Capítulo 11. Calmate

¡Mierda!

Me tapo los ojos al ver la horrible escena, todos dispuestos uno a lado del otro, con un claro mensaje para nosotros.

—¡¿Me explicas por qué putas no estamos haciendo nada, Daniel?! —pregunto a mi hermano.

Él solo camina entre los cuerpos y niega a medida que avanza.

—¿Cómo es que ninguno de ustedes todavía no tiene una pista del asesino este? —vuelvo a tirar mi pregunta, esta vez a Julissa y Carina.

—Mira bonita —responde Carina—. Yo lo habría tenido aquí —señala la palma de su mano—; hace meses, pero resulta que el Asturia y tu hermano, decidieron que es mejor que yo no tenga mis poderes... así qué, no puedo hacer nada.

—¿Cuando mierda vas a poner a Coral a hacer algo? —pregunto con rabia.

—Cuando Franco de la orden Jazmín —dice mi hermano con enojo.

—¿Por qué una abeja nos guía? Desde que Asturia está a cargo yo solo veo muertes de nuestro bando.

—Porque entraste a mitad de la operación, estábamos bien, —habla Daniel—. En verdad lo estábamos, pero creo que matar a Solei, no fue muy inteligente, solo despertamos el odio de La Colmena y ellos activaron un hechizo poderoso.

—Me huele a excusas, en verdad siento que deberíamos hacer algo más, la banda de Justicieros nos están haciendo papilla y nosotros escondidos como ratas.

—La niña tiene razón —Carina me apoya, mientras acomoda el velo con el que tiene cubierto su cabello—. Por algo ella es nuestra arma principal, deberías escuchar a tu hermana Daniel.

Mi hermano ofrece una mirada de furia a Carina, pero finalmente solo queda callado.

De nuevo me asqueo con la escena y me pregunto cómo es que una abeja puede ser tan sanguinaria, pero en este crimen se ve el odio y el resentimiento que tiene guardado la persona que realizó estos crímenes.

—¿Crees que sea Luriel? —pregunto casi en un susurro.

—No lo sé —Carina se encoge de hombros —. Cuando lo enfrenté hace 2 años el chico era como salido de una novela de fantasía, bueno, de corazón noble, no se atrevió a matarme, porque él era mejor que un asesino...

>>Pero el contacto con la muerte cambia a las personas, eso es indiscutible, así que... podría ser él, como no.

Pienso en lo que conozco de él, en su forma de pensar, en su sonrisa, y en cómo su forma noble pero humana me había enamorado desde que lo conocí, pero Carina tiene razón, la muerte puede cambiar a las personas.

Si realmente él es el que está haciendo esto, me va a costar la vida hacerlo pagar. No podría enfrentarme a él.

—¿Por qué el falso Franco, o alguno de los infiltrados ya no mató a Josefina o a Iracema? —vuelvo a cuestionar y mi hermano me pone los ojos en blanco.

—Porque a Franco le interesa Luriel, lo quiere muerte a él. —me responde con nula paciencia.

—Pues ya ha pasado 9 meses y sigo viéndolo vivo, tampoco lo veo avanzando. Es más, estoy segura que no ha de ser fácil acercarsele, pero a Iracema la tiene en sus narices. ¿Sí le dio igual la muerte de Irina? Qué le cuesta matar a Iracema.

Cuando terminé mi queda, un silbido agudo llegó a nuestros oídos, todos los presentes nos llevamos las manos hasta las orejas, mientras vemos como una nube negra aparece frente a nosotros.

Carina observa con odio y a la vez con indignación el hecho, yo quedo sorprendida al percatarme que Franco comenzaba a materializarse.

—Hasta eso me quitó el desgraciado... —dice Carina a regañadientes.

—¡Qué hermoso Domingo! —saluda Asturia y me ofrece una mirada de odio.

—¿Hermoso? —inquiero cuando Daniel me reprende con un gesto.

—Sí, hermoso, Jazmín, qué tu no lo aprecies no es mi problema.

—Veo 7 muertos, ¿Qué tiene eso de hermoso?

Franco solo camina y hace una mueca de asco al ver a los caídos, luego se lleva la mano derecha al bolsillo y sin más quita una especie de poción y lo vierte sobre los cuerpos. Estos de inmediato se hacen polvo.

—¡Mierda! —le grito— ¿Qué carajos haces? Esos cuerpos debían ser enterrados por su memoria.

—Jazmín, cuida el tono con el que me hablas, ¿Ok? Y déjame decirte que estos cuerpos ya no servían ni para gotas. Sea quien sea quien los mató, robó sus almas y los tiró al Añakua... enterrar y honrar su memoria no servirá de nada.

Muerdo el interior de mi mejilla y me calmo, porque de nada me sirve ir en contra de Franco ahora, al fin y al cabo, él es el estúpido líder de esta unión.

—¿A qué viniste? —pregunta Carina con algo de rabia.

—A avisarles que... les tengo un nuevo juguete. —Saca del bolsillo de su traje una caja pequeña y se la entrega a mi hermano.

—¿Qué es? —pregunta Daniel mientras abre la caja.

Él queda mirando la insignia del panal que estaba allí, y los presentes no logramos comprender en qué consiste.

—¿En serio no captan? —pregunta, mientras nosotros negamos.

—Es solo una insignia... —agrego

—No... es la insignia de una estudiante de 4to año... importante y quien puede acercarse a Luriel sin problemas.

>>Acabamos de secuestrar a la hija mayor de Carina...

—¿Tiene a Vega? —pregunta la mujer casi indiferente.

—Sí. Está en mi bodega personal. La iba a matar, pero luego pensé que me sirve más viva. Y solo necesito el cuerpo de alguien que usurpe su lugar y se acerque al Cario. ¿Quién mejor que Jazmín?

Daniel comienza a negar con su cabeza, pero Franco levanta su mano para hacerlo callar. Mi hermano termina con una vocal formada en sus labios, pero no dice nada.

—¿Quieres que yo me trasmute en Vega Crux? —pregunto

—No quiero. Lo ordeno... y tu misión es simple, amigate todo lo que puedas con Luriel, y cuando tenga la guardia baja... lo matas.

Comienzo a reír, porque él lo dice como si fuera sencillo, sin embargo sé que pasaron los meses y no se pudieron acercar a Luriel por alguna razón.

—¿Por qué yo? ¿A caso no te sería más sencillo a ti? —pregunto desafiante.

—No... y te explico por qué. La estúpida de mi hija. Le tiene mil protecciones a Luriel, y esa magia detectó mis intenciones, por lo que no puedo estar mucho tiempo en el mismo lugar que ese Gianti... así qué lo ideal es enviar a alguien que nunca tuvo intención de dañarlo... que puede acercarse a él y cuando menos se lo espera... ¡boom! Una daga al corazón.

>>Y me haces el favor de encerrar el alma en esa caja. Que lo necesitamos si queremos ingresar al Aregua...

—¿Y de dónde sacas la idea de que lo voy a hacer?

—Lo harás... lo quieras o no. Si es por tu voluntad, mejor, o uso la manipulación contigo.

Trago fuerte, no quiero ser su títere, pero tampoco quiero matar a Luriel... pero si soy capaz de matar a Iracema o a Josefina... así que acepto.

—Ok. Iré, pero deben de instruirme sobre Vega. No sé nada de la chica.

—A mi ni me mires —habla Carina—. Yo no la crié, pero... seguro que Asturia tiene más datos...

—Obvio... —contesta—. Vete a preparar tus cosas, que edga tarde te busco para llevarte con tu nuevo padre...

>>Por otro lado, Daniel, necesito que reclutes nuevos mata abejas. Si son de la policía mejor. Y ve a averiguar con Ross cómo van las operaciones.

—Sí, lo haré —contesta mi hermano

—Bien. Ahora sí... buen domingo. —Está por irse, pero se detiene y vuelve a mirarme—. Otra cosa. Averigua quienes son los de ese estúpido diario, los del informante, y luego me avisas. Lo quiero colgar de manera pública. Estoy seguro que son estudiantes.

Solo afirmo, y él, termina desapareciendo de la misma forma en que llegó.

—¡¿Por qué putas debemos obrdecerlo?! —digo frustrada.

—Cálmate —me susurra Carina—. Tú solo toma la oportunidad y reúne toda la información que creas que lo puede destruir a él.

Ella me guiña un ojo, y se retira, debo admitir que me agrada su forma de pensar.

Ahora solo me queda infiltrarme y recoger pistas que me sirvan a mi, y no a ese imbécil.

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