Capítulo 25

DEDICADO A @POTTERHEAD2727 @xCARLA11x @ixudorita @akmm2807 GRACIAS POR TANTO AMOOOR💖💖!!

CREO QUE ESTE ES EL CAPÍTULO MÁS LARGO HASTA LA FECHA, ASÍ QUE DISFRUTADLO.

PD: HE ESTADO ESCUCHANDO A SIA MIENTRAS ESCRIBÍA ESTO. PREPARAD LOS PAÑUELOS. HASTA YO HE LLORADO UN POCO, PERO SOLO UN POCO (PROBABLEMENTE PORQUE LES TENGO CARIÑO A LOS PERSONAJES)

ASÍ QUE PONEROS MÚSICA TRISTE Y... ¡COMENZAD!




Cuando llegamos a casa de Ava entendí porqué la gente empezó a irse antes del baile. Honestamente podía decir que, al menos, la mitad del instituto se encontraba aquí. Muchas chicas habían cambiado sus largos trajes de gala por prendas más cortas y zapatos más bajos, los chicos, en cambio, simplemente se habían desecho los nudos de las corbatas y desabrochado varios botones de las camisas, demasiado preocupados por beber como para molestarse en su vestimenta.

Como parecía haber en cada fiesta a la que iba, la música ya sonaba por los altavoces, también conectados a la piscina exterior y creando un ambiente perfecto para crearme dolores de cabeza.

―¡Bienvenidos todos a mi súper-megafiesta! ― gritó Ava, emocionada, al salir del coche.

―Espera un momento... Si tú estás aquí, ¿por qué hay gente en tu casa? ― pregunté observando a toda la gente que entraba y salía por la puerta.

―Oh, eso― ella sonrió y meneó la cabeza. ―Le di las llaves a Zak, él sabe lo que hace.

Blake la miró con una ceja arqueada y tiró de mi mano.

―¿De verdad crees que dejar al idiota de Zak a cargo de una fiesta donde obviamente va a haber alcohol es realmente una buena idea? ― escéptico, dejó atrás a Ava y me llevó hacia el interior.

―Vale, quizá no haya sido una buena idea― declaró Ava alcanzándonos y poniendo una mano en el hombro de Blake. ―Pero dale una oportunidad. No creo que sea tan estúpido como para...

―Te sorprenderías de lo que es capaz― masculló mi novio, cortándola por completo.

La expresión de Ava cambió a una decaída, casi auto convencida de que las palabras de Blake eran ciertas y ella había sido la equivocada.

Sintiéndome completamente al margen de lo que estaban hablando, decidí interferir.

―¿Alguien va a contarme algo de lo que está pasando en estos momentos? ― me crucé de brazos y observé como ambos intercambiaban una mirada antes de volverse a mí.

―Nada de lo que tengas que preocuparte, Calahan― Blake me rodeó de los brazos y se apresuró a alejarme de Ava.

―¡Si tiene que ver con Zak sí me parece importante!― exclamé, intentando que mi amiga me escuchara.

Ésta hizo oídos sordos y me urgió a unirme a la fiesta.

Extraño. De todos nosotros, no esperaba que Ava y mi novio colaboraran para esconderme algo.

Hablando del rey de Roma, Blake me ofreció algo de beber que gratamente acepté.

―Sé lo que estás intentando hacer― dije convencida.

―¿Sí? ― preguntó mientras recorría mi columna con sus dedos. Un escalofrío repentino me puso los pelos de punta.

―Estás intentando distraerme... ― susurré. ―Para que no te pregunte acerca de Zak.

―¿Y está funcionando? ― murmuró, besándome el hombro.

―En absoluto.

Un calor me inundó de arriba abajo, haciendo que mi propia piel me abrasara desde dentro. Necesitaba calmarme y rápido, si no quería acabar haciendo alguna tontería de la que después pudiera arrepentirme. Le di un trago a mi vaso.

―Entonces tendré que esforzarme más.

Blake se inclinó hacia mí, a punto de juntar sus labios con los míos, cuando varias voces le obligaron a detenerse.

―¡Eh, Blake! ― gritó un chico fornido y probablemente borracho, llevaba la equipación del instituto. ―¡Tienes que venir a ver esto!

Mi querido novio gruñó, notablemente molesto por la interrupción, y depositó un beso en mi frente.

―En seguida vuelvo― dijo antes de desaparecer pasillo abajo.

Un suspiro involuntario se escapó de mis labios, estaba completa y perdidamente enamorada de Blake. Quién lo diría.

Decidí ir en busca de mis amigos y dejar de parecer un pasmarote alrededor de tanta gente. Atravesé varias masas llenas de adolescentes en bañador, vestidos, trajeados y hasta casi desnudos antes de colisionar con el cuerpo de alguien y caer al suelo.

―Menudo golpe― un brazo me ayudó a levantarme. ―¿Estás bien?

Sacudí el polvo de mi vestido y me sorprendí al reconocer la voz.

―¿Zak?

―¡¿Aria?! ― su brazo volvió a tirar de mí, esta vez hacia la luz del recibidor y no en la oscuridad del inicio del pasillo. ―¿Qué haces aquí?

Sus palabras eran arrastradas y se veía que hasta casi le costaba pronunciarlas, sus ojos estaban rojos y cansados y dado el estado de su traje diría que había bebido demasiado.

―Ava nos ha traído― expliqué.

―¿Nos? ― arqueó una ceja.

―Sí, ya sabes... Mi hermano, Taylor, Leah, Blake...

―Como no, el idiota de "tu novio" tiene que rondar cerca, siempre estropeándolo todo― escupió.

―¿Qué quieres decir con eso? ― defendí.

―¡A que, si no fuera por ese imbécil, tú y yo estaríamos juntos! ― estalló, sus palabras cargadas de odio y furia.

Un grito ahogado escapó de mis labios al comprender de que iba todo esto. Se trataba del mismo arrebato que le había dado a Amber al vernos juntos. No sabía que producía ese efecto en las personas. En fin, no tenía ganas de lidiar con esto de nuevo, tendría que encontrar la manera de frenarlo.

―Zak creo que deberías calmarte un poco― intenté ser suave con mis palabras, pero obtuve el resultado equivocado.

―¡Estoy muy tranquilo! ― gritó, lanzando la botella contra la pared, haciéndola pedazos y agitando los brazos.

Retrocedí como primer impulso, mi espalda pegada firmemente contra la rugosa pared blanca. Mi pulso había incrementado con su sobresalto, infligiéndome cierto temor en el cuerpo.

Había visto muchas facetas de Zak con el alcohol, pero esta no me gustaba nada.

―Vale― susurré con mis manos hacia arriba. ―¿Quieres... Quieres hablar del tema?

Zak volvió a conducir su vista hacia mí, sus normalmente cálidos ojos azules eran toscos y fríos, irreconocibles. Estaba empezando a asustarme un poco. No sabía cómo podría reaccionar y tampoco sabía qué hacer para tranquilizarle. Solo esperaba que Blake, o quien fuera, regresase pronto.

―¡No! ¡No quiero escuchar lo perfecta que es vuestra relación o lo perfecto que es tu novio! ― hubo algo en la manera que dijo perfecto que no me gustó nada.

―De acuerdo... ― intenté pegarme más a la pared, pero era imposible. Zak continuaba acercándose y yo necesitaba salir de aquí. ―De que te apetece charlar, ¿entonces?

―¡No quiero hablar! ― volvió a gritar. ―¡Quiero me escuches!

El olor a alcohol en su aliento me producía ganas de vomitar, pero sabía que si lo mencionaba, solo empeoraría la situación.

―Soy toda oídos― murmuré con los ojos cerrados.

De repente, Zak arremetió contra mí, atrapándome entre la pared y sus dos brazos. Su cuerpo caía ligeramente inclinado sobre el mío, haciendo que el aire en mis pulmones flojeara y mi estómago se revolviera.

―Eres tan ingenua... ― susurró acariciándome la mandíbula con el pulgar. ―Si tan solo supieras la mitad de lo que sucede a tu alrededor te darías cuenta de que el idiota de tu novio no es quien dice ser.

Intenté que la sorpresa no se mostrara en mi rostro, pero dada la sonrisa que me ofrecía, no había hecho un buen trabajo escondiéndola. Su sonrisa me dio malas vibraciones, al igual que la manera en la que me miraba.

Está borracho, intenté recordar. No sabe lo que dice.

Pero me resultaba muy difícil creerlo cuando lo tenía apenas tres centímetros de distancia.

―No sabes lo que dices...

―Te equivocas, encanto. Sé exactamente a lo que me refiero― sus labios estaban cerca de mi oído, demasiado cerca, podía notar como pronunciaba cada sílaba vilmente y como le gustaba el efecto que estaba teniendo en mí.

―¿Qué pretendes con esto? ― intenté empujarle hacia atrás, pero eso solo lo enfureció más.

―¡Abrirte los ojos! ― golpeó la pared con ambas manos, haciendo que me sobresaltara y cerrara los ojos dos segundos. Notaba los erráticos latidos de mi corazón en la cabeza, que también estaba martilleándome. ―¡Hacerte ver que yo hubiera sido una mucha mejor opción que él!

Esta vez no dio ningún golpe, pero sí volvió a gritar.

―¡Eso no cambiaría nada! ― vociferé, presa de los nervios.

―¡Oh, pues claro que no! ― se mofó. ―¡Todas vais a por el mismo, nunca os fijáis en los demás! Dime, Aria, ¿acaso lo habéis hecho ya?

Escupía cada palabra con más odio que la anterior. Sabía que era el alcohol quien le hacía actuar de esta manera, ¿pero era eso verdaderamente lo que Zak pensaba?

Intenté hacerme la loca.

―No sé a lo que te refieres.

Su puño se clavó en la pared en un fuerte y estrepitoso golpe, justo por encima de cabeza. Su cuerpo entero temblaba de ira, y su mandíbula estaba tensada, de manera que su expresión era aterradora. Mi estómago no paraba de hacer piruetas, alertándome de que debía salir de ahí cuanto antes, pero seguía atrapada entre él y la dichosa pared.

―¡Claro que sí! Sólo lo queréis por un mismo motivo. Así que dime, pequeña, ¿te lo ha enseñado ya o voy a tener que hacerlo yo mismo?

Mis ojos se cerraron solos ante su insinuación, no quería abrirlos, no quería tener que mirarle a la cara mucho más tiempo. Ese no era Zak, no era mi amigo, mi guardaespaldas, la persona que estuvo ahí para mí.

No sabía quién era, y lo peor de todo, no sabía cómo ayudarle.

El mismo peso que antes sentía se esfumó en apenas segundos. Cuando abrí los ojos de nuevo me encontré a Blake encima de Zak, empujándole y gritándole cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza.

―¡Desgraciado! ― gritó, golpeándole en el ojo derecho. ―Atrévete a tocarla y te juro por lo que más quieras que acabas en el hospital― siseó amenazante.

Zak rio e intentó quitárselo de encima, pero no tuvo suerte.

―Mírate, haciendo el papel de caballero perfecto― rio. ―¿No te das cuenta del ridículo que estás haciendo?

―Cállate, Hamilton, o esta noche no acabará bien para ti.

―¡No me vengas con amenazas, Sanders! ¿Acaso sabe tu novia dónde estuviste hace dos días?

Algo en mí se contrajo al oír esas palabras.

―Zak... ― advirtió Blake.

―¿Qué? ¡Oh, vamos! ¿No me digas que la pequeña Aria no sabe quién está de visita? ― por el tono de voz, diría que se trataba de alguien que conocía.

―No. La metas. En esto― Blake pronunció cada palabra lenta y amenazantemente.

Pero Zak continuaba metiéndose en medio.

―¿Qué sucede? ¿Tienes miedo de que se entere de que quedaste con Alisa? ― un jadeo se escapó de sus labios. ―Mierda, ¿se suponía que era un secreto?

El puño de Blake conectó con su mandíbula de inmediato. La falsa inocencia con la que había cargado su frase daba a entender que lo había hecho adrede.

Alisa.

La palabra fue como un cubo de agua fría sobre mí. Estaba congelada en el sitio. ¿Había vuelto? ¿Por qué? ¿Qué quería? ¿Tendría Blake dudas ahora que ella estaba aquí?

Miles de preguntas se formularon en mi mente a la velocidad de la luz. Unas ganas de tremendas de llorar se abalanzaron sobre mí. Después de todo lo sucedido, de todo lo que habíamos logrado, quizá perdiera a Blake para siempre, y no era justo. No era para nada justo.

Intenté controlar el escozor en mis ojos y me centré en respirar tranquilamente. No necesitaba que me vieran llorar.

Una especie de zumbido tapizaba todos los demás sonidos, incluidos a ambos chicos que continuaban en el suelo. Era como flotar debajo de agua.

La mano de Ava en mi hombro me devolvió a la realidad. Salí del trance en el que parecía estar y me percaté de que Zak se había ido y ahora Blake y ella parecían enzarzados en una acalorada discusión.

―¡¿Cómo has dejado que bebiera sin haberse tomado la puta medicación, Ava?! ― espetó Blake hecho una furia.

Ava frunció el ceño y le señaló con el dedo.

―¡Ni se te ocurra echarme la culpa, Sanders!¡No soy su maldita niñera!

―¡Pero eres su amiga! Deberías haberte dado cuenta― la acusó.

Mi amiga empezó a caminar arriba y abajo por el largo pasillo mientras mascullaba algo entre dientes. Cuando paró justo delante de Blake, le empujó hacia atrás con ambas manos y continuó gritando.

―¡Me da igual lo que digas! ¡Tú eres su...! ― Ava pareció ver lo que estaba a punto de decir y decidió no pronunciar las palabras que luego habrían resultado ser un verdadero impacto para mí. ―También podrías haberte preocupado.

Los hombros de Blake se hundieron hacia delante para después volver a tensarse. Dos pares de ojos se posaron en mí en el momento que decidieron darle importancia a mi existencia en esta conversación. Los de Ava me miraban con simpatía, en cambio, los de Blake estaban llenos de preocupación. Caminó hacia mí con semblante nervioso y me rodeó por los hombros.

―¿Estás bien? ― susurró en mi oído.

A diferencia de Zak, su voz me tranquilizaba, me hacía sentir segura. Asentí lentamente, todavía intentando procesar todo lo que había sucedido en tan poco tiempo.

Me tomó de la mano, y en ese instante, mi cuerpo comenzó a temblar. Grandes sacudidas acompañadas por lágrimas que no parecían tener fin. Blake se percató enseguida de mi estado y no tardó en abrazarme fuertemente. Mis brazos rodearon su espalda mientras él me susurraba que todo estaría bien.

―Ven, vámonos de aquí― dijo suavemente. Aún sin levantar la mirada, Blake me condujo a través de varios pasillos hasta llegar a la destinación que tenía en mente.

Mientras tanto, yo seguía llorando. Lloraba por lo que había pasado, por Zak, por no poder ayudarle, por Blake y nuestra relación, por Alisa y lo que eso conllevaba y por todo lo que estaba a punto de perder sin poder hacer nada para evitarlo.

♥️

Acabamos en la cocina, donde ya se encontraban todos los demás. Mi cara seguía enterrada en el hombro de Blake, de tal manera que no pude ver sus expresiones al entrar en este estado.

Pude oír a Leah preguntarle qué demonios había hecho para ponerme en este estado, pero se mantuvo callado.

―Zak ha bebido demasiado― explicó Ava por él.

Un par de murmullos se alzaron por encima de la música y después comencé a oírla lejanamente. Solo entonces me di cuenta de que habían cerrado la puerta, y de que estaba acorralada por mi novio; su mejor amigo; mi mejor amiga, que resultaba ser la novia del mejor amigo de mi novio, mi hermano y su novia, quien era exnovia de mi novio actual y medio-amigo de mi novio, y, por si fuera poco, mi nueva amiga que antes había tenido sentimientos románticos por mí hasta que mi novio tuvo el valor suficiente para pedirme salir.

Sí... No tendría que haber bebido demasiado. Mi cabeza iba a mil y el alcohol no me estaba sentando nada bien.

―¿Le ha hecho algo? ― cuestionó Tyler, tenso. ―Como la haya tocado juro que...

―Tranquilo, Tyler. No me ha hecho nada― dije levantando la mirada.

Sabía que mi aspecto no era el más apropiado ni el más cuidado ahora mismo, pero era el momento de poner las cartas sobre la mesa y empezar a descubrir todo lo que parecían estar escondiendo de mí.

―¿Estás segura?

―Al cien por cien.

―Creí que la medicación le ayudaba a controlar los efectos de alcohol― dirigió la mirada a Ava, que se encogió de hombros y a su vez la condujo hasta mí. Tyler estuvo varios segundos intercalando la suya entre Ava y yo hasta que por fin lo entendió todo. ―Yo... Pensaba que lo sabía.

―Te equivocaste― afirmé. ―¿Por qué nadie se ha molestado en explicarme las cosas?

Más molesta que afligida, me separé de Blake hasta estar en medio de todos, cruzada de brazos y esperando respuestas coherentes que me ayudaran a entender todo este gran lío.

―Aria...

―No, Blake. Quiero respuestas. Merezco respuestas. La mayoría estáis ocultándome algo, y estoy harta de ser la última en enterarse de todo. Así que tenéis dos opciones― los miré a todos con cara de pocos amigos. ―O me contáis lo que sucede, o me largo de aquí.

Nadie pareció contestar a mi amenaza, lo cual me dolió. Si nadie estaba dispuesto a tomarme en serio entonces no tenía nada que hacer aquí.

Empecé a retroceder hacia la puerta, abatida, cuando una mano me tomó del brazo.

―¿Por dónde quieres que empecemos? ― susurró Blake.

―Me da igual. Solo quiero la verdad.

―Está bien, guapa. Toma asiento― Ava me tendió una silla que amablemente acepté.

La arrastré hasta uno de los extremos de la cocina, donde tenía una vista perfecta de todos los presentes en la habitación.

―¿Por qué nadie me dijo acerca de la medicación de Zak? ― comencé.

Mi hermano se permitió el lujo de contestar a la pregunta.

―Él no quería que lo supieras. Nos pidió que le guardáramos el secreto.

Me quedé sorprendida.

―¿Por qué querría algo así?

―Pensaba que cambiarías de opinión respecto a él si te enterabas― explicó Ava, compungida.

Deslicé mis dedos por un mechón de pelo, peinándolo como método para no perder los nervios. ¿Tan poca confianza tenía en mí? Pensé que éramos amigos.

―No te lo tomes como algo personal. Fue decisión suya― aconsejó Leah.

―¿Y cómo voy a tomármelo? Es evidente que no confía en mí.

―Aria, confía más de lo que podrías imaginarte.

―Ya, claro― rodé mis ojos ante sus intentos por hacerme sentir mejor. ―Entonces, ¿todos sabíais por lo que estaba pasando excepto yo?

Todos asintieron la cabeza con falsas sonrisas, igual de entusiastas que yo al respecto.

―¿Y por qué tú también? ― lancé una mirada a Blake, que había permanecido en silencio todo el rato. ―La última vez que lo comprobé, no aguantabais la presencia del otro.

Hubo silencio durante los siguientes dos minutos, una mala señal si se trataba de contar algo.

―Ahí tienes razón― añadió Ethan. ―¿Es qué ahora te preocupas por él?

Lo que pretendió sonar como una broma, acabó siendo una especie de bofetada para Blake, que, con un suspiro, pasó ambas manos por su pelo antes de sentarse él mismo en una silla.

―¿Podemos hablarlo en privado? ― me suplicó con sus ojos avellana repletos de emoción.

―No― coreamos todos.

―Se acabaron los secretos.

―Aria, no creo que sea buena idea...

―Blake, ― interferí. ―Por favor.

―Está bien― cogió aire antes de expulsarlo y levantarse de nuevo de la silla. ―Sé lo de la medicación porque Zak es mi hermano. Él me lo dijo.

Mi corazón, que hasta hacía unos latía sin parar, paró en seco al oír esas palabras.

¿Zak? ¿Su hermano? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? Esto no tenía ningún sentido.

―¿Hermano? ― repetí con las palabras atascadas en mi garganta.

―Hermanastro― corrigió.

Hablaba por todos cuando decía que todo esto parecía surrealista. Todos, a excepción de Ava, entramos en una especie de shock.

―Blake... ― comenzó Tyler.

―¿Estás seguro de lo que estás diciendo? ― acabó Ethan, quien parecía un poco pálido.

Mi novio comenzó a dar vueltas por la cocina mascullando algo entre dientes.

―¡Claro que estoy seguro, idiotas! ¿Por qué si no iba a decir algo así?

―¿Y desde hace cuánto? ― preguntó Leah.

―No sé... ¿Un año? Año y medio como máximo.

―¿Y cómo es posible? ― pregunté en un susurro.

―Mi madre conoció al padre de Zak en una reunión de amigos― hizo una mueca ante esas palabras. ―No sabía que tenían algo hasta después de tres meses, lo mantuvieron en secreto muy bien hasta que un mes más tarde mi madre decidió invitarle a él y a su hijo a cenar y ¡sorpresa! Zak Hamilton estaba en la puerta de mi casa.

Ethan parecía catatónico ante la noticia, diría que no tenía ni la menor idea de esto. Su piel estaba más pálida que de costumbre y su boca abierta de par en par. Leah tuvo que cerrársela para que no se dislocara la mandíbula. Los ojos avellana de mi novio me miraron fijamente, pero yo no tenía palabras. Estaba impactada, sorprendida, y sobre todo molesta conmigo misma al no haberme dado cuenta antes.

No podía creerme que ellos dos fueran hermanastros, familia. Apenas entendía como Tyler y yo compartíamos apellido, ¿qué harían ellos dos como hermanastros?

―¿Teníais pensado contarlo en algún momento?

Blake me miró con las cejas elevadas hacia arriba y una leve sonrisa que me hizo sentir un poco estúpida por hacer ese tipo de pregunta. Se trataba de Blake y Zak, probablemente el secreto jamás habría salido a la luz si no hubiera sido por esto.

Aun así, Blake dijo algo que me sorprendió por completo:

―Sí, pero Zak la cagó, la cagó tan hondo que cuando todo se solucionó la situación era demasiado caótica como para salir y gritar que éramos familia. Y también estaba el hecho de que no quería juntarme con él después de lo que hizo.

Mi corazón y estómago se encogieron al escuchar esas palabras. ¿Por fin lo sabría? ¿La razón por la que a mis amigos no les gustaba Zak? ¿Qué podría haber hecho él tan malo como para recibir este tipo de trato?

―¿Fue esa razón la que hace que Taylor y Ethan se tensen cada vez que Zak está cerca?

Taylor se quedó de piedra al oír su nombre, pero asintió de todas formas.

Los ojos de Blake iban de un lado hacia otro, mirando a todos lados excepto a mí. Me dolía lo que hacía y me dolía verle así, tan abatido y cansado como lo estaba ahora. Quería sentarme junto a él, abrazarle y asegurarle que todo saldría bien, pero no era lo que necesitaba ahora mismo. Ahora necesitaba sacarlo todo fuera y desahogarse de una vez por todas.

―Sí― contestó secamente.

―¿Pero que podría haber hecho alguien como Zak? ― intenté defenderle, todavía hablábamos de mi amigo. ―En el fondo es una buena persona, seguro que no fue para tanto...

―Intentó violarme, Aria― intervino Taylor suavemente.

―¿Qué? ― mi corazón se paró en seco, mi voz era apenas un susurro roto.

No podía entenderlo. No podía creérmelo. ¿Zak casi viola a Taylor? No. No. No. No. Imposible. No podía ser eso. La sangre me llegó hasta los oídos, haciendo que no escuchara nada salvo mis latidos. Me llevé una mano a mi palpitante cabeza y otra la dejé agarrada a la silla, porque tenía la sensación de que me caería si no continuaba sujeta a ella.

―No fue culpa suya, había bebido mucho y nadie sabía su problema con el alcohol... Digamos que en esa época yo estaba colada por él y quise acercarme demasiado... Hasta que me quemé.

―¿Pero... cómo? No lo entiendo.

―Creo que te haces la idea― murmuró Taylor. ―Al principio fue como un juego, a ver hasta donde aguantábamos, pero después me arrepentí y quise salir de ahí, y cuando me di cuenta estaba atrapada. Él estaba encima de mí, intentando forzarme a hacer algo que yo no quería y estaba muy nerviosa,  así que empecé a gritar, esperando que alguien me escuchara. Si no... Si no llega a ser por Blake no sé cómo habría acabado todo.

Estaba temblando mientras contaba lo que asumía que fue la peor noche de su vida. Su cuerpo entero tiritaba, y las lágrimas caían por sus mejillas. Se las secó con el dorso de la mano antes de enderezarse de nuevo y mirarme cautelosamente.

Tyler hizo el intento de acercarse a ella, pero yo fui más rápida y me lancé con los brazos abiertos. Taylor vio lo que iba a hacer y me encontró a medio camino. La envolví con mis brazos y la abracé lo más fuerte que pude. Las dos llorábamos como niñas pequeñas, pero no me importaba. No podía hacer otra cosa. Me sentía impotente a todo lo que estaba sucediendo, sentía como si no pudiera hacer otra cosa salvo observar como todo caía en picado. Y me daba igual que todos mis amigos nos estuvieran mirando, Taylor había confiado en mí y ahora mismo quería abrazarla.

Al separarnos, mi cabeza volvió a dar vueltas al comprender que lo que había vivido Taylor era real. Que Zak, mi amigo, había sido capaz de cometer algo tan grave y violento, aunque hubiera sido parado a tiempo. Que si no fuera por Blake todo habría sido diferente.

Tardaría un mundo en acostumbrarme a la verdad.

Quizá hubiera sido mejor no haber abierto la boca.

Suspiré antes de apoyar mi cuerpo en la encimera, mi estómago se revolvía con más fuerza que antes.

―Aria, ¿estás bien? ― me preguntó Taylor con expresión preocupada.

De repente, vi pasar ante mis ojos estos últimos meses. Vi todas las veces que Taylor se tensó al verle; vi todas las veces que Leah y Ethan lo miraban con odio cada vez que se acercaba; vi como yo misma le animaba a sentarse con nosotros durante las comidas y vi todos los avisos de Blake.

―Yo... ― mis manos, todavía aferradas a la encimera, comenzaron a temblar también. Mi pulso era errático y notaba que me faltaba aire en los pulmones. Mis ojos comenzaron a escocer, pero ninguna lágrima se escapó por el momento. ―Lo siento mucho, Taylor. Yo... Dios... ¡No puedo creerlo! ― sollocé al borde de la histeria. Ella se acercó para consolarme y puso un brazo alrededor de mis hombros, pero no podía parar. ―Todas esas veces... Todos vuestros avisos... Yo... ¡Lo siento tanto!... Te obligué a... A estar con él, cuando no querías... ¡Soy horrible!... De verdad que lo siento.

Apenas podía entenderme yo misma con mis hipidos y respiración entrecortada, dudaba que Taylor o alguien consiguiera descifrar lo que intentaba decir.

Mis ojos estaban cerrados, así que no pude saber quién había entrelazado sus brazos a mi alrededor hasta que sentí su presencia vital.

Blake.

No me lo pensé dos veces cuando me dejé llevar y continué llorando a moco tendido en su hombro. Era un lío emocional, una explosión de emociones y una adolescente confundida al mismo tiempo; y aunque no supiera en que punto me encontraba ahora mismo con él, era la única persona capaz de calmarme.

Noté como alzaba sus brazos y acariciaba los míos con las yemas de sus dedos en un intento por tranquilizarme.

―Necesitas relajarte, Aria. ¿Quieres ir a algún otro lado? ― su voz era calmada y sorprendentemente dulce en mi oído.

Negué con la cabeza. No quería moverme.

―Aria... ― habló Taylor. ―Creo que tengo una idea bastante clara de cómo te sientes ahora mismo, pero confía en mí. No estoy enfadada contigo ni nada parecido, ¿vale? No te culpes por algo sobre lo que no tenías control. En todo caso, la culpable soy yo por no habértelo contado cuando los demás lo sabían. ¿Crees que podrás perdonarnos?

En un acoplo por juntar toda la fuerza interior que me quedaba, despegué la cabeza del cuello de Blake y me giré para mirarla. Sentía el nudo en la garganta hacerse más grande con cada segundo que pasaba, pero me obligué a tragarlo y asentir.

―Yo... Sí, claro que sí― las palabras sonaban afónicas en mi boca, pero continué asintiendo.

―Gracias― Leah, quien tenía lágrimas en los ojos, se acercó a mí y me abrazó con sus típicos abrazos de mamá oso que tanto me hacían falta en estos momentos. ―No sabes cuánto nos ha costado mantenerlo en la oscuridad, pero no queríamos hacerte sufrir.

―Estoy sufriendo ahora mismo― intenté sonreír, pero solo conseguí esbozar una mueca.

―Exacto, por eso no queríamos hacerlo.

―Lo entiendo― dije lentamente. ―Pero me gustaría que hubierais confiado más en mí.

―No fue solo por ti, hermanita. Lo hicimos también por Zak.

―¿Zak? ― pronunciar su nombre se sentía extraño.

―Sí, él quería mantenerte al margen.

―No debería haberlo hecho, esto no cambia nada― en cierto modo, sabía que me estaba mintiendo a mí misma.

―Sí lo hace, pequeña― mi hermano me miró con pena escrita en sus ojos similares a los míos. ―No me digas que ahora mismo no estás preguntándote porqué Zak no está entre rejas.

No dije nada.

Ahí estaba en lo cierto.

―¿Ves? Zak no quería arriesgarse a eso.

Suspiré. ¿Qué debía hacer ahora?

―Si te sirve de respuesta― Ethan me ofreció una sonrisa. ―No lo denunciamos porqué ni Blake no Taylor quisieron. Prefirieron lidiar con él de otra forma.

―¿Cómo? ¿Manteniéndolo en silencio?

―En parte― contestó Blake. ―A los dos días le conseguimos ayuda, por eso. Pero debió aprender a vivir con lo que había hecho y cargar con las consecuencias. Su arrepentimiento ya era suficiente castigo para alguien tan inestable como él.

Inestable.

Así estaba yo en estos momentos.

Mi interior se encogió al pensar en mi... ¿Amigo? Ya no sabía ni lo que era. ¿Cómo iba a mirarle ahora? Tyler tenía razón. Involuntariamente ya no era lo mismo.

Zak podría estar enfermo, pero en fondo sabía que era buena persona.

Y necesitaba todo el apoyo que pudiera conseguir.

―¿Te encuentras bien? ― Ava puso una mano en mi frente, y no me sorprendió que la encontrara ardiendo.

Negué con la cabeza.

―Creo que iré al baño a refrescarme un poco― dije con voz monótona y completamente vacía de cualquier emoción. No necesitaba llorar de nuevo.

―Aquí estaremos.

♥️

Cerré la puerta del baño y me deslicé hacia abajo contra la pared. Mis rodillas no aguantaron mucho más tiempo de pie.

Respiré hondo varias veces antes de hundir mi cara en mis manos y cerrar fuertemente los ojos.

¿Por qué cada vez que pisaba una fiesta algo malo sucedía?

¿No podía ser una adolescente normal y emborracharme tranquilamente como las demás de una vez por todas?

No, claro que no. Porque Aria Calahan no sería Aria Calahan sin sus problemas o líos allá donde vaya.

Mi estómago volvió a revolverse, esta vez con más fuerza que las anteriores. Sentí cómo éste daba vueltas y vueltas sin parar, haciendo que me doliera agudamente.

Noté como todo, absolutamente todo, volvía a mí. Todos esos malos momentos que había vivido, todas las malas decisiones que había tomado en mi vida, todas esas veces en las que sentía que no podía más; todo, se aglomeraron en mi mente y viajaron hasta mi estómago hasta que no pude contenerlos más y los expulsé hacia afuera.

No sé por cuanto tiempo estuve vaciando los contenidos de mi estómago, pero me alegré cuando acabé. Descansé mi cara en la fría superficie del váter, respirando pesadamente y casi cerrando mis ojos de nuevo. Todo me daba vueltas, parecía entrar y salir de un caótico trance.

Disfruté en silencio del silencio. Por fin un poco de paz.

Me levanté tiempo después.

Caminé hacia el espejo y suprimí un grito al ver quien me devolvía la mirada en el reflejo.

Era una chica pálida, muy pálida, con ojos rojos y el maquillaje completamente desparramado por su cara. Restos de mi reciente decaída estaban presentes también y había algo que faltaba, pero no sabía el qué.

Abrí el grifo, dejé que el agua despejara mis dolores de cabeza y enfriara mi piel. Cuando acabé de limpiar los restos de vómito de mi cara lo cerré y esperé varios minutos hasta que intenté sonreír.

Pero no fui capaz.

Todo dolía demasiado.

Miré el reloj y comprobé que había pasado casi media hora desde que había entrado. Supuse que sería hora de salir de mis confines.

Alguien estaría preocupado.

♥️

En el momento en el que salí, la mano de Blake me arrastró hacia una habitación que solo podía pertenecer a Ava.

Había estado aquí antes, en una de mis tantas visitas cuando todo cayó en picado, pero ahora, en la oscuridad, parecía un lugar completamente diferente.

Sin apenas fuerzas, me dejé caer en la cama y esperé a que Blake hablara.

―No sé ni por dónde empezar― murmuró paseándose por la habitación.

―Te escucho.

―Lo siento― se sentó a mi lado y me cogió ambas manos. Sus ojos avellana gritaban a distancia todo lo que sentía, y sorprendentemente, eran similares a los míos. ―Soy un novio de mierda. Debí habértelo contado todo desde un principio y lo único que he conseguido es separarte de tus amigos y hacer que desconfíes de mí. He roto todas las normas que podían existir en el libro y de veras que lo siento.

Enterró su cara en sus manos por segunda vez en la noche y suspiró pesadamente.

―No eres el único que la ha pifiado, Blake. Deja de cargar con toda la culpa. Yo tampoco he sido una buena amiga... Ni una buena novia― bajé la mirada hacia nuestras manos entrelazadas, incapaz de mantenerla con la suya en estos momentos.

―Oye... ¿Pero de qué estás hablando? Tú no tienes la culpa de nada― levantó mi mentón con dos dedos, obligándome mirar hacia un lugar donde sabía que podía perderme.

―Claro que la tengo. Si te hubiera escuchado, si no me hubiera acercado a Zak, nada de esto hubiera pasado.

―Aria, lo que dices no tiene ningún sentido― resopló indignado. ―¿Quieres jugar a ese juego? Está bien, tú no tendrías que haberme escuchado si yo hubiera actuado más rápido esa noche. Y Taylor no tendría que estar asustada cada vez que un tío decide mirarla si me hubiera ocupado antes del problema.

―Eso no...

―¡Exacto! ― me cortó. ―No se pudo haber evitado. Nada lo pudo ser. Por eso es una idiotez culparse por ello. No quiero que te sientas así.

Cogió mi cara entre sus manos, acariciándome las mejillas en un intento por consolarme. No pude evitar sonreír un poco ante todo esto. Era casi cómico.

―¿Te das cuenta de que no somos para nada normales? ― arqueé una ceja.

―¿Cuándo ha sido algo normal entre nosotros? ― replicó con la misma sonrisa en sus labios.

―Touché.

―¿Por qué no hacemos lo siguiente? Cuando salgamos de la habitación, toda esa mierda se quedará aquí, y nosotros actuaremos como si acabáramos de tener la mejor sesión de besos del mundo. ¿Te parece?

Asentí entre risas, todo esto parecía demasiado surrealista como para ser cierto.

―Está bien― sonreí.

―Genial― se inclinó hacia mí y juntó sus labios con los míos en un beso que, en mi opinión, terminó demasiado rápido.

Mi cuerpo todavía temblaba cuando se apartó.

―Aún tenemos una charla pendiente― le recordé.

Blake entrecerró los ojos, confundido, hasta que entendió a qué me refería.

―Oh, ella.

―Sí, ella... ¿Podrías explicarme por qué estuviste con Alisa?

No estaba lista para oírlo, pero necesitaba saberlo. Ese parecía ser el dilema de mi vida.

―Verás... Fue hace una semana. Recibí un mensaje suyo en el que decía que estaba en la ciudad y le apetecía charlar como amigos. Me quedé confundido, y sorprendido, no me lo esperaba. Decidí ir y exigir explicaciones. La verdad es que no las obtuve, pero aprendí muchas cosas que en el pasado no entendía.

―¿Cómo cuáles?

―Eso no es importante― aunque tuviera la sensación de que si lo era, no presioné por detalles.

―¿Qué sentiste cuando la viste de nuevo? ― cerré mis ojos a la espera de lo que sería el mazazo más grande de mi vida.

―No lo sé. Sentí todo y nada. Fue como reabrir una herida que costó años cerrar, aunque continuara doliendo como la primera vez que me la hicieron. Llevaba tiempo imaginándome que sentiría y cómo reaccionaría si la ocasión se diera, pero jamás pensé que sería así. La odiaba, pero a la vez quería perdonarla. Era todo muy confuso― mi garganta estaba atada de nuevo, y el escozor en mis ojos había vuelto. ―Pero si lo que quieres saber es si sentí algo romántico por ella, la respuesta es no. Pensé que sería así, pero lo que sentía por ella no se asemejaba a lo que siento por ti, Aria.

Levanté la mirada, confundida y esperanzada. El agarre que tenía en el cojín de Ava disminuyó ligeramente.

―¿Qué? ― parpadeé, incapaz de comprenderle. Mi corazón iba demasiado deprisa en estos momentos como para escucharle atentamente.

―Ella no eres tú― dijo dulcemente. ―Estaba equivocado, Alisa no se parece en nada a ti. Ella no me hace sentir lo mismo que tú consigues con una mirada, no me hace volverme loco ni querer ser mejor persona. Ni siquiera me entiende. Pero tú, por obra divina, sí. Y esa es la única prueba que necesito para saber que debemos estar juntos.

Si antes me había costado retener las lágrimas ahora me resultó imposible. Jamás pensé que algo así pudiera llegar a sucederme, pero por lo visto, soy un imán cuando a cosas raras se refiere.

―¿Eso quiere decir que no he de preocuparme por si decides volver con ella?

Me miró sorprendido, como si hubiera preguntado algo completamente fuera de lo normal.

Probablemente lo hubiera hecho.

―Mírame― le hice caso, y me ruboricé al tenerlo tan cerca. ―No sé cómo decirte esto para que lo entiendas de una vez. Me gustaría poder decírtelo en otro idioma, pero ya sabes que a duras penas controlo el mío, así que no me dejas otra opción más que esta― me levantó de la cama para estrecharme entre sus brazos y asegurarse de que escuchaba lo que decía. ―Aria Calahan.

―¿Sí?

―Estoy profunda y perdidamente enamorado de ti. Hasta las trancas. Hasta el fondo. Como quieras reconocerlo. Ya está, ya lo he dicho. Si esto no es suficiente para ti entonces no sé...

Corté sus nerviosas palabras con un beso. No pude evitarlo. Estaba segura de que mi corazón iba a estallar en cualquier momento si es que no lo había hecho ya.

Blake Sanders acababa de declarar su amor por . Yo.

No sabía cómo seguía manteniéndome en pie.

―Te quiero― las palabras salieron solas de mis labios. No pude detenerlas, esta era el momento adecuado para decir lo que hacía tiempo que conocía, pero me negaba a admitir. Y se sentía bien, como si estuvieran destinadas a ser dichas en este exacto momento.

Si la amplia sonrisa que me ofrecía Blake era signo de algo, era de lo feliz que se veía en estos momentos.

―¿Más que a los personajes de tus libros? ― inquirió, acariciando mi clavícula con su nariz y haciendo que escalofríos se propagaran por mi cuerpo.

Le golpeé suavemente en el brazo.

―No te pases― reí.

―Yo también te quiero― admitió felizmente. ―Más de lo que pensé que podría llegar a querer a alguien.

Esta vez no me detuve en un simple beso. Me encargué especialmente de que cada emoción y sentimiento quedaran reflejados en él. Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello para asegurarme de que no iba a ningún sitio mientras lo prolongaba. Blake pasó sus brazos alrededor de mi cintura, juntándonos aún más, si es que eso era posible. A medida que el aire se nos iba acabando, el beso se volvió más intenso y frenético. Estaba cargado de cosas inexplicables, y cuando acabó, me quedé con ganas de más.

―No está mal, Calahan. No está mal.

―¿Impresionado?

―Mucho― depositó un beso en mi frente. ―Deberíamos salir de aquí.

―Espera― agarré su antebrazo antes de que pudiera escapar del todo. ―Antes de que dejemos todo esto atrás, ¿hay algún secreto más que deba conocer?

Blake miró hacia los lados antes de sonreír tímidamente.

―Bueno, puede que, quizás, te haya hecho caso con el tema de la universidad y haya decidido retomar el arte de nuevo.

―¿Qué? ― conseguí articular después de tres segundos. ―¡Blake, eso es genial!

Sin pensarlo, me lancé a sus brazos, los cuales me recibieron alegremente. Me alegraba por él. Mucho.

―Sí, y todo gracias a ti, nerd.

♥️

―Aria― llamó una voz detrás de mí. Blake se tensó el agarre en mi mano. ―¿Podemos hablar, por favor?

Me di la vuelta para enfrentarme a Zak. Mi pulso se aceleró de nuevo. ¿Estaría sobrio? ¿Seguiría hasta arriba de alcohol? No tenía ni idea.

Sus ojos estaban rojos, pero no vi ninguna señal de embriaguez en él. Más bien parecía estar hecho un desastre.

―Vas listo si crees que voy a dejarte a solas con ella― siseó Blake con una mirada cargada de odio.

―No estaba hablando contigo― respondió tranquilamente. Su mirada no dejó la mía en ningún momento. ―Aria, por favor, necesito disculparme.

―¿Y no puedes hacerlo aquí mismo?― pregunté aprensiva. La verdad era que después de esta noche no me apetecía quedarme a solas con él. Blake, debió de haberlo notado, porque pasó un brazo alrededor de mis hombros, dando a entender que no me movería de su lado.

―No voy a hacerte daño― susurró con las manos en alto.

―Perdónala si ahora mismo piensa lo contrario― espetó mi novio.

―Está bien― cedí. No quería más peleas. ―Pero no iremos a ninguna habitación ni lugar cerrado.

―Como tú digas― me tendió una mano que inseguramente acepté.

Lancé una mirada a Blake, no parecía contento con la idea, pero se acomodó en la pared. Saber que estaría rondando cerca me tranquilizó un poco.

Zak me llevó pasillo abajo, a varios metros de distancia de Blake. Los suficientes para que pudiera vernos, pero no oírnos.

―Lo siento mucho, Aria. Lo siento de verdad. No deberías haber pasado por esto. Yo... Supongo que ya estarás al tanto sobre mi problema con el alcohol― se rascó la nuca, parecía avergonzado.

―Sí. Sigo sin comprender porque no querías decírmelo. Podría haberte ayudado, Zak, o podría haber hecho algo para impedir que recayeras.

―Aria, por esta misma razón no quería que lo supieras. Este es mi problema, y no quiero la ayuda de nadie.

―Nadie que no sea yo― recalqué. ―Todos los demás sabían lo que sucedía.

―Tú eres diferente― sonrió tímidamente.

Era extraño verle actuar de esta manera cuando una hora antes no había dudado ni un segundo en aprisionarme contra la pared.

―Eso no arregla nada― suspiré.

―Pensé que lo haría― pasaron varios segundos en los que ninguno dijo nada. ―Si no quieres volver a verme, lo entenderé.

―¿De qué estás hablando, Zak? ¿Por qué demonios iba a dejar de hablarte?

―¿No es lo que quieres?

―¡No! ― exclamé ofendida. ―A pesar de todo, eres mi amigo. Y a los amigos no se les abandona cuando están en problemas.

La expresión en su cara me dijo más que las palabras que podría haber dicho. Una amplia sonrisa se había dibujado en su rostro, y antes de que pudiera procesarlo, me había estrechado en un abrazo. No era muy fuerte, y tenía todo el espacio del mundo para poder apartarme si así lo deseaba, pero me conformé con devolvérselo yo también. Sabía que en estos momentos lo necesitaba.

―No sé qué diablos he hecho para tenerte en mi vida, ― murmuró contra mi cabello. ―Pero te prometo que jamás volveré a darte por sentado. Lo siento mucho.

Sonreí ante sus palabras, sonaba verdaderamente arrepentido y por lo visto planeaba remediarlo. Dudé entre si sacar varios incidentes que debían ser aclarados a la luz, pero decidí que este no era el momento adecuado.

―Zak, ¿puedes prometerme también otra cosa?

―Lo que sea.

―Prométeme que buscarás ayuda. Que te mejorarás y podrás volver a ser el de antes.

―No. Seré alguien mejor. Ya lo verás.

♥️

―¿Estás bien? ― preguntó mi hermano una vez hubo arrancado el coche. No lo había visto tan preocupado desde que rayó su deportivo.

―Lo estaré― aseguré, con mi cabeza apoyada en el cristal de la ventanilla. ―Ha sido una noche muy larga.

―Lo sé. Nunca habría imaginado que las cosas se torcerían de esta forma― suspiró agotado. ―Aunque he de decir que lo has manejado mejor de lo que creía. No te recordaba tan dura.

―Supongo que la gente cambia― una pequeña sonrisa creció en sus labios al oírme.

―Nosotros no― aseguró, apretando mi mano con la suya antes de devolverla al volante.

―¿Cómo estás tan seguro?

―Somos los hermanos Calahan. No van a cambiarnos ni aunque se esfuercen.

―Tienes razón― reí. ―Aunque se me va a hacer raro no verte todos los días a partir de ahora.

―¿Me lo dices a mí? Voy a ir a la universidad, un lugar en el que no estarás a no ser que me esté muriendo. ¿Quién se supone que va despertarme por las mañanas? Pero aún, ¿quién va a ayudarme a hacer la colada? Por el amor de Dios, Aria, ni siquiera sé cómo funciona la lavadora. Voy a morir ahí fuera en cuestión de días.

El pánico era evidente en su voz, y no pude contener la risa. Mi hermano era un caso perdido.

―Sobrevivirás, estoy segura.

―Eso lo dices por el compromiso que implica ser mi hermana.

―No digas tonterías, siempre hemos conseguido apañárnoslas muy bien. ¿O es que no recuerdas todas esas veces en las que mamá estaba de viaje y papá no era capaz ni de hervir el agua? ¿Y que hay de nuestras cenas a base de chocolate y pizzas? ― enumeré.

―Espera, tienes razón. No hay porqué alarmarse. Mientras haya pizza todo irá bien― asintió para sí mismo antes de bajar el volumen de la radio.

―Has sido un buen hermano― no sé porque dije eso, pero merecía saberlo.

―Gracias, enana. Tú tampoco has estado mal.

Sequé una pequeña lágrima de mi ojo derecho y volví a posicionar mi cabeza en el cristal.

―¿Qué haremos ahora?

―Lo de siempre, supongo. Seguir con nuestras vidas y esperar a que uno de los dos la cague para poder solucionarle el problema.

―Apuesto lo que quieras a que serás el primero― sonreí.

―¿Y estarás allí para ayudarme?

Miré a mi hermano varios segundos antes de asentir.

―Siempre.





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N/A: ¡DE ACUERDO!

SEÑORITAS, ESPERO MÁS COMENTARIOS QUE PÁGINAS QUE TIENE EL CAPÍTULO. NO HE ESTADO SEIS HORAS PARA NADA.

NO, AHORA EN SERIO, DECIDME QUE AL MENOS SE OS HAN SALTADO LAS LÁGRIMAS, AUNQUE SEA UN POQUITO, PORQUE SI NO ES ASÍ ENTONCES RESULTARÁ QUE NO SIRVO PARA ESTO.

DE TODOS MODOS, ESPERO QUE HAYÁIS DISFRUTADO ESTE CAPÍTULO Y QUE OS HAYÁIS SORPRENDIDO CON LA VERDAD QUE HABÍA DETRÁS DE ZAK Y COMPAÑÍA.

¿ALGUIEN SE LO ESPERABA? ESPERO HABEROS DEJADO SORPRENDIDAS, INCLUSO A MI MEJOR AMIGA, QUE PENSABA CONOCER EL FINAL, ESPERO QUE HAYAS FLIPADO :)

GRACIAS POR TODOS VUESTRAS PALABRAS Y APOYO A ESTA HISTORIA, NO MERECE TANTO.

¡NOS LEEMOS EN EL ÚLTIMO CAPÍTULO!

XX,

-A

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