Capítulo 10. Frágil
Ingreso al internado de forma sigilosa, hasta que soy ínterceptado por Mirena en el salón principal. ¡Mierda! El susto que me dió!
—¿No sabes volar sin causar pre infartos a los estudiantes? —pregunto hablando quedo, pero muy agitado.
—¿Por qué estás agitado? —pregunta cruzándose se brazos— ¿Fuiste a trotar? ¿Ejercicio de fuerza? ¿A hacer cosas puercas? —pregunta esto último riendo.
—¿Cosas puercas? —pregunto algo incómodo
—Sí... la vez pasada llegaste muy tarde con Iracema... —caturrea el nombre de mi novia—. Y cómo este fin de semana no está, imagino que te fuiste a bajar un poco la temperatura.
—¡Por Dios Mirena! ¿Qué cosas dices? —Puedo matar personas, ser un completo miserable, pero me tocan ese tema y soy un inútil—. ¡Eres una pervertida!
—Mmm imagina que vivo en este internado hace casi 40 años Luriel, no solo soy una pervertida, soy muuuuy imaginativa.
—Me estás avergonzando...
—Las necesidades sexuales no deberían darte vergüenza Luriel, es normal, a tu edad...
—Basta...
—Vamos... no seas tonto, solo recuerda usar siempre protección, aunque si te lo haces a ti mismo no necesitas...
—Sigue hablando y te voy a poner un candado hasta en los pasillos.
—¡Asss! No aguantas nada.
—No, no lo hago...
Llego a la puerta de mi habitación y paso mi tarjeta sobre la cerradura.
—Buenas noches Mirena...
—Buenas noche Luribaboso.
La hermana de Orkias me saca la lengua y desaparece, así que aprovecho para entrar a la habitación, lo hago de la forma más cautelosa posible, trato de ser sigiloso, no quiero despertar a Yara.
Cuando estoy adentro, cierro la puerta bien despacio. Cuando logro que se active de nuevo el seguro, me siento agitado, aturdido y mareado, debo ir a darme una ducha con urgencia, siento que estoy levantando temperatura, quizás es por que esta vez quemé 100 almas en ves de 10.
Al voltear de nuevo me llevo un susto al ver a Yara sentada en su cama viendo su celular.
Escucho la música de un clip que se repite cada 5 segundos, es probable que sea de un trend en beeroll. Cuando me ve, apaga el celular y se acomoda de nuevo en su cama.
—Hola... —saludo quitándome los zapatos y poniéndolos en su lugar.
—Hola... —responde en la penumbra.
—¿No deberías estar durmiendo? —pregunto mientras busco mis enseres para ducharme, siento que apenas mantengo de pie, me siento muy mareado.
—Igual que tú, pero no podía conciliar el sueño.
—¿Estás preocupada? —pregunto en lo que me atajo por la puerta del placard porque siento que me desequilibro.
—Algo... ¿Estás bien?
—Sí, solo algo cansado, creo que exageré con mi entrenamiento hoy.
—Ok... quieres agua fría te la paso...
—No, no, con la ducha se me pasa...
Le muestro la toalla y me meto al baño sin más. Yara solo me ofrece una mirada de duda cuando cierro la puerta. Todo lo veo borroso, no me da el tiempo de poner seguro, lo único que sé es que necesito entrar bajo el agua ya.
Me quito la ropa rápidamente, abro la ducha, y meto mi cuerpo, el cuál lo siento caliente, como si tuviera fiebre. Los tatuajes me arden, y llego a la conclusión que esperar a juntar 100 almas no es una buena idea.
Me retengo los gritos, muerdo mi puño para no dejar escapar mi voz, por que en verdad tengo ganas de sacarlo todo.
Finalmente, creo que no es así como mi cuerpo quiere el agua. Apago la ducha, me enrollo la toalla en la cintura e intento sostenerme en la mesada del baño, pero termino echando todo al suelo. Intento ir hasta el grifo a ver si alcanzo a beber algo de agua.
Sin embargo, en tiempo no me da, termino cayendo en el suelo, mi retuerso de dolor y siento unas punzadas en la cabeza, el calor es cada vez más intenso.
La puerta del baño se abre de manera abrupta, y veo a Yara correr hasta mi, me sostiene como puede y ayuda a ponerme sentado, recostandome contra el azulejo, toca mi cabeza, e inmediatamente comienzo a temblar.
—¡Mierda, Luriel! Aguanta un rato, voy a enfermería...
—No...—digo casi en un grito, si voy a enfermería me van a descubrir—. Agua, solo tráeme agua.
—Luriel... no seas terco.
—Hazme caso Yara... solo agua.
La chica hace una mueca de duda, pero finalmente va por una botella de agua, y mientras hace eso, me percato que me corté la mano con unas esquirlas de la botella de mi perfume, la sangre brota de mi palma.
Yara regresa con la botella en una mano y un botiquín en la otra. Abre la botella y me ayuda a beber, de inmediato, siento un alivio casi refrescante en el cuerpo, mi ánimo volvió y la temperatura bajó. Era eso, debía beber agua.
Cuando pude sentarme mejor, la chica toma mi mano, y con delicadeza, me pasa una compresa para limpiar la herida.
—La experta en esto es Ira... —dice temblando—. Pero haré lo que sé...
—Ya, estoy bien Yara... el agua apaciguó mi mal estar.
—No, no estás bien, no es normal que con solo beber agua estés bien, no es normal que te desplomes de la nada, o que entrenes tan tarde, no son normales tus salidas a media noche, no me vengas con eso...
—¿Me espías? —pregunto riendo.
—No necesariamente... pero hay veces que no puedo dormir y me percato de tu comportamiento. Y justo hoy, cuando tuve un ataque de ansiedad, volví a verte salir de aquí. Iracema no está, y estoy segura que no le eres infiel. No eres esa clase de chico, no te vi en la cancha correr, así que estoy segura que escondes algo.
>>Y no soy tan inteligente como Iracema, pero sí soy buena con las mentiras, y tu tienes secretos guardados. Lo que te pasó... es algo que tiene que ver con magia.
—Yara...
—No me lo tienes que decir, yo no soy ni siquiera amiga tuya... sólo que, deberías buscar ayuda, lo que haces parece autodestructivo.
—Gracias... —digo a la chica mientras me pone una venda, y no por ese hecho, si no por callar, no insistir en saber qué más hay.
—Solo no te metas en muchos problemas Luriel.
—Mmmm hay promesas que no te puedo hacer.
La chica me ayuda a ponerme de pie. Evidentemente estoy mucho mejor, pero aún me siento débil.
—¿Quieres que te ayude en algo más? —pregunta temblorosa mientras me observa más tiempo del que dura su pregunta.
Sé que se acaba de dar cuenta que prácticamente solo tengo una toalla, pero no deja ver una pizca de vergüenza, al contrario, parece disfrutar el show.
—Gracias, yo puedo, pero... si me gustaría vestirme, si me das tiempo ¿Ok?
—Oh... claro.
Yara sale del baño rápidamente y me deja solo, aprovecho para vestirme, y recoger el desastre que armé.
Mi toalla manchada de sangre decido que debe ser eliminada, así que la coloco en el lavabo y realizo una invocación de fuego para quemarla, al rededor una burbuja con oxígeno suficiente para que no se apague hasta que se desintegre por completo.
Ya fuera del baño, veo que Yara sigue sentada en su cama, esta vez sin su celular, solo mirando fijamente en mi dirección, apretando una almohada a su pecho.
—¿En verdad estás bien? —me pregunta.
—Mejor, gracias —Tomo otra botella de agua del frigobar y me tomo su contenido en lo que me siento en el sillón del sofá y quedo viendo a Yara—. ¿Qué es lo que te preocupa?
—Mis padres me contaron que están en una lista de la policía... al parecer, quieren hacerles lo mismo que le hicieron a tu papá el año pasado... eso me quita el sueño.
—Estoy seguro que mis tíos los sacarán del lío, y a demás, creo que el Justiciero hará de las suyas.
—Ojalá. Yo no soy fuerte como tu, y creo que mis hermanos tampoco lo soportarian.
—Yo tampoco soy fuerte, pero gracias por el halago.
—¡Sí! Claro... —dice casi en tono de burla— ¿Puedo preguntarte algo?
—Claro...
—¿Eres el Informante? —dice seria, yo parpadeo con rapidez por la sorpresa, pero me bebo un poco más de agua y voy hasta mi cama.
—No, no lo soy, me encantaría, la verdad, imagina tener el privilegio de ser el primero el saber que pasa con El justiciero... ¿Pero por qué me preguntas a mi?
—Es que... te declaras a favor del Justiciero tan abiertamente que... creí que lo eras.
—No, solo apoyo al Justiciero y sigo al Informante, quisiera ser así de valioso e importante como ellos.
—Eres el Cario... —dice encogiendose de hombros—, eres importante y valioso.
—Yo más bien, me siento frágil en estos momentos —confieso—. Me duele todo el cuerpo.
Me cubro con mi manta y me recuesto en mi cama, mirando al techo, y dándome cuenta que estoy mintiendo descaradamente con el tema del justiciero.
—Deberías dormir Luriel.
—Tú igual Yara... descansa, y sueña bonito.
—Te aseguro que tengo una linda imagen para esta noche. Sea lo que sea que haces para entrenar, sigue así, Cario.
Sonrió, porque me acaba de tirar el ego por las nubes, pero por prudencia ya no contesto.
Pero en definitiva, estoy agradecido de que ella estuviera aquí y despierta o quien sabe cómo hubiera terminado mi noche, quizás muerto... o descubierto por La Colmena.
Esas reacciones me las hizo @DallanaTolentino y las amoooo
¿Creen que Yara pueda dormir después de deleitarse con el Cario?
¿Luriel podrá descubrir como volverse más fuerte para no volver a sufrir un ataque así?
¿Podrá seguir haciendo todo lo que hace como justiciero?
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