Capítulo 20. Tonterías

—Señor Orkias —saluda Sabrina al verme—. ¿A qué se debe su visita? ¿A ocurrido algo?

—No, solo vengo a ver a mis bebés —digo bajando las llaves de mi coche sobre el aparador y pasando a la casa.

—Oh, comprendo... adelante señor, imagino que va a comer aquí —afirmo moviendo la cabeza—. ¡Genial! Preparare el almuerzo y le haré su ensalada favorita...

—¿Mi ensa que...?

Sabrina ríe y capto el sarcasmo recién cuando ella hace un ademán.

—Papas fritas con bacon y chedar...

—Por supuesto... —río por su ocurrencia—. Tú me caes bien Sabrina.

—Eso me alegra... espero que venga más de seguido entre semana.

La chica vuelve a hacer un gesto para hacerme saber que mi presencia le sorprende y continua su camino.

Entiendo que le sea raro a la joven que venga en pleno miércoles, por lo general mis visitas o son muy de noche o solo los fines de semana, pero hoy, luego de hacer mi transmutación en Carina, sentí la necesidad de ver a mis hijos.

Mortel aparece en la sala con Mainara en brazos, mi pequeña lleva una diadema de tela en la cabeza y en las manos un sonajero, al verme esboza una sonrisa y me extiende los brazos.

—¿Cómo está la Arikú más linda de este planeta? —pregunto aupando a la niña, de inmediato acurruca su cabecita en mi cuello y la contengo, podría jurar que en los abrazos a mis bebés siento a Solei acariciando mi alma, llenándome de fortaleza para continuar.

—¡Qué raro que andes por aquí! —Exclama en lo que aprovecha para ir a sentarse en el sofá y extender las piernas.

—Eso mismo me dijo Sabrina, pero ¿qué tiene de raro de un padre quiera ver a sus hijos?

—Nada, la verdad...

Mortel entrelaza los dedos de sus manos y mira su botella de whisky, imagino que debe extrañarla.

—Pienso quedarme hoy, ya pedí a Cariem que me reemplace —digo—. Así que, hermano ¡Bebe tranquilo!

—¡No tienes idea de cómo ansiaba escuchar eso! —sin dudar se levanta del sofá y se sirve la bebida—. Saité está durmiendo en su habitación, por si quieres ir a verlo.

—Sí, voy en breve.

Me siento en el sofá y extiendo mi cuerpo para bajar a Mainara en el corralito, ella aprovecha esto para ir gateando hasta un juguete y comienza a golpear su sonajero contra el suelo.

—Debes estar harto —digo a Mortel—. De escuchar solo los sonidos de la crianza.

Mortel bebe lo que queda de su bebida y se vuelve a servir otra raya.

—No creas... —lleva el vaso a sus labios al terminar las palabras—. Yo no vi a mis hijos crecer por darle más importancia a las tonterías de los negocios y claro, a los 5 años ya van al internado y ahí ya no hay chances de pasar más tiempo con ellos... y aunque sea triste, me llena de vida ver a los tuyos crecer, y ser parte de ello.

>>Pero Orkias, no te voy a negar que tengo síndrome de abstinencia con mis salidas nocturnas. Eso... eso sí extraño

No me sorprende para nada que le cueste, y eso me causa gracia, porque es la razón por la que lo odiaba, y ahora me da igual. El señor Gianti es un mujeriego incurable  lo fue siempre, antes de estar con Solei estaba con varias sin rodeos ni secretos, es más, todas sabían que era imposible retenerlo, se conformaban con ser parte de su extensa lista.

Luego comenzó a salir con Solei... y no se supo de otra, al menos no tan fácil y la teoría que corría entre todos es que era muy bueno siendo infiel o tenían miedo a Solei.

Y definitivamente es lo segundo, porque cuando él comenzó a serle infiel a Solei, no fue cuidadoso y ninguna era de La Colmena. A excepción de Elsa... que mujer con coraje y ciega de amor por Mortel.

Yo no se si él también la amaba, pero si sé que se atraían con una energía descomunal. Siempre pensé que ellos hubieran sido una buena pareja, pero nunca se dio.

Ambos protegidos por el señor de la noche, portadores de las aves malditas del añakua, y los únicos bendecidos por la reina Originaria con el saber del libro de las estrellas, el Tapembyja.

—¿Estás bien Orkias? —pregunta sentándose delante de mi.

—Sí, sí, solo estaba recordando sobre tus aventuras. Y Elsa vino a mi memoria.

—Elsa Mburukuja —dice y levanta su vaso—. La decana del siglo eireté. Le iba a pedir matrimonio luego de mi divorcio...

Sus palabras me congelan la sangre. Recordando que Solei y yo también teníamos intenciones de casarnos.

Los ojos de Mortel se ponen rojos,  pero se espabila rápidamente.

—Tonterías de enamorados —dice—. En fin, ya que recuerdas a Elsa, ¿Qué tal todo como rector?

—¡Mal! —digo quitándole el vaso de whisky y bebiendo lo que queda en el. Mortel mira a la niña y luego a mi— ¿De verdad crees que eso me va a inhabilitar a mi? Tienes idea de lo que bebía por día? Obvio no. Pero ya no beberé más.

Mortel me quita el vaso y suspira,  se pone de pie y va hasta el bar a dejar la botella y tomar 2 latas de agua tónica. Una me la arroja al aire y yo la agarro en el aire.

—¿Tan mal? —pregunta alzando una ceja.

—Quiero renunciar, pero Cariem no me deja. Te juro que solo quiero dedicar mi tiempo en buscar al asesino de Solei...

—Y al Justiciero... imagino.

—Otro dolor de cabeza, seria más fácil si yo pudiera tomar un bando, estar a favor o en contra de ese... personaje, pero las normas de los nestizos me tienen atado por las bolas con eso de él jucio.

>>Mantenerse imparcial hasta determinar si lo que hace va o no encontra de la filosofía de Eirú... tonterías... ¿de verdad creen que Eirú iba a castigarle? Una guerrera poderosa, que se dedicaba a cocinar los corazones de sus enemigos...

Niego por la rabia, más por que soy descendiente directo, y estoy seguro que su espíritu debe estar retorciéndose al verme atado ante esta tontería.

—¿Y eres simpatizante del justiciero? —pregunta riendo.

—No voy a responder eso.

Mortel termina de beber el agua de la lata, se abotona las mangas de su camisa y levanta los hombros a modo de hacerme saber que le da igual mi postura.

—Orkias, entiendo que debe ser difícil... pero intenta relajarte, al menos cuando vienes a ver a tus hijos. Disfrútalos... no cometas mi error, porque te juro... el tiempo no te va a perdonar.

>>Ahora si me permites, voy a aprovechar que estas aquí... iré a dar un paseo.

Mortel me guiña un ojo y se va de la sala, al cabo de un minuto escucho el coche arrancar  y si el hombre va a ser un Gianti libre.

Levanto a Maitena en brazos y cuando me dispongo a salir al patio con ella el celular suena.

—Hola...

—Orki... necesito tu ayuda— Iracema susurra.

—¿Ocurrió algo? —pregunto consternado.

—No... nada, o sea  nada que yo no pueda manejar, pero necesito que me ayudes con tu sabiduría de Arikú.

—Dime princesa guerrera —río por sus palabras.

—¿Cómo hago una infusión para romper una ilusión corpórea?

—Iracema si sospechas que...

—No te diré nada, sé que fuiste a ver a tus hijos, me lo dijo Cariem... así qué solo dame la respuesta, rector.

—Ve el vivero del internado y en la biblioteca de ahí hay un libro que se llama: Pohã ñana paje morotī. Ahí encontrarás lo que buscas.

—Eres lo más, gracias Orki... besos a esos bebés.

Ira corta la llamada y ahora estoy en medio de un dilema... hago caso a Mortel y me quedo a disfrutar o voy corriendo al internado...

¿Quieren ensalada? Jajaja

¿Qué debe hacer Orki?

¿Lo extrañaron?

Ahhhh aprovechando para los de Paraguay, les dejo una invitación

Para más información me pueden escribir en el ig @barbya.25

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