Capítulo 24
CAPÍTULO DEDICADO A @KarlaVanelly
GRACIAS POR TANTO AMOR Y APOYO❤️
El flash de la cámara me cegó por quinta vez en menos de dos minutos. ¿Qué parte de "no más fotos" no entendían los adultos? ¿Tan difícil era hacer una a la primera? Pues claro que no, era más fácil hacer veinte para después enviarlas junto a las felicitaciones de Navidad para tus tíos de Ohio. O al menos era así como lo veía mi madre.
―Creo que ya has hecho suficientes, mamá― dije rodando los ojos.
―Estoy de acuerdo― intervino Tyler con una sonrisa de oreja a oreja y apoyado en el marco de la pared. ―Como sigas así vas a asustar a tu yerno.
La mano que tenía alrededor del brazo de Blake se tensó ante esas palabras. Fulminé con la mirada a mi hermano. Ni una semana, no llevábamos juntos ni una maldita semana y Tyler ya estaba cachondeándose de la situación como si fuera lo más entretenido del mundo. Que mamá se haya subido al barco con él no ayudaba en absoluto.
"Bromas", indirectas y preguntas incómodas han sido los protagonistas estrella en las pocas horas que Blake ha pasado aquí. ¿Qué tipo de familia pareceremos ante sus ojos? Después de esta noche dudaba mucho que quisiera volver a poner un pie en esta casa. Tampoco lo culparía por ello.
―No creo que a él le importe, ¿verdad?― preguntó mamá con una sonrisa bondadosa en los labios y pulsando el botón tres veces más.
Blake, siendo el caballero perfecto que dice ser, negó con la cabeza y cambió nuestra posición, de manera que ahora yo estaba delante suyo mientras él apoyaba su cabeza encima de la mía. Una posición cómoda que no me importaría disfrutar lejos de casa.
―Oh, por favor, miraros. Sois asquerosamente empalagosos― comenzó de nuevo Tyler haciendo muecas. ―¿Cuándo será la boda?
―Cállate, Tyler― espeté antes de sonreír para otra dichosa foto.
―¿Y que harás al respecto, si no lo hago?― preguntó arqueando una ceja.
―Hazle caso a tu hermana, Tyler. O empiezo a sacar los álbumes de fotos― Tyler palideció varios tonos. ―Estoy segura de que a Taylor le encantará ver como el pequeño Ty nadaba en la bañera con su patito. ¿No es así, querida?
Taylor, que se encontraba al lado de mi hermano con su increíble vestido plateado con bordados negros, rio con firmeza. Lo que nadie sabía es que ya los había visto por adelantado, todo cortesía mía. Con una mirada cómplice, decidimos mantenerlo en la oscuridad. Por ahora.
―Vas a hacer que lleguen tarde como no los dejes ya, Reah― la voz de mi padre inundó el salón y probablemente salvándome la vida. ―Deja que se vayan.
Mamá, abatida, se descolgó la cámara del cuello y la dejó encima de la mesa para acercarse y darnos un abrazo a Tyler y a mí.
―Estoy muy orgullosa de vosotros dos― murmuró con emoción. Increíble. Solo ha necesitado un estúpido baile de instituto para pasar de robot sin sentimientos a mamá oso en apenas tres días.
Tyler y yo la rodeamos con los brazos una vez más antes de separarnos y juntarnos con nuestras respectivas parejas.
Mi padre se acercó a Blake para murmurarle algo al oído y estrechar su mano antes de depositar un beso en mi frente y desearme una buena noche.
Una vez estuvimos fuera de casa, suspiré de alivio.
―Pensé que no nos iríamos nunca― dije apoyándome en el hombro de Blake.
Él me rodeo el hombro con su brazo y me estrujó contra él.
―No ha ido tan mal. Podría haber sido peor.
―¿Tú crees?
―Por supuesto que sí. Solo he sido amenazado una vez y por tu padre, algo que ya me esperaba. Así que...
―¡Espera! ¿Mi padre te ha amenazado?― exclamé sorprendida.
―Aria, relájate. Todo ha ido estupendamente bien. Deja de preocuparte tanto.
―No puedo si se trata de ti, ya lo sabes.
―Entonces me encargaré de distraerte― dijo convencido.
―¿Y cómo piensas hacer eso?
―Así― sin previo aviso, guio mi boca hacia la suya en un flamante beso que me hizo ver as estrellas.
♥️
No era por alardear, pero Blake y yo habíamos hecho un gran trabajo decorando el gimnasio. Las luces azules combinaban a la perfección con las pequeñas bolas blancas de adorno que habíamos colgado en diversas partes del gimnasio. Los altavoces retumbaban con los hits que Connor, mi compañero en literatura, estaba mezclando en su portátil. Las mesas estaban apartadas junto a la barra libre de comida y bebidas que los del comité se habían ofrecido a traer y ya había gente moviéndose en la pista de baile alumbrada por la gran bola de discoteca que giraba en el centro.
―¡Guau!― exclamó Leah cuando entramos por las puertas dobles. ―No sabía que había quedado tan bien.
―Si no nos hubieras ofrecido como presas al director en su debido momento, quizás lo habrías sabido de antemano ― dije como si nada.
Leah rodó sus ojos cubiertos con grandes capas de maquillaje e hizo un ademán con la mano.
―Por favor, si no hubiera sido por mí aún seguiríais enfadados― esbozó una sonrisa con sorna y nos llevó a una de las mesas.
Mi hermano y Taylor ya estaban sentados en la mesa y bebiendo de sus vasos rojos. Leah se acercó a saludarles mientras Blake y yo fuimos a por unas bebidas.
―¿Te he dicho lo increíble que estás esta noche?― murmuró contra mi cuello.
―No, la verdad es que no― dije acomodándome entre sus brazos.
―Pues no pienso parar de repetírtelo durante horas y horas― volvió a murmurar, haciéndome cosquillas con su aliento.
Intenté no derretirme ante sus palabras, pero me fue muy difícil. ¿Quién me iba a decir que Blake sería tan... cariñoso? Desde luego, había sido una grata sorpresa.
―Y yo no voy a quejarme en absoluto― contesté con una sonrisa.
Cogimos un vaso cada uno y lo llenamos de lo que parecía ponche de fresa y cereza, aunque me llegaba un ligero olor a alcohol. Me preguntaba cuanta cantidad le habrán echado... Lo último que faltaba era tener que lidiar con una Leah y un hermano borracho. No me apetecía volver a pasar por eso.
Blake me cogió de la mano y me condujo de nuevo hasta nuestra mesa. Varios ojos se voltearon al instante en el segundo que pasamos por su lado. Nos observaban con las mandíbulas abiertas y con expresiones de sorpresa. Algunas chicas ya estaban murmurando entre ellas, todas con el ceño fruncido. Ante eso, Blake me estrechó más hacia él, de forma que estaba completamente pegada él.
Me atreví a lanzarles una sonrisa, algo que no les gustó en absoluto.
Punto para Aria.
A decir verdad, entendía algunas de las reacciones; Dios sabe cómo fue la mía.
―¿Estás bien? ― preguntó Blake una vez nos hubimos sentado.
―¿Por qué no debería estarlo?
―¿No te molesta que hablen de nosotros?
―Antes lo hubiera hecho, ― dije seriamente. ― Pero ahora ya no. Que hablen lo que quieran, de todos modos, no vamos a volver a verlas― dirigí mi vista a nuestras manos entrelazadas y sonreí internamente.
Me sentía muy relajada y tranquila, tanto, que hasta podría aguantar una conversación unidireccional de Amber. Blake parecía sorprendido con mi contestación, pero se recuperó pronto y no tardó en llevarnos a la pista de baile.
No sabía que canción estaba sonando, pero tampoco me importaba demasiado. Lo único en lo que estaba concentrada era en la sensación de las manos de Blake en mi piel expuesta por el vestido y la corriente eléctrica que sentí en cuanto mis brazos encontraron alojamiento por su cuerpo. Mientras la música sonaba y nosotros girábamos al compás de la canción, descansé mi cabeza en su hombro y dejé que las vueltas me llevaran lejos de ahí, casi a otra realidad.
Hasta que Amber tuvo que interrumpirnos, claro estaba.
Vino hacia nosotros dando grandes zancadas con sus súper tacones de aguja de último diseño y con una gran mueca de enfado capaz de atemorizar hasta la armada estadounidense.
―Me da a mí que por fin se ha enterado de lo nuestro― comentó Blake con una sonrisa.
―Sí... ― noté que cada vez se encontraba más cerca de donde estábamos y me entraron ganas de ir al baño. ―Entonces... ¿Huimos?
La risa de mi novio -la palabra aun me producía cosquilleos – resonó a mi alrededor, muy a pesar de las parejas que nos rodeaban.
―¿Huir? ― preguntó abrazándome todavía más fuerte. ―¿A dónde quieres huir?
―¿Lejos de aquí? ― probé a decir, pero a Blake le pareció todavía más gracioso. ―¡No tiene gracia! ¿Es qué quieres acabar muerto? ― susurré indignada.
―Aria, querida, no vamos a huir a ningún lado. De hecho, va a escucharnos.
―¿Qué? ― estupefacta, no pude hacer otra cosa que contemplar como la famosa Reina de Corazones se plantaba delante nuestro con el ceño fruncido y una manicura probablemente más cara que mi conjunto entero.
―¡Hola, Amber! ― saludó Blake con un gesto rápido. ―¿Te lo estás pasando bien?
―Déjate de tonterías, Sanders― gruñó avispada. ―¿Qué crees que estás haciendo?
―Mmm... ¿Bailar? Es genial, deberías probarlo alguna vez.
―Ya basta― siseó, giró su cuello y clavó sus penetrantes ojos rebosantes de ira en los míos. Ahora sí tenía motivos para sentirme amenazada. ―¿Qué crees que estás haciendo con ella?
A Blake no pareció gustarle nada que me cogiera del brazo como si fuera una muñeca de trapo y me zarandeara de lado a lado, porque no tardó más de dos segundos en alargar su brazo y pasarlo por mis hombros en aire protector. En otro momento no hubiera hecho falta, yo misma hubiera aclarado las cosas con ella, pero este era una de esas ocasiones en las que estás paralizada y no sabes qué hacer o decir, porque hagas lo que hagas sabes que saldrás perjudicada. En fin, prefería dejar a Blake ocuparse del tema, solo por esta vez.
―¿A ti qué te parece?
―A eso me refiero. ¡¿Estás loco?! ― gritó. En ese instante di gracias por el fuerte volumen de la música. ―Sabiendo como acabó la última vez, ¿tú vas y vuelves a caer en lo mismo?
―¿Qué más te da a ti si lo hago? La última vez que lo comprobé, no eras nadie para decidir aquello que hago o dejo de hacer con mi vida.
Yo seguía callada, observando la fría y tajante discusión que estaban teniendo ellos dos sin decir ni una sola palabra, habría que ser imbécil para venir y ponerse en medio. Aproveché para mirar a mi alrededor y respiré tranquila al ver que nadie nos estaba prestando atención.
Amber pasó una de sus manos por su sedoso cabello, arrancando varios pelos de raíz en el proceso. Guau. Debía encontrarse peor de lo que aparentaba.
―No se trata de lo que yo decida, si no de lo que dirán. ¿No fue por esa misma razón que decidiste cortar lazos con ella? ― las mejillas de Amber estaban rojas por la ira y el agotamiento que emanaban de su cuerpo.
Mi corazón se encogió al recordar esa temporada que pasamos completamente separados. Fue una gran estupidez, pero gracias a ella nos dimos cuenta de lo que verdaderamente estaba pasando con nosotros y nuestras vidas. Fue un gran pero buen error.
―Exacto, una razón que tú plantaste en mi cabeza y que ahora no tiene ningún sentido. Pasé las peores semanas de mi vida por mantener en alto una reputación que ni siquiera importa. ¿Y sabes por qué? Porque en menos de dos semanas nos estaremos graduando y a nadie le importará que mi reputación haya quedado sellada. Al igual que a nadie le importará mi vida personal. Todo quedará en el pasado, en nuestras memorias, no pienso perder más tiempo― al acabar, su pecho subía y bajaba irregularmente, pero yo no podía estar más orgullosa de él.
Las ganas de abrazarle y no soltarle durante lo que quedaba de noche me golpearon con la fuerza de una ola gigantesca, pero me abstuve por motivos de seguridad. Lo último que necesitaba Amber eran más razones para querer sacarme los ojos. Y obviamente no iba a rebajarme a su nivel. No, claro que no. Eso no es lo que queríamos.
―¡Todo lo que he hecho ha sido por tu bien! ― exclamó furiosa. Lágrimas de rabia corrían por sus mejillas, derramando así su máscara de pestañas por ellas, dejando trazos negros a la vista. ―¡Lo único que he hecho ha sido cuidar de ti y asegurarme de que estuvieras en el sitio que te corresponde!
―¿Y ese sitio era a tu lado? ― se mofó con cierta ironía.
Quería decirle que estaba siendo un poco cruel con ella, a juzgar por su aspecto, me atrevería a decir que esta era la primera vez que dejaba a sus emociones controlar sus actos, y que, si algo salía de aquí, acabaría por cazarme y colgarme en su habitación como trofeo de caza.
―¡Sí! ¡Joder, sí! Llevaba años esperando a que te dieras cuenta, a que abrieras los ojos y vieras lo que tenías delante de tus narices desde hace tres años. Esperaba que pudieras llegar a quererme por quien soy, visto que no tuviste problema en aceptarme cuando todo el mundo me daba la espalda. Pero todos mis sueños se fueron al traste cuando llegó Alisa, no creía tener si quiera una verdadera oportunidad contigo hasta que ella se fue, y por fin, por fin pensé que sería mi turno de demostrarte lo bien que estaríamos juntos... Pero llegaste tú― hizo una pausa, en la cual me miró con desdén y desprecio. ―Tú lo has arruinado todo. ¿Por qué tuviste que venir y liarlo todo una vez más? ¡¿Por qué?!
―Amber... ― intentó tranquilizar Blake.
Un escalofrío recorrió mi espalda. No sabía que decir, estaba muda y sorprendida. Por fin estábamos viendo a la verdadera Amber, una chica rota, exhausta, y cansada de que todos se interpusieran entre ella y su meta. Una Amber que no podía estar más alejada de la realidad que aparentaba. Quería asegurarle que no sería como Alisa, que podía confiar en mí, pero entendía que mi intervención no comenzaba todavía.
―¡Déjame! ¡No me toques! Ahora vais a oírme― cogió aire por la nariz, preparándose para la segunda parte de la escena. ―Lo único que quería era una oportunidad, una maldita oportunidad que me permitiera demostrarte lo que realmente sentía, pero nunca llegó, y nunca llegará. Así que ahora dime porqué. ¿Por qué, Blake?
―Yo... ― su mirada le delataba. Estaba confundido y molesto, pero no sabía la razón. Dio un paso al frente, como si se dispusiera a abrazarla, pero lo pensó mejor y regresó a su posición inicial. ―Mira, Amber, siempre te he visto como una amiga. Aunque lo hubieras intentado, tú y yo... No creo que lo nuestro hubiese llegado a algún lado. Lo siento― murmuró abatido.
―No esperaba tu compasión, Blake― dijo secándose las lágrimas y enderezando los hombros con la cabeza bien alta. ―Tampoco esperaba que lo entendieras. Ahora lo tengo todo muy claro― me echó una última mirada cargada de veneno antes de dar media vuelta. ―Pero cuando vuelvas a estar solo y hecho polvo, recuerda, yo no estaré ahí para ti.
Y ahí estaba la fría y arrogante Amber que todos conocíamos.
Se disponía a marcharse, pero esta vez fui yo quien la agarró de la muñeca y la obligó a mirarme.
―Mira, Amber. No sé que tienes contra mí― arqueó una de sus cejas, inquisitiva. ―Bueno, ahora sí lo sé, pero no tienes de que preocuparte. No pienso separarme de Blake en lo que me queda de vida. Lo que nosotros tenemos... ― intenté buscar las palabras adecuadas para expresar como me sentía. ―Va más allá de lo que puedas imaginarte, y sé que algún día tú también lo encontrarás, y entonces comprenderás que lo que sentías por Blake no se asemeja nada a lo que esa persona te hará sentir. Y también sé que probablemente me odies más que antes, pero tenía que decirlo. Créeme cuando digo que jamás dañaría a Blake intencionadamente.
Al acabar, mi pulso había incrementado, y un crítico tic en el ojo me hacía pensar que quizá, Amber no me tomaría como una novia loca y posesa y me escucharía de verdad. Mis manos estaban sudando, así que cuidadosamente las restregué por el vestido antes de juntar una con Blake. Ups. Esperaba que él tampoco pensara que me había vuelto loca con mi discurso digno de estar en una novela romántica, pero era lo correcto.
Amber se había abierto a nosotros como nunca, y lo menos que podía hacer era devolverle el favor, aunque ni siquiera lo valorara.
Le devolví la mirada, esperando cualquier tipo de respuesta, pero lo único que obtuve fue un sonido parecido a una risa y la ligera inclinación de las comisuras de su boca hacia arriba antes de que desapareciera entre la multitud. Esta vez para bien.
Inmediatamente, los brazos de Blake me aprisionaron fuertemente hacia él mientras yo dejaba escapar un suspiro que no sabía que estaba manteniendo. Esto había sido más duro de lo previsto.
―Has estado genial― murmuró en mi oído mientras recorría mi mandíbula con sus labios. ―Nunca pensé que tendríais una conversación sin gritaros.
―No sé si a eso se le puede llamar conversación... Aunque tú tampoco has estado mal― dije con una sonrisa en los labios.
Me puse de puntillas, ya que por lo visto seguía pareciendo un hobbit incluso con tacones al lado de mi novio, y acerqué su cara a la mía para un beso que me dejó sin aliento. La manera en la que parecíamos encajar sin apenas esfuerzo me fascinaba. Nuestra sintonía, el fuego que se propagaba en mí cada vez que nos uníamos y la manera que tenía de demostrarme su devoción hacía que mi corazón se acelerase y las rodillas me flaquearan. Por el ángel, sí que me había tragado libros...
―¡Eh! ― la voz de Leah hizo que nos despegáramos. ―¡Ahí estáis! ¿Os apetece ir a casa de Ava? Eso sí que será una fiesta en condiciones.
Blake y yo compartimos una mirada antes de asentir. Sería nuestra primea fiesta como pareja, y aunque mi experiencia con ellas no haya sido muy buena, esta vez tenía a mis amigos conmigo.
―Sí, vamos.
-----------------------------
N/A: ¡Holaa! He vuelto, espero que hayáis disfrutado del capítulo. ¿Quién iba a imaginar que Amber reaccionaría así? De todos modos, los secretos no han acabado. Veremos que sucede en casa de Ava en el próximo capítulo.
¿Qué secretos esconderá Zak? ¿Y Taylor?
No tardará mucho en estar listo.
Hasta entonces, gracias por todo.
Nos leemos,
-A
PD: DOS CAPÍTULOS PARA EL EPÍLOGO
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top