*** El juego ***


-Vamos a marcar unas reglas claras, ¿de acuerdo?

Las dos chicas asintieron sin mediar palabra mientras los destellos de luz del bar creabancuriosas sombras en sus rostros.

-Como no nos conocemos tanto, será la persona que no está jugando la que escogerá los nombres para el jugador o jugadora.

-¿Pueden ser famosos o deben ser personas de nuestro entorno? -preguntó Penélope.

-Cualquier persona es válida en nuestra partida de "besar, casar o matar", pero sean quienes sean debemos unir cada uno de los tres nombres con una de esas tres acciones. Bajo ningún contexto podemos pasar palabra –la respuesta de Jota vino acompañada de una ceja levantada y arqueada yuna sonrisa de complicidad.

-Entendido. Empecemos.

Ibtissam estaba emocionada por empezar. Aunque se trataba de un juego muy tonto, sabía que daría pie a muchas risas con las que terminar la noche y que tanto ella como Penny recordarían durante las largas semanas de rodaje. De hecho, no podía ni imaginarse cuánto iban a recordar ese momento.

-¿Penny?

Jota apoyó su mano sobre el hombro de la escritora, que estaba un poco atontada por la mezcla de alcohol y cansancio. Sus dedos, cálidos y firmes, provocaron un ligero escalofrío en laespalda de Penélope.

-¡Sí, claro! ¡Empezamos!

Se acarició la barbilla unos segundos mientras pensaba en los tres nombres. Habría sido muy divertido mencionar a gente de la vida personal de Ibtissam, pero se conocían desde hacía poco y eso limitaba mucho las opciones. Solo se le ocurrían compañeros de trabajo y famosos, así que optó por escoger a personas de los dos grupos.

Mientras pensaba, Jota llenó los vasos de las dos chicas con un rápido movimiento de muñeca.

-Marisa de maquillaje, Olivier Lambert y Elliot Drake -dijo al fin.

Ibtissam rio con una risa clara y contagiosa.

-¡Qué mala eres! –entre risas, se cubrió la boca con una mano.

El hombre las miró con la confusión pintada en el rostro. No entendía qué había hecho estallar en carcajadas a la más joven de sus compañeras de noche.

–¿Qué es eso tan gracioso? –preguntó.

Desvió su mirada de Ibtissam a Penélope, que se inclinó hacia él para poder susurrarle la respuesta al oído.

-Marisa, una de las maquilladoras del rodaje en el que estamos trabajando, es un pedazo de mujer de los pies a la cabeza. Todas esas curvas perfectamente localizadas, esa melena larga y rizada, esa mirada intensa... Solo tiene una pega: no calla ni bajo el agua. ¡Es insoportable pasar más de cinco minutos con ella! Sales de allí maquillada como una diva pero pidiendo a gritos un analgésico que tumbe a un caballo.

-¿Y los demás? -quiso saber Jota, interesado–. Me parece haber oído hablar de ellos alguna vez, pero noestoy muy puesto en el mundo del famoseo. ¿Qué tienen de especial esos doschicos?.

-Han sido los primeros que se me han pasado por la mente, la verdad -confesó Penélope -. Tengo la cabeza demasiado embotada como para dar con una selección de personal brillante.

Esta vez fue el chico quien se rio.

-Vale, vale. Todo claro. Ahora, Ibtissam, cárgate de valor y responde.

Acercó el vaso de chupito hasta su mano y se lo colocó entre los dedos con una sonrisa desafiante.

-¿Besar, casar o matar?

Ibtissam aceptó las normas no escritas del juego y se bebió el contenido del pequeño vaso. A continuación, cuando el alcohol de la bebida hubo desaparecido de su garganta, respondió:

-Lo tengo bastante claro. Le daría un buen morreo a Marisa.

-¿Para callarle la boca? -bromeó Penny mientras le guiñaba un ojo.

-Y porque me parece un pibón, pero sí, darme el gusto de callarla es todo un punto extra –admitió Ibtissam, riendo mientras se pasaba una mano por el pelo.

-¿Casar? -inquirió Jota, sin esperar ni un segundo más.

Sus ojos brillaban, cargados de curiosidad y expectación. Claramente, estaba disfrutando.

La joven, con los labios apretados en una línea fina, se paró un instante a considerar las dos opciones con más detenimiento.

-Creo que voy a seguir mi primer impulso. Me casaría con Elliot Drake.

-¡¿En serio?!

Penny abrió la boca de par en par.

-¿Te sorprende? Es un tipo guapo, elegante, educado...

-¡Y con un buen bolsillo! -exclamó Penélope.

Ibtissam se encogió de hombros a la vez que levantaba las cejas.

-No lo he elegido por eso, pero todo ayuda.

-¿Y matar? -preguntó Jota.

El tío iba a degüello. 

-¿Está claro, no? Con todo el dolor de mi corazón, mataría a Olivier Lambert. Comparte muchas cualidades con Elliot Drake, pero no creo que pudiera aguantar su cara de mustio más de tres días, así que... ¡au revoir, Olivier!

Los tres rieron a la vez en un rugido estruendoso: el alcohol y el buen rollo les había hecho perder la conexión con la realidad. La verdad es que, pese a ser un juego de críos y muy tonto, daba bastante de sí para conocer a otras personas.

-Ahora te toca a ti, Penny.

Con la intención de esquivar la mirada intensa de Jota, la escritora se bebió su chupito de tequila de un trago y se dispuso a responder, aún inconsciente del jaleo en el que se iba a meter.

-Allá vamos.

Clavó sus profundos ojos verdes en los de Ibtissam. Como los suyos, estaban enrojecidos y cansados.

Ibtissam dijo sus nombres rápido, sin necesidad de pensar:

-Olivier Lambert -jugaba sobre seguro, había visto su foto en el fondo de pantallas del ordenador de Penny-, Enrique el sonidista o Jota.

Penélope se ruborizó cuando el calor subió hasta sus mejillas y las tiñó de rojo. Le lanzó una mirada asesina. ¿Cómo se había atrevido a ponerla en semejante compromiso? Frente a ella, el hombre de pelo rizado la miraba sonriente como un niño que espera descubrir qué le han regalado los Reyes Magos. Sus ojos brillaban al tiempo que reflejaban el parpadeo de las luces delgarito.

¿Mentía o decía la verdad? La pregunta resonó en su mente, el único lugar tranquilo en medio delzumbido constante del local, el murmullo de conversaciones y el clic de losvasos sobre la barra.

Obviamente no iba a decir que quería casarse con Jota, ya que no sabía prácticamente nada de él y quedaría como una perturbada, pero entre besar y matar había un gran trecho.

Proponer matarlo en sus propias narices le resultaba muy violento y, además, no era lo que deseaba. Desde que había descubierto que el chico realmente conocía sus novelas, había comenzado a verle con otros ojos. Se había percatado del remolino en su coronilla y de los tres lunares que le bajaban por el cuello. Había observado sus labios siempre sonrientes y parecían tan suaves... No le importaría besarlos, la verdad, pero ella no era tan atrevida ni lanzada como las protagonistas de sus novelas.

La mezcla de tequila y emoción nublaba su juicio, y el tiempo parecíaralentizarse mientras buscaba una salida elegante a la situación.

-Se acaba el tiempo.

Las palabras de Ibtissam la devolvieron a la tierra.

-Creo que Penny no sabe muy bien cómo decirme que mi vida ha llegado a su fin -bromeó Jota.

-¡No! ¡Para nada! -soltó ella, en voz más alta de lo que pretendía.

-¿Entonces besar, no? -volvió a hablar Ibtissam, con una sonrisa traviesa.

Antes de que tuviera tiempo de contestar, sus labios se encontraron con los de Jota, que se había abalanzado hacia ella como un cohete.

Sus labios se encontraron, se rozaron y finalmente se devoraron. Mamma mia... Qué beso y qué labios. Con delicadeza, sus bocas se entreabrieron y sus lenguas seencontraron, rozándose primero a modo de saluda para después enredarse en unbaile sensual y evocador. Penny no habría querido que la noche terminara nunca. Habría deseado que ese beso durase para siempre, pero el destino no había dispuesto las cartas a su favor, ya que justo en el momento en que sus bocas se separaron, tras intercambiar saliva durante unos minutos que la aceleraron de unaforma bárbara, sus miradas se encontraron y las luces del local se encendieron de golpe.

-Fin de la fiesta, cenicientas -profirió uno de los porteros de la discoteca con una voz grave y casi teatral–. Hora de abandonar el palacio y volver a casita en vuestras calabazas.

Penélope agachó la cabeza, avergonzada. ¿Cómo se había dejado llevar de esa manera? Y aún peor, no solo con un desconocido, sino con un fan.

"Tierra trágame y escúpeme muy lejos de aquí, por favor", rogó para sus adentros. Al díasiguiente podía encontrarse el testimonio del chico en cualquier foro deinternet de esos en los que la ponían a caer de un burro por no ser tandivertida, sociable y maravillosa como las protagonistas de su novela.

¿Y ahora qué decía? ¿Cómo volvía a mirar a Jota a los ojos?

No tuvo necesidad de medir sus palabras ni sus siguientes pasos, ya que el chico actuó con unanaturalidad sorprendente, como si el beso no hubiese ocurrido. Sinmostrar el menor signo de incomodidad, se apartó de ella con un gestodespreocupado y se coló detrás de la barra. Dejó la botella de tequila en susitio, sacó una chaqueta de un rincón y comenzó a ponérsela con gran calma.

-¿Salimos?

Ibtissam y Penélope aceptaron. No pretendían quedarse a limpiar el chiringuito, por lo que se encaminaron hacia el guardarropa, recogieron sus bolsos y abrigos y salieron a la calle con Jota. La brisafresca de la noche las golpeó en la cara y rebajó un poco el efecto del alcohol.

-Resuelto el tema del beso -Ibtissam volvió a sacar el tema-, ¿cómo terminarías el juego, Penny? ¿Casar o matar a Enrique y a Olivier?

-¿Aún queréis que sigamos con eso?

Después del beso con Jota, todo lo demás de ese juego había perdido el sentido. Como ella, que seguía en una nube y con un cosquilleo recorriéndole el vientre. 

-No podemos dejar la partida a medias -intervino Jota con esasonrisa juguetona otra vez en los labios-. Es importante que termines lo que has comenzado, pero ten cuidado con lo que eliges, porque igual que ha pasado con el beso, podría hacerse realidad.

Conforme dijo esas palabras, le guiñó un ojo, pícaro.

Penélope notó como se le encendían las mejillas. Teníaganas de que muchas cosas se volvieran realidad en ese momento y todas ellastenían a Jota como protagonista.

-Pues... lo tengo claro. Lo siento por Enrique, pero le diría mil veces "sí" a Olivier Lambert.

Los tres se rieron.

-Bueno, chicas, creo que aquí es donde nos despedimos -dijo al fin Jota-. Tengo que echar un cable ahí dentro si quiero que no me dejen durmiendo en la calle esta noche.

-¿Y tu partida? -preguntó Penélope.

Su voz erauna mezcla de asombro y reproche. No le parecía justo haber tenido que responder ella esas preguntas si quien había propuesto el juego no lo hacía.

-Tal vez volvamos a vernos en otra ocasión, señorita escritora.

-Si le das tu teléfono puede que sea más fácil que eso ocurra -de nuevo, Ibtissam decía sin pudor alguno lo que Penélope pensaba.

-Ahora mismo no tengo.

Jota acompañó esa frase de un encogimiento de hombros que delataba una actitud despreocupada.

Las dos chicas lo miraron extrañadas. ¿Qué tipode persona no tenía móvil en pleno siglo XXI?

-Estoy pasando por una etapa de cambio en mi vida y he decidido deshacerme de ese aparato del demonio. Pero no os preocupéis, dame tú el tuyo. Te llamaré pronto.

Penny no se creía ni una palabra del chico. En plena era tecnológica, la idea de que pudiera recordar el número de teléfono de una casi desconocida sin tenerlo anotado le parecía absurda.

-¿Cómo vas a recordar el número si no tienes dónde apuntarlo?

Él se rio, como sila respuesta fuera obvia y ya esperada.

-¿Y quién ha dicho que no? Existen maneras mágicas de recordar nueve dígitos, como la memoria o...

Con presteza, metió su mano en el bolsillo de su pantalón y saco un bolígrafo. A continuación, se arremangó la muñeca derecha y ofreció ese espacio de piel desnuda para que Penélope escribiera allí. 

–¿Por qué no lo intentas? –dijo, sin dejar de sonreír.

Poco convencida, ella anotó su teléfono junto a una "P".

El hombre esbozó una hermosa sonrisa antes de volver a hablar:

-Para que veas que no te miento y que sí pretendo quedar contigo en otra ocasión, voy a dejar algo bajo tu custodia.

-¿Qué? -preguntó Penny, intrigada.

Del mismo bolsillo del que había extraído el bolígrafo, sacó un pequeño bote de cristal deapariencia delicada con un tapón de corcho que retenía en su interior un líquido transparente.

-¿Qué son, tus lágrimas preservadas? -bromeó Ibtissam mientras observaba la escena.

En vez de alejarse un poco de la pareja para darles algo de intimidad, había preferido enterarse de primera mano de lo que hablaban y así poder analizarlo detenidamente al día siguiente con la escritora.

Jota se rio con un aire juguetón. Se veía a la legua que disfrutaba del misterio que había creado.

-Puede ser.

-¡Y dale con el puede ser! -exclamó Penny mientrasfruncía el ceño-. Puede ser que trabajes, puede ser que me estés regalando tus lágrimas... Después de un buen rato contigo no has compartido nada sobre ti.

-Así tenemos motivos para volver a vernos, ¿no crees? Ah... y no pensaba regalarte el líquido de este bote, pero si lo has entendido así... todo tuyo. Úsalo cuando quieras, si así lo deseas, o devuélvemelo cuando volvamos a vernos, pero si lo usas... úsalo con cabeza.

-¿Qué quieres decir?

El hombre se encogió de hombros.

-Pronto sabrás a qué me refiero.

Sin mediar más palabra, se acercó a Ibtissam y le dio dos besos en lamejilla. Después repitió lel gesto con Penélope, a quien solo dio un beso, mucho más dulce e íntimo en los labios.

-Buenas noches, chicas. Nos vemos.

Antes de que ninguna de las dos tuviese tiempo de responder, giró sobre sus pasos y echó a caminar en dirección al local de ocio. Las luces del bar, que antes habían sido un reclamo de vibrante energía, se habían convertido de pronto en una señal de despedida.

Jota llegó junto a la puerta abierta y, sin echar la vista atrás, desapareció en su interior. 

¿Qué os parece Jota, creéis que cumplirá su promesa de llamar Penélope? ¿Y qué diantres es ese botecito que le ha dado? Sigue leyendo si quieres descubrirlo 🔎🤨

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