Meghan: Planificando Mi Boda
Demian regresa a la habitación y se acuesta en la cama.
—¿Dónde estabas? —pregunto haciendo a un lado las sábanas.
—Hablando con Aurora —responde tranquilo, él me abraza—. Sigue durmiendo, tienes mucho trabajo para las próximas semanas.
—Tenemos, la boda es de los dos —le digo acurrucándolo en mis brazos.
—Tienes, yo me encargo de que no nos invadan y tú de poner linda la casa —replica pegado a mi busto.
—Que generoso de tu parte —replico sarcástica. Él me muerde un pezón y yo le doy un golpecito en la cabeza.
—No puedes golpearme, eso es ilegal —comenta aun con su boca en mi pecho, lo único que lo separa es la fina tela de mi camisón.
—Lo mismo aplica para mí —digo intentándolo separar de mi pecho, pero es inútil. Empieza a chupármelo como un niño chiquito.
—Descansa mi amor —él me levanta el camisón y apoya su cabeza en el medio de mis dos pechos.
—No me vayas a morder, no tengo miedo en darte tu paliza —le amenazo, él gruñe. Pero no me muerde.
No mentía cuando dijo que yo me encargaría por completo de la boda, y que él se encargaría de que no nos invadan. Él pasa toda la semana supervisando a los ejércitos y las regiones vecinas, acordando lealtad absoluta con los dioses. Mientras él está por fuera, yo me encargo del jardín. La única orden que él dio fue que cortaran el gran árbol del jardín.
Tengo tres semanas para organizar todo en lo referente a la boda. Gracias a la madre de Demian, ya había tenido todo listo hace mucho tiempo, solo falta montar todo. El restante del personal y los músicos restantes llegan a la primera semana. Tengo un asistente que se encarga de la organización de las mesas en la mitad del jardín, mientras que yo me encargo de la otra mitad con la puesta de la ceremonia. El salón de baile servirá como un seguro por si llueve. Demian me dijo que le escribió a su prima Lina para que mantenga el clima en óptimas condiciones.
Xavier se encarga de la organización de los músicos con mi hermano. Va a tocar su banda primero las primeras cinco horas y el otro grupo las siguientes horas. Esta boda no durará mucho como sí lo hizo las demás bodas de los Godness. Creo que la más larga fue la boda del dios Marte y su esposa Venus, durando una semana y media. No me molesta que reduzcan mi boda en días, ya que no querían que celebráramos hasta que los conflictos en el reino de las sombras y que se aminorara la gran guerra de El Páramo. Entiendo el punto, hay que ser discreto con una herida tan abierta en el reino.
Demian me dio un presupuesto de diez mil coronas para la boda. La cual solo llevo seis mil, me gusta administrar bien el dinero, una cualidad que heredé de mi controversial padre; el cual solo me dio cinco mil para la boda. Uso ese dinero para crear grandes carpas a lo lejos para que los invitados puedan alojarse o cambiarse. No uso todo el dinero, como ya había dicho. De todos modos, se invitó a cuatrocientas personas entre el reino del Norte y Este. Y unas quinitas de este reino. Dejo un grupo de treinta personas para que se encarguen de acomodar a los invitados en sus carpas (los que desean hacerlo).
Otra parte importante de la boda, es la comida. Di la orden para que empiecen a preparar todo lo que vayan a cocinar. El cocinero del castillo me invita a degustar los platos que deseo para mi día. Escojo alrededor de cuatro platos fuertes, seis tipos de postres y tres tipos de bebida, y no menos importante, mi pastel de boda. El cual consta de seis niveles de biscocho de vainilla y chocolate, cubierto por crema pastelera blanca, decorado con flores comestibles plateadas.
Estoy a mi última semana de planificación. Las mesas están colocadas estratégicamente, y por supuesto, los asientos de los invitados asignados de tal forma para no causar ningún conflicto político. La pista de baile colocada con unos faroles que iluminarán tenuemente el lugar. Las sillas de la ceremonia lista al igual que su altar. Los músicos puestos y listos. Las carpas igual. La comida deliciosa. Ahora solo toca la llegada abismal de invitados.
Las treinta personas no son suficientes, así que tuve que aumentar el número a cien. La familia de Demian y la mía empieza a llegar, pero él no. La señora Laila me pide que le muestre todo lo referente a la boda, lo cual cumplo. Con ella se viene mi cuñada Tabitha y su esposa Vania y gran parte de las mujeres de la familia. También mi madre y algunas tías por parte paterna. Les muestro todo y ellas quedan encantadas.
—Me gustaría ensayar la caminata y sus votos para que no haya confusiones —propone la diosa Eva.
—Demian no se encuentra —respondo mordiéndome el labio.
—Él me dijo que llegaría mañana. Solo queda tres días para la boda —responde la señora Laila—. Haz hecho un buen trabajo, Meghan —ella me toma de la mano y me pide recorrer el castillo. Yo obedezco y las guío por los tres pisos. Mi madre mira asombrada todo al igual que mis tías.
La señora Laila no se equivoca y Demian llega el día siguiente con el rey Tristan. Le comento lo que me dijo la diosa Eva y él accede agitado. Ensayamos la mañana con las damas de honor y los padrinos, lo hacemos tres veces. La primera vez fue la explicación, la segunda la partica y la tercera lo hicimos bien.
Demian me deja para ir a hablar con su familia a solas. Supongo que cosas del reino. Él no me cuenta mucho de los asuntos familiares o políticos, solo quien le cae mal y quién no. Pero a él le cae mal todos, exceptuando a sus amigos. Paso el tiempo con mi familia, mis tías hablan con mis padres sobre lo afortunada que soy por casarme con alguien de la realeza. Y mis padres con el orgullo a mil. Alex no está por ningún lado, él y mi padre todavía siguen peleados o al menos mi padre no quiere ver a mi hermano en pintura.
Mi padre no aprueba que mi hermano sea homosexual y músico. Las peleas que ellos dos tenían en casa eran horribles, por lo general, Alex terminaba llorando. Eso enfurecía aún más a mi padre porque según él, Alex no enfrentaba las cosas como "hombre."
—¡Eres un maldito hombre, compórtate como tal! —le gritó en la sala de estar.
—Pero no hice nada malo —le respondió Alex.
—Solo mírate, pareces un payaso de feria —exclamó mi padre señalando la forma de vestir de mi hermano. A él le gusta usar colores brillantes—. Incluso tu propia hermana, parece más hombre que tú.
Mi padre fue tan hiriente que mi hermano tuvo que cambiarse y vestirse como "hombre". Mi hermano no vive con mis padres, él en conjunto de Aurora y Xavier se mudaron a una casa modesta en el reino de la señora Laila. Allí viven mientras que están de gira, en invierno ellos se van a El Páramo con la familia de Aurora. Alex adora a los padres de Aurora.
—Allá no está mal ser como soy —me dijo Alex hace a un tiempo—. Incluso el señor Arem me llevó a conocer a unos amigos suyos. Son dos hombres grandes y fuertes, con la capacidad de romperte el cráneo con las manos. Y son esposos, tienen una hija pequeña, es adorable —él tomó una flor de su jardín—. Ellos tenían que procrear, aunque sea a un hijo, porque según sus tradiciones, la reproducción es vital. Tienes a tu hijo y ya, puedes estar con quieras.
—Me alegra que te sientas cómodo allá —dije maternal.
Salgo de la sala con la excusa de irme a recostar. Aunque no es tan falsa mi excusa, si quiero recostarme. Me dirijo hacia la habitación principal. He cambiado muchas cosas de este lugar, no es que sea feo. Sino que no quiero que ningún recuerdo de la familia que habitaba aquí, permanezca.
Llego a mi habitación y me tumbo en la cama cansada. No me importa no atender a mis invitados, solo quiero dormir.
Siento una mano acariciándome la cabeza, me muevo y choco con el cuerpo de Demian.
—Me he encargado de tu familia y de la mía, y también de los invitados —él me sigue acariciando el cabello—. Ahí te traje la cena.
—¿Qué hora es? —pregunto con el rostro pegado a su pecho, solo tiene una camisa. Tiene un rico olor a lavanda y sudor.
—Las once de la noche —responde tranquilo—. Tus padres me dijeron que te fuiste a recostar, lo cual es raro, ya que no te gusta dormir en las tardes.
—Me cansé —me volteo y él me mira tranquilo—. ¿Y tú dónde estabas?
—Tratando que no nos invadan, ya te lo había dicho, ese es mi trabajo —él se acuesta y me pide que apoye mi cabeza en su pecho—. Ambos hacemos un increíble trabajo.
—¿No quieres que te ayude en tu trabajo? —pregunto metiendo una mano por debajo de su camisa—. Nos graduamos juntos de economía ¿no te acuerdas?
—Déjame terminar de afianzarme y te doy un puesto ¿te parece? —me dice cariñoso, yo asiento—. Mañana nos casamos ¿Qué te parece?
—Que tiene que salir todo bien —acaricio su abdomen hasta llegar a sus tetillas y pellizco una.
—¡Oye! —exclama tomando mi mano por encima de la camisa—. Eso dolió.
—Es mi venganza por morderme el pezón —le saco la lengua y él me abraza para que se pueda montar encima de mí—. Me doy por satisfecha.
—Yo no, eso dolió —dice sujetándome las manos—. Eso trae consecuencias.
—¿Llamarás a tu madre? —le reto, él gruñe y me empieza a besar el cuello—. Detente, me haces cosquillas.
Él no se detiene y sigue besándome. Yo pataleo y le doy en el estómago, eso lo saca de sí y me da tiempo para salir de la cama. Él se recompone veloz y sale igual de la cama. Empezamos a corretear, pero para mi mala fortuna, él logra atraparme y me carga para dejarme en la cama.
—No es justo —protesto y él se quita la camisa—. No vamos a tener sexo antes de la boda.
—Eso no es justo —él pone una mueca. Salgo de la cama, pero no me persigue. Agarro la bandeja con la comida y me la llevo a la cama. Es carne asada con cebollas. Demian come unos cuantos trozos y me deja comer tranquila. Tengo un hambre voraz. Solo pienso en la boda de mañana, quiero que todo salga perfecto.
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