Capítulo 7: El Legado de un Abuelo
/Autora: "Con la mirada perdida en el horizonte y el corazón lleno de recuerdos, deseo dedicar este capítulo a mis queridos abuelos, Teresa y Ernesto, que descansen en paz y que cuyas sonrisas cálidas y abrazos reconfortantes aún viven en mi alma, tejidos con hilos de nostalgia y amor eterno."/
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Punto de vista del abuelo de Evie
Desde lo más profundo de su ser, el abuelo de Evie, Ernesto, miraba con tristeza cómo su nieta afrontaba los desafíos del Juego del Destino. Observaba desde el más allá, con una mezcla de orgullo y dolor, mientras Evie y sus amigos seguían adelante en la búsqueda de los artefactos sagrados.
En vida, Ernesto siempre había sido el pilar de la familia. Su amor incondicional y sabiduría siempre estaban al alcance de sus seres queridos. Recordaba con cariño los momentos que compartió con Evie cuando era solo una niña curiosa, escuchando sus historias y aventuras mientras se sentaban juntos en el porche de su casa.
Ahora, desde el más allá, sentía una tristeza abrumadora al ver a Evie enfrentando la pérdida y luchando por encontrar su camino en el juego y en la realidad. Deseaba poder estar a su lado, para guiarla y protegerla como siempre lo había hecho. Pero sabía que su papel había cambiado, y ahora solo podía enviar su amor y energía desde el otro lado.
Observó con nostalgia cómo Evie enfrentaba el desafío del templo y cómo se encontraba con la Sacerdotisa de los Hilos. Ernesto recordaba con cariño la forma en que él mismo le contaba historias de aventuras y misterios cuando era niña, preparándola para enfrentar el mundo con valentía.
Los ojos de Evie reflejaban tristeza y dolor, y Ernesto deseaba poder envolverla en sus brazos y consolarla. Quería decirle que no se culpara por su muerte, que él siempre la había amado y que la amaría eternamente. Sin embargo, su presencia ahora solo existía en la memoria de Evie y en el legado que dejó atrás.
Mientras continuaba observando, el corazón de Ernesto se llenaba de orgullo al ver cómo Evie enfrentaba cada desafío con valentía y sabiduría. Recordaba la vez en que la llevó al bosque cuando era niña, y juntos se adentraron en una aventura imaginaria, enfrentando dragones y criaturas místicas.
Ahora, Evie estaba enfrentando desafíos mucho mayores en el Juego del Destino, y Ernesto sabía que su espíritu valiente y su corazón noble la llevarían lejos. Sin embargo, no pudo evitar sentir una tristeza profunda al no poder estar físicamente a su lado para apoyarla.
Las lágrimas se formaron en los ojos etéreos de Ernesto mientras recordaba los momentos que compartió con Evie a lo largo de los años. Quería abrazarla, decirle que la amaba y que siempre estaría con ella, pero solo podía enviarle su amor en silencio desde el más allá.
A medida que el capítulo avanzaba y Evie continuaba con su valiente travesía, Ernesto sintió un deseo abrumador de protegerla. Deseaba que estuviera a salvo, que encontrara la fuerza para enfrentar sus miedos y superar cada obstáculo. Pero sabía que su papel ahora era diferente, y solo podía confiar en que el destino la guiaría por el camino correcto.
Sin embargo, mientras observaba a Evie enfrentar sus desafíos, también revivía los últimos momentos de su propia vida. Recordaba aquel fatídico día en el que el ataque al corazón lo sorprendió sin previo aviso. Se encontraba solo en casa, y la opresión en su pecho lo dejó sin aliento. Intentó llamar a Evie, pero las palabras se ahogaron en un susurro débil mientras se aferraba al teléfono.
Con lágrimas en los ojos, Ernesto narraba en su mente cómo se sintió en sus últimos momentos. El miedo y la angustia lo inundaron mientras luchaba por mantenerse consciente, sabiendo que su tiempo en este mundo estaba llegando a su fin. Anhelaba estar rodeado de sus seres queridos, especialmente de su amada nieta, Evie.
El dolor físico se mezclaba con la tristeza de no poder despedirse adecuadamente de quienes amaba. Anhelaba un último abrazo, una última sonrisa compartida, pero el destino le negó esa oportunidad. A medida que su respiración se volvía más pesada y su corazón latía con fuerza, sus pensamientos se centraron en Evie y en cómo ella enfrentaría su partida.
Ernesto recordaba con cariño a Evie y su vínculo especial. Era su confidente, su apoyo y su fuente de alegría. Sabía que su partida dejaría un vacío en el corazón de su nieta, y eso lo llenaba de pesar. Deseaba que Evie supiera cuánto la amaba y que él siempre estaría presente en su corazón.
Cuando finalmente su alma dejó su cuerpo, Ernesto sintió una sensación de paz y liberación. Ya no estaba atado a un cuerpo debilitado por la enfermedad, pero el dolor de dejar atrás a sus seres queridos, especialmente a Evie, lo llenó de tristeza. La perspectiva de verla crecer y ser testigo de sus logros y alegrías en la vida se desvanecía lentamente.
Mientras revivía sus últimos momentos desde el más allá, el abuelo de Evie no pudo evitar sentir una tristeza abrumadora al saber que Evie no pudo llegar a tiempo para estar a su lado en esos momentos finales. Quería decirle que la amaba, que siempre estaría con ella en espíritu, pero el tiempo se lo había arrebatado.
Con lágrimas en los ojos, Ernesto deseaba que Evie encontrara la fuerza para enfrentar su partida y que nunca olvidara el amor y la conexión especial que compartieron. Su ausencia física podía ser abrumadora, pero él estaba convencido de que su espíritu siempre estaría presente en la vida de Evie.
Ernesto lamentaba no haber tenido la oportunidad de despedirse de Evie y decirle cuánto significaba para él. Pero sabía que el Juego del Destino tenía un propósito más profundo, y tal vez, a través de esta travesía, Evie encontraría la fuerza para sanar y mantener su memoria viva en su corazón.
Desde el más allá, el abuelo de Evie enviaba su amor y apoyo hacia su nieta. Quería que ella supiera que él siempre estaría con ella, guiándola y protegiéndola desde el otro lado. La tristeza de su partida se mezclaba con un profundo deseo de que Evie encontrara la paz y la sabiduría para enfrentar su futuro, sabiendo que él siempre la amaría, sin importar el tiempo ni el espacio.
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