Capítulo 19
Blake
Dos días antes de la fiesta...
Era el idiota más integral de la Tierra. Un estúpido, un imbécil. Si hubiera una categoría en los Óscar reservada para idiotas integrales creo que ganaría con diferencia, y hasta sería el único nominado.
¿Pero en que cojones estaba yo pensando? Tenía que bajar de nuevo a la Tierra de una vez, había mucho por hacer.
Como iba diciendo, merecía todo lo que me estaba pasando. Esto era el karma en todo su esplendor. En cuestión de varias semanas me había quedado sin novia, sin amigos y sin la única persona a la que le importaba lo suficiente como para permanecer a mi lado incluso con mis defectos, y todo por mi culpa.
Magnífico.
Días después de la gran pelea, fue como si todo se desmoronara, las cosas fueron de mal en peor. Leah y Ethan no estaban en buenos términos, las cosas entre Taylor y yo estaban más tensas que nunca y, para colmo, Amber no paraba de meter las narices en temas que no eran de su incumbencia.
Todo era parte de un gran huracán que acabó estallando y arrasando con todo a su paso. Algo que podría haber evitado si hubiera pasado de Amber desde el primer día. Podría haberla ignorado, evitado o incluso haberla mandado a paseo, ¡pero no!, decidí escucharla y hacerle caso, dejé que sus palabras me afectaran y acabara regalándole lo que más había deseado.
¡Y eso que ni siquiera hablábamos!
Lo único que quería era alejarme de cualquier persona que se me acercara. Y esta vez le tocó a Aria.
Aria.
Cada día que pasaba me arrepentía más y más de todo lo que le dije aquel día en la sala de actos. Ni siquiera iba en serio. Había alejado de mí a la única persona que aguantaba mis idioteces y estupideces sin decir nada. Nunca me había sentido tan miserable como en estos momentos. Ahora debía encontrar la manera de que me perdonara.
Esto había ido demasiado lejos.
♥️
Estaba caminando hacia el aula de historia cuando una mano en el hombro me detuvo. Me giré y encontré con los ojos grisáceos de Ethan. ¿Qué demonios quería? Si bien recordaba, no estábamos en buenos términos.
Después de pasarme unos días pensando en que hacer para poder arreglar todo esto llegué a la conclusión de que tenía que reconciliar a las dos amigas. Para ello, intenté hablar con Ethan para que a su vez hablara con Leah y se disculpara con Aria. Por lo visto, nada salió como planeado.
―Hey, Ethan― había comenzado, la verdad era que estaba nervioso. ―¿No crees que la situación entre Leah y Aria se les ha ido un poco fuera de las manos?
Ethan se había quedado callado unos segundos, perplejo con tal pregunta.
―Supongo que sí. Pero ¿a qué viene ese tema? No estarás pensando intervenir, ¿verdad?
―Bueno, no exacta....
―Hay que dejar que lo solucionen ellas mismas, tío― me había cortado secamente. ―No se puede hacer nada ante una pelea de amigas.
―No se puede si no tienes un plan― había dicho yo confiado.
―¿Y tú tienes uno?― preguntó con una ceja alzada.
―Elemental, querido Ethan.
Me miró extrañamente.
―¿Qué pasa? ¿Es que uno no puede leer Sherlock Holmes sin ser mirado extrañamente?
Ethan había estallado a carcajadas en ese mismo instante.
―Amigo... Creo que pasar tanto tiempo con Aria te ha afectado a la cabeza.
Ignoré las ganas y el impulso que tuve de hacerle tragar sus propias palabras de un solo golpe, porque si no las cosas se habrían complicado aún más.
―Si la conocieras como yo, no dirías eso...― mascullé por lo bajo.
Me molestaba que la gente la viera como una chica llana y friki solamente por el hecho de no conocerla. Si tan solo pasaran cinco minutos con ella verían lo increíble que era. Porque eso fue lo que me pasó a mí... Conseguí conocer a la verdadera Aria.
Y todo para acabar dándole la espalda... ¿Por qué tuve que comportarme como el idiota que tantas veces le aseguré que no era?
―Y... ¿Piensas contarme tu plan?
―Oh sí. El plan consiste en que tú hables con Leah para que se disculpe con Aria y...
―Para el carro― había dicho indignado. ―¿Planeas que vaya a decirle a mi novia que se disculpe por algo dónde la culpa es de ambas?
Si no hubiese sido por mi autocontrol, Ethan e habría encontrado ya en el suelo. Por lo visto, era incapaz de comprender que gran parte de la culpa la tenía su novia por haberle dado la espalda a su amiga en primer lugar.
―Siento discrepar, pero no veo que parte de la culpa es de Aria.
―Por favor, fue ella quien empezó todo. Si hubiera dejado a Leah en paz, la discusión no habría sucedido.
Había tenido ganas de atestarle un buen golpe, ¿cómo podía estar tan ciego? Ya sabía de antemano que Ethan era un idiota, pero confiaba en que al menos su racionalidad siguiera intacta. Resulté estar equivocado.
―Aria solo actuó como cualquier persona habría hecho si su mejor amigo le hubiera dado la espalda.
Ethan se levantó y comenzó a dar vueltas por el salón.
―¡No lo entiendo! ¿Primero la echas a patadas y ahora la defiendes? Pensaba que no la aguantabas.
―Eso fue lo que Amber me hizo creer. Ahora quiero arreglarlo.
―Pues haberlo pensado antes, amigo. No voy a meterme en medio ni voy a ayudarte.
―¡No me jodas, Ethan! Tú también tienes culpa en todo esto. Si no lo arreglamos dejaremos que Amber se salga con la suya.
―¿Y que narices pinta Amber en todo esto? Deja de echarle la culpa a los demás. Ambos sabemos que tú eres el culpable. Fuiste tú quién decidió hacer caso a Amber. Fuiste tú quién dejó de lado a Aria. Y fuiste tú el que dejó que la situación se descontrolara. Leah no hizo nada malo.
―Dejaste que escogiera entre su novio o su mejor amiga. ¿Vas a decirme que no te sientes responsable? ¿Ni siquiera un poco?
―No tengo la culpa si tengo una novia que me prefiere a mí― había gritado descaradamente.
Eso fue un golpe bajo. Sabía que las cosas entre Taylor y yo se estaban descontrolando.
―No la metas en esto.
―¿Y por qué no? Aquí todos tenemos culpa, ¿verdad? Seguro que Taylor también la tiene.
Antes de haberlo procesado del todo, mi puño había hecho contacto con su mandíbula, creando un tajante pero satisfactorio sonido al darme cuenta de que la había partido.
―Te lo advertí.
―Serás capullo― murmuró mientras respiraba agitadamente. ―¿Sabes qué? No voy a rebajarme a tu nivel. A partir de hoy vas por tu cuenta, Blake. Buena suerte con tu maldito plan.
Cogió sus cosas y comenzó a dirigirse hacia la salida. Antes de desaparecer por la puerta se giró una última vez.
―Solo piensa en esto... ¿Con quién estás verdaderamente enfadado? ¿Conmigo? ¿Con Leah? ¿Con Amber? O, ¿contigo?
♥️
No hemos vuelto a hablar mucho desde entonces, pero Ethan estaba en lo cierto. Estaba furioso conmigo mismo por no haber sido lo suficientemente valiente como para enfrentarme a los demás.
Pero ahora que me he dado cuenta del error que había cometido pensaba arreglarlo. Aunque me costara mi reputación.
―¿Qué quieres?― pregunté indiferente.
―Hablar― contestó secamente.
―¿Tiene que ser ahora?
―Sí.
―Hay clase.
―¿Desde cuándo te han importado a ti las clases, Sanders?
―Tienes razón. Vamos.
No es que no me importaran, pero tenía el presentimiento de que quería hablar sobre algo relacionado con ese tema.
Caminamos en dirección contraria a la que iba antes hasta que llegamos a un aula vacía. Ethan cerró la puerta y colocó una silla bajo el pomo para evitar molestias innecesarias.
―Te escucho― dije con los brazos cruzados.
―Tenías razón― confesó mirando hacia la ventana.
―Lo siento, pero vas a tener que ser un poco más específico. Suelo tener razón en muchas cosas.
Sabía de sobras a que se refería, pero nunca está de más que alguien te recuerde lo genial que puedes llegar a ser.
―Sobre Leah y la estúpida pelea. Tenías razón, ha llegado demasiado lejos. Hay que pararla.
―Dicho así parece que vayamos a salvar al mundo de una amenaza mortal. Me gusta.
―No es el momento para hacer bromas de esto, Blake.
―Lo sé, lo sé. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
―Esta mañana he escuchado a Leah y Taylor hablar sobre Aria y su nuevo grupo de amigos. No estaba prestando mucha atención, pero luego caí en la cuenta. Verla hablar de su supuesta mejor amiga desde hace años de la manera en la que lo hacía... Esa chica no se parecía en nada a la Leah que conocí hace unos meses, no es propio de ella. Leah no es así, y quiero traer a la verdadera de vuelta.
Sin querer, estallé a carcajadas. Era la cosa más cursi y empalagosa que había escuchado nunca. Me faltó poco para caerme de la silla de tanta risa que me habían producido esas palabras.
―¿Pero que cursilería es esa, Young? ¿Te estabas escuchando? Parecías uno de esos tipos que salen en las películas para chicas bronceados y de gimnasio. Solo te ha faltado derramar unas lágrimas― reí, intentando levantarme.
―¡Te he dicho que no es momento para bromas, idiota!
―¡Pero no es una broma! Lo digo en serio. Menos mal que no te ha visto nadie, Ethan.
―Sabía que no tendría que haber venido.
―¡Eh, espera!― dije antes de alcanzarlo y tomarlo por el brazo. ―Por muy idiota que seas, sigo necesitando tu ayuda.
―Está bien. Pero una bromita más y lo dejo.
―De acuerdo.
Salimos del aula después de comprobar que nadie rondaba por los alrededores. La gente era demasiado hipócrita y habría pensado cualquier cosa. Lo último que necesitaba era llamar más la atención.
Mientras caminábamos hacia nuestra nueva clase, di las gracias a quien quiera que hubiese hecho que Ethan despertara de ese extraño mundo en el que vivía antes y me hubiese devuelto a mi mejor amigo, porque a pesar de que lo necesitaba si quería arreglar las cosas, estaba bien tener a mi hermano de nuevo.
♥️
Cuando llegó la hora de comer, Ethan y yo nos aislamos a una de las mesas más inadvertidas de la cafetería. Desde el sitio en el que estábamos podíamos controlar todo lo que pasaba, quien entraba, quien salía; y lo más importante de todo, podíamos ver las dos mesas que nos interesaban.
Leah y Taylor estaban sentadas la una frente a la otra, conversando tranquilamente, hasta que Amber tuvo que sentar su gran culo y comenzar a divagar cualquier cosa para hacer la brecha entre las dos amigas más grande que el día anterior.
Como esperaba la hora en la que el karma le dé su merecido...
―Bueno, para empezar, debemos ponerle nombre a la misión― comenzó Ethan, sacando de su mochila una libreta y un bolígrafo para apuntar sugerencias. ―¿Qué tal suena "Misión Imposible"?
―Suena bien― comenté.
―Y es imposible.
―Intentemos no ser tan negativos, ¿de acuerdo?
―Solo intentaba romper el hielo.
―Pues sigues dando pena haciéndolo.
―No te pases. Lo siguiente que necesitamos es un topo.
―¿Un topo? ¿Para qué demonios necesitamos un topo? ― cuestioné perplejo.
―Un animal no, idiota. Digo alguien infiltrado del bando de Aria para darnos información. Donde va, como se siente...
―No creo que sus nuevos amigos estén muy receptivos con nosotros después de lo que hemos hecho― pensé. ―Ava nos patearía el culo si llegáramos a acercarnos apenas un metro y Zak se lo contaría todo a su nueva amiga antes de que pudiéramos hacer algo.
―Entonces habrá que escoger a alguien dispuesto a ayudarnos a nosotros y a ella.
―Tyler.
—¿Eh?
—Seguro que nos ayudaría si eso implica arreglar las cosas con su hermana pequeña.
―Genial. Entonces pasemos a la fase dos.
Continuamos hablando sobre la misión durante un rato más. Me dolía la cabeza de tanto pensar. No sabía cómo James Bond podía aguantar tanto estrés. Decidimos parar un poco y comer lo que habíamos pagado en la cola. Mientras comía un insípido trozo de pollo, me dediqué a observar la cafetería.
En el lado opuesto de donde yo estaba situado, se encontraba la mesa en la que Aria estaba, rodeada por Ava, su hermano y el idiota de Zak, que la tenía rodeada con un brazo.
Espera... ¡El imbécil la tenía sujetada por un brazo!
¿Quién se creía que era? Como me levantara ya podía ir despidiéndose de su brazo... Y de tener descendencia. ¿Cómo se atrevía siquiera a tocarla? Escoria como él no debería tener permitido estar cerca de alguien tan bondadoso como ella.
Simplemente no era correcto.
Sin darme cuenta, mi cuerpo entero se tensó. No soportaba la idea de verlos juntos. La mera idea de pensarlo me daba náuseas. Sentía un extraño dolor en el pecho que se extendía por el resto de mis extremidades. No sabía lo que era, pero no me gustaba ni un pelo.
Mis manos automáticamente se cerraron en puños, de lo contrario, ya se habrían estampado en su cara.
―Eh, tío, ¿que ha sido eso?
―¿El qué?― pregunté.
―¿Acabas de gruñir?
―No― contesté demasiado rápido.
―Ya lo creo que sí. Pero ¿por qué?― Ethan miró hacia mi misma dirección. ―Oh... Ya veo, la princesa está saliendo con un sapo.
―El peor de los sapos.
―No estarás celoso, ¿verdad?
Ja. ¿Celoso, yo? Ni en mil años.
―¿Estás fumado? No estoy "celoso". Simplemente estoy preocupado― ¿verdad?
―Lo que tú digas, pero apuesto mi colección entera de videojuegos a que lo que sientes son celos.
Reí secamente.
―¿Celos de qué? ¿De qué él pueda abrazarla y yo no? ¿De qué él pueda verla cada día sin preocuparse de lo que dirán y yo no? ¿De qué él pueda hacerla reír y yo no? ¿De que él...? Oh― la verdad me golpeó más fuerte que cualquier otra cosa que pudieran haberme lanzado.
―Creo que tienes más de un problema del que ocuparte, Blake.
--------------------------------
N/A: ¡Holaaaaa! ¿Qué os ha parecido esta primera parte? ¿Emocionante? ¿Reveladora? ¿Alguien se ha quedado con ganas de más? Porque yo sí, no puedo esperar a subir la segunda parte!!!
Muchas gracias por leer, comentar y votar. Sois de lo mejor ^_^.
Feliz Navidad a todos <3
Nos leemos mañana.
Abrazos virtuales para todos,
-A
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top