01. El Cuarto Elemental
Doscientos años después.
Las cosas en el bosque de Northuldra sentaba de maravilla. Los niños jugaban con los espíritus de los elementos, mientras que los adultos disfrutaban de la ayuda de estos también, viviendo ambos reinos en armonía. Los gigantes de tierra ya no atacaban a la aldea y ahora ayudaban a los aldeanos, el escurridizo y juguetona salamandra de fuego disfrutaba de las caricias de los niños, aunque de vez en cuando hacía una de sus travesuras a los mayores, el espíritu del agua ayudaba a los aldeanos a cruzar el pequeño riachuelo, o jugaba con los niños también, y por último el juguetón espíritu del aire se paseaba por toda la aldea, jugando un poco en su camino.
Pasando y llamando a sus compañeros para la reunión, cada diez años el quinto elemento siempre festejaba el día en que los Elementales fueron elegidos; como una fiesta de cumpleaños. Pero en realidad si era de ese modo, porque ellos habían "nacido" como espíritus el día en que aceptaron tal responsabilidad.
Ese día era la celebración del cuarto elemental, pero también un aniversario.
Al sentir el llamado de su amigo, los espíritus se despidieron y le siguieron con alegría. Los cuatro elementos corrían por el bosque encantado, hasta salir a un claro mucho más hermoso y grande que la aldea, un lugar sagrado, el campamento de los Elementales.
Cada elemento fue en busca de su líder. Nokk, el caballo del agua, salpicó con alegría a su princesa, estando esta en una canoa del pequeño rio, recibiendo igualmente a su espíritu con entusiasmo.
Los gigantes de tierra no encontraron a su princesa a la vista, así que decidieron seguir su camino de largo.
Gale, la ráfaga de aire, revoloteo el largo cabello de su princesa rubia, la ojiverde soltó una leve risa y le saludo de la misma forma.
Y por último Bruni, la salamandra representando el fuego, corría y saltaba en dirección a su líder, gracias a su pequeña altura, le fue fácil subir por su espalda y terminar por llegar al hombro del castaño. Recibiendo con alegría a su pequeño amigo, el castaño acarició por un momento su cabeza, para luego seguir con su trabajo.
Se celebraba al elemento tierra, y todos hacían decoraciones relacionados a dicho elemento.
—— Muy bien... ¡Terminamos!
Los tres contemplaron su trabajo y asintieron orgullosos de ello.
—— ¿alguien sabe dónde está Jack? — preguntó la rubia.
—— creo que lo vi por el acantilado. — le respondió la otra chica.
El castaño entonces resopló con cansancio, siempre era lo mismo, cada año, y el mismo día de aniversario, desaparecía hasta el día siguiente, y tal parecía que este año no sería la excepción. Almenos por esta vez debía de estar presente, era un día importante para todos, algo por lo que debían de celebrar.
—— iré por él.
—— no vayan a tardar. Recuerda que ya casi es hora.
Las otras dos chicas lo vieron subir a su dragón y alejarse. Ellas ya habían superado lo ocurrido siglos atrás, hasta ya habían perdonado por su 'traición', como ellos lo tomaban. Restandole importancia, con ayuda de sus elementos terminaron de preparar lo último que quedaba para la fiesta.
Mientras andaba por el aire, el elemental del fuego pensaba en cómo podría reprender a aquel rebelde guardián. Sabía que su amigo se había convertido en guardián de la diversión, hasta apenas cuando éste tenía diecisiete años, pero eso no era excusa para que siguiera comportandose como un adolescente.
Solo minutos le tomó cuando llegó al enorme precipicio, era tan grande que apenas y logró ver la silueta de su amigo, sentado en la orilla.
Su dragón hizo su característico sonido y aterrizó con gracia a pocos metros del albino.
—— ¡hey! ¿Qué haces aquí? — su voz era amortiguada por su casco, pero era lo suficiente claro para el chico contrario.
Negó sin importancia a su amigo. —— pensando, tal vez.
—— ¿pensando? ¿Éso es lo único que haces aquí cada año?
No obtuvo respuesta. Jack siempre era un muchacho travieso y con gran carisma, pero sólo había un día en el que parecía que estuviera de luto. Y siempre era en la celebración del cuarto elemento.
Fueron varios minutos de silencio, en donde el ojiverde se sentó cerca de su amigo, ambos viendo el inmenso mar que les daba la vista.
El castaño volteó a ver el perfil del albino, sus ojos no reflejaban nada, no había ni una pizca de travesura en ellos, no estaba su característica sonrisa juguetona igual; era como un muñeco de nieve, sólo que más lindo.
—— perdoname.
—— ¡no! Tú perdoname a mí. — respondió el otro abatido.
Suspiraron al mismo tiempo, fué suficiente para que ambos se voltearan a ver divertidos. Al menos la tensión había bajado, ahora sintiéndose más relajados.
—— ¿por qué siempre te ocultas aquí?
—— ¿de qué hablas? No me oculto.
—— no te lo preguntaría si ocurriría en cualquier otro día, pero en cada celebración es lo mismo.
—— es que... —— quedó de nuevo en silencio, sus manos temblaban y sus ojos se tornaban rojos, nadie lo miraba así. Ese tipo de vulnerabilidad no se lo mostraba a nadie, ni siquiera a su novia, sólo era a él, a Hiccup.
—— ¿es que... Qué? —— pero habían veces en que tenía ganas de lanzarlo de la más alta montaña, como ahora, cuando el elemental fuego se ponía de insistente. —— ¿qué te pasa?
—— es un tema delicado para mí...
—— no importa, anda cuéntame ¿si? ——, inconscientemente el castaño había tomado su mano para darle apoyo.
—— hay algo que he querido decirte desde hace años pero... —— ¿Cómo decirle aquello? Era algo sumamente serio y delicado de tocar, incluso para el resto del equipo. ——. Yo... Yo...
—— Jack. —— el tono serio de su amigo le irrumpio, soltando rápidamente su mano. —— perdoname pero, ya te había dicho que a mí no me gustan los hombres.
El mencionado volteó a verlo ofendido, en todo el tiempo de la plática no había volteado a mirarlo. Eso no era de lo que quería hablar.
—— no es eso, idiota.
—— omm... Entonces lo siento. —— inconscientemente las mejillas se le habían encendido de la vergüenza.
—— No. ¡Yo lo siento! —— rápidamente el guardián se puso de pie y se alejo a una buena distancia del otro.
—— ¿pero, por qué te pones así?
—— ¿Qué es lo que quieres? —— interrumpio ignorando la pregunta. —— ¿a qué veniste?
Hiccup rodó los ojos fastidiado, era mejor decirle de una vez la razón y luego largarse de ahí, no quería armar una discusión, de nuevo.
—— vine para que nos acompañes a la celebración. —— sonrió.
—— Ahhh... ¡No iré! —— entonces su sonrisa se borró, debía de convencerlo, seria a la buena, o a la mala.
—— no es una pregunta, es un aviso. Iras porque yo lo digo.
—— ya te dije que no iré a esa celebración.
—— ¿qué acaso odias a mi novia?
El acercamiento y seriedad pusieron nervioso al albino, no es que no la odiara, o tal vez si, pero la pobre chica no tenía la culpa de sus malas decisiones.
—— no todo en la vida gira alrededor de tu novia, puede que haya vencido al rey de las pesadillas, pero sigue siendo una mujer... como las demás. —— concluyó dejando desconcertado al castaño, no había nada más que hacer.
Sosteniendo la mirada del otro, ambos duraron así por varios minutos, serios y con altas ganas de golpear al otro. El castaño porque se ofendía muy rápido, con cualquier cosa, y el albino porque simplemente quería patearle el lindo trasero al jinete; era demasiado ciego para ver las cosas que se le daban enfrente.
—— ¿a dónde vas? —— preguntó al ver al menor avanzar del otro lado.
—— ¿a donde más? A esa estúpida fiesta que, por cierto, no debería de festejarse. —— al final Hiccup sonrió victorioso, al menos asistiría. —— el antiguo quinto no festejaria por una victoria mal ganada.
Murmuró para si, aunque su compañero lo escuchó. —— ¿el antiguo quinto? ¿Lograste conocerlo?
Jack lo vio de reojo y asintió. —— tengo más de trecientos años, es más que obvio que lo conocí.
—— ¿Cómo era?
Por un segundo detuvo su paso, con los ojos clavados en el suelo recordando aquellos años. Alegres para él, al igual que tristes también. ——... Alguien que cometió el peor error de su vida.
Hiccup se detuvo confundido al escucharlo, observó el mal semblante que tenía su amigo, algo anda mal con él, pero no quería presionarlo más con aquello. Llegó a una hipótesis estúpida, talvez su ausencia de cada año era el antiguo quinto, había entendido que también este día era cuando el antiguo quinto le cedió su lugar a Elsa. Y tenía la sospecha de que Jack tenía un tipo de relación con él, por algo Jack le había confesado de que también le gustaban los hombres, pero sería algo tonto. Él no creía en eso de amor entre hombres, simplemente era algo ilógico hacia sus creencias. Además de que Jack es novio de la quinto.
Fuera de todo eso terminó por unirse a su amigo, entonces ambos volaron en dirección a la dichosa fiesta.
Las otras dos chicas se maravillaron al ver a su amigo guardián junto con ellos. Fueron sólo unos veinte minutos para que la quinto llegara, junto a ella, la elemental de la tierra.
—— ¡¡Felicidades!!
—— awww chicos, no debieron molestarse en hacer esto. —— contestó sorprendida. —— se los agradezco.
La celebración no era grande, tan sólo eran ellos seis y los elementos de compañía.
—— el bosque cada día es más grande y mágico
—— ¿Cómo te sientes de cumplir docientos años, Astrid?
—— es algo increíble. —— respondió la mensionada. —— pasa muy rápido el tiempo...
—— ¿verdad? Aún no puedo creer que ya pasaron doscientos años.
—— ya hasta me estoy sintiendo vieja. —— Las tres chicas rieron divertidas.
—— hablando de eso. —— la voz de la quinto atrajo la atención de todos, vestida con un fino y hermoso vestido blanco, la platinada se acercó de una forma delicada y elegante al centro de todos. —— este día también se celebra la victoria de nuestra festejada. De no ser por ella talvez no hubiéramos vencido al coco.
Las chicas abrazaron y elogiaron a la mensionada, Hiccup sonreía orgulloso por su pareja, pero el albino a su lado no compartia la alegría de los demás.
—— ¿no olvidan algo más también? —— se atrevió a cuestionar.
Las cuatro chicas voltearon a verlo confundidas, ladearon la cabeza en forma de pensar lo 'supuesto' olvidado.
—— no lo creo. —— respondió la morena. —— sólo recuerdo la victoria de Astrid y la celebración de el elemento de Tierra... Nada más.
Que mentira, en realidad si sabían una razón, más no querían tocar el tema.
—— ¿hablas de la celebración del antiguo quinto?
La pregunta del ojiverde sobresaltó al albino. No era lo que esperaba. La platinada notó el nerviosismo de su guardian y se acercó.
—— en realidad, Jack aun esta sentido de lo que pasó hace docientos años.
—— ¿sobre qué?
—— sobre aquella chica que nos traicionó. —— no se atrevía a decir el nombre.
—— ¿hablas de Merida?
El silencio reinó al escuchar aquel nombre, no había sido nombrado desde hace varios años. Nadie quería recordarla, había sido una traidora para ellos.
—— no quiero recordarla, gracias.
—— ni yo. Aun me duele el que se haya unido al coco.
—— pero gracias a Astrid y a Elsa logramos vencerlos a ambos.
Las palabras de las chicas enfurecian al albino, ellas no sabían nada en realidad, no quería seguir escuchando. Sin importar los llamados de Elsa e Hiccup, alzó vuelo y se alejó del lugar.
—— no se preocupen. —— habló tranquila la platinada a su amigos, al ver su confusión por la partida del guardián. —— él ya la conocía desde hace antes que a nosotros, es claro que aún no procesa la traición de Merida.
Algo incómodos, los demás siguieron con la celebración, Elsa en cambio volteó a ver la dirección en la que se había ido su guardian, enojada por lo mismo.
Lejos de aquella celebración, un pequeño albino estaba escondido, le había dolido el como se habían dirigido a su difunta amiga, él sabia que podía haber evitado aquel catástrofe, sólo que ya era demasiado tarde para hacerlo.
El tiempo había pasado y ya había anochecido, Hiccup veía ansioso el horizonte, ya había pasado horas después de aquella discusión, no quería que su amigo cometiera alguna locura. Aunque ya era una costumbre, sin embargo tenía un mal presentimiento, y quería verlo para estar más tranquilo.
—— no debes preocuparte. —— escuchó la voz de su novia. —— seguramente un tiempo a solas le vendrá bien.
—— pues que gran tiempo.
—— jajaja no seas duro con él. Aun le duele lo que su amiga hizo, seguro y fue un golpe muy duro, no me imagino si fue alguien especial para él.
——... Aja... Para todos. —— pero sabía que a él también le dolía haberla perdido.
<<fueron apenas tres años que tuvieron los elegidos de conocerse, tiempo suficiente para que cierto sentimiento creciera en ellos.
Fue algo pasajero, por así decirlo, porque se juraron cosas que, pensaron, se cumpliría. Pero la verdad era que uno de ellos 'traicionaría' al otro.
La historia continua con el entrenamiento de los nuevos elementos y de su nueva líder, fue una hermosa amistad la de todos, hubieran dado lo que sea con tal de que durara más... Porque un enemigo estaba al acecho.>>
Las demás chicas ya habían terminado con sus respectivas actividades, y ahora se concentraban en disfrutar de su tiempo libre.
Rapunzel leía un libro, y gracias a su tranquila posición fue cuando presintio la tierra temblar.
—— emm... ¿Chicos?
Su voz surtió efecto y voltearon a verla, pero nadie dijo palabra alguna debido a que aquella sacudida se intensificó.
—— ¡¿qué pasa?!
Los cinco se juntaron en un círculo y se prepararon para atacar, aquella sacudida entonces paró, dejando inquietos a los elementos.
Segundos pasaron en los cuales estuvieron inquietos, hasta que una fuerte rafaja los hizo tropezar, más no cayeron al suelo. Una fina arena negra rozó a gran velocidad debajo sus pies, fueron varias de hecho, revoloteaban alrededor y sacudian con violencia sus cuerpos. Entonces aquellas partículas se fueron uniendo, formando la silueta de un hombre de vestimenta negra y ojos dorados.
—— no es posible...
Los ojos de los Elementales estaban tan abiertos al ver al hombre flotar en una fina nube negra.
—— ohhh~ así es.
—— Pitch Black...
Una carcajada de satisfacción salió de la boca del nombrado. —— que casualidad de encontrarme a los tan aclamados Elementales. ¿Um? —— sonrió divertido, su mirada vagó por todos los presentes, buscando a alguien en particular. —— Pero que extraño. —— se desvaneció en el aire y reapareció en medio del círculo. —— ¿en dónde esta el cuarto elemental? Según recuerdo, era una chica demasiado insoportable.
—— ¿Qué haces aquí, Pitch ? ¿Y con vida? —— preguntó serena la platinada, ignorando igual las antiguas palabras.
—— oohh ¿qué no recuerdas? Te advertí que no se desharian de mí.
—— no importa, así como lo hicimos antes, así lo seguiremos haciendo si vuelves, sin importar si es siempre.
—— Owww, querida Elsa. Que conmovedoras palabras, ya hasta me dieron ganas de llorar. —— se burló, ahora paseando, sin permiso alguno, por el campamento. —— me pregunto si lo dices por ser la líder o por otra cosa.
Los otros estaban alerta, cualquier mínimo movimiento era un ataque para ellos.
Black veía curioso los adornos, hasta que el enorme cartel le sacó una sonrisa. —— conque hoy es la celebración del cuarto elemental. Y por lo visto un aniversario por vencerme jajajajaja ¡no puedo creerlo!
Sus carcajadas eran como un instrumento desafiando; horrible para sus oídos. Pero entonces un rayo congelante calló la risa del otro, sonrió entonces al ver al que tanto buscaba.
—— ohh ¡Jack! ¡¿Cuanto tiempo sin verte, amigo?!
El albino caminó con seriedad hacia él. —— ¿qué haces aquí? ¿Qué no ya habías sido destruido?
—— ahhhh... Veo que aquí nadie entiende. —— negó con un decepcionado semblante, ¡falso! A la vista de todos. —— siempre existirá el miedo, y de él yo renaceré. Pero no se crean importantes, estoy aquí sólo por trabajo.
Caminó con tranquilidad al frente, con una sonrisa arrogante al ver como los Elementales se apartaban para no tocarlo, eso ni lo hacía sentir de menos, aumentaba más su orgullo al sentir inquietud y duda provenir de ellos.
—— hablo enserio. No estoy aquí para lastimarlos, es algo de suma importancia. —— la falta de incomodidad lo hizo seguir con su mensaje. —— muy bien, al parecer han cometido un grave pecado, que ni los dioses mismos quieren salvarlos. Algo que ha provocado la ira de las deidades del cielo.
—— ¿de que hablas, maldito?
Pitch lo observó de pies a cabeza. Con su sonrisa irónica al escuchar al tercer elemento. —— oww, el inocente hiccup. ¿No que eras un niño santo que no decía groserías?
—— no me importa tus provocaciones. —— amenazó señalandolo con su espada de fuego. —— dime una razón para no destruirte aquí mismo, idiota.
—— dudo que tenga uno. —— habló ahora la elemental del aire. —— di tus últimas palabras antes de mandarte al otro mundo. Porque no creo que no hayas dañado a alguien inocente ahora.
—— tan encantadora como siempre, Rapunzel. Si por mí fuera, estaría lejos, disfrutando de mí nueva vida, pero no; Tuvieron que hacerme de mensajero. Créanme que esta vez no tengo intención de atacarlos.
Levantó sus manos en forma de rendición a ellos, no querían admitirlo pero, dudaban de que sus palabras pudieran ser ciertas, si así fuera ¿quien sería el que lo estuviera usando?.
Como si hubiera leído sus pensamientos, el más alto sonrió juguetón. —— no es a mí al que deben de temer ahora. Deberían temer a la ira de los dioses.
—— ¿qué? —— preguntaron todos.
—— así es. Al parecer ustedes han echo enojar a los dioses. ¿Por qué sera~?
—— ¿los dioses existen?
—— creí que eran solo un mito.
Sin que se dieran cuenta, Jack aflojó su pocicion de ataque, prestando atención a los movimientos y palabras de Pitch, tratando de encontrar alguna pizca de mentira.
—— si lo que dices fuera cierto ¿Qué?
—— oooouuu~, no deberías de hablar así, mi querida Elsa, los dioses son delicados.
—— según ellos ¿qué pecado hemos cometido? —— siguió lo platinada con indiferencia. —— ¿el proteger a los niños? ¿Cuidar este mundo? O quizás... ¿Hacer el trabajo que ellos nunca hicieron?
—— ahhh. Nop. Es algo mucho más delicado para ellos. Al parecer han dañado a alguien importante para ellos.
Por instinto, jack recordó a su antigua amiga. —— ¿y qué pasará entonces? —— preguntó. —— ¿nos caerá una maldición o qué?
—— en realidad es un juego que ellos quieren experimentar con ustedes.
—— ¿qué acaso son unos niños? Sabía que los dioses eran unos inútiles.
—— te recomiendo no hablar así, Jack. Porque ellos sólo esperan el detonante para comenzar.
—— ¿tratas de decir que tus dioses quieren luchar contra nosotros?. —— gritó altanera la quinto, dejando callado al Rey de las pesadillas. —— si ellos existieran no sería ninguna diferencia. Los dioses estarían para proteger al mundo, pero sólo se esconden como unos cobardes en sus templos. Sólo sirven para presumir sus gran poder. Son sólo unos seres despreciables.
Sin que se dieran cuenta, las flores y árboles se tambalearon, y no había ni una pizca de aire para que se movieran. Los elementos se estaban alterando, a tal grado de huir y esconderse.
—— la tarea de un Dios es lo que nosotros hacemos, protegemos y cuidamos de las personas en el mundo. No necesitamos de dioses para vivir, ellos son los que deberían de necesitarnos a nosotros. ¿Cuál pecado? Más bien ellos buscan una excusa para luchar contra nosotros, saben que somos iguales a ellos... O incluso más poderosos. Pero te diré algo, pitch: tus dioses son inferiores a nuestro poder... ¡Ellos son los que caerán ante nuestros pies!
La tierra entonces se sacudió con violencia, todos trataban de sugetarse de algo, el aire reaccionó de una manera violenta y revoloteaba con gran fuerza, el pequeño río igual se agitó y salpicaba por todos lados, mientras que el fuego se fue esparciendo por la hierba seca.
—— ¡detenganse! —— gritó Elsa, pero ningún elemento la escuchó.
En ese mismo momento apareció, en el cielo, el gran copo, con los símbolos de los espíritus elementales, brilló con tanta intensidad que todos tuvieron que cerrar los ojos.
Fueron segundos para que aquel raro fenómeno se calamara. —— ¿están bien?
La macabra carcajada les hizo olvidar su incredulidad. Al parecer Pitch estaba más loco que de costumbre.
—— El juego a comenzado... Y todo gracias a ti, Elsa.
No lo hubieran creído de nos ser por lo que presenciaron antes, porque ni el hombre de la luna tenía un semejante poder como el que sintieron.
—— dime algo, Jack. ¿Aun no te has arrepentido de tu decisión?
—— eso no es de tu incumbencia.
—— sólo recuerda lo que pasó hace docientos años, este mismo día...
No sólo Jack lo vio molesto, Elsa estaba a nada de golpearlo también, nadie debía de saber de lo que pasó hace siglos. Absolutamente nadie.
—— ¿Bruni? ¿Gale?
El típico canto del elemento aire no se escuchaba, y mucho menos el sonido de los otros espíritus.
El temor en todos llegó al no ver a sus elementos con ellos, habían desaparecido, porque sin importar su llamado o invocarlos, simplemente no aparecían. Y no sólo eso. Segundos después recibieron varias alertas del mundo.
Fuertes lluvias arremetian en contra de las ciudades, grandes rayos y relámpagos asustaban a los habitantes, y ni hablar de una inmensa oscuridad que recorría las ciudades y pequeñas aldeas.
—— ¡oohh~! El primer nivel está completado!
—— ¿de qué hablas? —— preguntó el guardián antes que los otros. —— ¿qué sabes de esto?
—— lo poco que me contó mi creador, al parecer lo primero que desaparecerá, serán las criaturas de los elementos. —— los ojos de todos se abrieron de sorpresa, ahora si, Pitch podía sentir su miedo. —— este fue el primer "nivel" que perdieron, y como consecuencia, los elementos desaparecieron de la tierra. Así seguirá, si ustedes llegan a ganar los otros niveles, poco a poco lo que perdieron volverá. Pero eso sí, deben de seguir las reglas al pie de la letra. Porque si pierden, los humanos pagarán su condena.
Al parecer era cierto. Y su error ahora sería cobrado a los humanos en la tierra si no hacían algo, y rápido.
—— no puede ser... ¿Qué haremos ahora?
—— no lo sé... ¡Nokk no responde!
—— tampoco los gigantes de tierra.
Ya habían pasado minutos y los Elementales trataban de no sucumbir al pánico, Elsa observaba serena la silueta de el coco, frente al gran desastre que era el campamento. Odiaba admitirlo, pero con tal de ver por el bien de la tierra, debía de perder un poco de su orgullo.
—— ¿qué podemos hacer para que este juego acabe?
—— ¿me hablas a moa~? —— se señaló con inocencia. —— no lo sé.
—— ¿no que lo sabias todo? —— los demás se acercaron para oír. —— habla, ahora.
El pelinegro suspiró cansado, sería un largo recorrido. —— sólo sé que necesitarán ayuda, de alguien poderoso. Y no... —— habló rápido antes que la rubia. —— los guardianes no serán de ayuda en esto, ni siquiera yo.
—— ¿entonces qué?
—— mí amo me dijo esto, agradezcan de que todavía les den una ayuda. —— el más alto caminó y señaló un lugar. —— más allá del reino de berk, incluso más, hay un templo, de la diosa Athena, la diosa de la sabiduría. Hay una poderosa sacerdotisa que podría ayudarlos.
—— ¿una creyente de Atenea?
—— así es, tiene un gran poder que podría salvarlos, entreguenle esto. —— arrojó un pergamino a Hiccup. —— díganle todo lo que les dije y lo ocurrido, ella es alguien inteligente y sabrá rápido una solución.
—— ¿Seguro de que no es una broma? —— preguntó desconfiada la quinto.
Pich, ya harto, chasqueó la lengua. —— haz lo que quieras, Elsa. Pero recuerda lo que está pasando ahora, y si no actúas rápido, puedes perder tu puesto de quinto... Y no quieres eso ¿verdad?
Antes de que la platinada lo golpeara, él ya había desaparecido de entre las sombras de la oscuridad.
—— ¿qué haremos, Elsa?
Sin embargo, la quinto aún observaba con seriedad el pergamino, no quería perder su rango de líder, así que la respuesta era obvia.
Fuera de eso, alguien más los observaba a gran distancia, un pelinegro con una sonrisa irónica, sabía que eso pasaría, él nunca se equivocaba.
—— bien echo, Pitch Black. —— habló sin voltear a ver al otro.
—— me alegra saber que le encantó mi actuación, señor.
—— pobre de mi sobrina, es muy ingenua al pensar que los espíritus son personas de buen corazón.
—— hay pocos que los son, pero casualmente siempre son los Elementales los más arrogantes, mí señor.
Ya ninguno dijo más, siguieron observando los movimientos de los seis espíritus en el campo.
Más arriba, alguien más los observaba, en lo alto de las grandes nubes, aquella diosa veía con cierta tristeza la tierra, ella pensó que todo podía cambiar.
—— al parecer perdiste, hermanita. —— la voz de alguien más se escuchó a su espalda. —— al final el juego si se hará. Prepara a tus jugadores.
No esperó respuesta y se marchó. Pasando cerca de un hombre albino, que al igual que la diosa, veía decilucionado a su creación en la tierra.
Athena entonces aceptó lo que había prometido, ella era alguien que cumplía, pero no quería involucrar a sus amigos.
Suspiró cansada y observó por última vez la tierra, antes de alejarse. En su mano descansaban cinco colgantes; era hora de seguir con el juego. Y debía de llamar a sus cinco fieles caballeros para ayudar a su aliada... Y tratar de ganar aquel estúpido juego.
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