Capitulo 22

💠Solo quiero que este bien.

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Narra escritora:

Eros Dios del amor se presentó ante los Caballeros Y Athena,  Únicamente con el propósito de meter terror ante todos los presentes después de que se retirara Athena recogió el pergamino que el Dios le había lanzado a los pies y lo abrió cuidadosamente revelando el contenido aquel trozo de papel con tenía escrito en griego su ubicación exacta en Dónde podrían encontrar al Dios. —El Arreforión–  dijo la diosa leyendo atentamente la escritura. 

—¿Qué es y dónde queda ese lugar?– preguntó Afrodita.  

—Según lo que sé, era un edificio situado en la parte norte de la Acrópolis de Atenas, junto a la muralla de Pericles.– le respondió Aioria.

—He oído de ese lugar, era donde las arréforas, varias jóvenes atenienses de familias nobles, recibían preparación para la elaboración del peplo utilizado en las procesiones de las Panateneas. Estas muchachas realizaban un ritual en el que llevaban, en una procesión nocturna, misteriosos objetos sagrados hasta un templo de Afrodita y Eros que estaba situado en la ladera norte de la Acrópolis.–  agregó Kanon. —No podemos perder tiempo es necesario que comencemos a movernos en este instante– concluyó  girando con dirección a la puerta. Sin embargo antes de que prendiera marcha la voz de la diosa Athena le hizo detenerse.

— Kanon no podemos tomar decisiones apresuradas. Recuerda que Eros es un Dios demasiado listo y podría  tratarse de una trampa.–

—No quiero seguir perdiendo tiempo.–

— Debes entender que esto no es un juego aún cuando Eros lo ve como uno.–

—Tienes que entender que ir en estos momentos podría llegar a convertirse en algo muy arriesgado tienes que pensar antes de actuar, por favor ¡Reflexiona Kanon!!.–  habló Saga. —Sé que lo más importante para ti es recuperar a la chica pero tienes que encender que apresurandote no vas a conseguir nada, posiblemente te estés dirigiendo hacia una trampa. El Dios Eros es listo no podemos darnos el lujo de tomar riesgos no en estos momentos.–

—Tu hermano tiene razón– agregó Afrodita. —Hay que idear un plan y asegurarnos de que no sea una trampa.–

—¿Y como planeas hacer eso?– preguntó Damian. —¿Acaso tienes un plan?–

—A decir verdad no tengo ninguno.–

— Yo sí.–  todas las miradas inmediatamente se posaron sobre el dueño de  aquella voz.

—Te escuchamos.–

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— ¿Mi señor está seguro de que los Caballeros vendrán? –  preguntó uno de los alfiles pertenecientes al " tablero" del dios Eros.

—Completamente seguro, son tan predecibles que incluso comienzo a saborear el sabor de la victoria– confesó Eros sentándose en su trono.

—Si me permite decirlo señor, yo no creo que sean tan tontos como para caer en una trampa, estoy casi seguro de que ya han anticipado sus movimientos.–

—No les creas tan listos, sé perfectamente cómo van actuar. Sólo espera y te darás cuenta de que lo que digo es cierto.– aseguró el Dios Eros mientras tomaba una copa y la llenaba con vino para posteriormente llevarla a sus labios. — reúne a los demás, asegúrate de que estén preparados para la llegada de los Caballeros de Athena. No quiero fallas.–

— No se preocupe señor no las habrá.– haciendo una pequeña reverencia aquel alfil dio media vuelta para dirigirse hacia la salida, estando apenas unos cuantos pasos más para lograr salir volvió la mirada hacia atrás. — una cosa más mi señor– comenzó hablar. —¿Qué quiere que haga con la chica?–

—Por el momento deseo que permanezca en la prisión que le construí. Yo te indicaré cuando es el momento para sacarla de ahí, cuando eso suceda quiero que la traigas.–

—Sí mi señor.–  el alfil volvió a reverenciar y salió de la sala.

— Supongo que ahora sólo queda esperar.–  el Dios se relajo esperando la llegada de sus enemigos. No tuvo que esperar demasiado, en unas cuantas horas un par de pasos se hicieron escuchar. De inmediato puso atención a la gran puerta que se posaba frente a él y ésta se abrió a los pocos segundos dejando ver al caballero que había llegado. —Vaya, vaya, realmente no esperaba esto.– confesó pues la persona que había ingresado al templo no era la que estaba esperando. —Mi querido y estimado Damian qué es lo que te ha traído hasta aquí?–

—Por la expresión de tu rostro puedo adivinar que no soy la persona a la que tú esperabas.– hablo firme el caballero.

—En efecto.– confesó el Dios. —Nunca esperé que tú fueras el primero en llegar a este lugar, sin embargo, lo que más me parece extraño es que hayas llegado hasta mi presencia sin haber sido visto por alguno de mis hombres al parecer el tiempo en el que estuviste encerrado en (T/P)__ rindió frutos.  Realmente lograste aprender a evitar a mis hombres, de hecho podría decir que sabes demasiado.–

—¿Y eso te asusta?–

—Para nada, tu no eres más que un sucio e insignificante insecto, aunque sí, debo admitir que has logrado ser muy molesto.– llevó su mano al mentón mirándolo con atención. —Sin embargo, pronto dejaras de ser una molestia para mi. Aunque supongo que eliminarte ya no servirá de mucho ¿Cierto? Estoy casi seguro de que ya le has revelado a Athena todo lo que sabes sobre mí y mis hombres.–

—En eso te equivocas.–

—¿Ah si?– preguntó el dios mirándolo con curiosidad.

—Aún no le he dicho la forma de vencerte...–

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