•Parte única•
Todo había empezado el día de Nochebuena. Las chicas de Fairy Tail habían decidido salir esa noche a divertirse en las aguas termales y hacer un buen desmadre como era típico del gremio. Por eso Titania tenía que estar presente, para controlar a las fierecillas. Pero resulta que el cazador a veces es cazado.
—Yo nunca me he enamorado de un amigo de la infancia—decía la rubia usando ese tonto juego para sacarle las verdades a Erza, que ya era más alcohol que persona. Todas sabían a quién iba dirigida esa ronda.
—Estás jugando sucio Lucy—acusa Erza arrastrando las palabras con la lengua pesada por el alcohol y bebe de la botella dejando bien en claro que ella sí que había pasado por eso—pero él es un idiota.
—Vamos a hacer una pequeña apuesta Erza—la bebedora más fuerte del gremio se levantó y caminó hacia la pelirroja, sin lugar a dudas Cana era la que en mejor estado estaba—Levy, es tu momento de gloria
—Esto me huele a veneno—dijo la pelirroja y la mujer de agua se tambaleó mientras le hacía señas a Erza para que no aceptara.
—¿De qué va el trato?—Levy voltea y le guiña un ojo a Lucy.
—Verás Erza, un torneo de arquería contra Sagitario, si él gana vas a cumplir un reto que yo te ponga, si tú ganas puedes retarme a cualquier cosa— explicó la rubia,la pelirroja se carcajeó triunfante. Ya otras veces se había echado a Sagitario en un bolsillo.
—Prepárate Lucy, voy a hacer posible el Nalu—la rubia se sonrojó pero asintió calmada. Erza no veía mejor lugar para Natsu que junto a Lucy en el gremio.
—Y yo el Jerza, así que vamos al grano—Lucy tomó una de sus llaves doradas y Sagitario apareció frente a todas para solucionar la disputa, traía con él unas dianas sacadas del mundo celestial dispuesto a ganar en nombre de Lucy.
—Moshi moshi, no se preocupe Lucy-sama, esta batalla está ganada—la rubia asintió calmada en completa confianza con su espíritu celestial.
—Ya te he ganado otras veces, hoy no va a ser la excepción, vamos a disparar tres flechas, el que más acierto tenga gana ¿Entendiste?—el hombre-caballo asintió ante las instrucciones de Titania.
Sagitario acertó dos de las flechas—la tercera fue saboteado por la maga de agua que por algún extraño motivo no estaba de acuerdo con el juego— cuando llegó el turno de Erza la diana le daba vueltas y no se estaba quieta ni un segundo.
—Esta cosa no se está tranquila, no hay quien se concentre—reclamaba Erza y las chicas se reían eufóricas.
—Solo estás ebria mujer—le gritaba Cana mientras se daba un buche del sake que tenía embotellado. Sí, definitivamente Cana tenía hígado de albañil. La pelirroja estaba en un aprieto y lo sabía. En menos de un segundo las flechas desaparecieron de su mano.
—¡Bingo!—saltó Titania emocionada mientras disfrutaba de su gloria.
—Pero Erza, si no has acertado ni una sola, casi le das un flechazo a Levy-chan—protestó la rubia. Erza pestañeó tres veces y notó como casi se carga a la más bajita del grupo, ya le parecía ver a Gallel de brazos cruzados—«Mira bien lo que haces Titania, Ella es enana pero no invisible». —me la debes Erza y me voy a encargar de que me hagas realidad el OTP.
—Mierda—susurró la pelirroja entre dientes mientras veía como Lucy le agradecía a Sagitario y cerraba su puerta.
Así Erza comprendió, con la poca actividad cerebral que le quedaba que al día siguiente además de lidiar con un terrible dolor de cabeza tendría que aguantar a la rubia maligna.
Erza Scarlett se despertó ese día con intensas punzadas en las sienes y se tambaleó hasta la cocina en busca de un vaso de agua para tomarse una píldora. No recordaba nada de lo acontecido la noche anterior y mucho menos tenía idea de cómo había llegado a su casa, pero esperaba desde lo más profundo de su ser no haber hecho algo vergonzoso, golpeado a nadie, destruido ningún pueblo o algo por el estilo. Se dió una ducha con la prisa habitual de cada mañana y salió rumbo al gremio.
Tras las grandes puertas lo único que pudo visualizar en ese momento fue a Mirajane con su amplia sonrisa tras la barra.
Comería más que un equipo de fútbol. Total, ella era de esas mujeres que tienen el don de comer mucha glucosa y mantener un cuerpo de Victoria Secret.
—Ara ara Erza, menudo lío en el que estás metida mujer—la chica de cabellos blancos sonreía al tanto de todo. Mientras le pasaba una taza de café bien fuerte y su habitual rebanada de pastel de fresas.
Oh vaya. ¿Entonces sí que había montado desmadre la noche anterior?. Bueno, si Mirajane que ni siquiera estaba presente está al corriente de lo ocurrido entonces el asunto es preocupante.
—Ni siquiera puedo recordar que diablos hice anoche—protesta la implicada mientras prueba su pastel. Sus papilas gustativas hacen la danza de la felicidad. Mirajane extendió su móvil, que un año atrás llaman lácrima de comunicación y enseñó el vídeo en el que se proclamaba la apuesta. Ahí recordó todo, la información le explotó en la cabeza como si la hubiera descargado de un solo tirón.
—No no no. Lo siento mucho por Lucy y su OTP pero yo definitivamente no voy a echarme a mi suerte. ¿Tienes noción de lo volátiles que son las rubias?. ¿Quién sabe qué de cosas me puede pedir?—explicaba Erza nerviosa mientras Mirajane negaba con desaprobación.
—Diste tu palabra de mujer Erza, ya no te puedes echar para atrás a menos que decidas dejar de serlo—se burló Mira y la pelirroja descartó automáticamente la posibilidad de librarse de esa locura—tampoco pienso dejar que me arruines el OTP, hay muchos Jerza fans en el gremio aunque no lo sepas.
¿Jerza?¿Que mierda era eso?. Ella no tenía ni menuda idea sonaba a... ¿Jellal y Erza?. Ah Lucy lo mencionó ayer ¿Era como el Nalu o el Gruvia que ella miles de veces había shipeado?
Madre mía menudo lío en el que estaba metida.
—Pero miren a quién tenemos aquí—la voz chillona de Lucy rompió la concentración de todos. La rubia traía hoy unos lentes oscuros, una chaqueta negra, un top gris y una de sus minifaldas a cuadros negros y grises. Oh sí que estaba disfrutando su día de pleno poder sobre la reina de las hadas. —Erza, espero que estés preparada para lo que viene.
La pelirroja suspiró profundamente y asintió como si estuviera firmando el acta de muerte.
Por que eso era lo que hacía, ¿No?
—Disfruta tu autoridad sobre mí mientras dure Lucy y te juro que te vas a arrepentir de lo que sea que me mandes a hacer—amenazó Erza mientras Lucy se deleitaba con el espectáculo. Tener a Erza Scarlett entre la espada y la pared no se lo esperaba nadie, y mucho menos su buena amiga Lucy, que deseaba hacerle un bien y terminaría probando la dulce venganza de Titania.
—Algún día me lo agradecerás, solo disfruto del momento como tú lo harías—se escusa Lucy tratando de aliviar el castigo divino que le caería encima.
La rubia se sentó al lado de Erza en la barra y la albina no les perdía ni pié ni pisada, quería enterarse del chisme cuanto antes.
—Es simple Erza, es mi juego favorito y lo creé con buenas intenciones. El juego de la media noche conociste en que debes cumplir tu reto antes de la media noche de este treinta y uno de diciembre, quiero una declaración muy emotiva para el último día del año. Ese es tu reto.—Erza casi escupe el pastel que se estaba comiendo, que venía siendo el tercero de la mañana. El alma se le iba a salir del cuerpo.
—¡De ninguna manera voy a hacer eso Lucy!¡Me voy a decirle a Polyusika que me convierta en hombre!. Así podré romper mi palabra de mujer. —todos los del gremio miraron anonadados como su Miss Fairy Tail se iba a buscar un cambio.
Y antes de que pudieran siquiera buscar una camisa de fuerza e ir a por ella la susodicha entró por donde mismo había salido.
—Ok no, olvida lo del cambio de género, lo haré. Pero sí me rechaza o me inventa otra escusa me vas a pagar todo el pastel que que se me antoje en un mes y creeme que así no tendrás dinero para el alquiler—dijo Erza un tanto confusa pero sí que tenía bien claro que debía hacer frente a su situación con el Fernándes. Lucy tragó en seco y rezó a los diez magos santos un poco de suerte o estaría de patitas en la calle para el próximo año.
El día fue pasando y Titania decidió no volver a tocar si quiera el móvil. Estaba tan preocupada por lo que pasaría el último día del año.
Perfecto. Nada mejor que empezar el nuevo año en la friendzone. Otra vez.
La noche caía sobre Magnolia y Scarlett no tenía nada que hacer, recíen se había dado un relajante baño, había lustrado su colección de armaduras, había comido su trozo de pastel y había cepillado su larga cabellera escarlata.
No esperaba tomar misiones para esas fechas, había resultado ser un año bastante estresante. Necesitaba sentirse tranquila al menos a fines del jodido año. Escuchó unos débiles toques en su puerta pegó un salto en la cama, estaba muy concentrada en su burbuja interna.
Caminó hacia su puerta y giró el pomo dejando a su vista a la chica de cabellos azules que le caían en rizos perfectos a mediados de la espalda. La muchacha la miraba nerviosa como si tuviera un gran problema
—Erza-san, Juvia necesita su ayuda—susurró la chica con su aterciopelada voz y la pelirroja le hizo señas para que entrara en su habitación.
—¿Que problema te ocupa?—dice Erza a su compañera mientras ambas se sientan en la cama.
—Juvia no sabe qué regalarle a Gray-sama para fin de año—la muchacha de lindos ojos se quejaba como si ese fuera el peor de los problemas, pero no lo era—y tampoco sé qué hacer con mi juego.
—Vaya, si que es extraño que no sepas que regalar, yo también quiero regalarle algo a... alguien—dijo la pelirroja en voz baja un tanto sonrojada al pensar en el problema que estaba metida con Lucy, un momento...—¿Que dijiste de un juego?
—Si, Juvia trató de decirle a Erza-san que no aceptara la propuesta de Cana que en realidad era por Levy, porque ya Lucy había puesto el juego en práctica con Juvia—Erza tosió fuerte.
Así que había más víctimas ¿Eh?. Esa Lucy sí que sabía cómo usar esa cabeza rubia.
—¿Y de qué va tu juego?—Erza tenía curiosidad por saber cómo era el trato de Juvia, cuántas estaban involucradas y si había algo adicional.
—Igual que el tuyo, solo que hay algo que Lucy no te ha dicho, probablemente porque te conoce demasiado—Erza estaba tan ansiosa que agitaba a la chica haciendo de sus cabellos un torbellino—puedes pasarlo, Juvia se lo pasó a Levy-chan, es fácil de convencer porque es muy curiosa y solo por saber de qué trataba el juego decidió jugarlo. Además Juvia es una gran fan al Gale y retó a Levy a pedirle metrimonio a Gallel-kun ya que van a tener a los mellizos.
¿Lucy está jugando a cupido o qué?
—¿Cuantos más juegan?—ya Erza estaba pensando en la próxima víctima.
—Juvia, Levy-san, Laxus-san y ahora Erza-san—la chica de cabellos cerúleos se agitó nerviosa—Juvia no sabe cómo va a hacerlo antes de media noche.
—Yo tampoco—murmura la pelirroja mirando al suelo. No aseguraban ninguna de las dos el éxito de la misión. Pero a Erza se le encendió un bombillo en la cabeza. —pero al menos me voy a vengar de la rubia, ya se a quién le voy a "pasar" el juego.
La peliazul sonrió convencida de que se haría justicia. Scarlett caminó dándole una vuelta a la habitación.
—En cuanto a lo del regalo—Erza murmuraba pensativa mientras miraba a todas partes buscando una idea extraviada—¿Y si le tejes un suéter?
—Gray-sama es inmune al frío, además no le dura en el cuerpo ninguna prenda—Erza asintió como si tomara nota mental. Su amiga la de cabellos azules pensaba en todo y ya había aprendido del percance con la bufanda.
—Oh, ¡Ya sé!—Erza toma su móvil y tras buscar un poco—les tomé esta foto el otro día cuando se fueron de misión,se ven tan lindos juntos y según tengo entendido es la primera misión a la que fueron solo ustedes, si todo sale bien con el juego, que estoy segura de que lo hará, él querrá conservarla. Yo también soy una gran fan al Gruvia.
—¿Entonces debería enmarcarla?—los ojos azules de la chica brillaron como si una gota de agua cayera en un charco de agua.
—¡Por supuesto!—la pelirroja solía emocionarse con este tipo de cosas, los romances, las bodas, los niños. Aunque siempre trataba de disimular esos gustos ante todos e incluso una de sus oponentes se había dado cuenta en pleno combate cuando la hizo lucir un vestido de novia.
—Juvia se pondrá en marcha mañana mismo—la chica tomó su móvil en manos y se puso de pié. Al cabo de unos segundos desapareció por donde mismo había entrado
Erza se sentó frente a la ventana, el aire nocturno le ayudaría a organizar sus ideas y a relajarse un poco.
¿De veras valía la pena volver a intentarlo?
Aún recordaba aquella vez en la que Jellal había interrumpido el beso y encima el muy imbécil le había mentido diciendo que tenía novia.
Mentirle a ella que lo conocía de toda la vida.
Titania decidió no volver a pensar en el asunto, que fuera lo que tuviera que ser. Si estaban destinados a estar juntos en esa vida lo estarían, si no ya sería en la próxima.
Pero ya sabes lo que dicen, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.
Erza contemplaba las calles desoladas cuando ve pasar a esa figura que tan bien conoce. Jellal caminaba con un deje de despreocupación buscando un lugar donde pasar noche.
—Este maldito juego—susurró la pelirroja y se retiró de la ventana.
Erza apagó las luces y se dejó envolver por las mantas. No tardó mucho en caer en un sueño profundo.
En cambio para Jellal Fernándes era mucho más simple. Él había llegado a Magnolia con un objetivo y no se iría hasta cumplirlo. Iba a pasar allí lo que quedaba de año, nunca estuvo acostumbrado a festejar nada, por eso para él esos días eran igual que los demás. Pero no podía negar que hacía demasiado frío como para andar caminando por la vida sin lugar donde pasar la noche. Si todo salía como lo acordado se quedaría allí definitivamente.
Hacía años que estaba tan enfrascado en expiar sus pecados que estaba perdiendo de vista lo que en realidad deseaba. Por eso estaba dispuesto a construirse una vida nueva el próximo año.
Los días pasaron volando, el treinta de diciembre calló sobre Fairy Tail con sus cielos cenizos y sus calles vestidas de blanco. Los copos de nieve caían con una fuerza increíble, el frío congelaba todo a su paso, pero el gremio de nuestra historia desprendía un aire de cálidez propio del hogar de tantos magos con fuertes lazos. Y cierta pelirroja ponía en marcha su venganza.
—Y dime... ¿Quieres jugar a algo?—Erza se sentó sonriente al acecho de la presa—Si me ganas me cumples un reto y si no te cumplo uno yo ¿Que dices?¿Me das tu palabra de hombre?
—Definitivamente me gustaría vengarme por todos los golpes que me has dado en la vida—el pelirrosa se soba la cabeza recordando al monstruo Titania tan mandona como siempre y le pareció de lo más divertido ver a Erza siendo su sirvienta por un día. Era un show difícil de imaginar y él pagaba por ver, el hielitos estaría celoso—De acuerdo Erza, trato hecho. Te doy mi palabra de hombre.
Pobre Natsu, no tenía ni idea de dónde se había metido y no lo sabría hasta perder su combate con Erza.
—Mierda, estuve muy cerca—protestaba Natsu tomando aire y Erza sonríe triunfante.
Ay Lucy, vas a probar de tu propio veneno. Un dulce, dulce veneno.
—Por mucho que lo niegues cuando te molestamos a mi no me puedes mentir, sé que te gusta Lucy—el pelirrosa sacudió la cabeza avergonzado—mi reto es que juegues a un segundo juego: El juego de la media noche.
—Suena a ritual—Natsu tenía ecuaciones flotando por su cabeza. ¿Que tenía que ver el juego de la media noche con Lucy?.
—Quiero que te declares el último día del año, antes de la media noche—el pelirrosa se puso en pié dispuesto a dar una lista de razones por las que no haría eso—ya le propuse el juego a Lucy y ella se encontró dispuesta a hacer la declaración, pero entonces pensé en la gracia que nos haría a todos hablar de quién tuvo o no los pantalones de dar el primer paso y entonces decidí probar contigo, además, me diste tu palabra de hombre.
Una mentira o dos no haría daño a nadie.
—Ya veremos Erza, ya veremos—Natsu se puso en pié pensativo y caminó rumbo al gremio lejos del cual habían luchado. No querían festejar el año nuevo entre escombros—tengo que poner las ideas en orden.
Bingo. El Nalu estaba seguro.
Y así Erza buscó también el gremio esperando terminar el lindo suéter que la maga de agua le había sugerido, porque Jellal si que lo necesitaría. No se podía negar que le había costado un tanto aprender a tejer, pero valía la pena mantenerse distraída del asunto de la declaración y hacer ella misma un presente bastante original.
No tardó en llegar el esperado día, en el gremio se respiraba el aire a tensión que desprendían las pobres almas en desgracia que estaban metidos hasta el cuello en le juego de Lucy, pero el ambiente feliz terminaba por llevarlos a todos a un estado eufórico, todos decidieron dejarse a su suerte.
—¿Donde están Gray y Juvia?—la menor de los Strauss preguntó buscando a su amiga con la vista.
—Dios sabe dónde— respondió Scarlett sugerente mientras recordaba su maldad más reciente, a su mente venía la imagen de Gray golpeando la puerta mientras ella tenía las llaves. Encerrarlos a él y a Juvia en el cuarto de la segunda y llevarse la llave merecía un reconocimiento.
—Maldicion Erza ¿Que haces?—Gray gritaba por su vida mientras Erza se marchaba. Ese tsundere se merecía un buen escarmiento.
—Algún día me lo agradecerán—ya sabía lo bien que se sentía Lucy al hacer este tipo de cosas.
—¡Sal de ese cuerpo rival en el amor!—gritaba la peliazul a la supuesta fuerza maligna que impulsaba a Erza a estas cosas.
Titania rió al recordar lo que había hecho, y mucho más cuando imaginó a Gray como un tigrecillo encarcelado. La Strauss la miró confundida. Entonces la sonrisa de Erza desapareció de sus labios dando lugar a un pequeño rubor en su mejillas. Jellal Fernándes estaba en el gremio. ¿Por qué estaba ahí?
Cuando el Fernándes vio a Erza pensó que se le iba a ir el mundo bajo sus pies. Todos en el gremio lucían lindos kimonos, sería algo tradicional este año y la Scarlett traía uno blanco con flores Sakura y una cinta que cubría su abdomen y se sujetaba en su espalda con un gran lazo en azul cielo. Su cabellera escarlata estaba recogida en un lindo moño dejando solo algunas hebras de cabello caer en su cara. ¿Por qué esta Navidad lucía más linda que las anteriores?
Y de momento Jellal temió haber llegado tarde.
—Feliz Navidad Erza— el chico de cabellos azules le hizo una seña para que supiera que en un rato regresaba.
—Feliz año nuevo Jellal—contestó Erza antes de que él desapareciera a su espalda.
Pasó al menos una hora, las once campanadas de la catedral resonaron en todo Magnolia y el peliazul regresaba. Buscó a Erza con la vista pero no consiguió encontrarla. ¿Alguien se le había adelantado?. Miró a todos lados, ¿Donde estaba el mago de hielo?¿Era él?. Jellal se sentó en la barra decepcionado.
—Está en la colina—la voz dulce de la mayor de los Strauss lo sacó de su burbuja depresiva—si quieres verla allí estará—peliblanca le guiñó un ojo con picardía y el peliazul se paró al instante, agradeció en silencio a la maga y salió del gremio en busca de la colina.
—Que extraño que no estés en Fairy Tail a esta hora—susurró el chico con el humo que salía de su boca al mezclarse el aire caliente con el frío a la mujer que le daba la espalda observando el cielo invernal.
—Las vistas son hermosas—susurró ella sonriendo mientras se daba la vuelta. La sonrisa de ella lo estremeció.
La pelirroja corrió hacia él y le dió un abrazo, se aferró a su cuello y él la rodeó con sus fuertes brazos, era fuerte como el titanio y lucía tan frágil como una flor de loto. Él se perdió en el perfume que desprendía su cuerpo.
—Ha sido un año difícil—el susurro de ella le acarició el cuello hasta llegar a su oído.
—El próximo será mucho mejor, lo prometo—susurró él.
Ambos se separaron y miraron al cielo, la cuenta regresiva se veía luminosa sobre Fiore, 0:29:55. Erza tomó impulso, si no era ahora no sería nunca.
—Jellal yo...—la voz salía temblorosa como si fuera a llorar y él la miró con una pequeña sonrisa.
—Shhh—invocó silencio suavemente—no lo digas.
—Jellal... No podemos seguir evitando el tema, no lo sé...podemos... intentarlo siquiera—la voz quebrantada de la maga evocaba una ligera tristeza.
—Yo no estoy aquí para evitarlo, no estoy para intentarlo tampoco, estoy aquí para conseguirlo—la sonrisa del peliazul acrecentó mientras miraba esos ojos marrones más brillantes hoy que nunca y antes de que ella pudiera protestar al respecto él se apoderaba de sus labios con el mismo deseo con el que lo hicieron los de ella al cabo de unos segundos. Dios sabe cuánto habían esperado por ese beso, por ese contacto, por ese milagro de coincidir por fin. Estuvieron así unos minutos y sellaron el beso con un abrazo.Las manos de él pasaron por el cuello de ella y tras intentar un poco sonrió separándose de ella.
Ella estaba ahí para declararse, él para el mismo motivo. Una vez más el cazador es cazado.
—Feliz Navidad Scarlett—la pelirroja miró su cuello y vió un bonito collar del que colgaban siete estrellitas plateadas. —míralo bien, no sabes cuándo se convertirá en un anillo, una persona me dijo que te ves hermosa con un vestido de novia—la pelirroja rió eufórica ante la indirecta/muy directa proposición del Fernándes.
—Tu regalo está en el gremio, iba a dártelo pero desapareciste—sonrió ella y él le acarició la mejilla con su pulgar.
La cuenta regresiva estaba cada vez más cerca y el año llegaba a su fin.
0:00:10s
—No olvides pedir un deseo—sugirió Jellal y Erza asintió como una niña.
3...
2...
1...
Los fuegos artificiales explotaron en el obscuro cielo, llenando de vida la noche y haciendo que resplandeciera sobre ellos luces polícormas que parecían teñirlo todo cuanto tocaban. Los gritos eufóricos de los ciudadanos invadían el silencio llenando de felicidad las calles, las casas, los gremios y los corazones que latían con el ritmo de uno solo, Erza y Jellal se besaron una vez más, dejando atrás su pasado con el año que se iba, demostrándole a la vida que no habrían de esperar a la siguiente para amarse.
—¿Que deseaste?—preguntó Jellal mientras le daba la mano, iban a regresar a las calles.
—Si te digo no se cumple—protestó ella haciendo un puchero y él negó en silencio
—No seas tonta, claro que se va a cumplir—suspiró entonces Titania y se ruborizó.
—Que no volvieras a marcharte—la voz de la pelirroja lo llenó de ternura—¿Y tú que deseaste?
—Que esto no fuera un sueño—Jellal también se ruborizó y Erza le regaló una sonrisa brillante.
—¿Me has besado otras veces en tus sueños?—preguntó ella sugerente ante la curiosa situación.
—Si, la mayoría de las veces—Erza decidió no seguir indagando en el tema y alzó la mirada para ver la casa frente a la que se encontraba, era pequeña pero lucía acogedora. Entraron en ella y apenas lo hicieron comenzaron a besarse, como si no hubiese un mañana, ese era el único lugar en el mundo en el que Erza Scarlett y Jellal Fernándes podrían amarse sin prejuicios en ese mismo momento. Llegaron a la cama sin darse un respiro y la joven calló sobre ella con el muchacho encima.
—¿Recuerdas tu deseo?—el ronroneo de Jellal le ponía los pelos de punta pero asintió en silencio. Él la miró de arriba a abajo y ella siguiendo su instinto levantó la camisa de Jellal quitándosela. Ahí estaba, en el punto exacto donde latía su vida: una marca que perfectamente conocía de un color rojo escarlata. Erza abrió sus ojos de par en par y quedó sin aliento—No volveré a marcharme.
Él desató el lazo de su espalda y abrió el kimono dejando a la vista la fina lencería de la jóven y desde luego la marca azul sobre su brazo izquierdo. Ahora ambos pertenecían a un mismo sitio. Se quedó admirando el cuerpo de Erza mientras ella pasaba sus manos por sus abdominales que parecían esculpidas.
Comenzaron a besarse con un deseo increíble, como si tuvieran prisa en devorarse el uno al otro, como si el tiempo que tuvieran para amarse fuera limitado. Jellal comenzó a depositar besos húmedos desde su mandíbula hasta el cuello de ella y colaba sus manos por debajo del sostén de la pelirroja. Erza jadeó un poco y enredó sus dedos en las hebras azules del que era ahora su novio. El peliazul no tardó en deshacerse de la prenda que impedía ver su torso desnudo y fue bajando en su camino de besos hasta llegar a sus pechos, Erza definitivamente estaba enloqueciendo con cada roce y la lengua de Jellal jugaba con su pezón mientras ella arqueaba su espalda. Una de las manos de Jellal se escabulló por su entrepierna y cuando sintió el gemido de Erza le pareció música para sus oídos, quería escuchar más así que coló sus dedos por el borde de la fina tela que cubría su intimidad e inició un contacto de piel a piel delicioso pero insuficiente, Erza no paraba de jadear con cada uno de sus movimientos. La miró con esos ojos penetrantes que se veían oscuros por el deseo, tenía las pupilas dilatadas y los labios entreabiertos, la pelirroja se deleitaba con esa cara que rogaba prácticamente por hacer de ese momento eterno, se mordió un labio y llevó sus manos al cinturón de chico quitándoselo torpemente y deshaciéndose así de sus pantalones.
Jellal entonces introdujo uno de sus dígitos en la intimidad de la chica que se arqueó al experimentar la nueva y extraña sensación que enviaba descargas eléctricas a sus piernas y espina dorsal provocando una sensación agradable y placentera. Él movía sus dedos a su antojo mientras los gemidos de ella lo volvían loco.
Si los ángeles escucharan los sonidos que salían de la boca de esa mujer habrían dado sus alas por arder en ese infierno.
—Jellal... hazlo...—con el poco control que le quedaba sobre sus cuerdas vocales o cualquier otra parte de su cuerpo susurró en el oído del peliazul.
Ese fue el código que detonó la bomba, Jellal mandó a volar sus bóxer, bajó las bragas de ella y se colocó en su entrada, él aún dudaba por ella, temía dañarla o algo por el estilo pero la mirada que le regaló Erza valía por sobre cualquier palabra. Así que se adentró lentamente en ella mientras Erza se agarraba de las sábanas, fue un poco dificultoso pero una vez estuvo dentro a ella se le salió una pequeña lágrima de dolor mezclado con placer él se detuvo esperando a que ella se acostumbrara. El dolor se convirtió en un leve ardor y Jellal comprendió que todo estaba bien ahora. El peliazul comenzó a moverse primero lento y luego fue agarrando velocidad, ambos perdieron la compostura en cuanto aumentaron la velocidad del ritmo con el que movían sus caderas, ella gritaba, el gruñía. Palabras entrecortadas, frases inteligibles, incoherencias, nombres, todo eso resonaba entre las cuatro paredes con una melodía armoniosa, ella arañaba su pecho, cerraba sus ojos dejándose llevar por las olas de placer que azotaban su cuerpo y él en el mismo estado clavaba sus incisivos en la blanca carne de su cuello. El placer que llenaba sus cuerpos comenzaba a ser tan intenso que una sensación de plenitud invadía sus mentes y el final, en el que explotaban juntos no tardó en llegar provocándoles fuertes y convulsivos espasmos.
Cayeron en la cama empapados en sudor y se abrazaron, él depositó un beso en la frente de ella y acomodó los mechones escarlatas que se adherían en su piel por el sudor mientras ella apoyaba su cabeza en el pecho y se dejaba abrigar por sus fuertes brazos.
Si eso no era el paraíso entonces era una de sus más exactas réplicas.
Lo que ocurrió luego quedará para otra historia.
Y tú... ¿quieres jugar a un juego?
¿Me das tu palabra?
Antes que todo feliz navidad mis estrellitas.
Aquí les entrego un OS cargado de amor.
Les deseo un feliz año nuevo y una cálida navidad.
Sean felices y busquen en este año nuevo 2020 razones para amar la vida.
Deja tu voto si te gustó y tu comentario.
Estoy dispuesta a hacer otros OS con lo que pasó con los otros personajes en esa misma navidad. Así que deja tu comentario con alguno de los ships que jugaron el juego.
Nalu
Miraxus
Gale
Gruvia
Si te gustó mi historia y es la primera vez que me lees pásate por mi perfil, tengo otras que pueden gustarte.
Besos
✂---------------Hannah Blue--------------
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