💠Eros

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Narra Athena:

Estoy preocupada, tengo un mal presentimiento, Eros es un dios su se caracteriza por jugar y divertirse con los mortales. Tengo miedo de que quiera causar daño, a pesar de que el juego ya terminó.

Kanon... Saga... Regresen pronto por favor...

Narra Kanon:

Me desperté esta mañana acostado en el suelo, a mi lado, estaba Tn___.

Parecía un ángel.

No quería despertarla, quería seguir observándola un momento más. Pero desgraciadamente no teníamos mucho tiempo, así que la desperté.

Lentamente abrió sus ojos para mirarme y dedicarme una sonrisa. —Buenos días.– dijo.

—Buenos días.– respondí. —Ya es momento de levantarnos, hay que ir a buscar a Saga.–

—Si, claro.– lentamente se levantó un poco para quedar sentada en el suelo mientras tallaba sus ojos con las manos.

«Es tan tierna»

Sonreí un poco al verla así, se veía tan dulce que quería comérmela a besos.

Después de eso se levantó y yo hice lo mismo, nos sacudimos nuestras ropas y nos dispusimos a salir de la cabaña. —No logro sentir el cosmo de Saga...– dije un poco preocupado.

—Solo espero que no le haya pasado nada.–

—A él? No.– sonreí. —Él es fuerte, no creo que algo malo le haya pasado.– Comencé a caminar y Tn___ me siguió

—Oye Kanon...–

—¿Si?–

—¿Recuerdas la pregunta que me hiciste ayer?– me detuve en seco al escuchar esa pregunta.

—¿Si... Por qué?– pregunté mientras volteaba a verla.

—Es solo que...– parecía nerviosa. —Si... Yo también he tenido ese tipo de sueños... Y... Sé que es una locura pero, yo también tuve uno en el que...–

—¿En el que qué?–

—...En el que tú aparecías.–

—...– el silencio invadió el espacio, yo... Yo no sabía que decir, y al parecer ella tampoco, estábamos muy nerviosos. ¿Que pasaría ahora?

Me acerqué a ella y acaricié su mejilla para luego besar su frente y abrazarla, ella correspondió al abrazo y estuvimos así durante varios minutos, en los cuales nada ni nadie nos interrumpió. Simplemente el momento era perfecto.

Aun así, y aunque era bello saber sobre todo aquello, debía enfocarme en mi misión, ya después me enfocaría en Tn___; me separé del abrazo y tomé su mano para seguir caminando mientras buscabamos a Saga.

Narra Saga:

“¿Donde estas Kanon?” me preguntaba a mi mismo mientras caminaba por el bosque, su cosmo aun no era persivido por mi, y eso comenzaba a preocuparme demasiado.

Caminé durante mucho tiempo hasta toparme con el final del bosque, es decir, que encontré la entrada al pueblo. Pensé en dar media vuelta para volver a adentrarme en el bosque, pero lo pensé mejor y me quedé ahí a esperar,estaba seguro de que si ellos seguían en el bosque, saldrían en cualquier momento.

Esperé aproximadamente una hora, y efectivamente, ellos salieron sanos y salvos. Mi hermano se acercó a mi y me entregó el pergamino. —La próxima vez lo guardas tú.– me dijo mientras me lo entregaba.

—Por supuesto, así no tendré que esperar tanto por ti.– respondí.

—Estoy seguro de que si lo hubieras tenido me hubieras abandonado.– comentó a lo que yo no pude evitar soltar una sonora carcajada.

—¿Que comes que adivinas?– comencé a caminar hacia el pueblo aún sonriendo.

Estaba muy cansado, por lo que al llegar a la posada me tiré literalmente a dormir mientras que mi hermano acompañaba a Tn___ a su casa.

Narra Tn___:

Saga se fue a dormir mientras Kanon se ofreció a llevarme a mi casa. Estabamos caminando de una manera muy tranquila, ninguno hablaba y el ambiente ya se estaba poniendo un poco incómodo.

—Llegamos.– dije al señalar mi casa.

—Si, eso parece... Oye...– dijo captando mi atención.

—Si?–

—¿Puedo venir a visitarte aun después de haber regresado a Grecia?–

—Claro, no sabes lo feliz que me hará eso.– sonreí y él también.

—Excelente...– se acercó a mi y me besó en la mejilla.

—Te veré después.– se despidió de mi y comenzó a caminar de regreso a la plaza principal, seguramente regresaran a Grecia ahora que ya tienen el pergamino en su poder.

Lo voy a extrañar, ahora más que nunca...

»Me volví a enamorar de él.«

Narra Escritora:

Kanon y Saga regresarían a Grecia en cuanto el mayor de los gemelos se despertara de su sueño, pues tras la pelea que ambos habían sostenido, Saga era quien mas cansado estaba. Kanon por su parte, había descansado lo suficiente y permanecía despierto esperando a que si hermano despertara.

Por simple curiosidad, tomó el pergamino de la información y comenzó a leer con atención. No pudo entender mucho de lo que ahí decía, pues estaba en un idioma que nunca había visto y aunque algunas partes estaban escritas en griego, no tenían ningún sentido para él.

Finalmente, despues de una hora de descanso, Saga despertó y Kanon tuvo que regresar el pergamino a su lugar.

Regresaron a Grecia, donde la diosa de la Guerra ya los esperaba en la camara del patriarca. Tuvieron que subir las incontables escaleras hasta llegar ahí. Entregaron el pergamino y regresaron a su templo.

La diosa Athena se puso a leer con atención todo el pergamino y el texto era el siguiente:

«Diosa Athena:

Me apena, ser el portador de malas noticias para usted y para el Santuario mismo, aún así, es mi deber informar, que los hombres enviados a la misión 736 con destino en (T/p). Han caído en combate, por lo cual la misión fue un completo fracaso.

Es mi deber también mantenerla al tanto de que nuestro enemigo, es en extremadamente peligroso, por ello, la perdida casi total del ejercito enviado a esa zona.

La ubicación exacta usted ya la conoce y sé que no es necesario repetirla, solo quiero que sepa una cosa más antes de concluir con el reporte.

Nuestro enemigo es un dios.

Y sus planes son apoderarse del santuario y posteriormente, de la tierra. Diosa Athena... Suplico entonces que se prepare y espero que esta información llegue a sus manos, pues el enemigo no me permite llevárselo personalmente.

Damian»

La diosa de la guerra había leído cada palabra a la perfección, ya que aquel pergamino parecía haber estado protegido para que nadie más, sólo ella pudiese leerlo.

Al terminar las ultimas líneas, soltó un suspiro mientras sus ojos solo reflejaban tristeza.

—Así que ya regresaron.– entonó una voz detrás de la diosa. Está se sorprendió y se giró a ver al portador de aquella voz.

—¿Otra vez aquí Eros...?–