Confesión

—Dipper... Dime... ¿Ya has tenido tu primer beso?

—¿Mi primer beso...? —Replicó las palabras de Pacifica en forma de pregunta mientras se sonrojaba aún más—. Bueno... No... Todavía no... Si omitimos el hecho de que tuve que darle respiración de boca a boca a un tritón; entonces podría decirse que aún no lo he tenido.

—¿Un tritón...?

—Es una larga historia... —Dipper trató de ocultar su rostro debido a la vergüenza—. Preferiría no recordarla.

—Descuida, tampoco es como si yo quisiera escucharla.

—¿Y tú qué me dices? —Dipper formuló otra pregunta—. ¿Ya has tenido tu primer beso?

—No... Tampoco... Aunque... Tengo la curiosidad de saber que se siente... ¿Tú no, Dipper?

—Bueno... La verdad es que no lo sé... Tal vez... Mira, Pacifica... Nunca he sido muy popular con las chicas. Siempre que intento hablar con una mi voz se enreda como... Como... Bueno, no se me ocurre ninguna metáfora en este momento... Además, todas las chicas de mi salón me consideran como a un fenómeno de circo. Es doloroso, pero creo que yo me lo he buscado. Tal vez debería de comenzar a comportarme de un modo diferente.

—No lo hagas, Dipper. Por lo que más quieras... No cometas la misma estupidez que yo cometí durante todos estos años. —Dijo derecha y con firmeza, captando inmediatamente la atención del joven de cabello castaño—. Escucha, si algo he aprendido en las horas que hemos estado atrapados aquí es que no debemos negar quienes somos. Cada persona tiene algo que la hace única y especial. Por desgracia, mis padres me enseñaron que para lograr la aceptación del resto de las personas debíamos dejar muy en claro nuestro nivel dentro del estatus social. Eso significa que alguien con un estatus más bajo no debería tratar de socializar ni entablar conversación con alguno de nosotros. Sin embargo, todo lo que me han dicho mis padres hasta ahora está mal... Todo este maldito sistema está mal. ¿Desde cuándo perdimos nuestra humanidad? —Suspiró—. Al menos tuve la oportunidad de enmendar mis errores y gracias a eso pude conseguir verdaderos amigos por primera vez en mi vida. No sé cuál sea la perspectiva que tengas de mí ahora, pero... Dipper... Tú eres lo más cercano que he tenido a un amigo.

—¿Lo dices enserio?

—Sí... Todas aquellas personas que se hacen llamar mis amigos lo hacen por la simple razón de pertenecer al mismo estatus social que él mío. ¡Y eso es denigrante! Tú eres el único que me ha enseñado el mundo tal y como es. Y eso es algo por lo que siempre estaré agradecida contigo.

—No tenía idea de que pensaras así... Gracias Pacifica. —Le sonrió dulcemente.

—Bien... Ahora que ya que te he confesado todo esto... Siento que mi alma puede permanecer tranquila.

—Lamento decepcionarte, Pacifica... Pero mientras nos encontremos atrapados aquí como ratas de laboratorio ninguno de nosotros puede bajar la guardia. Debemos llegar al fondo de este misterio y detener el genocidio del doctor Anderson.

—Sí... Tienes razón...

Hubo un pequeño e incomodo momento de silencio. El cual fue deshecho gracias a la intervención de Pacifica.

—Dipper...

—¿Qué sucede...? —Preguntó.

—Dipper yo... —Sus manos comenzaron a sudar y su voz a entrecortarse—. Quiero... Necesito que... Yo... Tú...

—¿Qué tratas de decirme, Pacifica? —Alzó la ceja derecha.

—Dipper... Yo... —Se mordió el labio inferior como señal de nerviosismo—. ¿Qué tal si nos besamos...? —Preguntó, casi gritando, cerrando los ojos mientras su cara se tornaba completamente roja—. Tú sabes... Si fracasamos y morimos durante la última prueba... Jamás podremos saber cómo se siente...

—Sí... Tal vez deberíamos... —Dijo Dipper, sintiendo cosquillas en el estómago.

—¿Quieres que yo...? —Dijo la rubia.

—No... Yo debería comenzar... —Respondió Dipper, tratando de acomodarse para quedar de frente hacia Pacifica.

—De... De acuerdo... —Dijo, estirando los labios un poco y cerrando los ojos.

A pesar de que el corazón de Dipper había trabajado más de lo usual gracias a todas las emociones por las que había atravesado ese día, ninguna de ellas lo había hecho bombear tanta sangre como esta. Dipper miró el rostro de Pacifica con curiosidad, el cual pese a todas las heridas y a la suciedad se podía apreciar de alguna manera; lindo y atractivo. Al mismo tiempo, el muchacho se concentró únicamente en los labios de su compañera, los cuales se miraban de un tono de color rosado, siendo muy agradables a la vista. Fue entonces que sin perder más el tiempo; Dipper se acercó y de manera un poco torpe debido al nerviosismo postró sus propios labios sobre los de Pacifica y aunque al principio se le olvidó cerrar completamente los ojos; ambos coincidieron en que esa fue una de las sensaciones más grandes y placenteras que habían tenido en su vida. Los segundos fluyeron como el agua hasta que poco a poco se fueron convirtiendo en minutos. Para este punto, ninguno quería separarse del otro. Sus estómagos se comprimieron y una sensación de calor increíblemente agradable comenzó a envolver el pecho de cada uno de los dos. Dipper pudo percibir a la perfección el sabor de los labios de Pacifica, el cual fue descrito mentalmente por el chico como el delicioso jarabe de miel de maple sobre una torre de hot cakes recien hechos por su madre. Luego, Pacifica ladeó su cabeza levemente hacia la derecha e instintivamente Dipper hizo lo mismo pero hacia el lado contrario. Ambos repitieron este mismo movimiento hasta que ninguno pudo aguantar más la respiración. Por lo tanto, al separarse, ambos comenzaron a respirar de manera muy agitada

—Eso... ¿Eso estuvo bien, no...? —Preguntó Pacifica, emocionada y nerviosa.

—Sí... —Dipper no pudo ocultar su sonrisa—. Creo que ahora Mabel ya no podrá alardear frente a mí...

—Dipper... Me gustaría continuar haciendo esto por siempre pero... Por desgracia no es el mejor momento, ni tampoco el mejor lugar... Si no te importa, me gustaría repetirlo si logramos salir de aquí...

—Claro... Por supuesto... —Dijo apresurado y completamente ruborizado—. A mi... A mí también me gustaría...

—Ahora... Pasando a otras cosas... —Pacifica cambió su semblante a uno más serio y sombrío—. Dipper... Luego de pensarlo mejor... Creo que te mereces unas cuantas respuestas...

—¿Qué quieres decir? —Preguntó el muchacho.

—Hace unos momentos me preguntaste que había ocurrido con mi hermano... Y ahora que lo pienso mejor; fue muy grosero de mi parte haberte respondido de esa manera... Lo lamento, Dipper... Es solo que no quería recordar momentos tan dolorosos como ese. Pero ya lo he decidido... Te lo contaré todo.

—¿Estás segura, Pacifica?

—Sí... Desde que Joey murió jamás había hablado con nadie acerca de esto. Contuve mi dolor por tantos años que llego un punto en el que tuve que bloquear todo recuerdo que tenía de él... Pero luego de mirar esas serpientes todas las memorias que había preservado llegaron a mi mente de un solo golpe... Además, es un poco extraño pero... Desde que despertamos dentro de ese laberinto he visto algunas cosas que me han recordado mucho a mi hermano... Cosas que solo mi hermano y yo sabíamos... No lo entiendo... Este sujeto tiene más conocimientos acerca de nosotros que nosotros mismos... ¿Cómo obtiene esa información? El sabía perfectamente la forma en la que mi hermano falleció... Nunca se lo revelamos a nadie. Ni siquiera a la prensa. Pero creo que me estoy adelantando demasiado. Tal vez debería contarte un poco acerca de mi hermano primero.

—Está bien... No te presiones... —Dijo Dipper, centrando toda su atención en la rubia.

—Su nombre completo era, Joey Barton Northwest... Y él es hasta hoy en día la persona que más he querido en toda mi vida. El fue mi mejor y único amigo en todo el mundo... —Pacifica trató de contener las lágrimas por todos los medios posibles, cosa que al final de cuentas no pudo conseguir—. No fuimos gemelos, solo éramos hermanos, ya que él era seis años mayor que yo. De hecho, cuando él murió tenía la misma edad que tenemos tú y yo. Recuerdo que él y yo éramos muy unidos. Tal y como lo son tú y Mabel, pero al mismo tiempo completamente opuestos. Incluso había ocasiones en las que yo creía que él o yo habíamos sido adoptados. Es extraño... Pero lo creas o no, él nunca le dio una gran importancia al hecho de haber nacido en una familia con una posición económica privilegiada como la mía, ni mucho menos hacer sentir inferiores a los demás a causa del mismo motivo. Recuerdo perfectamente que durante una celebración de navidad; mis padres le regalaron tantos juguetes que alguien podría fácilmente pensar que le habían obsequiado una juguetería completa. Lo curioso de esta anécdota era que se divertía más jugando con las envolturas y los moños que con los mismos juguetes; los cuales casi siempre me los terminaba por regalar a mí o a algunos de sus amigos. Otra cosa que también recuerdo de él es su sonrisa. Aún cuando se sentía triste, él jamás demostraba ni un solo gesto de debilidad ante mí presencia. No sé porque lo hacía. Tal vez porque pensaba que tenía la responsabilidad de protegerme al ser el hermano mayor. —Suspiró—. Por si ser cariñoso y humilde no fuera suficiente, el también había sido provisto con una prodigiosa inteligencia. Sí, el era un completo ñoño, así como tú, Dipper. En cierto modo, tú me recuerdas mucho a él. Y por si todo lo que dije anteriormente fuera insuficiente, Joey fue capaz de saltar de grado en varias ocasiones. Y según lo que decían muchos de sus profesores; que a ese ritmo, mi hermano podría llegar a terminar una carrera universitaria antes de alcanzar a cumplir los dieciocho años y una maestría antes de llegar a los veinte. ¡Era increíble! Todos los días me ayudaba con mi tarea y a veces, solo a veces, yo trataba de ayudarle con la suya y aunque yo no entendía prácticamente nada; él me decía en repetidas ocasiones que sin mí no hubiera podido lograr hacer nada. —Rió nerviosa, mirando hacia el suelo y hacia sus pies descalzos—. Cualquier persona pensaría que nada malo le podría suceder a un chico tan único y especial como Joey. Sin embargo, fue justo en ese momento, cuando el futuro para él no podría pintar mejor, que ocurrió la tragedia.

—¿Te refieres a...?

—Sí... —Pacifica volvió a derramar una cantidad considerable de cristalinas lágrimas—. Yo fui la responsable, Dipper... Yo asesiné a mi propio hermano...

Continuará...

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