Capítulo 25. Perdiendo
Golpeo la mesa con fuerza, Daniel y el sacerdote se alteran por ello.
—¡Estamos perdiendo el control! —grito—. Primero Orkias se apodera de Carina y Julissa, debo cuidarme de que ellas no me vean. Luego la impresentable de mi esposa y Edara arruinando nuestras misiones, el patético trio ese que anda consiguiendo infiltrarse en Dónde no debe y ahora... el justiciero haciendo su meritoria aparición, matando a una de las piezas que estaba cuidando para mi movida... ¡Tenemos suerte que no descubrió a Coral! O también estaría muerta.
>>Supongo que no le iba a dar tan buena fama matar a una joven.
—Franco... —intenta hablar Daniel pero levanto la mano y lo callo.
—No quiero escuchar excusas, lo que quiero es que comiences a buscar más aliados, recoge a los estudiantes del Saint Carls como sea, dile a Jorge que los entrene, o lo que haga falta, pero ya no quiero ver batallas perdidas.
>>Ese justiciero nos está haciendo papilla y ya no estoy de humor para tolerarlo. ¡No me importa que métodos usen! Pero quiero que se acerquen a los Arikú, necesito a esos mellizos.
—Señor Asturia —interrumpe el sacerdote —. Entiendo que este furioso... pero le recuerdo que la razón por la que liberó a Carina, era para que con su Payé busque la forma de introducirnos a la casa de Mortel Gianti, pero no lo hemos conseguido.
—Nos estas pidiendo Franco es prácticamente imposible... —repite Daniel—. Tenemos a nuestras mejores aliadas dentro del internado y sin poder hacer nada. Acercarnos a Orkias ahora que no estamos en regencias de Jasy ... o con los ingredientes para llamar a Taú, es imposible.
Aprieto mi mano en un puño, y trata de controlarme con todas mis fuerzas para no volver a golpear la mesa.
—Es momento de que usted también busque aliados dentro de La Colmena señor Asturia —insiste el sacerdote.
Aprieto la mandíbula, él tiene razón, el único problema es que será difícil testar quienes son potenciales traidores sin darme a delatar.
—O quizás matar al Cario —Daniel dice las palabras que no quería escuchar.
—Sabes que es mi primer pendiente Daniel, gracias a todo esto ya logré generar un bloqueo en Iracema, pero la magia que usa es muy fuerte. Así que la protección a Luriel aún está muy fuerte.
>>Sí tan solo Iracema no hubiera protegido a Luriel, el muerto sería él y no Solei. Pero da igual...
Me quito el collar que llevo y coloco sobre la mesa, provocando que mis acompañantes miren la medalla en la que va el alma de Solei.
Quedo pensando, intentando comprender que es lo que me falta despejar de la ecuación. La sangre Arikú es muy valiosa, y ni que decir la sangre Ario, si de verdad quiero ingresar al Aregua y quitarles todo, es más que imprescindible que les deje sin protección y sin magia a los que llevan en su sangre el pacto de Eirú.
Abro el relicario en donde está el alma de Solei y comienzo a realizar pequeñas descargas, a ver si eso me ayuda a pensar.
Un pequeño chillido sale de la medalla, y mi cuerpo se regocija en placer por ese acto. Saber que la Merlis está sufriendo en un bucle infinito de dolor me genera satisfacción plena. Y tanta es ni dicha que me encantaría ir corriendo junto a Orkias y mostrarle como su bella y pequeña amada está siendo humillada.
Tanto poder que tenía la perra, no le sirvió de nada, pues al final quedó encerrada. Aunque su último acto me alejó de mi objetivo, protegido a las abejas y cerrando el Aregua para mi...
Levanto la vista, porque acabo de recibir una revelación divina, ¡No lo puedo creer! La respuesta ha estado frente de mi todo este tiempo.
—El Nole me tangere solo protege a las abejas —digo en voz alta.
—Justo las personas a las que queremos matar —se burla Daniel.
—No seas altanero... escucha —guardo la medalla y los miro a ambos—. El Nole me tangere solo protege a los mestizos que hicieron el pacto con Eirú, pero no protege al pueblo originario.
—¿Lo que nos da ventaja por...?
—Podemos tomar de rehén a cualquier originario... cualquiera. —digo casi saltando de alegría.
—Pero tú no estás pensando en cualquiera ¿verdad?
—Por supuesto que no —digo riendo —. Resulta y acontece que el cumpleaños del Cario coincide con el Areté Guasú... el festival de los espíritus, el que se festeja cada tres años... y da la casualidad que lo celebramos en este...
—Araresá es tutora y amiga del Cario —dice Daniel.
—Así es... y ¿no es justo lo que necesitamos? Una mujer poderosa, una personalidad importante para la Colmena... alguien por la que podemos negociar la cabeza de el Cario...
—Estás muy loco —dice el sacerdote—. Pero es un muy buen plan.
—¡Claro que lo es!—aseguro —. Preparen lo que deban preparar, en especial el tener a más aliados líderes, no podemos estar solo nosotros, y hagan que los desterrados trabajen por desvincular a Orkias de Carina lo más pronto posible, la necesito para llevar a cabo este plan. Araresá no es un conejitos manso.
—Bien... —responde Daniel —. Pondremos en marcha todo eso ... y mientras ¿que harás tú?
—Iré a la junta de directorio, debo ir a fingir frente a Orkias... a quien por cierto también puedo canjear por la princesa, seria genial hacer rodar la cabeza de Gianti y Arikú al mismo tiempo.
—¿Y el justiciero? —preguntan al unísono.
—De ese haremos que se encarguen Jazmín y Coral... por de pronto, muevan sus contactos, agranden el ejército porque lo vamos a necesitar.
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