Detroit.

El tacón de aquellas botas resuena sobre el suelo, la luna se encuentra en su máximo esplendor y las calles son alumbradas solamente por algunas luces.

La brisa fría hace que su cabello largo se mueva de un lado a otro mientras que ella solo se dedica a observar el panorama.

Paz, mucha paz.

Sonríe mientras sigue su rumbo, desea que todos disfruten los últimos instantes que les quedan de paz y tranquilidad, porque cuando el juego empiece todo aquello se acabará.

Por aquella intrépida y fría mujer... Tenía muchas cartas sobre la mesa y sobre todo, muchos secretos por revelar.