Capítulo 2. Oportunidad

—Escriban en sus apuntes como titulo: Jasuká.

La voz de Anastasia taladra mi cabeza, no dormí un carajo, pero al menos logré cazar a 5, 2 mata abejas y 3 viudas negras. Cada vez esto se pone más entretenido, por sobre todo cuando se consigue buenos resultados.

Llevo mi mano a la cabeza, mientras escucho a Ana dar la clase.

—El espíritu de Jasuka, es conocido como el principio del Ser, y el ser creador, los guaranies del grupo Pa'i tavyterã toman este principio para explicar el origen de energía que fluye entre nosotros...

Anastasia camina entre los pasillos mientras que apaga la luz con una invocación y con la otra comienza a ilustrar aquello que habla.

—Este grupo de guaranies percibe todo lo divino como una especie de principio activo del
universo, piensen como en los catalizadores en una reacción química, seria como ese elemento que ayuda a que todo funcione, pero que no altera en lo más mínimo los componentes principales.

>>Por lo tanto, nosotros denominamos  Jasuka a ese Ser Creador que se origina en una sustancia
madre y crece alimentándose en lo que ellos denominan... su «flor»

—Debería decir en su «seno» ya no estamos en primaria— murmura Juanjo en mi oído e intento no reír, por lo que agacho mi cabeza y llevo mis dedos hasta  mi frente, para intentar concentrarme.

—Esta versión —sigo escuchando a Anastasia — nos lleva a pensar que existe una madre Universal, una fuerza antigua que nos ata a los unos y a los otros. Así que se habla de que esta madre, mujer, es la que nos mantiene conectados, nos hace uno solo, y transporta entre nosotros el don de la vida...

La mano de Jose está en el aire, Anastasia le da la palabra.

—Yo, hablo con ella a veces —confiesa—. Y a decir verdad no la entiendo, es como que sé que está aquí en mi interior. Me ha logrado decir cosas, e incluso ha usado mi cuerpo para anunciar...

Guarda silencio, Anastasia le ofrece una mirada sutil, comprensiva, yo no atino más que a apretar mi lápiz.

—¿Cómo puedo hacer para conectar de verdad con ella? Para entender lo que me murmura.

—No lo sé —responde Ana—. Lo único que te puedo decir es que es una fuerza muy misteriosa, y así como está en ti, está en mi, en Ira, en Gustavo... en todos nosotros... quizás vibramos en una frecuencia indeseada para ella, y no logramos escucharla del todo.

>>Dicen, los antiguos que para lograr conectar con ella las mujeres cantan para ella y la representan con un canasto, como si ella fuera capaz de contenernos y protegernos en ese lugar.

>>El canto y los bailes ancestrales como método de invocación es algo que hemos modificado con el paso del tiempo en La Colmena, y capaz eso mismo es lo que nos aleja de nuestra conexión espiritual...

—¿Sugieres que deberíamos bailar en medio de una guerra? —pregunta Gerardo a modo de Burla.

—No, Gerardo, pero ya que lo dices llevas de tarea buscar los instrumentos que usaban las mujeres para invocar a Jasuka, y una o dos coreografías de la misma.

Todos reímos, definitivamente Gerardo no tiene idea de con quien se mete.

>>Continuando, con la clase de hoy, a Jasuka se la asocia también  con el fluido vital, los Mbyá la describen como «fuente de
agua situada en el centro de la tierra»

>> Para ser homesta, tenemos esperanzas de conectar más, así como los Guaraní aspiran a reencontrarse con ella... solo wue no sabemos mucho de sus intensiones, para unos, vive en lo profundo de la oscuridad, y para otros,
en la «tierra sin males», mientras tanto, solo sabemos que si Jose habla con ella, es aliada, y salvadora.

Mi mano está en el aire, Anastasia no duda en cederme la palabra, hace meses que no participo en las clases, pero hoy este tema me ha inspirado a preguntar lo que deseo.

—Ya que al fin estamos hablando de ritos y presencias antiguas, me gustaría saber un poco más sobre ese grupo ancestral... caníbal...

Anastasia ha evitado el tema desde inicio de año, lo he visto en su plan de clases, deberíamos haber hablado de ellos hace más de 3 meses, pero lo ha postergado.

—Los carios... —dice con una sonrisa de incomodidad.

—Ellos... —refuerzo.

—Luriel, esa va a ser una clase extensa, lo mejor es que lo dejemos para la semana entrante...

—Sólo dime, qué tenían ellos para ser tan temidos, y por qué entre nosotros sólo está la profecía de un Cario, la princesa y la Ninfa.

Anastasia cierra los ojos, suspira, y finalmente va hasta su escritorio, se sienta sobre la mesa, y agita sus manos para cambiar la escena que proyecta a un grupo de guerreros originarios.

—Bien, aquí tienes una introducción... Los carios eran un grupo de guerreros Guaranies, famosos por ser sanguinarios y caníbales, tal como lo mencionaste.

>>Se dice que eran descendientes de los Caribes, otro grupo originario bastante sanguinario... en fin... los Carios eras crueles con sus enemigos, por eso, cuando llegaban a zona de guerra,  huían de ellos.

>>Dicen que se divertían aplastando a sus enemigos y jugando con ellos al gato y al ratón... según relatan los originarios, este grupo de guerreros tenía una modo de operar bastante interesante... luchaban hasta el final con cada guerrero, con la idea de ver quienes permanecían en pie... ese enemigo que lograba sobrevivir en medio de sus pruebas más difíciles, era celebrado.

—¿O sea que le perdonaban la vida? —pregunta Gustavo mirando la proyección.

—¡Ja! —Anastasia cambia la imagen y vemos como daban de comer, vestían de tejidos finos y ofrecias a sus mujeres a este —. No, no le perdonaban la vida, pero le llenaban de lujos. Porque el enemigo fuerte... era el que místicamente cargaba con mayor fortaleza para la tribu. Y los carios lo querían para sí.

>> Cuando este soldado terminaba de estar con todas las mujeres, lo invitaban a una gran fiesta... y en ella había una olla gigante, cargada de verdura, dicen que el caldo olía tan bien. Que todos se hacían agua a la boca... el invitado principal, pasaba al frente con el líder de los cario, quien hacia vítores y dejaba como héroe a su enemigo... el más fuerte...

>> Y sin previo aviso, tomaba su Takapé...  le abría el pecho y con los gritos suplicante del soldado le arrancaba el corazón.

>> Todo soldado nuevo y viejo le daba un mordisco a la carne sangrante y palpitante...

Comencé a sentir asco y fascinación no solo por las imágenes que veíamos. Sino por la emoción puesta en Ana para contar la historia.

>> Mientras las mujeres se encargaban de desmembrar a su alimento... lo llevaban a la gran olla, tiraban el cerebro y el hígado a sus mascotas, y del resto... hacían una comida que hoy es tradicional en este país, pero que ya no usa humanos para su elaboración...

>>El caldo Ava en Guaraní... o caldo de hombre en español. Dicen que los jesuitas se horrorizaron tanto al ver estas tradiciones que no estaban seguros de poder evangelizar a estos gimuaranies... pero esa es otra historia...

>>¿Estás contento hasta aquí Luriel?

—No. Aún falta lo otro... El cario, la princesa y la Ninfa —Insisto.

—Son parte de la profesia de Eirú. Pensé que en primer año eso ya había quedado claro.

—Lo de la profesia, por supuesto, pero... yo hablo sobre porqué yo soy el Cario y no tengo un ejército de Carios. Por qué la princesa guerrera no tiene un séquito de mujeres que pueden manifestar poderes con el Jasuka y porque la Ninfa tiene contacto con los espíritus, pero no está liderando una orden de ellos —gritó con fuerza y mi voz retumba en la habitación.

Todos quedan mirándome, Ira con la mirada me regaña, y Jose queda sorprendida.

Anastasia guarda silencio, esta era la pregunta que ha estado evitando, es evidente. Intenta decir algo, pero la puerta del salón se abre. Cariem ingresa con las manos en los bolsillos y se acerca hasta la rubia, esta afirma.

—Luriel, Orkias te necesita en su despacho —dice el vicerrector. Yo me pongo de pie, mientras acomodo mi camisa blanca y suelto un suspiro.

—¡Qué conveniente! —digo con enojo mientras salgo de la sala de clases seguido por Cariem.

Este pone una mano en ni hombro y me guía hacia los pasillos.

—¡Uhhh! De nuevo castigado —se burla Mirena quien apareció flotando sobre mi cabeza.

—Solo apareces para burlarte... —le reclamo.

—Es tu culpa —dice—. Me pusiste un candado, recuerdas, para que no entre a tu cuarto... al baño... o a tus clases...

—¿Porque será que hice algo tan cruel? Ahhh ya me acordé... estás insoportable.

—Espero que mi hermano te suspenda— Ella me saca la lengua y se cruza de brazos.

—Ruego a que lo haga.

—Deja de pelear con Mirena —Cariem habla con ese tono de voz compasivo que me enerva, así que sólo guardo silencio.

Cariem me deja frente a la puerta de Orkias y yo no atino más que a entrar sin anunciarme.

En el despacho estaba Orkias con Franco, al parecer ambos muy preocupados.

—¡Mierda! —susurra Orkias —. Franco, ¿me permites? Debo hablar con Luriel...

—¡Claro, no te preocupes! Voy a ver a Iracema mientras ¿me permites?

—Por supuesto...

Franco pasa a mi lado y me ds un apretón en el hombro, yo lo ignoro, solo voy hasta el sofá y me arrojo a él, esperando esperando que Orkias comience su discurso.

—¿Qué se supone que te pasa Luriel? —Orkias inicia su charla y yo mando mis ojos hacia atrás.

—Nada, solo soy un buen estudiante como siempre. Pregunto lo necesario...

—Gritatste a Anastasia... ¿Dónde ella va a saber?

—¡Por favor Orkias! —digo con enojo—. Todos ustedes saben cosas. Y nos tratan a nosotros como tontos.

—¿De verdad? Para mi es al revés. Todos ustedes nos están jodiendo con su campaña de apoyo a El Justiciero y ese estúpido diario que no hace nada que alabarlo.

—Se merece admiración...

—Se merece ser ajusticiado. La Colmena no actúa así, hoy hubo de nuevo noticias. La policía no deja de sacar boletines. Esto ya parece una cacería, es cuestión de tiempo para que lo atrapen.

—Pues que lo hagan, me da igual... ahora. ¿Me llamaste para?

—Ponerte un castigo ¡claro está!

—Pues adelante.... —grito.

—No saldrás este fin de semana...

Mi respiración se corta, me levanto con rapidez y observo a Orkias, sus ojos están rojos y cargados de lágrimas, sé que es lo que quiere... no lo obtendrá.

—Bien —digo apretando mis manos —. Bien, ¿es todo?

—Luriel...

—¡No te voy a súplicar Orkias! —grito de nuevo —. Se que lo deseas... sí me duele, pero si ese es tu castigo...

—Gianti, solo quiero que te calmes. Por favor...

—No obtendrás mi calma si no me dejas ver a lo único que me me queda de mi madre...

—Luriel...

Salgo de la habitación. Orkias no se atreve a detenerme. Con la rabia puesta en el pecho, trato de pensar que si esto me quita algo, yo puedo obtener otra cosa. Quizás esta sea mi oportunidad para buscar ese libro que Araresá me confió.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top