Capitulo 1. Las voces

20 de agosto 2024

Las puertas de la habitación se abren, levanto la vista y veo a Iracema entrar con su ropa de entrenamiento toda sucia. Llega hasta mi y me da un beso fugaz a modo de saludo. Yo sigo correspondo pero sin más continúo leyendo el periódico.

—¡Ay! Otra vez leyendo ese diario amarillista —Se queja mientras se saca los zapatos, yo solo me encojo de hombros y sigo leyendo —. ¿Sabes que Orkias inició como una especie de cacería para saber quienes son los que ponen en circulación ese periódico?

—Me lo dijo, sí y me acusó de cómplice... obviamente de forma sutil, pero lo hizo.

—Deberían ser porque demuestras abiertamente que estás a favor de ese justiciero.

—Al menos está haciendo algo... —mi voz suena desinteresada y aburrida —. Aún recuerdo cuando Araresá me tuvo que juzgar ante los originarios pensando que era yo...

—Luri...

—No, está bien, me hicieron sentir alagado. Sin embargo... se demostró que mientras me juzgaban, el justiciero estaba trabajando, lo cual me alegró bastante. No por mi inocencia, si no porque no hay nada que lo detenga. Antes éramos las abejas a punto de la extinción, pero con su llegada las cosas cambiaron.

—Odio que suene tan indiferente ante eso —confiesa mientras deja su ropa sucia en su cesto. Ella siempre tan ordenada y delicada.

—Me vas a decir que no te da algo de tranquilidad saber que alguien afuera los atemoriza y está vengado nuestros muertos.

Ira se sienta sobre su escritorio, respira profundo y finalmente suelta el aire reprimido, yo sé que la muerte de Irina le dejó heridas incurables, por sobre todo porque ella vió como Carina lo hizo.

Sin embargo, nuestras discusiones acaban en lo mismo siempre, yo a favor de las muertes, y ella de las leyes de La Colmena.

—Voy a entrar a bañarme... —dice  al fin saltando del escritorio y tomando sus cosas.

—Bien...

Vuelve hasta mi, y me planta de nuevo un beso fugaz en los labios. Esta vez dejo el periódico, tomó su rostro y le doy un beso un poco más intenso.

La puerta de la habitación se abre, nosotros nos separamos de manera abrupta y Yara intenta volver a salir.

—Lo siento... —murmura, y antes de que salga me levanto y la sostengo del brazo para que no se vaya.

—No, lo sentimos nosotros. De todas maneras. Ya voy de salida, me toca entrenar con Zunú. Permiso chicas.

Salgo de la habitación, cuando estoy en el pasillo, la imagen que se impregna en mi es emocionante. Todos los estudiantes con sus periódicos, leyendo sobre las noticias del justiciero. Intento no sonreír, que no vean mi satisfacción en ese hecho, porque necesito que crean que soy un alma herida que no siente más que el alivio de ver un mata abeja menos.

—¡Gianti! ¡Perro! —llama Juanjo

Volteo para encontrar que él y Gustavo vienen hacia mi, ambos merendando y con sus trajes de entrenamiento sucios.

—¿A dónde vas? —pregunta Juanjo comiendo un sándwich Gustavo no puede ni hablar porque sigue masticando.

—A entrenar con Zunú... —respondo acomodando el mangas largas que traigo.

—¿Y no te quitas la camisa de vestir y los pantalones? —Gustavo señala con la boca llena.

—Tengo la ropa bajo el uniforme... —respondo—. En fin, ¿nos vemos más tarde para dar nuestra ofrenda al señor de La noche?

—Claro... —dicen al unísono y me alejó sin darle más oportunidad.

A medida que camino. Escucho como ambos cuchichean y resaltan que estoy raro, distante. Dicen algo sobre la muerte de mamá, lo que me obliga a cerrar los ojos con fuerza, y apretar los puños, pero tienen razón. Mi cambio de actitud, se origina allí.

Mis oídos se han agudizado últimamente, y esa es una ventaja para mi, gracias a ello escucho hasta el insecto más pequeño moverse en el internado. Sé que planea Orkias, Cariem o cualquier superior del internado, lo cuál me da una ventaja.

Salgo del edificio principal, y veo a varios de primero, entre ellos a mi hermana entrenando, corriendo alrededor de la cancha,  ellos siempre se me quedan viendo cuando paso. Yo solo agacho la cabeza y continuo mi camino hacia el bosque.

Me adentro hasta los claros dónde veo a Zunú y a Cenit quienes al dar conmigo saltan de la roca en la que estaban y sin pensar hacen una reverencia, se llevan la mano al pecho y me saludan.

—Igualdad y respeto Cario supremo —dicen al unísono.

—En cuerpo y alma —respondo en lo que me quito la camisa blanca y voy a sentarme en la roca.

No veía la hora de hacer esto, en verdad desde ayer y con los últimos reportes ya necesitaba estar aquí con ellos.

Zunú me lanza por los aires una espina de cocotero, que en uno de los extremos tiene una especie de contenedor cargado de tinta dorada. Lo tomo en el aire y sin dudarlo comienzo a tallar tres rayas bajo mi colección de líneas doradas en el ante brazo.

—¡Déjame felicitarte Cenit! —digo orgulloso —,tres de un solo golpe y sola. Eres increíble.

—Se hace lo que se puede Cario —responde —. Lo que me sorprende es que El informante está al día con esas noticias. Por la pinta no para en buscar información.

—De hecho —digo mientras hago una mueca de dolor— dejé la noticia a su alcance.

—¿Ya sabes quién es? —Pregunta Zunú mientras saca de su bolsillo un cigarrillo y lo enciende.

—Nop, pero escuché a Cariem dejar como reporte a Orkias que se trata de un grupo de primer año, que así como nosotros perdieron hermanos, padres, tíos... ya saben, gente herida y rota.

—Me agrada —dice a modo de burla Zunú —. Digo, saber que nosotros no somos los únicos quebrados infringiendo leyes.

—Sí —respondo mientras observo mis nuevos tatuajes. Tres líneas más—. Pero dígame ¿qué tienen para mí?

—No hay noticias del libro que nos mandaste buscar —dice Cenit—. Carina, Daniel, Coral y Jazmín siguen con paradero desconocido. Incluso las viudas negras se esconden como los insectos que son.

—Mierda... —digo en lo wue devuelvo la espi a a Zunú, él la guarda en su bolsillo y me tira en el aire una caja de caoba pequeña. La tomo y abro.

Dentro hay unas pelotillas verdes, las cuales son una mezcla de hongos, mentas, veneno de rana en cantidad justa y alguna que otra yerba analgésica. Quito una y la llevo a la boca, mientras la mastico me recuesto sobre la roca y me dejo llevar por el efecto anestésico.

—Bien, sigamos con lo nuestro. Cuando puedan reporten con Araresá nuestros avances. Y esta noche que uno de ustedes me cubra, necesito ser yo quien salga de cacería hoy.

—Pero Luriel —Cenit habla con la voz temblorosa—, acordamos que estos días íbamos a detenernos, para no llamar tanto la atención de los policías, y el mundo real...

—Es verdad, pero este fin de semana iré a ver a mis hermanitos. Y no podré hacer ni una ronda, y en verdad necesito salir.

El efecto de los alucinógenos comienzan a tomarme, mi mente ya se siente relajada, y siento como si mi alma comenzara a salir de mi cuerpo.

—Bien, Cario... —responde Zunú —, yo te cubro.

—Gracias Zunú, ahora, déjenme solo, debo conectarme con los espíritus del bajo Astral.

El sonido del viento moviendo la copa de los árboles hacen que mi cuerpo vuele, y con la última exhalación hacen que aparezca en el bajo Astral. El lugar donde viven los malos espíritus, las almas de brujos y hechiceros negros, el sitio que todo lo escucha, que todo lo entiende en el que todo se murmura.

Los árboles negros, la sangre en el suelo y las personas hechas de carne podrida caminan en este lugar como si nada, y ellas son mis guías, los que me señalan que camino tomar para destruir a todo aquel que se interponga.

Las voces del mundo bajo, hablan sola y únicamente para mi.

¿Kha está pasando?

A ver, a ver... 👀

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Ya veremos como se desenreda esta maraña de información.

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