Capítulo 12. Tarde de chicas

Tiro el panfleto este al que llaman periódico sobre mi escritorio, Yara y Luriel levantan la vista hacia mi, y yo no atino más a que soltar un soplido.

Me quito la corbata y la cuelgo en mi placard mientras quito el resto del uniforme y lo tiro de mala gana en mi cesto de ropa sucia.

—¿Qué te sucede? —pregunta Luriel.

—¿Qué crees? Ese artículo del informante me estresa. ¡Cuestiona la integridad del directorio! ¿Con qué derecho?

—En Beehive se armó un gran debate sobre eso —habla Yara—, y la verdad yo estoy de acuerdo con el Informante, o sea ¿por qué si cuestionan los métodos del justiciero, pero ellos sí pueden matar a personas como si nada?

—Por qué no fueron a matar —digo intentando mantener el jucio—. Lo que pasó fue por defensa, no fueron a ese lugar para buscar y matar mata abejas como lo hace el justiciero. Él o ella, o lo que sea, los caza, y al parecer disfruta cada muerte.

—¿Crees que disfrute la muerte? —pregunta Luriel mientras se acomoda en su cama y sus ojos están puestos sobre la pantalla de su computadora.

—¡Es evidente que lo hace Luriel! Al igual que todos sus estúpidos seguidores, están seguros que la única respuesta es matar. Y no es así.

El silencio se hizo entre los tres, Yara y Luriel se intercambiaron una mirada, no sé si son mis celos, o solo estoy sensible pero siento una molestia horrible al ver eso, tanto que me dan ganas de dejar actuar mis impulsos y decir cosas sin filtros, pero solo me tranquilizo.

—¿Sabes Iracema? —Yara se acomoda también en su cama y continua mirando su tableta—. Me sorprende en verdad que seas tan correcta, muchos de los que perdieron seres queridos comprenden al Justiciero, pero tú pareces... aborrecerlo. 

—Yara... —llama la atención Luriel.

La chica solo se muerde el labio inferior y regresa a mirar su tableta.

—Qué haya perdido a mi hermana no es excusa para hacer las cosas como una psicópata.

—¿Es así como ves a la persona que está manteniendo segura a nuestra gente? —Yara casi grita en lo que se pone de pie.

Luriel se pone de pié, y hace un gesto para que ambas nos separemos, no sé en qué momento nos acercamos tanto.

—Basta, Yara estás siendo muy descortés con Iracema.

Yara retrocede, y yo me cruzo de brazos, Luriel no tenía por qué intervenir y aún así lo hizo, yo no necesito defensores.

—Lo siento princesa guerrera, Luriel tiene razón, me excedí, pero la verdad es que yo si soy simpatizante de El justiciero. Él por lo menos está vengado a nuestro muertos.

Yara inclina su cabeza y regresa a su cama, Luriel voltea hacia mi y me observa como excusándose.

—No pelees mis batallas Luriel —le susurro.

—Perdón Ira, pero no podía quedarme como espectador, a demás estas muy nerviosa, y entiendo que se debe a que tu madre corrió peligro y están cuestionando sus acciones, pero mi amor, así como tienes una postura centrada sobre el Justiciero, recuerda que debes ser centrada al escuchar las opiniones de los demás.

—Bien —contesto de mala gana mientras me coloco la ropa deportiva y Luriel lleva su computadora a un escritorio y sigue con su lectura.

Odio esta sensación en el aire, siento algo extraño, como si me estoy perdiendo de información o algo.

Ya vestida miro a Luriel y voy hasta él, apoyo mi mano sobre si hombro y él me observa de reojo. 

—¿Vienes a correr conmigo antes de que inicie el entrenamiento? —pregunto ya más tranquila.

Luriel pone su mano sobre la mía, me da un beso en la palma y me mira con esos ojos de cachorro herido que me compran cuando quieren. Odio que pueda tanto conmigo esa expresión.

—No Ira, pedí permiso a Zunú para faltar hoy, el fin de semana completé mi entrenamiento...

—Oki, nos vemos luego entonces, ¿Vamos a cenar juntos?

—Claro...

Le doy un apretón en la mano, para luego soltarlo y salir se la habitación, Yara ni me observa cuando me retiro, y la verdad es que me da mala espina, me molesta, siento como que busca estar a solas con Luriel.

Respiro profundo, yo soy un ser racional, Luriel no me sería infiel, no lo sería.

¿O sí?

Cierro la puerta y me pego un susto terrible al ver a Mirena frente a mi rostro.

—¡Dios! ¿Me quieres llevar al mundo Astral? —pregunto y ella solo ríe por mi comentario.

—Ya te pareces a Luritonto, exagerada... pero bueno... hola ¿no? ¿Acaso no me exttañaste?

—Por supuesto que sí Mirena, sabes que me encanta tu compañía.

—Me alegra que al menos a ti te alegre...

—¿Qué quieres decir?

—Luriel ha estado muy distante, y me puso varios candados, odio que me evite a tal punto, o sea, entiendo que ahora necesiten más privacidad, pero que me evite y no se quede a hablar conmigo, soy su espíritu guía, pero no, al parecer ya no me quiere.

—¿Te puso candados? ¿Quieres decir que no puedes seguirlo a todas partes del internado?

—No, ya no...

Esa declaración me Dios escalofríos, ¿Por qué Luriel evita a Mirena? Esto es muy sospechoso, o sea, si no tiene nada que ocultar.

Mis pensamientos son interrumpidos por la voz de Jose que viene corriendo hacia mi.

—Hola Ira, hola Mirena —saluda la chica, cierto que ella últimamente la puede ver.

—Hola... —contestamos al unísono Mirena y yo.

—¿Están listas para una tarde de chicas?

—No... —digo sin dudar—. Tenemos entrenamiento

—No... nos acaban de suspender, los niños al parecer tienen cosas importantes que hacer. Así que seremos puras chicas.

—¿Por qué no suenas tan feliz? —pregunto cuando mis ojos dan con Monica quien va en dirección al patio. Y ya entendí por qué el tono de disgusto.

—¿Hay guerra de territorio? —pregunta Mirena en forma de burla.

—No seas mala —reclamo.

—Odio tener pensamientos tan básicos —se defiende Jose —, pero juro que no quiero ni tenerla cerca, siento que es por ella que Juanjo no me da la hora.

—Es por Gustavo... —decimos al unísono Mirena y yo.

—Da igual, no me cae Mónica, punto.

Mirena y yo nos miramos pero solo guardamos silencio.

—¡Hola! —escuchamos a alguien saludar, las tres volteamos y vemos a Vega llegar.

—Hola... —saludo incómoda.

Vega y yo no nos hablamos casi nunca, a penas y nos levantamos las manos cuando nos encontramos juntas en la cancha de batalla. Por lo que me resulta extraño que se acerque a saludar.

—¿Cómo están chicas?

—Bien... —respondemos.

—Me alegro... ¿ya vamos a
Entrenar? —pregunta.

—Sí —Jose dice mientras caminamos hacia el patio.

—¿Escucharon que hoy el entrenamiento será por equipos y Anastasia Ario será la encargada?

—Nop— decimos Jose y yo juntas.

—Ohhh, ok, ahora ya saben ¿puedo estar en su equipo?

—¡Claro! —digo, no es que me lleve bien con ella, pero siendo sinceros. Si me interesa reclutar los mejores en mi equipo, y Vega es una chica increíble en el campo de batalla.

—Bien, entonces tendremos una tarde bien divertida —dice ella contenta.

—¡Lo dije! Será una tarde de chicas. —vuelve a decir Josefina.

Las tres caminamos en dirección a la cancha, y cuando llegamos, una extraña sensación me invadió al ver a Vega saludar a todos.

Algo no está bien en ella. Volteo, veo a Mirena, y ella también ve con una mirada crítica a la chica. Siento como que alguien está en el cuerpo de Vega, pero no encuentro rastros de magia... quizás solo estoy paranoica... o no, pero lo voy a averiguar, cueste lo que cueste.

Volviiii

¿Qué les pareció?

¿Descubre Ira a Vega?o Franco sabe jugar sucio?

¿Yara va Ira? Quién tiene razón.

Mirena merece ser tratada con dignidad por Luriel?
..

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top