Capítulo 12
Me quedé paralizada.
No podía ser verdad. Simplemente no.
Mi cabeza daba vueltas intentando procesar la información que Leah me había dado. Pero claro, ¿cómo iba a entender eso? Mi mejor amiga no podía estar embarazada. No. Sabía que en cierto momento de su vida lo estaría, ¡pero no pensaba que podría estarlo a sus diecisiete años!
Recordando que aún estaba en la otra línea, intenté contestar lo más segura de mí misma posible.
—¿E-Estás embarazada?— pregunté susurrando.
—No lo sé.
—¿Te has hecho una prueba de embarazo?
—Tengo miedo de que salga positivo— murmuró con la voz apagada.
—Leah... Tienes que hacerte el test.
—Lo sé— se quedó callada varios segundos. —Estoy asustada.
Yo también.
—No tienes porqué estarlo— intenté tranquilizarla.— Quizás sea todo un simple retraso de tu cuerpo y ya está. Puede... Puede que no sea nada.
—¿Pero que pasaría si lo fuera? Mis padres... Dios, ellos me matarían. ¿Y Ethan? Él no...— llegados a este punto no pude seguir entendiendo lo que decía ya que sus sollozos se interponían en el camino.
—Leah, Leah, escúchame. Si el resultado fuera positivo estoy segura de que Ethan estaría a tu lado. También me tendrías a mí. Joder, hasta Tyler te apoyaría. No te preocupes por eso.
Hizo un sonido de asentimiento y empezó a preguntarse cómo podría conseguir un test de esos.
—¿En la farmacia, quizás?— pregunté sarcástica.
—No puedo ir a una farmacia y pedir un test de embarazo así como así. —¿Y si alguien llega a enterarse y lo propaga?
—Tienes razón— me tumbé en la cama y dejé escapar un suspiro.
—Miraré entre los cajones de mi madre. Puede que tenga alguno guardado de cuando se enteró que sería madre por segunda vez.
—Reza por que así sea, L.
—No me llamabas así desde los cinco años, Arizona.
—¡No empieces con eso!— reí molesta.
Cuando teníamos cinco años se nos ocurrió ponernos motes porque nos pareció lo más guay del mundo. Como yo no era muy original, simplemente pensé en "L" para Leah. En cambio, ella le dio muchas vueltas hasta decidirse por el mote con el que Tyler me bautizó a esa edad para reírse de mí. No fue un curso fácil para mí.
—Vale, vale. No sabía que aun te molestara— dijo riendo.
—Pues sí— Contesté como una niña pequeña. —Y lo seguirá haciendo hasta el día en que me muera.
—Lo que tú digas. ¿Nos vemos mañana?— preguntó.
—Claro.
Iba a colgar cuando su voz me llamó.
—Aria, gracias— sonreí internamente
—Para eso están las amigas.
♥️
—He conseguido el test— susurró Leah detrás de mí.
Estaba pálida y no había ni un solo rastro de maquillaje en ella. Podía verle pequeñas bolsas debajo de sus ojos y ojeras que estaban formándose en ellos. En general, parecía exhausta. ¿Cómo ha podido cambiar tanto de un día al otro? Ayer estaba perfectamente, y ahora... Parecía abatida.
—Genial. ¿De dónde lo has sacado?
—No quieras saberlo— dijo con un escalofrío.
—De acuerdo. ¿Cómo estás, entonces?
—He estado mejor, pero estoy todo lo bien que se puede estar en esta situación— caminamos por el pasillo hacia la cafetería.
—Leah...— dije con tono inquisitivo.
—He vomitado en la clase del profesor Morris— confesó con lágrimas en los ojos.
Me quedé clavada en suelo. Si había vomitado... ¡No! Podía haber sido por cualquier cosa. Nervios, estrés... No solo por eso significaba que estuviera llevando una vida dentro de ella.
—Bueno... Tú... Sigue tranquila. Puede haber sido por muchas razones— intenté consolarla.
—Aria, no hagas como si no supieras lo que es obvio. Probablemente esté...
—¡Sssh!— susurré mientras ponía mis dos manos en su boca para evitar que dijera algo de lo que después pudiera arrepentirse. — Aquí no digas nada. Los pasillos tienen oídos.
Ella asintió mientras un grupo de chicas nos miraban de forma extraña. Simplemente les sonreí como si nada y arrastré a Leah hasta las puertas de la cafetería.
—Ahora, vas a escucharme— le agarré por los hombros y la miré fijamente. —Vamos a sentarnos, vamos a comernos eso a lo que llaman comida y vamos a actuar como si todo estuviera bien. Porque lo está— añadí. —¿Capisci?
Leah asintió como si su vida le fuera en ello.
—'Ca-capichi'— intentó pronunciar la palabra con un muy mal acento italiano.
—Genial. Entonces, vamos— volví a sujetarla de la muñeca mientras intentaba buscar una mesa libre.
—Espera, ¿no es ese Ethan?— señaló con la mano a una mesa alejada de los demás y con tres personas en ella. Si Ethan era una de esas personas, me imaginaba quiénes podían ser los otras dos— Sí, es él. ¡Vamos!
Ahora fue ella quien tomó mi muñeca y me arrastró hacia la mesa de la muerte. Puede que exagerara un poco, pero no me apetecía ver como todos estaban felices con sus parejas y yo me quedaba sola con mis libros y mi música. Tampoco había que malinterpretar, la mayor parte del tiempo prefería lo último, pero había veces en las que no necesitabas ciertas imágenes grabadas en tu cabeza.
Llegamos hasta ellos en tiempo récord y mi mejor amiga salió disparada a los brazos de Ethan. Él la besó después de haber hecho un movimiento con la cabeza hacia mí a modo de saludo. Ella se lo devolvió como si no existiera nadie más. En otras palabras, vomitivo. Dulcemente vomitivo. A eso me refería con 'ciertas imágenes'. Probablemente tuviera pesadillas esta noche.
Se separaron cuando alguien se aclaró la garganta. Fue Blake. No me había dado ni cuenta de que se encontraba allí. Tenía a Taylor en su regazo y ella estaba mirando algo en su móvil. La pareja paró de darse el lote en medio de la cafetería y se sentó en el banco.
Al menos parecían avergonzados de su manifestación pública de afecto. Le lancé una mirada de agradecimiento a Blake, la cual devolvió con una pequeña sonrisa.
—¡Aria!— exclamó Taylor, sonriente, cuando me vio. —¿Cómo estás?
Le devolví la sonrisa y me encogí de hombros.
—No me puedo quejar.
—No te veía desde la fiesta. Tenemos que ponernos al día en muchas cosas— miró sutilmente a Blake, dándome a entender que estaban juntos.
Cómo si no lo supiera.
—Claro. Estoy segura de que sí.
El resto del tiempo pasó bastante rápido. Leah y Ethan siguieron haciendo sus cosas sin importar quien estuviera mirando, Taylor y Blake estuvieron hablando de no-sé-que relacionado con coches y yo me quedé leyendo una muy buena historia en mi móvil. Todos felices.
Quince minutos antes de que la hora de comer se acabase, Leah y yo nos fuimos al baño para salir de dudas. Sabíamos que el baño del instituto no era el lugar más privado del mundo, pero ninguna de las dos podía aguantarse hasta que las clases acabaran.
Nos metimos en el baño y nos aseguramos de que no hubiera nadie en ninguno de los cuatro cubículos blancos, dejándolos abiertos de par en par. Leah se encerró en uno mientras yo hacía guardia en la puerta. Cinco minutos más tarde ya teníamos la respuesta. Estaba nerviosa, mis manos sudaban de miedo y emoción. Fueron los cinco minutos más largos de toda mi vida. Pero mi amiga no salía del baño en el que se había encerrado.
—Leah...—pregunté nerviosa.
—¿Qué?— su voz, apagada y distante por la puerta que nos separaba me hizo temer lo peor.
Mierda, estaba embarazada. Ahora era seguro. ¡La que se nos iba a venir encima!
—¿Estás...?— no pude acabar la frase porque Leah abrió la puerta y saltó a abrazarme en un agarre tan apretado que dejé de sentir los brazos.
—¡No!— chilló aliviada y llena de felicidad.—No estoy embarazada. Aria, no vas a ser tía y yo voy a poder ir a la universidad. ¿No es genial?
Siguió saltando por el pequeño baño mientras yo la observaba divertida. Efectivamente me sentía totalmente aliviada por la noticia. Leah habría tenido que sacrificar muchas cosas si la prueba hubiera salido positiva, cosas que no estaba dispuesta a perder. No todavía.
—Lo es, pero si no quieres que la gente empiece a preguntarse que hace una adolescente chillando en el baño será mejor que nos vayamos. La próxima hora está a punto de empezar— asintió.
Recogimos nuestras mochilas del suelo y abrimos la puerta de entrada al lavabo para encontrarnos ni más ni menos que con Amber. Genial. Con ella estaban Ava y Taylor. Espera, ¿Ava y Taylor? ¿Desde cuándo Ava venía a este instituto? ¿Y desde cuándo Taylor era amiga de Amber?
Demasiada información que procesar.
Amber nos miró con su nariz poli operada arrugada mientras que sus dos seguidoras me ofrecieron una leve sonrisa casi imposible de ver. Harta de sus miradas calculadoras, apreté el asa de mi mochila y continué caminando con Leah pisándome los talones.
♥️
—Mierda, mierda, mierda—susurré para mí misma mientras corría por los pasillos vacíos.
Tyler iba a matarme. Seguro. ¿Cómo se me había vuelto a olvidar? Hoy tenía entrenamiento y, como Blake había quedado con Taylor, significaba que tenía toda la tarde libre. Pero no transporte para llegar a casa. Podía coger el autobús, pero sería demasiado trabajo y todavía me sentía reticente desde el accidente con Blake, así que había acordado con mi hermano que iríamos juntos a su entrenamiento y después hacia casa.
Pero el profesor Hawkins había querido hablar conmigo sobre las clases con Blake y ahora iba con diez minutos de retraso. Decidí arriesgarme y mirar mi móvil.
Tres llamadas perdidas, dos mensajes y probablemente un muy furioso hermano mayor.
Seguí corriendo hasta que una voz me detuvo.
—¿Aria?— aceleré mi paso y esperé a que la persona me dejara en paz. —¡Aria, espera!
Los pasos se acercaron más hasta que una mano agarró mi brazo y me obligó a girarme.
—¿Qué quieres?— pregunté.— Tengo prisa.
—Sólo... Sólo quería disculparme. Me comporté como un imbécil— arrepentido, se pasó una mano por su pelo rubio arenoso y me miró con ojos suplicantes. — Me gustaría empezar de cero. Por favor.
Quería decirle que me dejara en paz, pero mi móvil comenzó a sonar de nuevo y la verdad es que tenía prisa, así que decidí seguirle el juego.
—De acuerdo. Ahora si me disculpas tengo que...— hice ademán de irme pero volvió a agarrarme la mano y tuve que quedarme en el sitio.
—Dos minutos— asentí, no muy convencida y esperé a que continuara. — Soy Zak.
Extendió su mano con una sonrisa y la tomé, más tranquila que cuando me había parado.
—Aria. Encantada— supongo.
—El placer es mío, madame— se llevó mi mano a sus labios, dejando un casto beso en ella. Eso me hizo reír. Me esperaba todo de Zak. Todo menos ese gesto.
—Bueno, Zak, ahora que hemos terminado con las presentaciones, ¿podrías soltarme la mano? Mi hermano está esperándome en el aparcamiento— de verdad necesitaba irme. Tyler iba a matarme si no aparecía por allí ya.
—Sólo si accedes a salir conmigo.
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N/A: Holaaaap! Aquí estoy con un nuevo capítulo 😋
Espero que os haya gustado!! El final ha sido igual de inesperado para mí que para vosotros así que necesitaré unos días para pensar en lo que pasará.
Al final resulta que Leah no estaba embarazada pero ahora no sabemos qué pasará con Zak y Aria. ¿Podemos fiarnos de él?
Comentad. Votad. Decid que opináis.
Gracias por leer, de verdad❤️ no puedo creerme que casi lleguemos a las 10k lecturas!!!!
Pregunta: ¿Cuál es vuestra serie favorita? La mía es American Horror Story y también Pretty Little Liars
Nos leemos pronto,
-A
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