Atrapados

Cuando Dipper abrió los ojos, lo primero que notó fue una poderosa luz proveniente de una bombilla que pendía del techo. Como parte de un movimiento involuntario, el chico alzó su brazo derecho para cubrirse y evitar que aquella intensa luminiscencia lastimara sus retinas. Luego de hacerlo, Dipper giró la cabeza en repetidas ocasiones para proceder a prestarle más atención a las sensaciones que le producía su sentido del tacto, descubriendo así que se encontraba tumbado sobre un piso húmedo, metálico y frío.

-¿Qué ha pasado...? -Se preguntó, incorporándose con dificultad y permaneciendo sentado sobre el suelo por unos segundos antes de ponerse de pie-. ¿Dónde estoy...? Lo último que recuerdo fue...

De repente, las memorias previas que el joven Dipper tenía antes de aparecer en ese lugar; se fueron acumulando dentro de su cabeza para revivirlas como si fueran escenas aleatorias dentro de una película de acetatos. Entonces, Dipper sintió un vuelco en el corazón al tratar de adivinar que era lo que había sucedido.

-Ese maldito... -Susurró-. Nos atrapó...

En ese momento, Dipper dirigió la mirada hacia todas las direcciones posibles, percatándose de como una oscuridad casi perpetua se había apoderado de la zona, siendo mitigada levemente por la bombilla de luz que pendía sobre su cabeza, la cual alumbraba únicamente un radio no mayor a los cinco metros. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue la única persona que se encontraba acompañándolo; una chica de cabellos largos y rubios aparentemente inconsciente, recostada en la misma posición en la que él se encontraba solo segundos antes de despertar.

-¿Pacifica? -El chico corrió en su auxilio, arrodillándose y ladeándola un poco para tratar de despertarla-. ¿Pacifica estás bien? ¡Responde por favor!

Luego de algunos cuantos intentos, la técnica de Dipper logró funcionar, ya que la chica abrió los ojos siendo el rostro de Dipper lo primero que vio al momento de hacerlo.

-¿Dipper...? ¿Eres tú...? -Se apoyó en su codo derecho para proceder a levantarse-. ¿Qué...? ¿Qué pasó...?

-Pacifica... No quiero alarmarte... -Le respondió, extendiéndole una mano para hacerle más fácil la labor de ponerse de pie-. Pero me temo que las leyendas que circulaban en torno a este lugar eran ciertas...

-¿A qué te refieres? -Pacifica preguntó con intriga en el tono de su voz.

-Ahora entiendo porque todos esos adolescentes desaparecían de repente. Apuesto a que ese sujeto raro que nos habló mientras estábamos en esa habitación es el responsable... Y lo peor es que ahora somos sus siguientes victimas...

Pacifica sintió un espantoso escalofrío en todo el cuerpo.

-¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Qué vamos a hacer ahora? -Preguntó alterada, sujetando y sacudiendo a Dipper por medio del cuello de su chaleco.

-No perdamos la calma. Primero debemos analizar la situación... -Dijo Dipper, comenzando a temblar-. No tenemos cadenas o grilletes, eso significa que el que nos puso aquí no desea que nos quedemos quietos. Estamos rodeados por una apabullante oscuridad y la única fuente de luz es el foco que se encuentra arriba... Aunque eso es algo que me mantiene intranquilo... Siento como si algo nos está observando desde lejos... Algo en la oscuridad...

-¿Algo en la oscuridad? -La chica preguntó asustada-. ¿A qué te refieres exactamente con "algo en la oscuridad"?

-No lo sé... Todo es tan confuso... -Dipper respiró aún más agitado que de costumbre-. Tal vez deberíamos empezar a movernos... Pero por alguna razón siento que si ponemos un pie afuera de esta luz los dos vamos a morir... -Tragó una gran cantidad de saliva.

Las palabras de Dipper dejaron muy inquieta a su acompañante. No obstante, fue muy escaso el tiempo que hubo para pensar en hacer el siguiente movimiento, ya que un extraño y singular sonido parecido al de unas ruedas chirriantes y faltas de aceite comenzaba a aproximarse lentamente hacia ellos. Dipper y Pacifica miraron rápidamente a su alrededor, tratando de descubrir por todos los medios disponibles el lugar exacto donde provenía semejante ruido, el cual no tardaría mucho en detenerse y presentarse de forma física ante los dos niños.

-¿Qué es eso? -Preguntó Pacifica.

-Parece un televisor sobre una mesa con ruedas... ¿Y un reloj digital encima...? -Respondió el muchacho, mirando desconfiadamente el objeto.

-Tengo miedo. -Expresó Pacifica, sujetando fuertemente del brazo a Dipper.

Dipper comenzó a acercarse poco a poco hacia la televisión, con Pacifica a su lado sin despegarse de él. En contraparte, el joven no había logrado dar ni siquiera tres pasos hacia el frente cuando repentinamente la televisión se encendió por si sola, mostrando a un sujeto envuelto en una capucha de color rojo que probablemente utilizaba para cubrir su rostro, así como un par de guantes negros para cubrir sus manos mientras las apoyaba sobre una mesa pequeña y metálica. Hubo un pequeño momento de silencio entre los tres antes de que ese misterioso hombre comenzara a emitir sus primeras palabras repletas de locura.

"Hola Dipper, hola Pacífica. Si están viendo esto entonces significa que su siesta ya terminó. Ahora ambos serán parte de un experimento social dentro del cual ambos van a demostrar de lo que están hechos".

Dipper y Pacifica se miraron por un instante, aterrorizados y sin pestañear.

"Ustedes no me conocen, pero yo a ustedes sí, comenzando por la chica más popular del pueblo. Durante toda tu vida, solo te has dedicado a ser una niña malcriada, prepotente y engreída; creyendo que eres muy superior a los demás. ¿Te comportas así por qué tuviste la fortuna de haber nacido dentro de una familia con una excelente posición económica? Si la respuesta es afirmativa lamento informarte que todo eso terminará esta misma noche, pero solo sí así lo decides.

-¿De qué estás hablando? -Dipper se enfureció-. Ella ya no es así. Se comportaba de esa manera por culpa de sus padres. ¡Ella es inocente!

"Y Lo mismo va para ti, pequeño Dipper. Desde que llegaste a Gravity Falls, no has hecho otra cosa que dedicarte a meter tus narices en donde nadie te llama. Por si eso fuera poco, presumes ser el más listo de todos y crees que no hay nada que no puedas hacer. Aunque debo recalcar que todo lo que has conseguido hasta ahora ha sido gracias a tu pequeño diario. Es una verdadera pena que te adjudiques todos esos logros para ti mismo cuando toda esa información fue recolectada por otra persona."

Dipper hurgó dentro de su chaleco, únicamente para toparse con el desgarrador hecho de que su diario había desaparecido.

-No puede ser... -Apretó los dientes.

"Sin embargo, no debes preocuparte por nada, ya que esta noche yo te daré la oportunidad para demostrar que tú vales más que eso. Hazlo si no quieres que estas sean las últimas vacaciones de verano de tu vida y las de tu hermana."

-¿Qué has hecho con Mabel? -Preguntó furioso-. ¿Y con Candy y con Grenda? ¿Dónde las tienes?

"Puede que en este momento ambos tengan muchas preguntas en la cabeza. Aunque les pido un poco de calma, todas ellas serán respondidas a su tiempo, aunque solo si siguen mis indicaciones al pie de la letra. Por ahora solo les diré que las tres chicas se encuentran a salvo. Pero a partir de este momento eso ya no va a depender de mí."

En ese momento, el hombre se levantó de la silla sobre la cual había permanecido sentado y giró la cámara que estaba utilizando para realizar la grabación unos noventa grados hacia su derecha, mostrando a Grenda cuyos gritos eran erradicados gracias a una pañoleta colocada alrededor de su boca, mientras permanecía atada a una silla por medio de una gruesa cadena sujeta con un candado; teniendo frente a ella lo que parecía ser un soplete gigante.

"Como podrán darse cuenta, su amiga Grenda se encuentra en un grave peligro, ya que corre el riesgo de ser incinerada viva. A lo largo de esta noche, ambos tendrán que superar una serie de cuatro pruebas mortales, cada una más difícil que la anterior. Al final, veremos si su determinación habla más de ustedes que sus actos. En este momento, los dos se encuentran en el punto medio de una serie de paredes y corredores hechos con fierros retorcidos, todos interconectados entre sí. Podríamos decir que es una especie laberinto. Su misión será atravesarlo de lado a lado si quieren encontrar la salida. Pero les recomiendo que se den prisa, ya que cuando esta transmisión concluya; el contador que está por encima de la pantalla de televisión comenzará a correr y solo tendrán veinte minutos para encontrar la puerta indicada antes de que esta se cierre para siempre y tengan que pasar el resto de sus vidas en este lugar. Hay un total de cuatro puertas, pero solo una es la que los conducirá a su salvación. No hay de que preocuparse, sabrán identificarla con tan solo verla, aunque eso solo dependerá de la buena memoria que posea usted, joven Dipper."

-Desgraciado... -Dipper murmuró...

"Hay otra clase de cosas que deben saber antes de comenzar con la diversión. Todo el laberinto es una obra maestra de ingeniería de primer mundo. El proceso es automatizado, eso quiere decir que la forma del laberinto cambiará aleatoriamente cada tres minutos, consiguiendo que todo el camino que hayan recorrido con anterioridad sea borrado instantáneamente y tengan que comenzar su travesía desde cero. A su vez, el camino estará lleno de trampas mortales que les harán vivir y gozar de una experiencia única parecida a estar de paseo por las calles del infierno. Ya lo saben, si fallan no solo ustedes pagarán el precio más alto, sino que su amiga Grenda tendrá que resignarse y arrepentirse por haber tratado con chiquillos inmaduros en los que no se puede confiar. El lanzallamas que le apunta esta sincronizado directamente con el temporalizador y este solo se detendrá cuando la puerta correcta haya sido abierta. Si logran atravesarla antes de que esos veinte minutos se cumplan; se salvarán a ustedes mismos y la salvarán a ella. Si no, ya tendrán el tiempo suficiente para imaginarse que es lo que le sucederá. Recuerden, el tiempo corre y la noche es joven. Veinte minutos, no más... Que comience el juego."

La transmisión se corto cuando el sujeto finalizó su demencial discurso. Acto seguido, el reloj despertador cuadrado colocado sutilmente sobre el televisor comenzó con la cuenta regresiva de veinte minutos, dejando a los dos jóvenes con una expresión de terror en sus caras pocas veces vista en ellos.

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