Voces

Éowyn tenía un extraño sueño...

Imágenes sin sentido pasaban frente a sus ojos, parecían sacadas de otro mundo... veía guerreros luchando, espadas que se elevaban en danzas mortales, mujeres y niños llorando y entre todo el ruido que rodeaba la escena frente a ella, una voz que la llamaba: "-Ven a mi... te necesito...-"; su sueño continuaba y estaba frente a una enorme escalera que parecía no tener final, seguramente conducía a todos los pisos superiores de aquel lugar y allí se veía ella, frente a una enorme puerta de madera maciza, ornamentada con bellos trazos artísticos... estaba a punto de tomar la gran manila para abrirla... una briza fría sopló cerca de ella y se despertó de súbito.

¿Qué habían sido aquellas extrañas imágenes? Éowyn sintió un profundo dolor en su pecho, un sentimiento de angustia desconocido que sólo le dejaba pensar en que ella quería estar en ese lugar, necesitaba estar allí... alguien la estaba llamando, necesitaba su ayuda... pero quién? y por qué a ella? Cuanto más pensaba en aquel sueño, más poderoso era su deseo de estar allí; la embargaba una insoportable sensación de soledad y espera...

Enojada consigo misma por tener esos tontos sentimientos, se incorporó en la rama del árbol, corrió el follaje que la había protegido durante su descanso y miró su entorno; aún era de madrugada, apenas amanecía y el sol se veía en tonalidades anaranjadas iluminando de a poco el paraje... Su mirada se quedó clavada en algo que brillaba a lo lejos, no lo lograba distinguir desde donde estaba por lo que trepó ágilmente hasta ramas aún más altas y allí observó una gran cruz cristiana que se enarbolaba en lo más alto de la torre de un castillo. 

Su curiosidad fue más grande que ella y siguió trepando un poco más hasta ver que el enorme castillo, de no ser por el lugar desde donde ella lo estaba observando, no era posible que alguien lo viese; estaba rodeado de un bosque gigantesco cuyos árboles eran tan altos y robustos, que habían hecho un cerco impenetrable para los viajeros... quizás, pensó la joven, la gente ni siquiera sepa que existe un castillo allí...

-¿Quién viviría en un lugar así, tan aislado del mundo y tan extraño? ¿Tal vez una criatura grotesca que se quiere ocultar de todos los demás?- pensó en voz alta pero para sí misma; sus pensamientos fueron cortados por una fría briza y otra vez la voz que le hablaba

-Ven a mí, princesa... te estoy esperando...- la voz era muy suave, casi un susurro y Éowyn comenzaba a preguntar quién era cuando de pronto soltó una fuerte carcajada y se mofó de sí misma por ser tan tonta.

-Tonta de mí! Estoy soñando de nuevo!

-Estás despierta... yo espero por ti, princesa... ven conmigo...

Incrédula pero a sabiendas de que no era un sueño ya, la joven preguntó al aire, puesto que se hallaba sola -¿Quién eres y por qué me necesitas?

-Por... favor...- la voz se entrecortó 

Otra vez la sensación de soledad y el deseo de estar en el lugar de sus sueños la invadieron y la angustia retornó con fuerza -Dime donde estás!

-Tú lo sabes... éste es tu lugar... junto a mi...

-Es una tontería! yo pertenezco a un lugar muy lejos de aquí! No soy la persona que buscas!

-Eres tú... yo lo sé...

-Déjame tranquila, tonta voz... no voy a perseguir fantasmas... voy a mi hogar!

-Yo soy tu hogar...

Éowyn ya no quería escuchar esa voz, la estaba poniendo nerviosa y no le gustaba aquella situación; ella era muy valiente y no creía en lo sobrenatural pero aquello empezaba a molestarle de manera incomprensible. Se puso trozos de algodón en los oídos y comenzó a descender del enorme árbol; ya estando en el suelo, acomodó sus pocas pertenencias y dirigió su mirada hacia el camino que venía siguiendo el día anterior. Sólo había dado unos pocos pasos cuando ese extraño sentimiento de angustia la embargó nuevamente...

- Por favor...

A pesar de las bolas de algodón en sus oídos, ella era capaz de escuchar aquella voz; le hablaba directo a su alma, la estaba doblegando y, dando un profundo suspiro de derrota, decidió seguir a su corazón... sabía lo que debía hacer... sólo cerró sus ojos y comenzó a caminar sin saber adonde la llevaban sus pasos, no le importaba en realidad... el terreno era plano por lo que caminaba a paso firme y sin mayores dificultades; se sentía tonta... era la primera vez que dejaba que su corazón comandara sus acciones, pero muy dentro suyo sabía que era lo que tenía que hacer... era lo correcto.

Caminó perdiendo el sentido del tiempo y el espacio, su corazón guiaba y sus pies obedecían, ella sólo se dejó llevar... se detuvo y abrió los ojos como en un sueño y se encontró frente a la muralla de árboles gigantes que había visto desde lo alto de su refugio.

Allí había una especie de magia que la llamaba y Éowyn no pudiendo resistir a la tentación, se internó en el espeso bosque...


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