Al día siguiente, el Instituto Raimon estaba lleno de energía y tensión mientras el equipo continuaba perfeccionando su súper táctica, "Alas Gemelas". Sabían que esta táctica era esencial para superar la impenetrable "Barrera Absoluta" del Instituto Alpino, y cada movimiento se ejecutaba con precisión. Los jugadores estaban decididos a dominarla antes del crucial partido.

Mientras entrenaban, apareció el entrenador Schwartzkopf acompañado por una muchacha con un vestido rosa, interrumpiendo su práctica.

“¿Ha averiguado algo?” preguntó Evans, dirigiéndose al entrenador con evidente preocupación.

Schwartzkopf asintió y presentó a la joven: “Sí, os presento a Chunghae.”

Chunghae sonrió suavemente y dijo: “Encantada de conocerlos a todos.”

Aitor, al ver a Chunghae, la miró con una mezcla de emociones que parecían odio, aunque en verdad sentía una profunda alegría de reencontrarse con ella después de tantos años separados.

Arion, notando la expresión de Aitor, le preguntó: “¿Pasa algo, Aitor?”

Aitor, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos, respondió rápidamente: “No, nada.”

El entrenador Schwartzkopf, observador como siempre, se dio cuenta de que Aitor conocía a Chunghae. Decidió no decir nada en ese momento y permitió que el entrenamiento continuara. Más tarde, cuando la sesión terminó, Schwartzkopf y Evans se reunieron con Chunghae para hablar en privado.

“Señorita Chunghae, ¿puedo preguntarle algo?” dijo Schwartzkopf, con un tono amable pero serio.

“Por supuesto,” respondió Chunghae, curiosa.

“Parece que uno de los jugadores del Raimon la conoce,” continuó Schwartzkopf.

Chunghae levantó una ceja, interesada. “¿Quién?”

“El número 15,” respondió Schwartzkopf.

Evans, sorprendido, intervino: “Aitor.”

Chunghae guardó silencio por un momento, su expresión se volvió más sombría.

Evans, preocupado, preguntó de nuevo: “¿Señorita Chunghae?”

Chunghae no respondió inmediatamente. Después de unos segundos, comenzó a contarles cómo conocía a Aitor. Les habló de su pasado en común, de los momentos que compartieron, y de las razones que los separaron.

Justo en ese momento, Aitor apareció, interrumpiendo la conversación. Sin mediar palabra, se comunicó telepáticamente con Chunghae, enviándole un mensaje que resonó en su mente: "¿Te gusta mucho mentir, verdad, Chunghae?"

Evans, sorprendido por la aparición de Aitor, exclamó: “¡Aitor! ¿Qué haces aquí?”

Aitor ignoró la pregunta de Evans y, con una mirada intensa hacia Chunghae, pronunció unas palabras que dejaron a todos perplejos: “Esta vez, prueba que tú ‘mataste’ a mis padres.”

Las palabras de Aitor resonaron por todo el lugar, dejando un silencio pesado en el aire. Sin decir más, Aitor se dio la vuelta y se fue, claramente enfadado, dejando a Evans y Schwartzkopf desconcertados y a Chunghae sumida en sus propios pensamientos.