosa.
>>A pesar de que Orkias es un cobarde en algunas cosas, mejor que nadie sabe que yo soy la indicada para enseñarlos sobre esto.
Ella saca de su bolsillo una daga, hoy no trae su vestido provocador, pero a pesar de estar cubierta no deja de irradiar sensualidad.
Remanga su camisa negra y deja ver sus brazos tatuados, cada uno de los símbolos aparece don un dorado brillante y al final se oscurecen y quedan de un negro intenso.
—Cada dibujo tiene un significado para nuestros ancestros, aquí hay desde una simple protección para una mañana en el campo, hasta la bendición en una guerra.
>>¿Señorita Silvana, sabe lo que es un tembetá? —pregunta mientras se sienta sobre su escritorio y apunta con la daga a mi compañera.
—Sí profesora, es un estilo de piercing que los guerreros guaranies se ponían en el labio para garantizar estar protegidos.
—Exacto, ¿Y por qué usted no tiene uno?
Todos nos miramos unos a los otros, la verdad es que la pregunta es demasiado acertada ¿Sí eso garantiza la protección de loa guerreros, por qué no lo tenemos?
—Me encanta que se lo estén cuestionando... —dice con burla, hasta que ve la mano de mi novia en el aire—. Asturia, te escucho.
—No es tan fácil tener uno, debe ser bendecido por un chaman en estado de abstracción...
—Borracho —corrige ella con una risa—. No seamos delicados en esta clase, hablemos de manera coloquial. Pero sí, tienes razón, a parte debemos estar en época de Vya'a Guasú para lograr que tenga efecto.
Ella mira al techo y como si fuera una pantalla arrastra su daga en el aire y allí aparece un calendario lunar, impresionante.
—Hoy estamos en 25 de Noviembre. Ufff nos queda menos de un mes para las vacaciones por cierto... y fíjense que el 17 de marzo es una fecha para celebrar un Vy'a Guasú... ustedes ya estarán en 4to, así que lo pueden hacer y les puedo enseñar como bendecir sus tembetá, todo guerrero debería tener uno.
Mis ojos se clavan en los de ella, es como si me lo estuviera diciendo a mi, como si me estuviera ordenando a hacerlo. Anoto la fecha en mi cuaderno y desvío mis ojos de los suyos.
—Bien, continuemos con la clase.
Hace desaparecer el calendario y salta de la mesa, comienza a caminar agitando la daga de una mano a otra.
—Las gráfias corporales tienen la misma función que un sigilo, la diferencia es que estás gráfias usan magia de pueblos originarios, y sin mucho más peligrosas de practicar si es que no están intencionando de la forma correcta.
>>Siempre se hacen con pigmento de frutas en el cuerpo para que se borren con el tiempo, pero hay un estilo que se hace con la misma sangre... son tatuajes de magia...
—Sagrada, de sangre sagrada... —susurro.
—Puedes decirlo más fuerte Cario— me dice mientras apoya sobre mi escritorio la punta de la daga.
Puedo apreciar el mango de hueso de jabalí, y la hoja de plata.
—Magia de sangre sagrada —repito fuerte.
—Bien, has estado estudiando.
Iracema no puede evitar ofrecerme una mirada de reclamo, ella me había descubierto alguna vez con las líneas. Mi respiración se agita y mi corazón comienza a latir con fuerza, nunca antes me había sentido tan amenazado por alguien.
Irama se acerca a mi oreja y con un pequeño soplo en mi pabellón me susurra:
—Yo los veo, Luriel.
Mi sangre comenzó a correr por mi cuerpo a mil por hora, y madre cuando levanta la daga y la pasa sobre mi dedo anular hasta la muñeca, la gruesa línea dibuja en una sutil marea de tinta negra.
Al levantar el cuchillo, desaparece.
—Sí, tienes razón, Cario, es magia de sangre sagrada, difícil de practicar, pero hay quienes pueden hacerlo.
Yo sigo con la respiración agitada, este es mi fin como el justiciero ¿o no? ¿Puedo mentir a esta mujer?
—En fin... —dice caminando de nuevo frente a la pizarra —voy a armar los grupos, parte uno del trabajo: Van a dibujar esas grafias en sus libretas...
>>Parte 2, van a dibujar estas otras en el hombro de sus pares.
—¿Significa que debemos quitarnos las remeras? —pregunta Jose.
—Sí... —responde Irama como si la obviedad le diera nauseas—. Para dibujarlas en el hombro van a usar el takuara, para dibujarlas en el cuadernillo van a usar la pluma.
—¿No podemos elegir con quién trabajar? —pregunta Marco, un compañero del fondo.
—¿Me lo estas preguntando en serio, niño? Son sordos? Ya lo dije, yo hago los pares.
Iracema y yo nos volvemos a mirar, nos tomamos la mano bajo la mesa, esperando estar juntos, pero cuando ella lee el primer par de nombres ya sabemos que no va a ser posible.
—Iracema Asturias con Silvana Fortín.
Nos soltamos de la mano y ella va junto a su compañera.
—Josefina con Juan José, Gustavo con Diana, Luriel con Yara, Danilo con...
Dejé de escuchar, porque ahora no solo me sentía presionado por Irama, si no que también por toda la puta situación.
Iracema observa a la chica quien parece más que feliz por estar conmigo, y yo miro a Juan Jo quien se está mordiendo las uñas.
Todo mal con esta clase el día de hoy. ¡Qué se vaya a la mierda Irama y sus Grafías!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top